Batalla de Inglaterra

La Batalla de Inglaterra fue el mayor enfrentamiento en el aire desde el inicio de la Historia de la Aviación. Durante el verano de 1940, la Fuerza Aérea Alemana y la Fuerza Aérea Real Británica lucharían encarecidamente por el control del cielo sobre el Reino Unido, enfrentándose enjambres de cazas entre las nubes y siendo bombardeados infinidad de objetivos como los barcos que atravesaban el Canal de la Mancha, los aeródromos militares, las industrias, las estaciones de radar y sobretodo las grandes ciudades entre las que se encontraban Londres, Plymouth, Southampton, Dover, etcétera, en lo que sin duda sería uno de los acontecimientos más significativos de la Segunda Guerra Mundial.

Operación León Marino

En el verano de 1940 la Alemania Nacionalsocialista se erigió victoriosa en Europa porque desde el inicio de la Segunda Guerra Mundial en Septiembre de 1939 se había apoderado en tiempo de récord de Polonia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica, Luxemburgo y Francia, además de haber contado con la ayuda de Italia que se acababa de sumar a las potencias del Eje con todos sus dominios en el Mar Mediterráneo y África. Ante esta nueva situación estratégica del «Viejo Continente», la única nación del bando de los Aliados que todavía continuó la lucha contra el Tercer Reich fue el Reino Unido, que tras la gravísima derrota y maltrecha huida del Cuerpo Expedicionario Británico en Dunkerque, estaba a punto de afrontar la «Operación León Marino».

La «Operación León Marino» o «Unternehmen Seelöwe» fue el nombre con que Adolf Hitler designó a la futura invasión de Gran Bretaña después de interrumpirse las conversaciones de paz entre diplomáticos ingleses y germanos en Suiza. Básicamente el plan consistía en emplear masivamente a la Fuerza Aérea Alemana para dejar de combate a la aviación británica en sus aeródromos, para acto seguido neutralizar los puertos, hundir a las embarcaciones enemigas, acabar con las industria militar y eliminar las defensas en las playas del sur de Inglaterra. Una vez despejado de peligros el Canal de la Mancha, los buques de la Marina de Guerra Alemana (Kriegsmarine) desembarcarían a 90.000 soldados y 650 tanques sobre Dover, la Isla de Wight, Southampton y Plymouth, los cuales con ayuda de paracaidistas avanzarían hasta conquistar la capital de Londres.

La Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) al mando del mariscal del aire Hermann Goering constituía la aviación más poderosa y moderna del mundo en el verano de 1940. Estando muy por encima de la Fuerza Aérea Real Británica con una diferencia a favor de 3 a 1, sus cazas Messerschmitt Bf 109 igualaban en características al mejor interceptor de sus rivales, el Spitfire, además de poseer otros aparatos con excelentes prestaciones como el bombardeo en picado Stuka que había sido esencial a la hora de destruir objetivos tácticos durante la «Guerra Relámpago» o «Blitzkrieg». Los dos únicos inconvenientes eran que los cazas solo tenían autonomía para volar 80 minutos sobre Inglaterra antes de tener que dejar sin escolta a los bombarderos para regresar a Francia, y de que en caso de caer los aviones abatidos y tener que saltar las tripulaciones en paracaídas no podrían ser repuestas porque caerían prisioneras.

Aeródromo de la Fuerza Aérea Alemana en Francia con bombarderos Heinkel He 111 y al fondo un transporte Junkers Ju 52. Fotografía del film La Batalla de Inglaterra.

Según el área de ocupación en Europa, la distribución continental de la Luftwaffe se efectuó en las II, III y V Flotas Aéreas desde la provincia gala de Bretaña hasta Escandinavia. La II Flota Aérea del mariscal Albrecht Kesselring se estacionó sobre el norte de Francia, Bélgica y Holanda mediante un despliegue que incluyó al I Cuerpo Aéreo del general Ulrich Gaubert, al II Cuerpo Aéreo del general Bruno Lözerm, al IX Cuerpo Aéreo del general Joachim Coeler y a la 2ª Ala del general Theodor Osterkamp con los 2º, 3º, 26º, 51º, 52º y 54º Escuadrones de Cazas, el 76º Escuadrón de Cazabombarderos, los 1º, 2º, 3º, 4º, 53º, 76º, 100º y 126º Escuadrones de Bombarderos, las 4ª, 5ª 23ª, 122ª y 210ª Escuadrillas de Bombarderos, el 1ª Escuadrón de Bombarderos en Picado y el 106º Escuadrón de Hidroaviones en Montidier, Rosieres-en-Santerre, Cormeilles-en-Veix, Beauvais, Tille, Creil, Arras, Cambrai, Epinoy, Niegnes, Le Culot, Amberes, Lille-Nord, Saint-Trond, Calais, Tramecourt, Marck, Saint-Omer, Amsterdam, Soesteberg, Eindohoven, Schiphol, Brest, Guipavas, Sammer, Colombert, Desveres, Audembert, Marquise, Caffiers, Wissant, Cosquelles, Peupligne, Champagne, Guines, Hermalinghen, Yvrechn, Barley, Laval, Abbeville y Drucat. La III Flota Aérea del general Hugo Sperrle se ubicó sobre Normandía y la Península del Contentín mediante una agrupación consistente en el IV Cuerpo Aéreo del general Kurt Pflugbeil, el V Cuerpo Aéreo del general Ritter Von Greim, el VIII Cuerpo Aéreo del general Wolfram Freiherr Von Richthofen y la 3ª Ala del general Werner Junck con los 23º, 27º y 53º Escuadrones de Cazas, los 2º, 27, 51º, 54º y 55º Escuadrones de Bombarderos, las 3ª, 11ª, 123ª y 806ª Escuadrillas de Bombarderos, el 2º Escuadrón de Cazabombarderos, la 31ª Escuadrilla de Cazabombarderos y los 2º y 77º Escuadrones de Bombarderos en Picado en Orléans, Bricy, Chateadun, Tours, Dinnard, Rennes, Saint-Jacques, Nantes, Orly, Etampes, Everux, Fauville, Saint-André-de- l’Eure, Villacoublay, Dreux, Charres, Angers, Saint-Maló, Caen, Carpiquet, Lannion, Beaumont-le-Roger, Böblingen, Le Bourget, Le Havre, Octeville, Querqueville, Plumetôt, Crépon, Carquebut, Cherburgo, Rennes, Dinan, Sempy, Toussos, Amiens, Glisy y Guyancourt. Por último la V Flota Aérea del general Jurgen Stumpf se posicionó sobre Noruega y Dinamarca articulada en el X Cuerpo Aéreo del general Hans Geisler con el 77º Escuadrón de Cazas, los 26º y 30º Escuadrones de Bombardeo, las 120ª y 121ª Escuadrillas de Bombardeo, la 76ª Escuadrilla de Cazabombarderos, al l 506º Escuadrón de Hidroaviones y el Escuadrón de Reconocimiento en Stavenger, Sola, Aalborg, Vaernes y Trondheim.

