Douglas MacArthur

Militar de raza, Douglas MacArthur fue uno de los más famosos generales de la Segunda Guerra Mundial. A pesar de sufrir una tremenda derrota contra Japón al inicio del conflicto durante la campaña de Filipinas, magistralmente retomó las operaciones desde el Pacífico Sur a lo largo de una interminable aventura que concluyó con el traspaso de la frontera con Corea del Norte al comienzo de la Guerra Fría.

Niño “soldado”

General Douglas MacArthur en la II Guerra Mundial.

Douglas MacArthur nació un 26 de Enero de 1880 en Little Rock, una localidad de Arkansas en Estados Unidos. Desde el mismo instante en que el bebé vino al mundo, ya estuvo destinado a ser militar porque su madre, Pinky MacArthur, dio a luz a su hijo dentro del Fuerte de Barracks, por aquel entonces un arsenal del Ejército Estadounidense (US Army).

El padre de Douglas MacArthur, fue el famoso oficial Arthur MacArthur, héroe de la Unión y veterano de la Guerra de Secesión que había sido premiado con la Medalla al Valor por su acción durante la Batalla del Puente Misionero. Así fue como dentro de este ambiente totalmente militarista por los constantes destinos de su padre progenitor, el pequeño MacArthur creció feliz en un mundo dominado por la vida castrense. De hecho en una ocasión siendo niño, pudo escuchar el sonido de los disparos contra los indios en Arkansas después de un asalto contra una serie de asentamientos blancos.

Alcanzada la adolescencia, MacArthur estudió en la Escuela Pública Force de Washington, donde nada más graduarse y convertirse en un apuesto joven, adquirió una plaza en la Academia Militar de Texas Oeste después de que su padre fuese trasladado a San Antonio. Rápidamente MacArthur se adaptó a la vida disciplinaria del Ejército Estadounidense, destacando especialmente en deportes como el tenis, béisbol o rugby, siendo en este último elegido capitán del equipo.

Carrera en el Ejército

Al igual que su padre, MacArthur quiso convertirse en militar de carrera y por eso en 1898 ingresó con tan sólo 18 años en la Academia Militar de West Point. Sus resultados como cadete fueron impresionantes por sacar notas por encima del 98’14 sobre 100, incluso obteniendo en una ocasión la calificación de 100 sobre 100. Al cabo de cuatro años de permanencia en el acuartelamiento, se licenció con el número 1 de su promoción en 1903, una nota que en el siglo XX únicamente fue superada dos veces en Estados Unidos. Justo un año después, en 1904, ascendió a teniente y finalmente obtuvo una plaza en el Cuerpo de Ingenieros.

Cadete MacArthur en West Point.

Formando parte del Cuerpo de Ingenieros, MacArthur viajó a las Filipinas para trabajar como ayudante de su padre en la construcción de cuarteles, quién por aquel entonces ostentaba el rango de general y comandante del archipiélago, así como jefe del Departamento del Pacífico. Fue precisamente en las Filipinas cuando MacArthur estableció un vínculo especial con esa nación, quedando en seguida enamorado de sus paisajes, su gente y su cultura. Más adelante muchos dirían que Mac Arthur era tan filipino como estadounidense. Tuvo incluso la oportunidad de viajar por Asia junto a su padre coincidiendo con la Guerra Ruso-Japonesa de 1905 a través de la siguiente ruta y horario: Nagasaki, Kobe y Kyoto en Japón; Shangai y Hong Kong (mandatos británicos en China); Java (colonia holandesa); Singapur (posesión inglesa); Madras, Tuticorin, Quetta, Karachi y Khyber en la India; Bangkok en Thailandia, Saigón en el Vietnam (protectorado francés); Cantón, Tsingtao, Pekín, Tientsin, Hankow y las Delagaciones Internacionales de Shangai en China; para volver finalmente de nuevo a Japón y regresar a Filipinas.

Por influencias de su padre en 1907, MacArthur pasó a convertirse en asesor militar del Presidente Theodore Roosevelt en Washington, cargo que ostentó en la Casa Blanca hasta la finalización de su mandato como tal. En 1908 tomó el mando de una compañía de ingenieros en el Fuerte Leavenworth y en 1911 ascendió a capitán, rango con el que protagonizó algunas misiones de vigilancia en el Canal de Panamá que conectaba el Océano Atlántico con el Océano Pacífico. Todos aquellos cargos le permitieron en 1912 entrar a formar parte del Estado Mayor del Ejército Estadounidense justo cuando para la nación empezaban a soplar vientos de guerra.

