La «Semana Grande»

Durante la campaña de bombardeos sobre Alemania que emprendieron tanto la Fuerza Aérea Estadounidense como la Fuerza Aérea Real Británica, el principal escollo que tuvieron que afrontar los anglo-norteamericanos fueron los aviones de la Fuerza Aérea Alemana, ya que las pérdidas ante los cazas germanos fueron astronómicas entre los años 1942 y 1943. Las cosas sin embargo cambiaron a partir de principios 1944, pues gracias al potencial industrial de los Aliados que pudieron poner en liza a un número desproporcionado de interceptores y nuevos modelos de alta calidad, se orquestó una operación para barrer de una vez por todas a los alemanes de los cielos de Europa que sería conocida como la «Semana Grande».

Operación Argument

La campaña de bombarderos que los Aliados efectuaron sobre Alemania desde mediados de 1942 y durante todo el año 1943, concluyeron con el más absoluto de los fracasos porque salvo la destrucción de algunas ciudades como Colonia o Hamburgo, la capacidad industrial del Tercer Reich apenas se vio alterada y encima las pérdidas infligidas a la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) fueron escasas en comparación con los derribos sufridos por la Fuerza Aérea Estadounidense (USAF) o la Fuerza Aérea Real Británica (Royal Air Force o RAF). Ante esta serie de reveses el comandante en jefe de la Fuerza Expedicionaria Aliada en Europa, el general Dwith Eisenhower, presionó a los dos principales comandantes del aire en Gran Bretaña, el general norteamericano Carl Spaatz y el mariscal inglés Sir Arthur Harris, para buscar una solución que en 1944 se terminó plasmando en la «Operación Argument».

La «Operación Argument» consistió en enviar durante una semana de Febrero de 1944 grandes formaciones de bombarderos escoltados por un número similar de cazas que debían ignorar todo objetivo que no fueran industrias aeronáuticas o aeródromos de la Luftwaffe. La idea con este tipo de raids era atraer cuanto más cazas alemanes mejor, a los cuales se presentaría batalla y se los iría derribando poco a poco en una especie de «guerra de desgaste» sin importar las pérdidas propias, ya que la capacidad industrial anglo-estadounidense podría ir reponiendo las bajas a medio plazo y por el contrario su enemigos no. De tal cometido se encargaron la 2ª División de Bombarderos del general William Schmidt y la 3ª División de Bombarderos del general Curtiss Le May, ambas bajo mando directo del general Frederick Anderson, quién calculó perder a dos terceras partes de sus bombarderos B-17 Flying Fortress y B-24 Liberator, pero supuestamente a costa de poner de rodillas a la Luftwaffe.

Formación de B-17 escoltados al fondo por un caza P-47 Thunderbolt en Europa.

El hecho de una ofensiva aérea tan ambiciosa por parte de los Aliados tan sólo fue posible de poner práctica gracias a que el peso industrial de Estados Unidos ya estaba resultando ser decisivo a inicios de 1944 cuando comenzó a sacar de fábrica a muchos más aviones de los que se perdían en los teatros de Europa y el Pacífico. A este factor se añadió que recientemente acababa de entrar en escena el P-51 Mustang, un caza mucho más maniobrable y veloz que los alemanes Messerschmitf Bf 109 y con prestaciones similares al Focke Wulf Fw 190, el cual a diferencia de sus antecesores tenía autonomía suficiente para alcanzar el centro de Alemania; aunque por aquella época también podían hacerlo los viejos P-47 Thunderbolt, a los que se aumentó su radio de acción gracias a unos depósitos ventrales extra de 560 litros de combustible.

La Luftwaffe a principios de 1944 poseía un total de 1.650 cazas monomotores y bimotores en el Frente Occidental, básicamente desplegados sobre Alemania, Francia, Bélgica, Países Bajos y Noruega, todos preparados y en estado operativo para intervenir en cualquier instante contra la presencia de aviones enemigos procedentes de Inglaterra. Aunque nominalmente el comandante supremo era el mariscal Hermann Goering, en realidad la defensa del Tercer Reich recaía en el veterano piloto, «as» de combate y general Adolf Galland, quién gestionaría toda la campaña de la «Semana Grande» apostando prácticamente todo a una carta al concentrar el 75% de flota de interceptores del país en contener la ofensiva anglo-estadounidense, quedando el 25% de los cazas relegados al resto de escenarios (425 en el Frente Oriental de la Unión Soviética y 365 en el teatro del Mar Mediterráneo).