Aproximadamente la Fuerza Aérea Alemana reunió a un total de 2.600 aviones para poner en marcha la «Operación León Marino» e invadir Inglaterra. Se trataba de 760 cazas Messerschmitt Bf 109, 220 cazabombarderos Messerschmitt Bf 110, 280 bombarderos en picado Stuka Junkers Ju 87, 1.200 bombarderos Junkers Ju 88, Heinkel He 111 y Dornier Do 17, y 140 aparatos multifunciones de diversos tipos como de reconocimiento Dornier Do 215, biplanos Henschel Hs 126, cuatrimotores de vuelo marítimo Focke Wulf Fw 200 Condor o hidroaviones Dornier Do 18 o Heinkel He 115.

La Italia Fascita de Benito Mussolini también contribuiría a la Batalla de Inglaterra movilizando a la Fuerza Aérea Real Italiana (Regia Aeronautica). Así nació el Cuerpo Aéreo Italiano (Corpo Aero Italiano) del mariscal Rino Corso Fougier con 175 aviones entre los que había 95 interceptores entre aeroplanos Fiat G.50 Freccia y biplanos Fiat CR.42 Falco repartidos en los 18º y 20º Escuadrones de Cazas con base en Ursel, así como 80 bombarderos contando 75 bimotores Fiat BR.20 Cicogna y 5 trimotores CANT Z.1007 Alcione en los 11º, 43º, 98º y 99º Escuadrones de Bombarderos con sede en Melbroeck y Chièvres.

Plan del Reino Unido

«La Batalla de Francia ha terminado, comienza la Batalla de Inglaterra» fueron las palabras del Primer Ministro Winston Churchill al Reino Unido nada más anunciar la contundente derrota y retirada total del Cuerpo Expedicionario Británico de Europa Occidental. A partir de entonces, con todo el continente bajo la ocupación o influencia política de la Alemania Nacionalsocialista y la Italia Fascista, el siguiente paso de Adolf Hitler después de una serie de contactos fallidos en Suiza para alcanzar un acuerdo de paz entre los Gobiernos de Londres y Berlín, iba a ser hacer frente a la inminente invasión de Gran Bretaña. Así lo comunicó el mandatario británico a su pueblo con otra frase que se haría célebre: «Sólo puedo prometeros sangre, sudor y lágrimas».

La Fuerza Aérea Real Británica (Royal Air Force o RAF) se encontraba en una situación de preocupante inferioridad frente a la Luftwaffe con una diferencia en contra de 1 a 3, sin obviar con que la industria aeronáutica del enemigo podía fabricar un número algo mayor de aparatos para el Eje. Las únicas ventajas que equilibraban en algo la balanza era que poseían los veloces cazas Spitfire y también que en lo referente al personal los ingleses al menos poseían mayor capacidad de reponer los 2.353 pilotos disponibles debido a que en caso de ser derribados podían saltar en paracaídas sobre suelo patrio y volver a manejar otro avión (cosa que si lo hacían los alemanes sin remedio caerían prisioneros). De hecho como muchos de estos aviadores no eran lo suficientemente experimentados porque tuvieron que reducir los cursos de adiestramiento y enviarles a los aviones nada más salir de las academias de vuelo, los defensores disfrutaban de otros 487 pilotos extranjeros profesionales, bien de las fuerzas libres de las naciones ocupadas por el Tercer Reich (Polonia, Checoslovaquia, Bélgica y la Francia Libre), bien de los países de la Commonwealth (Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Palestina, Terranova, Jamaica, Barbados y Rhodesia del Norte y del Sur), o bien voluntarios de los neutrales (Estados Unidos e Irlanda), entre los que hubo 145 polacos, 135 neozelandeses, 112 canadienses, 88 checoslovacos, 32 australianos, 30 belgas, 25 sudafricanos, 14 franceses libres, 11 estadounidenses, 10 irlandeses, 5 rhodesios, 1 jamaicano, 1 terranovense, 1 barbadense y 1 judío-palestino.

Otro factor positivo con que contaba el Reino Unido era el sistema de estaciones de radar, cuyas centrales en la costa sur de Inglaterra emitían una serie de ondas magnéticas con las que determinaban el número y alcance de las formaciones aéreas enemigas, así como los miles de observadores civiles adscritos a los Voluntarios de Defensa Local (Local Defence Volunteers o LDV). De igual manera,la población británica mostró una actitud de ferviente patriotismo porque prácticamente toda la ciudadanía colaboró de un modo u otro como auxiliares de los soldados cavando trincheras, construyendo defensas o izando globos cautivos sobre las ciudades, además de entregar la chatarra sobrante de sus hogares como cacerolas, alumnio o monedas para que la industria fabricase nuevos aviones.