Incidente de Veracruz y la Gran Guerra

Al producirse el Incidente de Veracruz el 21 de Abril de 1941, por el cual Estados Unidos intervino militarmente en México, MacArthur tuvo que aprender el idioma español en un tiempo récord y marchar a territorio mexicano. Bajo el mando de una patrulla de 15 soldados, MacArthur se aventuró por una línea de ferrocarril en pleno desierto hasta encontrarse con una escuadra de caballería compuesta por 15 mexicanos rebeldes. Inmediatamente tuvo lugar un tiroteo que forzó a la huida de sus enemigos, no sin antes MacArthur haber abatido a cuatro de los guerrilleros mexicanos. Poco después, la patrulla norteamericana chocó con otro grupo de caballería mexicana que cargó contra ellos, consiguiendo MacArthur repeler el ataque y matar a dos de los rebeldes y a uno de sus caballos. Básicamente este tipo de escaramuzas configuraron toda la campaña en México, donde MacArthur se dedicó durante a misiones de infiltración tras las líneas enemigas y hacer de espía con un disfraz de indio.

Cuando en 1917 Estados Unidos entró en la Primera Guerra Mundial contra Alemania, MacArthur tuvo la misión de crear una fuerza expedicionaria a partir de la nada. Sin embargo como el reclutamiento y el entrenamiento era un proceso lento, se le ocurrió incluir en su cuerpo a unidades veteranas de la Guardia Nacional a la que bautizó como la 42ª División de Infantería “Rainbow”, también conocida como «Arco Iris». Aquella idea incrementó el número de voluntarios por todo el país y su alistamiento en el Campo Mills de Nueva York. Curiosamente uno de los que se inscribieron fue un oficial llamado Harry Truman, futuro Presidente de América. Así fue como por su innovador ingenio a la hora de captar muchachos, MacArthur fue ascendido a general, hasta ese momento el más joven de la Historia de Estados Unidos y por tanto algo que le valió el apodo de “niño general”.

General John Pershing, condecora a Douglas MacArthur en el Frente Occidental durante la Primera Guerra Mundial.

Oficialmente el 18 de Octubre de 1917 MacArthur desembarcó en Francia al mando de la 42ª División de Infantería “Rainbow” que fue desplegada sobre el Frente Occidental en el sector de Lunéville. Su primer bautismo de fuego no tendría lugar hasta la Segunda Batalla del Río Marne en 1918, concretamente entre el propio Río Marne y Champagne, cuando un pequeño grupo de soldados dirigidos por MacArthur se infiltraron en una trinchera enemiga y capturaron a unos cuantos prisioneros alemanes, acción por la cual Francia condecoró al general norteamericano con la medalla de la Cruz de Guerra (Croix de Guerre). Al mes siguiente, el 9 de Marzo, MacArthur dirigió a su 42ª División de Infantería “Rainbow” contra el saliente de Feys, en donde fueron capturados otro gran número de soldados alemanes, aunque durante la batalla los germanos lanzaron gas venenoso que provocaron ciertas bajas entre los estadounidenses, resultando los pulmones de MacArthur afectados por colocarse la mascara antigás tardíamente. Por suerte, una vez recuperado de sus lesiones, MacArthur regresó al frente el 26 de Junio para liderar la defensa de Châlons, misión que cumplió impecablemente. Durante este período del conflicto MacArthur se ganó el respeto de sus hombres gracias a que le veían como un igual porque siempre se exponía en primera línea como ellos, se negaba a usar el casco y establecía su puesto de mando en vanguardia, algo poco común entre los generales de la época.