La «Semana Grande»

La «Semana Grande» comenzó la noche del sábado 19 Febrero de 1944 cuando 823 aviones británicos de la RAF ente 561 Lancaster, 255 Halifax y 7 Mosquito efectuaron un bombardeo sobre el Tercer Reich, teniendo como blanco principal la planta de ensamblaje de Leipzig y como blanco secundario algunas bases áreas de Holanda y el puerto alemán de Kiel que apenas encajaron daños. Al día siguiente, ya en la soleada jornada del domingo 20, tuvo lugar la primera prueba de verdad para los Aliados después de que 35 bimotores norteamericanos B-26 Marauder y unas pocas «fortalezas volantes» efectuaron raids de distracción sobre instalaciones portuarias de la costa atlántica de Francia y sobre el Aeródromo de Haamstede en los Países Bajos. Mientras se sucedían estas incursiones, el grueso principal de la VIII Fuerza Aérea Estadounidense cruzó la mitad de Europa y se presentó en el corazón de Alemania con nada menos que 1.838 aparatos entre 1.003 bombarderos sumando a 731 del modelo B-17 y 272 del tipo B-24 Liberator, más 835 cazas entre 668 P-47 Thunderbolt, 94 P-Lightning y 73 P-51 Mustang. Las bombas causaron destrozos en las industrias aeronáuticas de Heiterblick y Abtnaundorf, en una factoría de la Compañía Junkers sobre Oschersleben, en una planta de la Compañía Heinkel sobre Rostock y en otros complejos menores de Brunswick, Wilhelmtor, Neupetritor, Gotha y Helmstedt, así como en los Aeródromos de Mockau y Tutow. Los interceptores estadounidenses liderados por el coronel Hurber Zemke cayeron sobre los cazas alemanas, la mayoría lentos bimotores, abatiendo a un total de 74 enemigos entre los que había 61 Messerschmitt Bf 110 y 13 monomotores Messerschmitt Bf 109 o Focke Wulf Fw 190, a costa de perder los atacantes 27 aviones propios contando a 13 B-17, 8 B-24 Liberator, 4 P-47 Thunderbolt, 1 P-51 Mustang y 1 P-38 Lightning.

Bombarderos B-24 Liberator» en la Semana Grande».

El éxito cosechado en la primera jornada de la «Semana Grande» llevó a los Aliados a repetir la jugada el lunes 21 de Febrero empleando a 1.107 aviones entre los que había 861 bombarderos con 617 B-17, 244 B-24 Liberator y 18 B-26 Marauder, así como 228 cazas entre 542 P-47 Thunderbolt, 69 P-38 Lightning y 68 P-51 Mustang. El objetivo en esta ocasión fueron bases aéreas de la Luftwaffe sobre Alemania, en donde la VIII Fuerza Aérea Estadounidense golpeó con dureza los Aeródromos de Gütersloh, Lippstadt, Werl, Achmer, Handorf, Hopsten, Rheine, Diepholz, Quakenbrück, Bramsche, Coevorden, Lingen, Hesepe, Verden Diepholz, Brunswick y Vörden en los que arrasaron a numerosos aeroplanos sobre las pistas o dentro de los hangares, sin obviar a los que abatieron en duelos individuales en el cielo o en acciones de diversión sobre Holanda, Bélgica o el norte de Francia. El resultado de la misión concluyó con una treintena de interceptores alemanes derribados, todos de los modelos Messerschmitt Bf 109 o Focke Wulf Fw 190, a costa de perder los norteamericanos 31 aparatos entre 19 B-17, 4 B-24 Liberator, 4 P-47 Thunderbolt, 3 P-51 Mustang y 1 P-38 Lightning.

La tercera jornada de la «Semana Grande», el martes 22 de Febrero, la estrenaron de madrugada 598 cuatrimotores de la RAF que castigaron aéreas industriales en torno a Stuttgart, causando pocos daños y perdiéndose 10 aparatos a manos de los cañones antiaéreos Flak. A la mañana siguiente hicieron acto de aparición sobre el centro de Alemania un total de 1.524 aviones sumando a 865 bombarderos entre 622 B-17, 177 B-24 Liberator y 66 B-26 Marauder, más 659 cazas de escolta entre 535 P-47 Thunderbolt, 67 P-38 Lightning y 57 P-51 Mustang. Las bombas esta vez impactaron en menos de la mitad de sus blancos porque una tercera parte de los bombarderos que tenían como misión destruir la fábrica de rodamientos de bolas de Schweinfurt dieron media vuelta a causa de un error de navegación, mientras que otro de los escuadrones se desvió del rumbo y bombardeó por equivocación la ciudad de Nijmegen en Holanda, donde 570 bombas echaron abajo numerosas viviendas civiles y edificios históricos, matando a 880 civiles holandeses, además de otros 57 ciudadanos en Arnhem, 40 en Enschede y uno en Deventer. De hecho los únicos daños significativos que infligieron los Aliados fue interrumpir la producción bélica en las industrias aeronáuticas de Aschersleben, Bernburg, Halberstadt, Regensburg, Bünde, Wernigerode, Magdeburg y Marburg, además de derribar unas cuantas docenas de interceptores de la Luftwaffe a cambio de perder la elevada cifra de 57 aviones propios entre 42 B-17, 8 P-47 Thunderbolt, 3 B-24 Liberator, 3 P-51 Mustang y 1 P-38 Lightning.