Aproximadamente un total de 1.054 aviones desplegó la Fuerza Aérea Real Británica en el Reino Unido, de los cuales 704 fueron cazas Spitfire o Hurricane y 350 bombarderos ligeros Blenheim, interceptores Defiant o biplanos Gloter Gladiator (además de permanecer 289 de varios tipos inoperativos en reserva que irían entrando en servicio a lo largo del verano de 1940). Al mando del mariscal del aire Hugh Dowing, las unidades se repartieron por las Islas Británicas del siguiente modo: el 11º Grupo Aéreo del vicemariscal Keith Park en Londres con los 1º, 17º, 19º, 25º, 43º, 48º, 66º, 79º, 111º, 222º, 249º, 252º, 257º, 303º, 310º, 501º, 504º, 600º, 601º, 602º y 603º Escuadrones de Cazas, más los 41º y 247º Escuadrones de Bombarderos en Norholt, Crydon, Heathrow, Kenley, Gravesend, Hornchurch, Rochford, Staplefford Abotts, North Weald, Debder, Castle Camps, Matlesham, Tangmere, Goodwood y Biggim Hill; el 10º Grupo Aéreo del vicemariscal Quintin Brand entre Portsmouth a Plymouth con los 87º, 92º, 152º, 213º, 234º, 238º y 604º Escuadrones de Caza, más los 247º Escuadrón de Biplanos y 609º Escuadrón de Bombarderos en Exeter, Bibury, Middle Wallop, Warmwell, Pembrey y Saint Eval; el 12º Grupo Aéreo del vicemariscal Trafford Leight Mallory entre Liverpool y Duxford con los 19º, 23º, 28º, 64º, 74º, 85º, 151º, 229º, 264º, 266º, 288º, 302º, 310º y 616º Escuadrones de Caza, más los 264º y 266º Escuadrones de Bombarderos en Wittering, Coltishall, Bircham Newton, Digby, Kiton in Lindsey y Church Fenton; y el 13º Grupo Aéreo del vicemariscal Richard Saud entre Escocia y el Ulster en Irlanda del Norte con los 3º, 23º, 32º, 54º, 65º, 145º, 161º, 245º, 606º, 610º, 615º y 807º Escuadrones de Cazas, más el 218º Escuadrón de Bombarderos en Newcastle, Catterick, Isworth, Prestwik, Castletown, Turnhouse, Sumburgh, Drem, Montrose, Dyce y Aldergrove.

I Fase: Ataque a los Convoyes

A las 13:35 horas del 10 de Julio de 1940, un total de 26 bombarderos Dornier Do 17 de la Fuerza Aérea Alemana escoltados por cazas monomotores Messerschmitt Bf 109 y bimotores Messerschmitt Bf 110, sobrevolaron el Canal de la Mancha e iniciaron la Batalla de Inglaterra atacando el Golfo de Foreland. Durante la incursión un grupo de cazas ingleses aparecieron de improviso disparando sus ametralladoras contra la formación enemiga que se dividió en dos secciones, una para defenderse de los intrusos y otra para bombardear a un convoy sobre el agua. Así fue como después de un complicado duelo en el aire, los alemanes perdieron 8 aparatos entre 7 Messerschmitt Bf 109 y un Dornier Do 17 a costa de ser derribados 7 británicos entre 4 Spitfire y 3 Hurricane, sin poder estos últimos evitar el hundimiento de cuatro vapores cargados de carbón cerca de Dover.

Pintura acerca de la Batalla de Inglaterra en que cazas Hurricane defienden los Acantilados de Dover del ataque de los bombarderos en picado Stukas.

Veinticuatro horas después del comienzo de la Batalla de Inglaterra, el 11 de Julio de 1940, un escuadrón de bombarderos en picado Stukas soltaron sus artefactos sobre Portland, dañando las instalaciones portuarias y hundiendo en la rada al cañonero HMS Warrior II. Simultáneamente otro grupo de Stukas que iban en compañía de bimotores Messerschmitt Bf 110 y Dornier Do 17 destrozaron algunas de las antenas de radar y dejaron inoperativo el sistema de interceptación durante varios días; al mismo tiempo en que bombarderos Heinkel He 111 provocaron considerables destrozos y hundieron algunas embarcaciones menores en los amarraderos de la Isla de Wight, Southampton, Portsmouth y Solent.

A mitad de Julio de 1940 los ataques de la Fuerza Aérea Alemana continuaron sobre los puertos y convoyes en el Canal de la Mancha, echando a pique a un carguero de grandes dimensiones, a un remolcador y al petrolero SS War Sepoy, aunque con pérdidas considerables en Stukas, cuya difícil maniobrabilidad les convirtió en víctimas fáciles de los cazas Spitfire y Hurricane. A pesar de todo los bombarderos en picado causaron graves bajas a la Marina Real Británica (Royal Navy) porque el 20 de Julio hundieron al destructor HMS Brazen al sureste de Inglaterra, el 27 a los dos destructores HMS Codrington en Dover y HMS Wren en Suffolk (este último con 37 muertos), y el 29 destructor HMS Delight en Portland y al cañonero HMS Gulzar.

Pintura sobre el ataque de los bombarderos en picado Stukas sobre un convoy naval en el que hunden un destructor en el Canal de la Mancha.

A principios de Agosto de 1940, los bombarderos de la Luftwaffe arrojaron sus bombas sobre los puertos de Dover, Cornualles, Essex, Newhaven, Aldebrugh, Cromarty, Holyhead y el Canal de Bristol, destruyendo instalaciones, astilleros, diques, almacenes y toda clase de infraestructuras, además de plantar los hidroaviones Dornier Do 18 y Heinkel He 115 minas magnéticas en la salida de las radas. Como consecuencia de estas incursiones fueron echados a pique dos cargueros de gran tonelaje y ocho embarcaciones auxiliares o arrastreros, sin contar con que la jornada del 8 un escuadrón de Stukas sorteó a una pantalla de cazas de la RAF y dispersó con graves daños a un convoy de 25 mercantes en el Canal de la Mancha. De la misma forma una segunda formación de Stukas el 11 de Agosto dejó inoperativos cuatro radares y destruyó completamente el radar de Ventnor; al mismo tiempo en que otros bombarderos en picado atacaron el Estuario del Támesis y los Aeródromos de Kent, Lympne, Manston y Hawkinge, pulverizando en tierra o en el aire a 22 aparatos ingleses, pese a pagar un elevado precio porque serían abatidos la nada desdeñable cifra de 31 Junkers Ju 87.

