Entre los «ases» más temidos de tanques de la Segunda Guerra Mundial, el más famoso sin duda fue Michael Wittmann, quién entre los años 1941 y 1944 despacharía a más de un centenar de carros enemigos y un número similar de piezas de artillería. Así de mal se lo haría pasar al Ejército Soviético durante la Batalla de Kursk o la defensa de Ucrania en 1943, pero sobretodo al Ejército Británico en la Batalla de Caén de 1944 cuando con un sólo Tiger detuvo una ofensiva al completo durante la épica acción de Villers-Bocage.
Michael Wittmann nació un 22 de Abril de 1914 en Vogelthal Landkreis Beilngries, una aldea del Reino de Baviera, por aquel entonces parte del Segundo Reich. Hijo de Johann Wittmann y Ursula Wittman, tuvo cuatro hermanos, en concreto un chico llamado Johann y tres chicas de nombre Franziska, Anni y Theresa. Como miembro de una familia campesina, el pequeño Michael creció en un ambiente rural muy apartado de los núcleos urbanos, en donde recibió una educación católica muy alejada de los valores que posteriormente se extenderían por Alemania con la fundación del Tercer Reich.
Coincidiendo con la llegada al poder de Adolf Hitler, un Michael de 19 años dejó la granja de Baviera y comenzó a trabajar en una lechería, hasta que atraído por las nuevas ideas nacionalsocialistas tan de moda en ese momento, ingresó voluntario en el Servicio Voluntario del Trabajo (FAD) para llevar a cabo labores comunitarias junto a otros jóvenes entusiastas. Al año siguiente, en 1934, fue llamado a filas como parte de la 10ª Compañía del 19º Regimiento de Infantería con base en Baviera, donde durante unas maniobras quedó maravillado al ver los carros de combate Panzer I.
Concluido el servicio militar de Wittmann en Septiembre de 1936, el joven de 22 años volvió al ámbito civil como ferroviario en la Estación de Reichertshofen, por lo menos hasta que cansado y aburrido de aquel trabajo tomó la decisión de probar suerte alistándose en las SS, logrando durante el proceso selectivo pasar las duras pruebas físicas y médicas para terminar siendo admitido con el número de carné 311.623. De nuevo en activo, en 1937 fue enviado a la 17ª Compañía del Regimiento SS «Leibstandarte», la élite del Führer, y más en concreto a la rama motorizada tras aprender a conducir vehículos blindados SdKfz 222 y SdKfz 232, a bordo de los cuales participó en la anexión de Austria y los Sudestes sobre Checoslovaquia en 1938.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial en Septiembre de 1939, Wittmann tomó parte en la invasión de Polonia conduciendo un SdKfz 222, aunque para la campaña de Francia en 1940 se le entregó su primer tanque, en concreto un cazacarros Stug III, con el que llevó a cabo misiones de reconocimiento sobre el Frente Occidental. Al cabo de un año, en la primavera de 1941, siguió con su Stug III la estela del Regimiento SS Motorizado «Leibstandarte» atacando Yugoslavia y ocupando la capital de Skopje en Macedonia, antes de torcer hacia el sur y entrar en Grecia para derrotar a los Aliados en la Batalla del Paso de Klissura.
Cuando comenzó la invasión de la Unión Soviética en la «Operación Barbarroja», el Stug III de Wittmann y su tripulación fueron enviados a Ucrania, entrando en combate sobre la Cota 65.5, en donde se había topado en solitario con 18 tanques T-34/76. Allí destruyó su primer carro enemigo, seguido de otros tantos blindados hasta liquidar a un total de 6 T-34, además de poner al resto en fuga, una acción por la cual fue condecorado con la Cruz de Hierro de 2ª Clase que le colgó en el uniforme el propio comandante de la «Leibstandarte», el general Sepp Dietrich. Después de aquella gesta participó en el cruce del Río Dniéper y en el asalto a Nogai, para acto seguido asaltar el Istmo de Perekop en Crimea, quedando su Stug III parado en medio de una estampida de ovejas que salieron huyendo tras pisar unas minas, viéndose entonces el cazacarros en una situación muy comprometida al recibir un contraataque del que milagrosamente salió ileso tras destruir a un séptimo T-34. A pesar de las dificultades, Wittmann consiguió entrar en la Península de Crimea sobre la «Acequia Tártara» y posteriormente avanzar sobre el sureste de Ucrania hasta las ciudades de Taganrog y Rostov.