A diferencia de las otras jornadas de la «Semana Grande», el miércoles 23 de Febrero amaneció soleado, por lo que tan sólo una pequeña escuadrilla de 17 bimotores británicos Mosquito atacaron Dusiburg sin éxito, ya que se retiraron precipitadamente tras perder a un aparato abatido por el fuego antiaéreo. Una vez avanzado el día un grupo de 81 bombarderos B-24 Liberator sí pudo despegar y atravesar el Tercer Reich, pero tan sólo para alcanzar Austria que era el único lugar no cubierto por las nubes, en donde arrojaron sus bombas sobre el complejo aeronáutico de Steyr y acto seguido retirarse después de que los cazas de escolta procedentes de Italia dieran cuenta de treinta aviones de la Luftwaffe.

Destrucción de la ciudad holandesa de Nijmegen por un error de la VIII Fuerza Aérea Estadounidense durante la «Semana Grande».

Nuevamente el jueves 24 de Febrero la nubosidad impidió bombardear Alemania, salvo un grupo de 17 cazabombarderos británicos Mosquito que sin lograr apenas impactos atacaron una factoría aeronáutica en Düsseldorf. El resto de raids en cambio se efectuaron sobre Francia por encontrarse el cielo despejado, los cuales protagonizaron un total de 894 aviones contando a 697 bombarderos entre 500 cuatrimotores B-17 y 180 bimotores B-26 Marauder, más 197 cazas entre 94 P-47 Thunderbolt, 81 P-38 Lightning y 22 P-51 Mustang. Los daños causados fueron leves en París, Rennes, Amiens, Abbeville o el Paso de Calais, aunque las bombas provocaron destrozos en un centro de producción de misiles V-1 en Ecalles-sur-Buchy, perdiéndose durante la acción tan sólo 8 aparatos entre 7 bombarderos B-17 y 1 caza P-38 Lightning.

La jornada final de la «Semana Grande», el viernes 25 de Febrero de 1944, se desarrolló a lo grande porque tan sólo en la madrugada varias formaciones de 764 aviones de la RAF entre 734 cuatrimotores y 30 cazabombarderos Mosquisto, atacaron objetivos industriales en Schweinfurt, Aquisgrán y Kiel, causando daños leves a cambio de perderse 36 aparatos ingleses. A la mañana siguiente, la VIII Fuerza Aérea Estadounidense reunió en el corazón de Alemania a otros 1.826 aviones que sumaban 927 bombarderos entre 540 B-17, 196 B-24 Liberator y 191 B-26 Marauder escoltados por 899 cazas entre 687 P-47 Thunderbolt, 139 P-51 Mustang y 73 P-38 Lightning. Los destrozos en esta ocasión fueron considerables en las fábricas de Sttutgart, Regensburg y Furth, aunque también en algunas instalaciones de la Luftwaffe en Francia como las de Cambrai, Venlo, Saint-Trond o Epino, ya que los alemanes perdieron decenas de interceptores tanto en tierra como en el cielo, sufriendo por su contraparte los norteamericanos un total de 39 aparatos abatidos entre 26 B-17, 8 B-24 Liberator, 3 P-51 Mustang, 1 P-38 Lightning y 1 P-47 Thunderbolt.

Conclusión

Al concluir la «Semana Grande» el sábado 26 de Febrero de 1944, el resultado de la «Operación Argument» fue aterrador en cifras para los dos bandos, especialmente en el caso de los norteamericanos y británicos que tuvieron unas bajas en aviones y tripulaciones mucho mayores tras perder el 20% de la flota de bombarderos y dos millares de aviadores, muchos de ellos veteranos. Sin embargo a largo plazo las consecuencias fueron bastante peores para Alemania, pues pese a que tan sólo 18 centros industriales aeronáuticos fueron levemente dañados por las 10.000 toneladas de bombas arrojadas, los germanos perdieron a un tercio de sus cazas monomotores y lo que fue mucho más grave, a un 18% de los pilotos experimentados.

Los Aliados sufrieron el derribo de 390 aviones entre 357 bombarderos pesados (226 estadounidenses y 131 británicos), 32 cazas norteamericanos y 1 cazabombardero inglés, así como la muerte o captura de 2.000 aviadores.

El Tercer Reich sufrió el derribo de 262 aviones de caza y 250 bajas entre los pilotos, incluyendo 100 muertos y 150 heridos.

A partir de la victoria de los Aliados en la «Semana Grande», si bien los estadounidenses y británicos no obtuvieron la supremacía en el aire, al menos sí disfrutaron de la superioridad aérea sobre todo el centro y el oeste de Europa. Gracias a este nuevo giro de la Segunda Guerra Mundial los anglo-norteamericanos pudieron concentrarse en otros blancos estratégicos que habían ignorado hasta la fecha como por ejemplo las refinerías de petróleo sintético, pero sobretodo despejar los cielos de Francia de cara al inminente desembarco de Normandía.

Bibliografía:

-Donald Miller, Los Amos del Aire, la Historia de los Aviadores que golpearon el Corazón de la Alemania Nazi, “La Semana Grande”, Desperta Ferro Ediciones (2024), p.337-342
-Fernando Paz, Europa bajo los Escombros, Los Bombardeos Aéreos en la Segunda Guerra Mundial, “Los Aliados y la Política de Aniquilación”, Áltera (2008), p.281
-https://en.wikipedia.org/wiki/Big_Week