Hasta el 12 de Agosto de 1940 las bajas provocadas en los puertos al Reino Unido fueron considerables, ya que tan sólo que en las últimas horas fueron arrasadas algunas instalaciones del Estuario del Támesis y Moray Firth en Escocia con el consiguiente hundimiento de dos embarcaciones de transporte, un tendedor de globos cautivos y la patrullera HMS Young Sid. Sin embargo debido al mal tiempo en el Canal de la Mancha, el propio Adolf Hitler ordenó limitar las incursiones sobre los convoyes después de un saldo de 192 aviones alemanes derribados frente a 77 británicos y una cuarentena de barcos echados a pique desde el inicio de la campaña, para centrarse desde entonces en los aeródromos del sur de Inglaterra durante la llamada «Operación Águila».

II Fase: «Operación Adler Tag»

Bajo el nombre de «Operación Adler Tar» o «Águila», a las 14:00 horas del 13 de Agosto de 1940 comenzó la segunda fase de la Batalla de Inglaterra consistente dejar fuera de combate tanto a los aeródromos como a la propia Fuerza Aérea Real Británica. Así fue como 1.700 aviones entre 1.000 bombarderos Heinkel He 111 y 700 cazas Messerschmitt Bf 110 y Messerschmitt Bf 190 atacaron todo el sur de Gran Bretaña bombardeando intensamente las industrias del Estuario del Támesis, los puertos de Southampton y Portland, y diversos objetivos militares e infraestructuras en Kent, Hampshire, Dorsetshire y Wiltshire. Después de causar enormes daños, los bimotores germanos soltaron sus bombas sobre los Aeródromos de Detling, Andover y Middle Walop, siendo destruidas numerosas instalaciones, hangares, torres de control y decenas de aviones de la RAF que explosionaron estando aparcados en el suelo, además de dejar inservibles las pistas por los múltiples cráteres sobre la superficie. Ni siquiera faltaron a la cita los trenes artillados del modelo Leopold emplazados en Bélgica, concretamente en el Paso de Calais, Gris-Nez y Blanc, cuyos proyectiles alcanzaron la costa inglesa desde el continente y provocaron algunos estragos en los alrededores de Dover. De hecho a la caída de la tarde, una última formación de bombarderos dejó su rastro devastador arrasando una fábrica de cazas Spitfire a las afueras de la localidad de Castle Bromwich con el consiguiente retraso de la producción en un momento tan urgente. Una vez finalizó aquella oscura jornada, los alemanes perdieron 46 aparatos en las 1.485 salidas efectuadas, pero destrozaron docenas de aviones ingleses en tierra y derribaron 13 en el aire, sin contar con que dejaron inoperativos la mayor parte de los aeródromos al sureste de las Islas Británicas.

«Día del Aguila» o «Adlertag» sobre el Aeródromo de Duxford. Fotografía del film La Batalla de Inglaterra.

El 14 de Agosto de 1940, la Fuerza Aérea Alemana realizó 489 salidas contra otros aeródromos de la Fuerza Aérea Real Británica, instalaciones portuarias y algunas de las estaciones de radar. Al día siguiente, a las 11:30 horas del 15, se llevó a cabo un bombardeo masivo de la siguiente manera: 65 bombarderos Heinkel He 111 procedentes de Noruega soltaron sus artefactos sobre las industrias del Newcastle y Sunderland, 50 bimotores Junkers Ju 88 destrozaron el Aeródromo de Drichfield y 40 bombarderos en picado Stuka hicieron lo propio contra los Aeródromos de Hawkinge y Lympne, a un costo de 23 aparatos germanos abatidos (16 bombarderos de diversos tipos y 7 cazabombarderos Messerchsmitt Bf 110). Similar destino sufrió al mediodía el Aeródromo de Croydon que fue dejado fuera de servicio, exactamente igual que las fábricas militares en Eastchurch, Martlesham, West Malling, Middle Wallop y Worthy Down. Precisamente al anochecer, muchas de las factorías aeronáuticas y navales de Birmingham, Bristol y Southampton acabaron reducidas a escombros con la muerte trágica de 80 civiles que quedaron atrapados entre los cascotes. A pesar de las enormes pérdidas materiales infligidas al Reino Unido aquella jornada, las bajas fueron muy elevadas para la Luftwaffe, como le sucedió al 75% de una escuadrilla procedente de Escandinavia que fue dispersada sobre el Mal del Norte con 15 bimotores abatidos entre 8 Heinkel He 111 y 7 Messerschmit Bf 110, lo que sumado con los restantes echados abajo durante el día dejó un saldo de 75 aviones alemanes derribados por otros 34 cazas ingleses, un episodio que en Alemania se recordaría tristemente como el «Jueves Sombrío» o «Schwarce Donnerstag».

Duelo aéreo sobre los acantilados de Dover entre cazas británicos Spitfire y Messerchmmit Bf 109 alemanes que defienden a sus bombarderos Heinkel He 111 sobre los cielos del peligroso Canal de la Mancha.

Tampoco el 16 de Agosto la Fuerza Aérea Alemana tuvo una jornada tranquila porque 15 aviones alemanes fueron derribados a cambio de ser abatidos 21 cazas británicos sobre Tangmere, aunque por lo menos en las acciones se destruyeron varios objetivos industriales y militares en los condados de Kent, Hampshire y Surrey. Al cabo de veinticuatro horas, el 17, bombarderos Dornier Do 17 sortearon los ataques de los interceptores Spitfire y Hurricane para provocar daños considerables en numerosos aeródromos y estaciones de radar del sur de Inglaterra. Sin embargo al día siguiente, el 18, justo durante una serie de incursiones sobre acuartelamientos y bases en Sussex, Surrey, Kent, Henley y Biggin Hill, los cazas ingleses abatieron a 61 aviones alemanes tras perder 27 propios, algo que obligó a los germanos a limitar sus misiones con vuelos más cortos y mayores escoltas entre los días 19 y 23 de Agosto, como por ejemplo contra los muelles del Estuario del Támesis o las ciudades de Harwich, Falmouth, Holyhead, donde hundieron al dragaminas HMS Kylemore, a la patrullera HMS Manx Land, un carguero y dos remolcadores.