A partir del verano de 1918 la situación de la Gran Guerra cambió a favor de los Aliados cuando pasaron al contraataque mediante la «Ofensiva de los 100 Días», durante la cual la 42ª División de Infantería “Rainbow” de MacArthur combatió entre los Ríos Meuse y Argonne. De hecho el 12 de Septiembre, MacArthur salió victorioso en la Batalla de Saint-Mihiel y el 14 de Octubre resultó herido de forma leve en la lucha por Châtillon. Desde Noviembre dirigió imparable a sus hombres a través del Sedán entre Francia y Bélgica, donde curiosamente fue hecho prisionero por un soldado americano de la 1ª División de Infantería que lo confundió con un general alemán. Resuelto el malentendido, MacArthur continuó liderando a su división por las tierras bajas del Río Rin y conquistando el distrito alemán de Ahrweiler, acción que coincidió con la rendición de Alemania que puso fin a la Primera Guerra Mundial. Por su actuación en el conflicto MacArthur sería premiado con la Medalla de Honor.

Motines de Filipinas y Juegos Olímpicos

De regreso a Estados Unidos en 1919 fue nombrado director de la Academia Militar de West Point, curiosamente el mismo sitio en el que se había licenciado como militar unos años antes. Allí introdujo nuevos cambios como la reducción de oficiales, el acortamiento de los cursos para cadetes a tan sólo dos años y una serie de entrenamientos con armas modernas en el Fuerte Dix. También ofreció una entrevista al periódico New York Times para acallar ciertos rumores que acusaban a la Academia Militar de West Point de usar medios antidemocráticos en la enseñanza y afianzó notablemente el prestigio del centro.

Una vez más en 1922, MacArthur fue trasladado a Filipinas con la misión de inspeccionar la situación militar tras la reducción de la Flota Estadounidense por el Tratado Naval de Washington. Precisamente sobre Filipinas en 1923, MacArthur tuvo la ocasión de entrar en combate al mando de la 23ª Brigada de Infantería de la División de Infantería “Filipina” para aplastar un motín que los Exploradores Filipinos (Philippine Scouts) organizaron como protesta por los bajos salarios. Sin embargo MacArthur, lejos de ablandarse, venció a los rebeldes y capturó a 200 filipinos que se rindieron.

Presidente de Filipinas Manuel Quezón con MacArthur.

Por su efectividad en las operaciones de Filipinas, MacArthur se ganó la confianza del Presidente filipino Manuel Quezón y se hizo famoso entre los mandos de Washington que le reclamaron para una nueva misión. En esta ocasión su destino fue Holanda para encabezar el Comité Olímpico de Estados Unidos durante los Juegos Olímpicos de Amsterdam de 1928. Su labor como tal fue excepcional porque tanto en el deporte como en la guerra, MacArthur contribuyó a que su patria ganase por delante de Alemania y Finlandia en segundo y tercer puesto respectivamente, gracias a la obtención de un total de 56 medallas entre las que hubo 22 de oro, 18 de plata y 16 de bronce.

Louise Crommwell Brooks, una chica procedente de la clase alta de Filadelfia, fue la primera mujer con la que se casó MacArthur. Nada más contraer matrimonio, la infelicidad invadió la pareja, ya que ella era toda una cortesana en sus actitudes, mientras que a MacArthur le gustaba vivir modestamente vistiendo el uniforme de faena, durmiendo en una hamaca y fumando puros o tabaco en su pipa de panocha de maíz. Incapaces de entenderse, ambos se divorciaron en 1929, para casi inmediatamente Louise casarse con el actor Lionel Atwill.

Con 50 años de edad y soltero, MacArthur volvió a Estados Unidos como jefe del Estado Mayor en Washington, puesto desde el que defendió la necesidad de modernizar las fuerzas armadas con nuevas armas como barcos, vehículos, tanques y sobretodo aviones, ya que advirtió que el siguiente conflicto no sería de posiciones como en la Gran Guerra, sino móvil con grandes avances. Desgraciadamente y a pesar de su insistencia, nadie le escuchó porque debido a la crisis económica jamás llegaron a existir fondos para llevar a cabo tal proyecto.

“Bonus March” y el Ejército Filipino

Inesperadamente en 1932, se produjo en Washington la conocida como “Marcha Bonus (Bonus March)”, una protesta de 20.000 veteranos de la Gran Guerra afectados por el paro y la pobreza que jamás recibieron las compensaciones prometidas por el Gobierno, sentimiento que MacArthur por supuesto también compartía. Sin embargo y a pesar de sentirse moralmente a favor de estos compañeros del «Bonus Army», el general tuvo que obedecer las órdenes del Presidente Herbert Hoover y sacar el Ejército Estadounidense a las calles para dispersar a los manifestantes mediante una carga violenta a bayoneta. Tal acción estuvo a punto de arruinar su carrera como consecuencia de los numerosos muertos y heridos. No obstante y para encubrir la acción, el nuevo Presidente Franklin Delano Roosevelt, decidió alejarlo de Washington y trasladarle por tercera vez a las Filipinas.

