Batalla de Guadalcanal

La Batalla de Guadalcanal entre Agosto de 1942 y Febrero de 1943 fue el enfrentamiento más decisivo del Frente del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Este duelo de titanes que implicó a la mayor parte de las fuerzas militares de Estados Unidos y Japón en una lucha atroz, constituyó la mayor batalla terrestre, aérea y naval de la Historia.

Preludio

Japón se había erigido como la primera potencia mundial en Asia y el Océano Pacífico desde la aniquilación de la flota de acorazados de Estados Unidos tras el ataque a Pearl Harbor el 7 Diciembre de 1941. A partir de esta fecha y hasta mediados de 1942, los japoneses extendieron sus dominios hacia las Filipinas, Malasia, Singapur, Birmania, Nueva Guinea, Borneo, las Indias Orientales Holandesas (Indonesia), Hong Kong, Shangai, Wake, Guam, las Islas Gilbert, las Islas Salomón, Rabaul, Nueva Bretaña, las Islas Aleutianas, la provincia de Assam en la India y las Islas Andamán y Nicobar, causando unas tremendas derrotas militares a los Aliados que en todas las ocasiones se vieron forzados a retirarse. Si a todo se sumaba que desde el siglo XIX y principios del siglo XX Japón había ocupado Corea, las Islas Kuriles, Sajalín Meridional, Formosa, Manchuria y más de un tercio de China y Mongolia tras la Guerra Sino-Japonesa que llevaba activa desde 1937, además de su alianza con Thailandia en la región, el Imperio Japonés se vislumbraba como el futuro vencedor de la Segunda Guerra Mundial. Tal cosa quedó demostrada primeramente en la Batalla del Golfo de Siam tras el hundimiento de los acorazados británicos HMS Repulse y HMS Prince of Wales, luego en la Batalla de Ceilán con la destrucción del portaaviones inglés HMS Hermes, en la Batalla del Mar de Java que supuso la desaparición de la Marina Real Holandesa, en la Batalla del Mar del Coral con la pérdida del portaaviones pesado estadounidense USS Lexington y en los bombardeos aéreos sobre Australia que neutralizaron las principales ciudades del país.

Nada parecía hacer sombra al Imperio Japonés hasta la inesperada derrota en la Batalla de Midway el 4 de Junio de 1942 cuando los cuatro de portaaviones pesados nipones Kaga, Akagi, Soryu e Hiryu resultaron hundidos a costa de únicamente el USS Yorktown estadounidense. Desde ese instante el Frente Pacífico se convirtió en un escenario de empate técnico, ya que aunque Japón perdió la capacidad ofensiva, Estados Unidos todavía siguió en una actitud defensiva ante la falta de medios para pasar el ataque. Fue entonces cuando los analistas norteamericanos evaluaron la situación llegando a la conclusión de que si Japón se recuperaba de su derrota y retomaba la iniciativa, no solamente el territorio nacional estadounidense volvería a estar amenazado (los japoneses ocupaban las Islas Aleutianas a las puertas de Alaska), sino que además sería imposible desviar recursos hacia Europa y el Norte de África para decantar la balanza en favor de Gran Bretaña y la Unión Soviética, ya que las fuerzas del Eje capitaneadas por Alemania e Italia estaban aplastando a los británicos en Egipto y a los soviéticos en Rusia y el Cáucaso, y por tanto amenazando el Canal de Suez y el petróleo de Oriente Medio. Si eso ocurría, Japón ya no tendría rival en el Océano Índico y conjuntamente con los alemanes y los italianos pondrían en marcha el «Plan Orient» consistente en un reparto de influencia sobre la Eurasia que sin duda proporcionaría la victoria al Eje en la Segunda Guerra Mundial. Así pues y para evitar un desastre de tal magnitud, Estados Unidos decidió arriesgarse y buscar una batalla decisiva con el Imperio Japonés, escogiendo para ello la ruta de las Islas Salomón que cerraban el paso hacia Australia y más en concreto la Isla de Guadalcanal.

Plan de Estados Unidos

Martin Clemens era un aventurero australiano de los Mares del Sur que combinaba su profesión de comerciante intercambiando productos a los indígenas del Océano Pacífico con la de ser un mero informador de los Aliados. Curiosamente cuando los japoneses ocuparon Guadalcanal a mediados de 1942, la pequeña guarnición australiana de la isla al frente del comandante Eric Feldt decidió retirarse y regresar a Australia, quedándose únicamente en tierra firme el propio Clemens. Acompañado de una radio y viviendo en la soledad de la jungla, Clemens se dedicó a espiar durante semanas a los japoneses sin que estos se percataran de su presencia. Así transcurrieron los meses hasta que un día descubrió como ingenieros nipones comenzaban a talar árboles e instalar almacenes en el litoral norte para construir un aeródromo que sin duda tendría graves repercusiones estratégicas por situarse en medio de la ruta marítima hacia Australia. Sin dudarlo ni un instante Clemens comunicó por radio a las autoridades de Canberra y Washington lo que estaba sucediendo en Guadalcanal, algo que inmediatamente levantó las alarmas en ambos países.

