Conquista de Islandia

El 10 de Mayo de 1940, justo cuando se producía la invasión del Tercer Reich a Europa Occidental desencadenando la «Guerra Relámpago» o «Blitzkrieg» de forma simultánea contra Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, también en el Océano Atlántico se materializó otra agresión de las naciones contendientes, pero curiosamente no de ningún miembro de las potencias del Eje, sino de los Aliados. Se trató del desembarco anfibio y ocupación de la neutral Islandia por parte del Reino Unido, de cara a contrarrestar las acciones de los submarinos alemanes que cada día causaban más estragos al Imperio Británico.

Preludio

El Imperio Danés poseía vastos dominios en el Atlántico Norte desde el siglo XIII como por ejemplo la Isla de Groenlandia en América y la Isla de Islandia a medio camino con Europa. Cuando contra todo lo esperado Dinamarca fue ocupada por Alemania el 9 de Abril de 1940 durante la «Operación Weserübung», los dominios islandeses que hasta entonces habían estado sometidos a la Corona Danesa del Rey Christian X, aprovecharon la circunstancia para una semana más tarde del acontecimiento, el 16 de Abril, declarasen por unanimidad la independencia de Islandia.

Islandia nació como un país soberano de 120.000 habitantes en plena Segunda Guerra Mundial, anunciando su más estricta neutralidad tanto del Eje como de los Aliados, incluyendo de la propia Dinamarca a la que se había otorgado autonomía política pese a estar bajo la ocupación del Tercer Reich. Sin embargo el Reino Unido nunca se fió de sus vecinos islandeses y menos aún del Gobierno de Reykajvíc al frente del Primer Ministro Herman Jónnason, ya no solo por el hecho de los fuertes sentimientos ultranacionalistas de su población y su afinidad ideológica con el mundo nórdico-germano, sino porque se temía que los submarinos de la Marina de Guerra Alemana (Kriegsmarine) utilizasen sus puertos para repostar y acosar al tráfico mercante inglés que cubría la ruta entre Canadá y Gran Bretaña.

Bajo el nombre de «Operación Fork», el Primer Ministro Neville Chamberlein autorizó la invasión del Imperio Británico a Islandia, fijando como fecha tope el 10 de Mayo de 1940 (sin saber que era el día escogido por Alemania para invadir Europa Occidental). De la misión se encargarían 4 buques de la Marina Real Británica (Royal Navy) entre los que estaban los dos cruceros HMS Glasgow y HMS Berwick, más los dos destructores HMS Fearless y HMS Fortune, los cuales transportarían a 746 soldados del 2º Batallón de Marines Reales (2nd Royal Marines Battalion) acompañados por dos cañones Howitzer de 37 milímetros y dos morteros, quienes al mando del coronel Robert Sturges, desembarcarían en la capital de Reykajvíc junto al oficial Humphrey Quill de la División Naval de Inteligencia y al diplomático Charles Howar Smith (que sabía hablar el idioma islandés), antes de expandirse sobre el resto de la isla tomando los puntos clave de Havalfjöróur, Sandskeió y Kaldaóames, además de efectuarse una segunda operación anfibia en Akureyri y Melgerói.

Invasión de Islandia

El 6 de Mayo de 1940, los infantes navales del 2º Batallón de Marines Reales que durante un día entero habían estado viajando en tren a través de Escocia, fueron depositados en el puerto de Greenock. Al cabo de veinticuatro horas, el 7, los soldados comenzaron a trasladar el material y a embarcar en los dos cruceros HMS Berwick y HMS Glasgow, hasta que al día siguiente, a las 4:00 horas de la madrugada del 8 de Mayo, ambos buques zarparon de Gran Bretaña escoltados por los dos destructores HMS Fortune y HMS Fearless, internándose en las oscuras aguas del Mar del Norte.

Mientras tanto en Islandia, el Primer Ministro Herman Jónnason ya había sido advertido de una posible agresión por parte de Inglaterra, tal y como le había insistido el embajador alemán Werner Gerlach, aunque por el momento nadie se tomó en serio la amenaza dentro del Gobierno de Reykajvíc. Como consecuencia de esta idea basada en que con la neutralidad sería suficiente para evitar una invasión del Reino Unido, las fuerzas para defender la isla se reducían a tan sólo 132 efectivos entre los que había 70 milicianos islandeses de la Policía Municipal de Reykajvíc al mando del comisario Agnar Kofoed-Hansen y 62 marineros alemanes armados del carguero germano Bahía Blanca.

A la 1:47 horas de la noche del 10 de Mayo de 1940, los cruceros HMS Berwick y HMS Glasgow, junto a la pareja de destructores HMS Fortune y HMS Fearless, anclaron frente a las costas de Islandia, al tiempo en que un hidroavión británico Supermarine Walrus sobrevoló la capital Reykajvíc. En cuanto el embajador alemán Werner Gerlach divisó con unos prismáticos desde su casa a la escuadra enemiga, no tardó en avisar al Primer Ministro Herman Jónnason, quién a su vez movilizó a la Policía Municpial de Reykajvíc tras una llamada telefónica al comisario Agnar Kofoed-Hansen.

Crucero británico HMS Berwick frente a las costas de Islandia.