Campo Murphy en donde MacArthur inaugura la creación de la Fuerza Aérea Filipina.

Curiosamente en cuanto MacArthur volvió a Filipinas en 1935, se dio de baja en el Ejército Estadounidense e ingresó voluntariamente en el Ejército Filipino con la intención de modernizarlo actuando como asesor extranjero. Con rapidez MacArthur se ganó el respeto de los filipinos, consiguiendo que el Presidente Quezón le otorgara el título de mariscal, rango que lució marcando la diferencia con una llamativa gorra recargada de entorchados. También de manera causal durante este período de su vida en Filipinas, MacArthur descubrió a un nuevo talento militar bajo su mando, el joven general Dwith David Eisenhower, quién posteriormente ostentaría un cargo similar al suyo en la Segunda Guerra Mundial y se convertiría en Presidente de Estados Unidos durante la Guerra Fría.

Jean Faircloth fue la mujer de la que MacArthur se enamoró perdidamente durante su tercera estancia en Filipinas, una bella chica con la piel ligeramente morena de 35 años y originaria de Murfreesboro. Ambos se casaron el 30 de Abril de 1937 mediante una boda civil en el Ayuntamiento de Nueva York, forjando un exitoso matrimonio que duraría toda la vida y del que solamente nacería un hijo el 21 de Febrero de 1938 al que bautizaron con el nombre de Arthur.

Al estallar la Segunda Guerra Mundial en Europa, el Presidente Franklin Delano Roosevelt comprendió que iba a ser necesario reforzar el Océano Pacífico ante la amenaza de Japón, motivo que le llevó a olvidarse del incidente de la “Bonus March” protagonizada por MacArthur y restituirle en Julio de 1941 como comandante en jefe del Ejército Estadounidense en el Extremo Oriente. Durante los siguientes seis meses y desde cuartel general en el Hotel Manila, MacArthur estuvo organizando un ejército mixto compuesto por estadounidenses y filipinos, un proyecto que concluyó triunfalmente y que le valió ser nombrado comandante supremo de las Fuerzas Aliadas en Filipinas, gozando del mismo sueldo que el Presidente Manuel Quenzón. De hecho justo en los momentos previos al inicio de la Guerra del Pacífico, el Ejército Filipino de MacArthur disponía de 12 divisiones con 148.000 efectivos (aunque solamente la División «Philippine Scouts» disponía de una plantilla completa con 37.000 hombres).

Guerra del Pacífico

MacArthur en Corregidor.

Coincidiendo con el ataque a Pearl Harbor el 7 de Diciembre de 1941, repentinamente Japón comenzó la invasión de Filipinas. Las primeras horas fueron clave en el desarrollo de la batalla, ya que MacArthur cometió el error de hacer repostar a sus bombarderos para atacar la Isla de Formosa, momento en que los aviones japoneses aparecieron sobre los aeródromos y soltaron sus bombas destruyendo a un total de 103 aviones norteamericanos en tierra. Sin el control del aire, las fuerzas armadas estadounidenses y filipinas fueron derrotadas con facilidad tras los desembarcos nipones en Luzón, Mindanao, Joló, etcétera. Precisamente MacArthur fue el último en abandonar Manila antes de ser ocupada por los japoneses y refugiarse con la mayor parte de sus tropas en la Península de Bataán, donde resistió hasta el 9 de Abril de 1942 cuando fue derrotado con casi 115.000 bajas, incluyendo 25.000 muertos. A continuación huyó con los últimos supervivientes a la Isla de Corregidor, posición desde la que en un túnel bajo tierra dirigió una batalla final contra los japoneses que desembarcaron en el territorio insular con la intención de capturarle, lo que le valió el apodo de «Doug el Enterrado». Antes que eso sucediera, el Presidente Franklin Delano Roosevelt le ordenó abandonar Corregidor para liderar desde el exilio la lucha contra Japón. Muy a su pesar, MacArthur tuvo que dejar Corregidor junto a su familia, escapando en la lancha motora USS PT-41 que consiguió eludir las patrullas japonesas y las minas submarinas bajo fuertes temporales antes de tomar un avión y refugiarse en Australia. Mientras tanto, la guarnición de Corregidor encajó una severa derrota con 27.000 bajas, entre estas 15.000 muertos y cuantiosos prisioneros. De este modo y sabiéndose responsable del gigantesco desastre militar cosechado, nada más llegar a Australia, el general MacArthur juró venganza con una de las frases más famosas que pronunció en su vida: “I shall return (¡Volveré!)”.