A principios de 1942, Michael Wittmann fue convocado en Alemania para instruirse en la Escuela SS de Bad Tölz, más tarde enviado a entrenarse en la Escuela de Tanques de Paderborn y por último mandado a Francia para aprender el manejo de los nuevos tanques Tiger en el campo de maniobras de Ploermel. Al año siguiente, en Enero de 1943, Wittmann regresó a la Unión Soviética junto al resto de la 1ª División SS Panzer «Leibstandarte», manejando un Panzer III hasta que le fue entregado su Tiger en Abril. Nada más recibir el mando de su carro pesado, defendió Kharkov de la ofensiva soviética, eliminando a dos cañones anticarro y provocando pérdidas muy graves a una columna enemiga, a la que dejó ardiendo varios tanques y camiones repletos de municiones.
El 5 de Julio de 1943 comenzó la Batalla de Kursk con el Tiger de Wittmann formando parte del ala sur que salió de Bykovka y arremetió conta Streletskoye, siendo su primera víctima un cañón anticarro al que volatilizó, luego un tanque lanzallamas OT-34 al que envolvió en una bola de fuego y finalmente una segunda pieza a la que aplastó con sus cadenas, antes de asomarse por la escotilla y matar con su metralleta MP-40 a varios infantes. Tan sólo en la primera jornada eliminó a ocho carros y siete cañones; mientras que durante la segunda, la del 6, neutralizó una batería artillera al salir de un bosque cerca de Lutski y acabó con un blindado KV-1; unos éxitos que se repitieron el día 7 sobre las inmediaciones de Tetrovino con 7 tanques más pulverizados y 19 piezas. Sin embargo su mayor prueba fue sin duda en la Batalla de Prokorovkha porque un cuerpo acorazado del Ejército Rojo cargó contra su unidad tratando de acortar distancias para traspasar más fácilmente la coraza del Tiger, algo que permitió a Wittmann volar un T-34 tras otro en medio de una auténtica cacería. Una vez finalizada la Batalla de Kursk a mediados de Julio, el palmarés del intrépido carrista bávaro era de 30 tanque destruidos y 36 piezas de artillería (8 de campaña y 28 antitanque).
Italia fue el siguiente destino de Michael Wittmann y más concreto la provincia de Reggio, en donde tras el Armisticio del 9 de Septiembre de 1943, desarmó a numerosas unidades del Ejército Italiano. Completada la tarea, de nuevo fue enviado al Frente Oriental para contribuir a la defensa de Kíev en Ucrania, asignándosele un Tiger con el numeral S21, a bordo del cual sorprendió a un campamento de tanques rusos estacionados en un bosque cerca de Brusilov, destruyendo a una decena y cinco cañones, aunque durante la acción fue herido levemente en la barbilla cuando abrió la escotilla y abatió con su MP-40 a un grupo de carristas armados con pistolas que trataron de abordarle. A pesar de que los soviéticos contraatacaron, el Tiger S21 despachó 10 blindados rusos y 7 piezas anticarro más; algo que no impidió que durante las jornadas siguientes eliminara a dos T-34 escondidos en un granero a las afueras de Zhitomir; acabara con otros tres más y una batería en Tortschin; y diese cuenta de 9 en Meshiritschkha a finales de ese año. A comienzos de 1944, Wittman se estrenó los días 7, 8 y 9 de Enero con la destrucción de 16 tanques en Sherekpi, aunque el 13 alcanzó su máximo récord en un día al liquidar a 22 (19 T-34 y 3 cazacarros SU). Incluso en el peligroso intento de liberar la Bolsa de Korsun-Cherkassy, pudo sumar sus últimas nueve victorias en el Frente Oriental, antes de ser retirado de allí y reclamado en el Tercer Reich.