En torno a las 3:40 horas, un grupo de barcazas que transportaba al 2º Batallón de Marines Reales se aproximó al litoral de Islandia bajo la amenaza de los grandes calibres de los cruceros HMS Berwick y HMS Glasgow. Contra todo lo esperado, los agentes de la Policía Municipal de Reykajvíc que acababan de parapetarse en la playa y los muelles, no pegaron ni un sólo tiro en cuanto los británicos desembarcaron sobre la arena, pues sabiendo que era una batalla perdida de antemano, optaron por dialogar con los invasores. Así fue como después de una negociación que se alargó hasta las 5:00 horas de la madrugada, los milicianos islandeses capitularon para acto seguido poner pie en la costa un total de 400 marines reales que entraron en Reykajvíc.

La capital de Reykajvíc fue rápidamente asegurada por los combatientes del 2º Batallón de Marines Reales que con rapidez tomaron primero la Oficina de Correos, luego el Servicio de Telecomunicaciones y a continuación tanta la Radio Local Islandesa (RÚV) como el Servicio Meteorológico. También un grupo de marines irrumpió en la embajada de Alemania, echando abajo la puerta con un tiro al pestillo, donde arrestaron al embajador germano Werner Gerlach, quién previamente tuvo tiempo para destruir todos los documentos secretos arrojándoles al fuego de una chimenea. Ni siquiera los 62 marineros alemanes que defendían el carguero Bahía Blanca opusieron resistencia, pues no dudaron en rendirse junto a su nave tras acordar con los ingleses que se respetaría su condición de prisioneros de guerra según la Convención de Ginebra. De hecho durante la operación solo se produjeron dos incidentes significativos: primero que un policía islandés confiscó a un marine su fusil y sus cigarrillos (hasta que un oficial superior se presentó para poner orden); y segundo que un soldado británico perdió la vida cuando por accidente se le disparó su fusil y la bala le mató (siendo la única víctima mortal de la «Operación Fork»).

Ocupada la capital de Reykajvíc, el mismo 10 de Mayo de 1940 los hombres del 2º Batallón de Marines Reales también aseguraron las importantes ciudades de Havalfjöróur, Sandskeió y Kaldaóames. Al cabo de cinco días, el 15 de Mayo, una avanzadilla entró en la localidad de Hafnarfjöróur; mientras que el 17, los marines se apoderaron del puerto helado Akureyuri. Transcurridas 48 horas, el 19 de Mayo, las tropas inglesas conquistaron el enclave más septentrional de Melgorói, poniendo fin a la «Operación Fork» y con ésta a la conquista de Islandia que pasó a quedar bajo la órbita del Imperio Británico.

Conclusión

La «Operación Fork» fue un completo éxito porque el Reino Unidos se apoderó de una nación entera como era Islandia sin sufrir bajas y en un tiempo récord de tan sólo 9 días. Como era obvio, el Primer Ministro Herman Jónnason, todo el Gobierno de Reykajvíc al completo y un elevado porcentaje de la población islandesa (que era pro-Eje) se sintieron traicionados y agredidos por una potencias extranjera, presentando sus quejas al Gobierno de Londres, a cuyos políticos acusaron de invadir una nación neutral y pacífica violando todos los tratados del Derecho Internacional.

El Eje sufrió 132 prisioneros entre 70 islandeses y 62 alemanes), además de ser capturado 1 carguero alemán (el Bahía Blanca).

El Reino Unido sufrió 1 muerto.

Entre 1940 y 1941 las relaciones entre Islandia y las tropas invasoras del Imperio Británico fueron tensas, pues aunque el Primer Ministro Winston Churchill prometió pagar compensaciones económicas por la presencia inglesa en la isla, otorgar beneficios a los empresarios locales en el comercio con los países de la Commonwealth, e incluso a reconocer la independencia del dominio insular respecto de Dinamarca, los islandeses no se sintieron muy convencidos de las promesas de Londres. De hecho muchos ciudadanos espiaron en secreto para Alemania cuando el Tercer Reich anunció que liberaría su patria del yugo inglés mediante la «Operación Ikaurus», aunque por las dificultades de llevarla a término finalmente Adolf Hitler la canceló y se desentendió para centrarse en los asuntos continentales de Europa.

Como el odio hacia el Reino Unido fue aumentando a medida que se alargó la Segunda Guerra Mundial, sobretodo por el establecimiento de bases militares y cuarteles, así como por la deportación de todos los habitantes de nacionalidad o ascendencia alemana a Escocia, en 1942 el Ejército Británico se marchó de la isla para sustituirle en la ocupación el Ejército Estadounidense, ya que al menos el Gobierno de Reykajvíc tenía una sintonía mucho mejor con el Gobierno de Washington. A partir de entonces Estados Unidos invirtió millones de dólares en infraestructuras que modernizaron el país e hicieron más cómoda la vida de la población local, facilitando el establecimiento de 40.000 soldados norteamericanos en suelo islandés durante toda la contienda. Gracias a esta política, en 1944 las naciones del bando de los Aliados reconocerían la independencia de Islandia, que al final del conflicto sería ratificada por el Reino de Dinamarca en 1945.

 

Bibliografía:

-http://en.wikipedia.org/wiki/Invasion_of_Iceland
-http://ww2db.com/battle_spec.php?battle_id=218