Muy abatido psicológicamente por la pérdida de Filipinas que pasó a formar parte del Imperio Japonés, MacArthur en Australia intentó reconstruir a lo largo de 1942 y principios de 1943 el Ejército Estadounidense del Lejano Oriente que había sido destruido en su totalidad. Lo primero que hizo fue preparar la defensa de Australia ante un eventual desembarco japonés y reconocer a un Gobierno Filipino en el exilio encabezado por su viejo amigo Manuel Quezón, a quién utilizó como arma propagandística contra la administración títere patrocinada por Japón de la II República Filipina del Presidente José Laurel. A continuación solicitó refuerzos al continente e intentó convencer al Presidente Roosevelt de una estrategia centrada en el «Pacific First (Pacífico Primero)», para dar más importancia a dicho escenario que no al de Europa, proyecto que el Presidente rechazó. De esta manera y sin la autorización de Roosevelt, MacArthur diseñó un nuevo plan denominado “Salto de Rana (Leapfrog)”, consistente en vencer a los japoneses invadiendo isla tras isla hasta completar la cadena hacia el corazón de Japón, dejando mientras tanto de lado otras islas de escasa importancia estratégica con guarniciones enemigas neutralizadas desde el aire o bloqueadas desde el mar. Como la propuesta del general gustó a los mandos americanos, Roosevelt aprobó el plan y nombró a MacArthur comandante en jefe de las Fuerzas Aliadas del Pacífico Occidental, en coordinación con el almirante Chester Nimitz, comandante en jefe del Pacífico Central, con quién tendría muchas fricciones a nivel de competencia a lo largo del conflicto.

MacArthur (centro de la flotografía) arengando a sus soldados en una caótica playa donde las tropas estadounidenses han desembarcado.

Nueva Guinea fue el lugar elegido para la contraofensiva de MacArthur en el Pacífico, lugar en que estableció a sus tropas para sumarse a los australianos que desde hacía casi dos años habían resistido en Port Moresby y sus alrededores. Durante el tiempo que MacArthur operó en Nueva Guinea venció con sus más de 750.000 efectivos en numerosos choques locales al Ejército Imperial Japonés dirigiendo un ejército mixto de australianos y estadounidenses en enfrentamientos locales como Buna-Gona, Finisterre o la Península de Huon. Siempre supo sacar partido publicitario de sus triunfos, pues cuando los norteamericanos ganaban una batalla la convertía en una victoria de Estados Unidos, mientras que cuando lo hacían los australianos la señalaba como una victoria de los Aliados. Sin embargo no solamente en Nueva Guinea extendió sus operaciones, sino también en los archipiélagos adyacentes de Bougnainville, Nueva Georgia, Nueva Bretaña, Rendova, Vella Lavella, Choiseul, Lae, Treasury, Hollandia, Biak, Vogelkop o las Islas Almirante. No obstante, jamás MacArthur llegó a finalizar su campaña de conquista ni en Nueva Guinea ni en las Islas Salomón, ya que el clima monzónico y la férrea resistencia japonesa en la selva ralentizaron las operaciones, las cuales todavía no habían concluido cuando fue destinado a la nueva misión de recuperar sus tan queridas Islas Filipinas.

Desembarco de MarArthur en Leyte, momento en que cumplió su promesa de regresar a Filipinas.