III Fase: Revisión Táctica

Las elevadas pérdidas sufridas durante la fase de la «Operación Águila» con 403 aviones de la Luftwaffe por 175 cazas de la RAF, obligó a Adolf Hitler y el mariscal Hermann Goerig a hacer una revisión táctica de la «Operación León Marino», acordando ambos que por el momento se ignorarían otros objetivos que no fuesen destruir a los aparatos británicos mediante combates en el aire o bombardeando sus aeródromos en el sur y centro de Inglaterra. Mientras tanto en el bando contrario, como los ingleses habían sufrido la muerte de 94 pilotos, las autoridades se vieron forzadas a echar mano de todos los aviadores extranjeros disponibles, ya fuesen de la Commonwealth o de muchos exiliados de otros países de Europa, sobretodo los miembros de las Fuerza Aérea Polacas Libre, así como también los voluntarios neutrales del Escuadrón de Caza Estadounidense «Águila».

Ataque por detrás de un Spitfire sobre un bombardero Heinkel He 111 sobre Escocia. Imagen del film La Batalla de Inglaterra.

El 24 de Agosto de 1940 la Luftwaffe tendió una trampa a la RAF porque justo después de bombardear y provocar daños graves a las instalaciones y hangares de los Aeródromos de North Weald y Hornchurch, los cazas ingleses que cayeron sobre los bimotores fueron emboscados desde las nubes por interceptores Messerschmitt Bf 109 que derribaron a un buen puñado de Hurricane y Spitfire. La nueva táctica demostró ser un éxito, aunque al final de esa jornada un suceso fortuito modificaría el rumbo de la campaña cuando por un grupo de bombarderos alemanes que se extraviaron al anochecer, confundieron la capital de Londres con un objetivo militar y soltaron sus bombas por error, destruyendo algunos edificios y matando unos pocos civiles. A pesar de que las emisoras de radio pidieron perdón desde Alemania, el Primer Ministro Winston Churchill ordenó tomar represalias bombardeando el corazón del Tercer Reich.

La noche del 25 de Agosto de 1940, un total de 81 bombarderos Wellington soltaron sus bombas sobre la capital de Berlín, causando daños en algunas edificaciones, en unos almacenes cerca del Aeropuerto de Tempelhof y en viviendas del Barrio de Siemensstadt. Curiosamente la acción tuvo una repercusión diplomática, pues en el mismo instante del raid el Ministro de Asuntos Exteriores Joachim Von Ribbentrop estaba tratando de que la Unión Soviética se sumara a las potencias del Eje asegurando a los diplomáticos rusos de que el Reino Unido estaba a punto de ser derrotado, por lo que nada más escucharse las detonaciones de los artefactos, el Ministro de Exteriores Vyacheslav Molotov dijo: «En vista de lo que está cayendo del cielo, no parece que los ingleses estén en las últimas». A raíz de aquella incursión que no tuvo repercusión táctica alguna pero que sí implicó un golpe moral para los alemanes, Adolf Hitler encolerizado anunció ante un público enfurecido que «borraría a Inglaterra de la faz de la Tierra».

Incursión de cazas Spitfires sobre una escuadrilla de bombarderos Junkers Ju 88 de la Luftwaffe. Arte digital.

El 24 de Agosto de 1940 la Luftwaffe tendió una trampa a la RAF porque justo después de bombardear y provocar daños graves a las instalaciones y hangares de los Aeródromos de North Weald y Hornchurch, los cazas ingleses que cayeron sobre los bimotores fueron emboscados desde las nubes por interceptores Messerschmitt Bf 109 que derribaron a un buen puñado de Hurricane y Spitfire. La nueva táctica demostró ser un éxito, aunque al final de esa jornada un suceso fortuito modificaría el rumbo de la campaña cuando por un grupo de bombarderos alemanes que se extraviaron al anochecer, confundieron la capital de Londres con un objetivo militar y soltaron sus bombas por error, destruyendo algunos edificios y matando unos pocos civiles. A pesar de que las emisoras de radio pidieron perdón desde Alemania, el Primer Ministro Winston Churchill ordenó tomar represalias bombardeando el corazón del Tercer Reich.

La noche del 25 de Agosto de 1940, un total de 81 bombarderos Wellington soltaron sus bombas sobre la capital de Berlín, causando daños en algunas edificaciones, en unos almacenes cerca del Aeropuerto de Tempelhof y en viviendas del Barrio de Siemensstadt. Curiosamente la acción tuvo una repercusión diplomática, pues en el mismo instante del raid el Ministro de Asuntos Exteriores Joachim Von Ribbentrop estaba tratando de que la Unión Soviética se sumara a las potencias del Eje asegurando a los diplomáticos rusos de que el Reino Unido estaba a punto de ser derrotado, por lo que nada más escucharse las detonaciones de los artefactos, el Ministro de Exteriores Vyacheslav Molotov dijo: «En vista de lo que está cayendo del cielo, no parece que los ingleses estén en las últimas». A raíz de aquella incursión que no tuvo repercusión táctica alguna pero que sí implicó un golpe moral para los alemanes, Adolf Hitler encolerizado anunció ante un público enfurecido que «borraría a Inglaterra de la faz de la Tierra».

En la jornada del 26 de Agosto, antes de ponerse en práctica los raids contra Londres, los mandos de la Luftwaffe continuaron con sus tácticas de acoso a la RAF bombardeando y generando destrozos en los Aeródromos de Kenley, North Weald, Hornchurch y Debden. De hecho de 1.000 a 1.500 aviones diarios sobrevolarían y soltarían sus artefactos sobre Inglaterra, siendo una de las incursiones más devastadoras la que dejó fuera de combate el Aeródromo de Biggin Hill la jornada del 29 o algunos puertos del Canal de la Mancha en los que resultarían hundidos los dos cañoneros HMS Emelle y HMS White Fox II. Incluso el 31 de Agosto, los británicos perdieron 39 aviones y 14 pilotos fallecidos frente a muy pocos aparatos alemanes, sin contar con que grupos de cazas germanos Messerschmitt Bf 109 ametrallaron las pistas de las instalaciones aeroportuarias con decenas de aparatos ingleses pulverizados en tierra sobre los Aeródromos de Duxford, Castle Camps, Norholt, Heathrow, Kenley, Croydon, Gravesend, Hawkinge, Manston y North Weald.