A la vuelta de Michael Wittmann a Alemania, justo cuando sumaba su triunfo número 100 de carros enemigos abatidos, fue condecorado junto a su artillero Balthasar Woll con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro de la mano del comandante Theodore Wisch. Inmediatamente después, Adolf Hitler le hizo llamar y personalmente le concedió las Hojas de Roble, una de las máximas distinciones militares del Imperio Alemán. Una vez hubo sido recompensado debidamente por su trabajo y convertido en un héroe nacional tanto por la prensa como por la maquinaria del Ministerio de Propaganda, Wittmann se trasladó discretamente a su Baviera natal para pasar una temporada de vacaciones con su novia, Hildegard Burmester, con quién contrajo matrimonio en Febrero de 1944.
El nuevo destino de Michael Wittmann fue el Frente Occidental en Abril de 1944, al que se trasladó temporalmente con su nueva esposa Hildegard para fijar su residencia en Mons, en cuyo entorno se adiestró durante algunos meses para adaptarse a la geografía boscosa de Bélgica, muy similar a la que encontraría en Francia cuando en Junio se produjo el desembarco de Normandía. Allí sería desplegado al poco de comenzar la Batalla de Caén junto al resto de la 1ª División SS Panzer «Leibstandarte» con un Tiger numerado con los dígitos 505, poniéndose bajo las órdenes del general Sepp Dietrich, quién al comenzar la «Operación Perch» lanzada por el I Ejército Británico del mariscal Bernard Montgomery, sospechó que los ingleses tratarían de embolsar a la División «Panzer Lehr» con un ataque envolvente desde el oeste sobre el pueblo de Villers-Bocage, precisamente el lugar al que Wittmann se ofreció a ir para realizar un reconocimiento junto a otros cinco carros de la 8ª Compañía SS Panzer Pesada.
Al poco de amanecer del 13 de Junio de 1944, la 8ª Compañía SS Panzer Pesada liderada por Michael Wittmann ascendió la Cota 213 desde la que se dominaba Villers-Bocage, descubriendo que el pueblo se hallaba ocupado por decenas de carros británicos del 4º Regimiento Blindado «City of London Yeomanry» adscrito a la 7ª División Blindada. Al comprobar que el enemigo no estaba en alerta y de que contaba con el factor sorpresa, él y su artillero Balthasar Woll abandonaron su Tiger 505 para trasladarse al 222 más cercano a la carretera, al tiempo en que ordenaba al resto que se mantuviesen a la retaguardia a modo de bloqueo. Acto seguido se lanzó en solitario contra el enemigo vomitando fuego con su cañón de 88 milímetros contra unos estupefactos británicos que sobre el asfalto apenas tuvieron tiempo de subir a sus vehículos, ya que la mayoría huyeron o se dispersaron. La primera víctima fue un tanque Cromwell y un semioruga Half-Track M3 a la cabeza de columna, seguido por otro Cromwell y un Sherman «Firefly» (el único capaz de hacer frente al Tiger con su cañón de 88 milímetros), además de dejar ardiendo a tres carros Stuart, varios vehículos ligeros, cinco transportes Bren-Carrier, unas pocas motocicletas y dos piezas de artillería, la mayoría por las ráfagas de las dos ametralladoras MG-34 incorporadas en el tanque. Una vez eliminada toda la unidad en la carretera, el Tiger entró en Villers-Bocage siguiendo la avenida principal hacia al oeste, no sin antes acabar dos blindados Sherman de Plana Mayor, un Stuart y varios vehículos. Después de tener un encontronazo con un Sherman «Firefly» que estuvo a punto de volarle de no ser porque con un certero disparo provocó el derrumbe de toneladas de escombros del edificio anexo sobre el blindado inglés, Wittmann retrocedió para toparse de costado, justo a la salida de la Calle Clemenceau, con un Cromwell al mando del capitán Patrick Dyas, al que rápidamente su artillero Woll le desintegró en pedazos. No tuvo tanta suerte durante el repliegue porque unos artilleros emplazaron una pieza anticarro con la que rompieron una de las cadenas del Tiger en frente de la Tienda de Huet-Godefroy, algo que obligó tanto a Wittmann como a su tripulación a descender y recorrer 15 kilómetros hacia las líneas del Eje. Hasta entonces la hazaña de Villers-Bocage supuso el mayor récord de Wittmann porque acabó con 14 tanques (3 Sherman, 7 Cromwell y 4 Stuart ), 10 semiorugas Half-Track M3, 5 vehículos blindados Bren-Carrier y 2 cañones anticarro, sin obviar con que detuvo en seco a toda la 7ª División Blindada Británica e hizo fracasar la «Operación Perch».