Bajo el nombre de “Operación King Two”, el 20 de Octubre de 1944, jornada conocida como Día A (A-Day), las tropas estadounidenses al mando de MacArthur con base en el crucero USS Nashville desembarcaron en Filipinas, exactamente en la Isla de Luzón. Después de la primera oleada sobre la playa de “Red Beach”, MacArthur con las gafas de sol puestas y a bordo de una lancha de desembarco modelo LST, puso pie en Filipinas introduciendo la mitad de las piernas en el agua mientras todavía a corta distancia se combatía con fuego de fusilería y artillería. Le acompañaban el nuevo Presidente filipino Sergio Osmeña y el general George Kenney, entre otros militares, cuando de repente exclamó: “¡He vuelto!”. Acto seguido, lo primero que hizo tras consolidar el perímetro, fue reunirse con el general Frederick Irwing de la 24ª División de Infantería en un palmeral próximo con la intención de hacerse con una radio. Una vez se apoderó de la emisora que gozaba de un canal directo dirigido a la Resistencia Filipina llamado Voz de la Libertad, el general anunció: “Pueblo de Filipinas, he vuelto. Gracias a Dios omnipotente, nuestras fuerzas han puesto pie de nuevo en suelo filipino.”

Durante el resto de la Segunda Guerra Mundial, las tropas de MacArthur combatieron exclusivamente dentro de las Filipinas. Su mayor logro fue la conquista de Manila tras una durísima batalla que dejó 100.000 muertos y que acabó con la destrucción completa de la capital del país. También dirigió las operaciones contra el resto de islas y archipiélagos de las Filipinas como Mindanao, Mindoro, Panay, Negros, Cebú, Corregidor, etcétera. Como Filipinas se componía por más de mil islas, MacArthur nunca tuvo tiempo de reconquistar el archipiélago al completo, ni siquiera la misma Luzón, ya que antes de suceder tal cosa Japón anunció la rendición incondicional el 14 de Agosto de 1945.

Rendición de Japón en 2 de Septiembre de 1945 a bordo del acorazado USS Missouri en la Bahía de Tokyo. MacArthur rubrica su firma sobre el acta.

Fue MacArthur quién tuvo el honor de presidir la rendición del Eje el último día de la Segunda Guerra Mundial, 2 de Septiembre de 1945, a bordo del acorazado USS Missouri recibiendo a la delegación japonesa en la Bahía de Tokyo. Los representantes nipones que esperaban una fuerte reprimenda por parte del general vencedor, escucharon contrariamente un manifiesto deseo de alcanzar la paz. Las últimas palabras de MacArthur antes de concluir el acto con un impresionante desfile aéreo fueron: “Oremos para que se restaure la paz en todo el mundo y para que Dios la conserve para siempre. Se levanta la sesión”.

Gobernador de Japón

Finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945, MacArthur fue nombrado Gobernador de Japón durante la ocupación y jefe de la Comandancia Suprema de las Fuerzas Aliadas del Pacífico (SCAP). Rápidamente se ganó la confianza de la población civil japonesa, entablando una sincera amistad con los ciudadanos autóctonos, sentimiento que también se contagió a los soldados norteamericanos que ocupaban el país, casi como si no hubiera existido ninguna guerra entre ambas naciones. De hecho el propio MacArthur se hizo muy amigo del Emperador Hiro-Hito, a quién recibía con total confianza en mangas de camisa, algo que chocaba mucho con la mentalidad japonesa.

Emperador Hiro-Hito y MacArthur. Ambos hicieron gran amistad.

Entre sus labores como Gobernador de Japón, MacArthur dotó al país de una nueva Constitución que reconocía la democracia y un sistema de monarquía constitucional mediante la cual el Emperador se convertía exclusivamente en símbolo de unidad y fortaleza del Estado, renunciando para ello a su origen divino de los «kami». A partir de entonces y progresivamente fue legalizando a todos los partidos políticos y sindicatos, introdujo el voto femenino, promulgó una ley para la libertad de expresión y prensa, disolvió la estructura empresarial tradicional de los viejos “zaibatsu” por una economía liberal de mercado y separó a la religión shintoísta del Estado. Desde su despacho leía tres discursos por radio al año y de vez en cuando sobrevolaba las zonas afectadas por la destrucción desde su avión personal «Bataán» para evaluar las tareas de reconstrucción. Por su comportamiento extraño pronto se le conoció como el «César del Pacífico».