A inicios de Septiembre de 1940, la Fuerza Aérea Real Británica afrontaba la mayor crisis desde el comienzo de la Batalla de Inglaterra, pues por primera vez las pérdidas británicas igualaron o superaron a las de la Luftwaffe. Hasta el día 6 de ese mes y desde la puesta en marcha de la «Operación Águila», las bajas de los alemanes sobre Gran Bretaña fueron de 378 aviones derribados y 115 averiados, mientras que las de los Aliados de 295 aviones abatidos y 171 dañados, contabilizándose además entre estos últimos las muertes de 103 pilotos anglo-polacos y otros 128 aviadores con heridas.

Curiosamente durante la fase más intensa de la Batalla de Inglaterra surgieron los grandes «ases» tanto de la Luftwaffe a bordo de interceptores Messerschmitt Bf 109 como de la RAF con los cazas Spitfire. Por ejemplo en el lado alemán estuvo el oficial Wener Mölders con 54 victorias (el 17% del total de triunfos durante toda la campaña) o Adolf Galland con varias decenas de abatimientos que obtuvo la Cruz de Hierro. Respecto del lado de los británicos, el récord lo batió un piloto que derribó 22 aparatos llamado Douglas Bader al que apodaban el «Indestructible» (porque carecía de piernas tras haberlas perdido en un accidente antes de la contienda), a quién le seguía en fama Peter Townsed por ser el primer aviador en echar abajo un bombardero alemán sobre Gran Bretaña.

IV Fase: Bombardeo de Londres

Repentinamente el 7 de Septiembre de 1940, un total de 1.273 aviones de la Fuerza Aérea Alemana entre los que había 625 bombarderos Heinkel He 111 y 648 cazas Messerschmitt Bf 109 aparecieron sobre la capital de la Londres y arrojaron sus bombas por encima del trazado urbano del Río Támesis y el Barrio de East End echando abajo cientos de viviendas y derrumbando decenas de fábricas, además de matar entre los escombros a 490 civiles y herir a otros 1.200. Durante las 1.014 salidas de aquel día uno de los artefactos incendió los depósitos de gasolina del Barrio de Thameshaven, cuya destrucción levantó una humareda negra con la que se oscureció toda la ciudad, algo que generó el pánico entre millares de londinenses que corrieron en estampida e incluso entre los miembros de los Voluntarios de Defensa Local que presas del miedo huyeron a través de un campo de minas en las afueras, pereciendo muchos al pisar las trampas explosivas. Ni siquiera la Luftwaffe otorgó a los ingleses una tregua por la noche porque guiándose los pilotos germanos por el fuego de las casas ardiendo causaron nuevos destrozos y víctimas mediante otras 255 salidas protagonizadas por bimotores Junkers Ju 88.

Pintura de un cazabombardero alemán Messerchmitt Bf 110 escapando de un caza británico Spitfire a través del Tower Bridge y la Torre de Londres.

Tan sólo un día después del bombardeo sobre Londres, el 8 de Septiembre, se repitió una segunda incursión de la Luftwaffe que provocó daños graves en las centrales eléctricas y las estaciones ferroviarias de la capital, con el consiguiente corte de luz y la interrupción del transporte público. Al cabo de dos jornadas, el 10, una formación de 200 bombarderos Heinkel He 111 y Junkers Ju 88 castigaron con dureza el centro londinense, aunque por lo menos en esta ocasión intervinieron los cazas la RAF derribando 28 aparatos germanos a cambio de ser abatidos 19 propios. A pesar de todo, a los ingleses en un principio les resultó muy difícil interceptar al enemigo porque los alemanes no solo convirtieron en un objetivo estratégico a Londres, sino que también a otras ciudades de Inglaterra, Gales y Escocia cuando bombardearon los núcleos poblados de Bristol, Cardiff, Liverpool, Manchester o Mersey, y hasta del Ulster en Irlanda del Norte durante un raid a Belfast.

Entre los días 11 y 14 de Septiembre de 1940, la Luftwaffe continuó soltando sus bombas en ataque diurnos y nocturnos sobre Londres y otras ciudades de las Islas Británicas, además de seguir castigando durante todo el mes los puertos del Canal de la Mancha y el Mar del Norte como Falmouth, Harchiw, Firth of Forth, Cornwall, Aldeburgh, Ducasnby, Richborough, Humber o Lerwick, hundiendo al destructor HMS Wren, a los tres cañoneros HMS Rhodora, HMS Shashi III y HMS Sappho, la lancha torpedera HMS MTB Nº15, las tres patrulleras HMS Alfred Colebrook, HMS Alfred Colebrook y HMS White Daisy, un carguero, dos remolcadores y cinco embarcaciones menores. Sin embargo y como durante aquel período los alemanes dejaron de acosar los aeródromos de la RAF, los ingleses pudieron reponerse del hostigamiento sufrido con anterioridad reparando a los cazas dañados, curando a los pilotos heridos y sobretodo poniendo en servicio a nuevas entregas de interceptores Spitfire y Hurricane. Gracias a aquel respiro concedido irresponsablemente por el mismo Adolf Hitler en su empeño por arrasar los núcleos urbanos del enemigo en lugar de centrarse en objetivos militares, permitió que los británicos se recuperaran para dar un sorpredente giro a la Batalla de Inglaterra.

