Plan de invasión a Portugal

Portugal era un país que corría el riesgo de caer en la esfera de influencia tanto de los Aliados como del Eje en la Segunda Guerra Mundial con una posible intervención militar de ambos bandos, ya fuese el Reino Unido o Alemania. Ante una eventualidad de este tipo el Tercer Reich y la vecina España, esta última proclive a entrar en la contienda del lado del Pacto Tripartido, elaboraron sendos planes para invadir el territorio luso empleando a varias divisiones del Ejército Alemán y el Ejército Español durante una campaña denominada «Plan de Operaciones 34».

La República Portuguesa estaba sometida desde 1926 al régimen del «Estado Nuovo» al frente del Presidente Oliveira Salazar, quién lideraba un sistema católico, anticomunista y conservador siguiendo el modelo de «Partido Único». Curiosamente ya desde la Guerra Civil Española los portugueses se habían acercado al futuro bloque del Eje, apoyando al Bando Nacional del General Francisco Franco con el envío de 12.000 voluntarios conocidos como los «Viriatos»; además de comprar armamento a Alemania e Italia como piezas de artillería de 77, 105 y 150 milímetros, 100.000 fusiles del modelo Mauser y diversos aviones entre los que hubo italianos Breda Ba-65 y germanos Junkers Ju 52 y Junkers Ju 86.

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial en 1939 a Gran Bretaña le preocuparon los tratos del Gobierno de Lisboa con el Eje Berlín-Roma, por lo que el gabinete del Primer Ministro Neville Chamberlein advirtió al Presidente Oliveira Salazar de que si no interrumpían las compras de armamento a alemanes e italianos para comprárselas a los ingleses, el Imperio Británico no garantizaría la seguridad de Portugal en caso de producirse una invasión por parte de la vecina España. Como los españoles nunca habían dejado de aspirar a la unificación con el país luso desde su separación en 1640, al final los portugueses cesaron sus relaciones comerciales de armas con los ítalo-germanos y compraron a los británicos un lote de quince biplanos Gloster Gladiator e incluso comenzaron a formalizar la compra de modernos cazas Spitfire.

Con la caída de Francia y Europa Occidental en manos de Alemania en el verano de 1940, Adolf Hitler planeó la intervención en la Península Ibérica supuestamente con la adhesión de España a las potencias del Eje. Así nació la «Operación Félix» consistente en entrar en suelo español desde los Pirineos y conquistar la colonia inglesa de Gibraltar para cerrar de ese modo todo el tráfico marítimo del Reino Unido con el Mar Mediterráneo. Sin embargo para poner en práctica esta campaña antes era necesario prever que haría Portugal, pues existía el riesgo de un desembarco del Ejército Británico en el territorio luso como ya le había sucedido a la Francia de Napoleón Bonaparte en el siglo XIX, motivo por el cual se elaboró un plan para ocupar dicho país que fue bautizado como “Plan de Operaciones 34”.

Plan de invasión hispano-germano a Portugal.

El «Plan de Operaciones 34» que fue incluido dentro de la propia «Operación Felix» recayó fundamentalmente en el VI Ejército Alemán del general Walter Von Reichenau que sería trasladado desde Francia hasta los distritos más occidentales de Extremadura, Castilla la Vieja y Andalucía en España para invadir Portugal de la siguiente manera: desde Valladolid la 16ª División de Infantería Motorizada atacaría Oporto y la región de Coimbra apoyada por unidades del Ejército Español en Galicia; desde Cáceres la 16ª División Panzer avanzaría directamente a través del Río Tajo hacia la capital de Lisboa; y desde Sevilla la 3ª División SS Panzer «Totenkopf» aseguraría todo el Algarve y se haría con las ciudades fuertes de Évora y Faro. De igual manera se procedería a una invasión optativa de las Islas Azores y las Islas Madeira con fuerzas de la Marina Española situada en las Islas Canarias y paracaidistas alemanes de las unidades «fallschirmjäger». Completada la invasión en un plazo de aproximadamente tres semanas según las opiniones más pesimistas y menos de una semana las optimistas, el Ejército Alemán se retiraría y Portugal sería anexionada por España.

Contrariamente Portugal para repeler la invasión del Eje poseía a un total de 132.000 soldados, de los que tan sólo 55.000 estaban desplegados en el territorio nacional porque los 77.000 restantes se estacionaban en los dominios insulares y las colonias del Imperio Luso de Ultramar. Constituido el Ejército Portugués en dieciséis regimientos de infantería, siete de caballería, cuatro de artillería y dos de ingenieros, más nueve batallones de cazadores, uno motorizado de artillería pesada y uno motorizado de ametralladoras, su distribución por regiones militares fue la siguiente: en el continente Lisboa, Oporto, Coimbra, Évora y Tomar; en las colonias Mozambique, Angola, Guinea Bissau, Goa, Macao y Timor Oriental; y en los archipiélagos las Islas Madeira, Islas Azores, Islas Cabo Verde, Isla de Saô Tomé y Isla Príncipe.

Afortunadamente para Portugal ni la «Operación Félix» ni el “Plan de Operaciones 34” jamás se pusieron en práctica porque el Tercer Reich optó por aplicar otro tipo de estrategia global, concentrando su atención ofensiva en la «Operación Barbarroja» contra la Unión Soviética y en una intervención más limitada sobre el Norte de África y el Mar Mediterráneo. Gracias a este cambio de parecer el Imperio Portugués pudo mantener su más estricta neutralidad en el conflicto y lo más importante de todo, evitar una eventual reclamación territorial por parte de España.

Bibliografía

-Fernando Martínez Canales, Gibraltar español…Portugal también, Revista Serga Nº65 (2010), p.57-64
-David Solar, La Caída de los Dioses, «Capítulo 1 La oportunidad perdida: Operación Félix», Espasa (2005), p. 42