También MacArthur contribuyó a que el Tribunal del Lejano Oriente para los criminales de guerra japoneses castigara a los culpables como al antiguo Primer Ministro Hideki Tojo, quién fue ejecutado en la horca. Pero contrariamente a sus principios dejó libre de cargos al doctor Shiro Ishii, un médico que había experimentado con seres humanos, al que perdonó para que trasladase sus conocimientos de guerra bacteriológica al Ejército Estadounidense de cara a la Guerra Fría con la Unión Soviética. También causó mucha polémica mantener a Hiro-Hito como Emperador y que no le sentaran en el banquillo por conspirar contra la paz, una maniobra de MacArthur por la cual convenció al nuevo Presidente de Estados Unidos, Harry Truman, de que la mejor opción para mantener contenta a la población de Japón era respetar a la familia imperial Yamato después de 2.000 años de Historia.

Presidente Harry Truman con MacArthur.

Mientras realizaba su trabajo en Japón, algunos líderes del Partido Republicano en Estados Unidos le propusieron presentarse a las elecciones. MacArthur dudó sobre si sería correcto hacer tal cosa, aunque al final aceptó haciéndolo desde la distancia. Sin embargo su carrera como político estaba condenada, ya que tras perder las primarias en las elecciones de Wisconsin con 8 electores de 27 y las de Filadelfia con 11 votos de 1.094, rechazó el puesto del Partido Republicano.

Guerra de Corea

Repentinamente en 1950, Corea del Norte, apoyada por la Unión Soviética, invadió sin una declaración previa de guerra a Corea del Sur, nación protegida por la Organización de Naciones Unidas (ONU), lo que generó de forma irreversible la Guerra de Corea. Casi instantáneamente MacArthur fue puesto al frente de los ejércitos de la ONU para liberar Corea del Sur, la cual fue prácticamente ocupada en un 90% por los comunistas norcoreanos. Mientras tanto MacArthur fue organizando un ejército multinacional que incluyó un conglomerado de múltiples nacionalidades que bajo su mando jamás él hubiese imaginado: surcoreanos, estadounidenses, británicos, canadienses, turcos, australianos, etíopes, filipinos, neozelandeses, thailandeses, griegos, franceses, colombianos, belgas, sudafricanos, holandeses, suecos, noruegos, daneses, italianos, indios y luxemburgueses.

Guerra de Corea. El general MacArthur inspecciona una aldea muy próxima a la primera línea del frente.

Fue el 15 de Septiembre de 1950, cuando MacArthur se convirtió en el artífice de la mayor victoria militar de su vida tras dirigir a los navíos de guerra de la ONU navegando a través del Mar Amarillo sin ser detectado por el enemigo y anclando frente a las costas de Inchon, una zona muy próxima a Séul en donde desembarcaron millares de soldados aliados que expulsaron a los norcoreanos. Diez días después, el 25 de Septiembre, las tropas estadounidenses y surcoreanas reconquistaron la capital de Séul tras una sangrienta batalla y MacArthur entró victorioso izando la bandera de las Naciones Unidas. Durante las semanas siguientes los ejércitos de la ONU expulsarían a los comunistas de Corea del Sur y penetrarían en Corea del Norte. También dentro del país enemigo los soldados de MacArthur avanzaron fugazmente conquistando ciudad a ciudad hasta detenerse no muy lejos de la capital enemiga de Pyongyang.

Justo cuando MacArthur tenía la victoria al alcance de la mano, la República Popular de China dirigida por Mao Tse-Tung intervino en la guerra a favor de Corea del Norte, lanzando una gran contraofensiva con más de 1 millón de hombres sobre el Río Yalu. Las tropas de la ONU fueron incapaces de vencer a los chinos y retrocedieron en una caótica retirada hacia la frontera con Corea del Sur, donde de nuevo el frente se estabilizó. Así pues, a partir de 1951 Corea se convirtió en un campo de batalla similar al de la Primera Guerra Mundial porque todos los ejércitos permanecieron en posiciones fijas sin nadie avanzar ni retroceder, ya que tanto un bando como otro contaban con ilimitados recursos humanos y económicos de las superpotencias que constantemente les proporcionaban. Debido a esta incómoda situación en el Paralelo 38º, MacArthur ordenó bombardear por aire mediante superfortalezas volantes B-29 las ciudades de Corea del Norte, destruyendo cuantiosas urbes y aldeas, además de matar a centenares de miles de civiles.