La hazaña de Wittman volvió a catapultarle a la fama porque en seguida su comandante, el general Fritz Bayerlein, le propuso para una de las más altas distinciones que el mismo Adolf Hitler le entregó en persona el 25 de Junio a la hora de concederle la Cruz de Caballero con Hojas de Roble y Espadas. A continuación disfrutó de unas breves vacaciones con su esposa Hildegard en Erbstdorf, pero cuando se le ofreció un puesto de instrucción en la Escuela de Paderborn, la declinó tras manifestar que deseaba volver con sus compañeros de armas al Frente Occidental. Así fue como de nuevo el 10 de Julio regresó al sector de Caén para ponerse al mando de la 101ª Compañía Panzer Pesada (sustituyendo a su anterior comandante Heinz Von Westernhagen que había resultado herido) y eligiendo como montura el Tiger número 007, esta vez formando parte de la 12ª División SS Panzer «Hitlerjugend» al mando del general Kurt Meyer.
El 8 de Agosto de 1944 fue el último día en la vida de Michael Wittmann porque durante aquella jornada decidió acompañar a cinco de sus Tiger desde su base en Les Jardinets con la finalidad de salir en busca de la 4ª División Blindada Canadiense que avanzaba por Cintheaux, tratando de frenar con esta maniobra la nueva ofensiva del I Ejército Británico, la «Operación Totalize», dentro del contexto de la Batalla de Falaise. Como de costumbre Wittmann y sus hombres acabaron desde la distancia con varios tanques Sherman, pero mientras arremetían con éxito contra los canadienses de frente, cometieron la imprudencia de meterse en un campo sembrado y rodeado de árboles a ambos lados, sin saber que había camuflados varios carros británicos del modelo «Firefly». De este modo, justo después de acabar con otros tres Sherman, de repente los Tiger se vieron en un fuego cruzado procedente de las siguientes tres direcciones: de los canadienses a 1.100 metros por delante, de los carros ingleses del Batallón Blindado «Northampton Yeomanry» a 1.200 metros de costado, y de los tanques del 144º Regimiento Blindado Real a 1.300 metros desde la Cota 122. En medio de aquel infierno, un proyectil alcanzó de pleno al Tiger 007 y generó tal deflagración que desencajó la torreta a la que arrojó a varios metros del chasis, matando instantáneamente a toda su tripulación, incluyendo a Wittmann.
La muerte de Michael Wittmann pronto lo convertiría en una leyenda, pues muchas de las unidades anglo-canadienses participantes que le dieron caza en la Batalla de Falaise, trataron de adjudicarse el mérito, aunque el candidato más probable por el ángulo de tiro fuese el Sherman «Firefly» del oficial Douglas Gordon y el artillero Joe Ekins. Curiosamente como su cuerpo fue enterrado junto a otros compañeros por unos civiles franceses en un enterramiento improvisado cerca de Gaumesnil, su cadáver no sería hallado hasta 39 años más tarde por el sacerdote Jean Paul Pallud, quién en 1983 logró que le diesen sepultura con toda su tripulación en Cementerio Alemán de La Cambre.
El palmarés de Michael Wittmann durante la Segunda Guerra Mundial entre los años 1941 y 1944, primero a bordo de un Stug III y luego de un Tiger, fue de un total de 141 tanques destruidos y 132 piezas de artillería, todos de nacionalidad soviética, británica o canadiense. Aquellas cifras lo convirtieron por debajo de Kurt Knispel (168 victorias) y Otto Carius (150 victorias) en el tercer mayor «as» de tanques de la Historia y en el único en detener con un sólo blindado a una división entera como ocurrió durante la epopeya de Villers-Bocage.
Bibliografía:
-Javier Ormeño Chicano, Michael Wittmann y Villers-Bocage 1944, Almena (2010), p.6-76
-https://en.wikipedia.org/wiki/Michael_Wittmann