Inesperadamente el 15 de Septiembre de 1940, justo cuando una formación de 930 aviones de la Luftwaffe aparecieron sobre Londres volando en oleadas a una altitud oscilante entre los 4.500 y 8.000 metros, les salieron al paso centenares de cazas de Spitfire y Hurricane que cayeron sobre los intrusos desde las nubes vomitando ráfagas de sus ametralladoras alares y derribando a los primeros bombarderos que se precipitaron sobre el casco urbano. A partir de entonces se desató uno de los combates más espectaculares de la Batalla de Inglaterra en el que cientos de aparatos se tirotearon dejando estelas de humo y «chemtrails», mientras otros se perseguían rozando a escasos metros lugares tan emblemáticos como la cúpula de la Catedral de Saint Paul, el Palacio de Buckingham, la torre del Big Ben, la pasarela del Bridge Tower o los andenes de las Estación de Victoria y San Pancracio. Una vez concluido aquel intenso enfrentamiento en el aire, la Luftwaffe encajó su mayor derrota hasta la fecha con 80 aviones abatidos a costa de perderse tan sólo 26 cazas de la RAF.

Apocalíptica «Blitz nocturna». La capital inglesa de Londres arde en llamas mientras es bombardeada ferozmente por la Luftwaffe.

A lo largo de todo el mes de Septiembre de 1940, la Luftwaffe continuó arrasando Londres tanto de día como de noche pese a las enormes bajas que infligían a sus aviones los cazas de la RAF. Entre los logros conseguidos por los alemanes estuvo que la vida de los londinenses se convirtiese en un infierno porque miles de ciudadanos perecieron sepultados entre los cascotes de los edificios al venirse abajo o achicharrados en los incendios que los cuerpos de bomberos se esmeraban en apagar trabajando a destajo. Pronto las calles quedaron bloqueadas por toneladas de escombros o cortadas por la policía para evitar epidemias ante de las decenas de cadáveres acumulados en las aceras mientras las sirenas no dejaban de sonar y la gente corría aterrorizada a los refugios antiaéreos o al metro para gozar de la protección del subsuelo, donde miles de familias se asentaron para subsistir sin ver la luz del sol durante semanas. A este terror de morir aplastados cada vez que se escuchaba el rugido de las hélices o el silbido de las bombas, se sumaba la incomodidad de vivir sin apenas luz eléctrica ni servicio de agua por los cortes, con los alimentos racionados por culpa de la interrupción del tráfico marítimo o simplemente por verse muchos familiares alejados de sus seres queridos cuando infinidad de padres tuvieron que evacuar a miles de niños e hijos pequeños al campo u orfanatos de las zonas rurales. También a nivel cultural se vieron afectados algunos de los monumentos más emblemáticos del orgullo patrio inglés, pues los artefactos dañaron la estructura del Museo Británico, la fechada de la Catedral de Saint Paul y la Capilla Real del Palacio de Buckingham, lo que obligó al Rey Jorge VI y a los miembros de la Dinastía Windsor a ser trasladados a un búnker bajo tierra en el Castillo de Windsor, exactamente igual que el Primer Ministro Winston Churchill que se ocultó con todo su gabinete en una sala fortificada conocida con el nombre de «Cabinet War Room».

V Fase: Cazabombarderos

Como consecuencia de las pérdidas tan elevadas sufridas por la Luftwaffe a manos de los cazas Spitfire y Hurricane sobre Londres, el mariscal del aire Hermann Goering optó por modificar la estrategia a una nueva consistente en no solo acosar a las ciudades de Gran Bretaña, sino al mismo tiempo enviar cazabombarderos contra los aeródromos de la RAF. De tal cometido se encargarían los excelentes bimotores Messerschmitt Bf 110, pero también simples cazas monomotores Messerschmitt Bf 109 a los que se equipó con bombas ventrales de 250 kilogramos de explosivos en los últimos días de Septiembre de 1940.

A principios de Octubre, formaciones de 200 a 300 cazabombarderos de la Luftwaffe sobrevolaron el sur de Inglaterra, soltando sus cargas sobre los aeródromos de la RAF, especialmente en las instalaciones del condado de Kent por encontrarse más próximas a Londres. Aunque los bimotores Messerschmitt Bf 110 obtuvieron magníficos resultados destruyendo hangares y pulverizando a un buñado de cazas británicos sobre las pistas, los monomotores Messerschmitt Bf 109 reconvertidos en cazabombarderos fracasaron estrepitosamente porque erraron la mayor parte de los blancos por dos motivos: primero que el avión no estaba adaptado para soltar artefactos con eficacia sobre objetivos pequeños y segundo que la mayor parte de sus pilotos no habían recibido adiestramiento en la doctrina de bombardeo.

El 24 de Octubre de 1940 comenzó a operar en la Batalla de Inglaterra el Cuerpo Aéreo Italiano cuando 18 aviones latinos entre bombarderos Fiat BR.20 Cicogna y cazas de escolta Fiat G.50 Freccia soltaron sus bombas sobre el puerto de Harwich y la localidad vecina de Felixtowe, siendo abatidos durante la acción tres de los bimotores con la consiguiente muerte de seis pilotos. A partir de entonces los raids de la aviación italiana se multiplicarían a lo largo del mes contra otros objetivos de Gran Bretaña y en especial del condado de Kent, causando destrozos a las industrias enemigas y matando algunos civiles en las ciudades de Ramsgate y Margate como por ejemplo ocurrió en la devastadora incursión del 29 protagonizada por 88 aviones latinos entre 15 bombarderos Fiat BR.20 Cicogna, 39 biplanos Fiat CR.42 Falco y 34 cazas Fiat G.50 Freccia (que se saldó con solo 5 aparatos dañados).

Emboscada victoriosa de los Spitfires a los Heinkel He 111 alemanes sobre cielo británico. Arte digital.