MacArthur pasa revista a soldados surcoreanos en un aeródromo

Poco a poco el Presidente Harry Truman empezó a perder la paciencia con MacArthur y por eso en 1951 se reunió con él en la Isla de Wake para discutir qué solución encontrar a la guerra estática de Corea. MacArthur que era un profundo anticomunista, propuso utilizar bombas atómicas o en todo caso bombardear las bases militares chinas de Manchuria, plan al que Truman se opuso para evitar una escalada bélica que desencadenase la Tercera Guerra Mundial. Como MacArthur no se sintió satisfecho con el resultado de la entrevista, criticó públicamente al Presidente Truman a través del diputado republicano Joe Martin, una falta gravísima dentro de las fuerzas armadas que el 11 de Abril de 1951 le llevó inevitablemente a ser destituido del mando en favor del general Matthew Rigdway. Curiosamente cuando su ayudante Sid Huff entregó la misiva del cese a MacArthur mientras se encontraba cenando con cinco invitados en la embajada norteamericana de Tokyo, sin reaccionar expresó: «Entonces, vámonos». Poco después, enfadado por el castigo, MacArthur reconoció tristemente: “todos los izquierdosos del mundo estarán hoy contentos”.

Después…

Tras la Guerra de Corea, MacArthur regresó a Estados Unidos donde fue recibido por multitudes como un héroe en Nueva York y San Francisco. Fue invitado también en el Congreso con infinidad de aplausos para expresar otra de sus muchas conocidas frases: “Los viejos soldados nunca mueren, sólo se consumen lentamente”.

Presidente John Kennedy con MacArthur hablando sobre la intervención para deponer al líder comunista cubano Fidel Castro con la invasión a Bahía Cochinos.

A partir de su retiro como militar en América, la vida de MacArthur estuvo menos ajetreada salvo por un intento fallido de presentarse como candidato por el Partido Republicano en 1952 y ser consejero de la Compañía Remington Rand Incorporated. Mientras tanto se dedicó a realizar viajes y a tomarse largos períodos de vacaciones con su esposa Jean, dedicándose en sus ratos libres a escribir dos libros sobre sus memórias a los que tituló Reminiscencias y Habla un soldado.

Como agradecimiento a MacArthur por sus servicios en la Guerra del Pacífico, el Presidente Carlos García de Filipinas le concedió la Legión de Honor Filipina en un emotivo acto. También el Presidente John Fitzerald Kennedy le pidió consejo en 1961 para llevar a cabo la posterior fracasada invasión de la Cuba de Fidel Castro con el Incidente de Bahía Cochinos. Incluso en 1963 participó como consejero para preparar a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Tokyo previstos en 1964.

Douglas MacArthur falleció enfermo de bilis tras una operación de intestino en el Hospital Walter Reed de Washington el 5 de Abril de 1964. Acudieron al funeral 150.000 presentes, incluyendo el Primer Ministro Hayato Ikeda de Japón, en una multitudinaria marcha que se celebró en Washington frente al Capitolio. Sus restos enterrados junto a los de su mujer en Norfolk, siendo escrito sobre su lápida el siguiente mensaje: «En una campaña en la que el valor era la norma, se distinguió entre todos por su valor».

Monumento a Douglas MacArthur en Leyte en honor a su desembarco en 1944 sobre Filipinas cuando dijo su famosa frase de «¡He vuelto!».

Sin duda alguna Douglas MacArthur fue el general de Estados Unidos que más acción pudo vivir en el siglo XX. Los mexicanos en Veracruz, los alemanes en la Gran Guerra, los rebeldes de Filipinas, los manifestantes del “Bonus Army”, los japoneses en el Pacífico, los norcoreanos en Inchon o los comunistas chinos en el Paralelo 38º, fueron algunos ejemplos de los que tuvieron la desgracia y el honor de caer víctimas de la pericia del que una vez fuera conocido como el “niño general”.

 

Bibliografía:

-Manuel Florentín, El general MacArthur, militar de raza, Revista Historia y Vida Extra de Grandes Estrategas de la Historia (2005), p.90-97
-Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial. Volumen 8. «Douglas MacArthur. El Mikado Blanco», S.A.R.P.E. (1978), p.214-223
-Antonio Flaquer, Clío Biografías. Líderes Militares, II Guerra Mundial, «Douglas MacArthur», Revista Clío Biografías 4 (2015), p.80-83
-http://en.wikipedia.org/wiki/Douglas_MacArthur