Simultáneamente a las misiones contra las ciudades de Inglaterra y Londres, la Luftwaffe prosiguió con sus ataques sobre los puertos, intensificando sus acciones en el Estuario del Támesis, el Canal de la Mancha, Harwich, Plymouth, Firth of Forth, Suffolk, Aldeburgh, Montrose, Humber, Sheernes, Oban, Grimbsy Roads y la Isla de Tiree en Escocia. Precisamente durante todo el mes de Octubre los Stukas y los hidroaviones que liberaban minas magnéticas hundieron a los dos destructores HMS Venetia y HMS Sturdy, al dragaminas HMS Dundalk, al cañonero HMS Aisha, a las tres lanchas torpederas HMS MTB Nº16, HMS MTB Nº106 y HMS ML Nº109, a las seis patrulleras HMS Scoth Thistle, HMS Summer Rose, HMS Apple Tree, HMS Duthies, HMS Perservere y HMS Harvest Gleaner, a un carguero de gran calado, a dos remolcadores y diez embarcaciones menores o transportes.

A medida que avanzaba Octubre de 1940, el mariscal del aire Hermann Goering volvió a cambiar de táctica enviando oleadas de bombarderos Heinkel He 111 y Dornier Do 17 contra la capital de Londres, al tiempo en que los bimotores Junkers Ju 88 atacaban objetivos industriales y los cazas Messerschmitt Bf 109, cazabombarderos Messerschmitt Bf 110 y bombarderos en picado Stukas intentaban dejar fuera de combate los aeródromos de la RAF. Lamentablemente los cazas británicos cada vez eran superiores en número y los aviones alemanes menores a raíz de las bajas sufridas, por lo que después de materializarse un nuevo fracaso y vivirse una auténtica crisis nerviosa entre los mandos de la Luftwaffe, finalmente el 31 de Octubre el propio Adolf Hitler aceptó la derrota posponiendo la «Operación León Marino» y dando por concluida la Batalla de Inglaterra.

Conclusión

Cuando el 1 de Noviembre de 1940, los pilotos de la Fuerza Aérea Real Británica fueron comprobando como a lo largo de la mañana ningún avión de la Luftwaffe aparecía en el horizonte después de cuatro meses ininterrumpidos de ataques de la aviación germana, la alegría se extendió entre las tripulaciones y sus mandos, luego entre el resto de los militares y finalmente entre toda la ciudadanía de Gran Bretaña. La proeza lograda por los valientes aviadores de la RAF, pese a no evitar el cese de los bombardeos sobre las ciudades porque continuarían produciéndose durante toda la Segunda Guerra Mundial hasta el mismo año 1945, al menos sí evito la tan temida invasión de Inglaterra y el fracaso rotundo de la «Operación León Marino».

Los Aliados sufrieron la destrucción de 915 aviones y las muertes de 415 pilotos entre 317 británicos, 29 polacos, 20 canadienses, 14 australianos, 11 neozelandeses, 9 sudafricanos, 8 checos, 6 belgas y 1 estadounidense; además del hundimiento de 75 navíos entre 7 destructores, 2 dragaminas, 7 cañoneros, 4 lanchas torpederas, 11 patrulleras, 1 petrolero, 8 cargueros de gran tonelaje, 7 remolcadores y 28 buques de diversos tipos como transportes, mercantes pequeños, tendedores, etcétera. A estas bajas militares hubo que añadir que perdieron la vida 27.865 civiles, de los cuales alrededor de 20.000 fueron londinenses.

El Eje sufrió la destrucción de 1.763 aviones entre 1.733 alemanes y 3 italianos, así como 1.451 pilotos muertos contando a 1.445 alemanes (1.176 tripulaciones de bombarderos, 171 de caza, 85 de bomabarderos en picado y 212 de cazabombarderos) y 6 italianos.

Gracias a la victoria del Reino Unido en la Batalla de Inglaterra, las potencias del Eje sufrieron su primera gran derrota estratégica de la Segunda Guerra Mundial. Las consecuencias para la Fuerza Aérea Alemana fueron nefastas porque pese a que mantuvo su superioridad en aviones sobre toda Europa, la merma de tantos efectivos, la pérdida de pilotos experimentados y la obligación de distribuirlos por tantos escenarios bélicos como el Norte de África o el Frente Oriental en Rusia, limitarían mucho sus acciones desde 1941. También a nivel diplomático los efectos del triunfo de la RAF fueron muy destacados, pues ante la imposibilidad de doblegar al Imperio Británico, Adolf Hitler puso sus miras en invadir la Unión Soviética con la planificación de la «Operación Barbarroja» que modificaría todo el panorama global de la contienda.

El Reino Unido logró lo impensable en la Batalla de Inglaterra teniéndolo todo en contra y prácticamente nada a su favor, no solamente porque resistió al preludio de lo que sería la invasión de Gran Bretaña con la «Operación León Marino», sino demostrando a la comunidad internacional que continuaría la contienda en solitario sobre el «Viejo Continente», liderando a las naciones de la Commonwealth en su lucha contra el Eje. De hecho, tan sorprendente fue la proeza de un reducido grupo de pilotos de la RAF contra la todopoderosa Luftwaffe, que el Primer Ministro Winston Chruchill les elogió con una de sus frases más célebres: «Jamás en la Historia de los Conflictos, tantos, debieron tanto, a tan pocos».

Bibliografía:

-Tony Wood y Bill Gunston, Luftwaffe, El Tercer Reich, «Capítulo 3 La Batalla de Inglaterra», Optima (1997), p.20-31
-David Solar, La Caída de los Dioses, «Capítulo 1: Días del Águila: Misión Imposible», Esfera de los Libros (2005), p.30-34
-Winston Churchill, La II Guerra Mundial Volumen 1. El camino hacia el desastre, «XII La Batalla de Gran Bretaña», Planeta Deagostini (1959) p. 228-239
-Juan Antonio Guerrero, La II Guerra Mundial 60 años después, «La Batalla de Inglaterra», Revista Muy Especial Nº68 (2005), p.87
-Denis Richards, La Batalla de Inglaterra, Así fue la Segunda Guerra Mundial Volumen 13, Noguer (1972), p.289-305
-José Ángel Martos, El terror nazi viene del cielo, Revista Muy Historia Nº45 (2013), p.16-17
-http://en.wikipedia.org/wiki/Battle_of_Britain
-http://es.wikipedia.org/wiki/Corpo_Aereo_Italiano