Flota Estadounidense rumbo a Guadalcanal con transportes y un crucero en Agosto de 1942.

Originalmente la idea de invadir Guadalcanal fue del Presidente Franklin Delano Roosevelt a pesar de las muchas voces divergentes que optaban por intervenir primero en Europa o el Norte de África antes que en el Pacífico. Eso mismo defendía el Primer Ministro del Reino Unido, Winston Churchill, con quién a pesar de haber pactado la estrategia de «Europe First (Europa Primero)» consistente en priorizar la derrota de Alemania antes que la de Japón, a mediados de 1942 Roosevelt se echó atrás para ordenar que el peso de las operaciones recayera principalmente contra el Imperio Japonés y no contra el Tercer Reich. Gracias a ese cambio de opinión, favorecido en parte por las presiones del general Douglas MacArthur que lideraba las tropas norteamericanas en Australia, del almirante Ernest King que encabezaba la Flota de Estados Unidos (US Navy), del almirante Chester Nimitz que comandaba el teatro de operaciones del Pacífco y del vicealmirante Robert Ghomle encargado del Pacífico Sur; la primera ofensiva de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial sería en el Pacífico y no en Europa. Cuatro fueron las razones fundamentales para ello: 1) Guadalcanal constituía el punto de máxima expansión del Imperio Japonés, lo que perder dicho territorio les causaría un golpe psicológico a su moral; 2) Guadalcanal hacía una especie de «portaaviones natural» desde donde Japón podía invadir Australia, uno de los principales miembros del bando de los Aliados; 3) Guadalcanal se encontraba en medio de la ruta marítima hacia Australia, desde la cual los aviones japoneses basados en el Aeródromo de Punta Lunga bombardeaban el país y los barcos que navegaban junto a los arrecifes de coral, algo que obligaba a los convoyes mercantes a desviarse por la ruta de Nueva Zelanda mucho más larga y costosa; y 4) si Guadalcanal era asaltada por los norteamericanos, la Marina Imperial Japonesa se presentaría en la zona y por tanto la Flota Estadounidense tendría la oportunidad de librar una batalla decisiva por la hegemonía del Pacífico.

Bajo el nombre de «Operación Watchtower (Torre de Vigilancia)» la invasión de Guadalcanal y de las islas adyacentes de Tulagi, Gavutu, Tanambogo y Florida, fue fijada para el 7 de Agosto de 1942 con más de 75 navíos de todos los tipos entre portaaviones, cruceros, destructores, dragaminas, submarinos y transportes de la Flota Estadounidense (US Navy), la Real Marina Australiana (Royal Australian Navy) y la Real Marina Neozelandesa (Royal New Zeland Navy). Esta gran escuadra sin apenas experiencia naval en contraste a los veteranos japoneses, zarpó el 26 de Julio de 1942 desde Australia, Nueva Zelanda, Islas Samoa, Nueva Caledonia Francesa, Nuevas Hébridas, Isla Espíritu Santo y especialmente de Islas Fiji con el portaaviones USS Saratoga en cabeza al mando del vicealmirante Frank Fletcher y unas fuerzas anfibias tras su estela dirigidas por el almirante Richmond Turner. La principal oleada de desembarco fue la 1ª División de Marines del general Alexander Vandegrift procedente de Nueva Zelanda con 16.000 hombres que invadirían Guadalcanal de la siguiente manera: 11.000 desembarcarían entre las costas de Punta Koli y Punta Lunga, 3.000 sobre los islotes cercanos de Tulagi, Gavutu y Tanambogo, y 2.000 más quedarían en reserva. De este modo una vez ocupadas las islas circundantes, los restantes efectivos de la 1ª División de Marines junto a la 2ª División de Marines y posteriormente la 25ª División de Infantería y la División de Infantería «Americal» serían trasladadas a la propia Guadalcanal. De hecho dentro del mismo territorio insular ya existían movimientos antijaponeses como la Fuerza de Defensa del Protectorado de las Salomón Británicas formada por guerrilleros ingleses e indígenas de las Fuerzas de Policía de las Salomón; así como la Guerrilla Salomoniesa de nativos de raza negra pobremente equipados con machetes y utensilios arcaicos. También en el corazón de la jungla actuarían cuerpos especiales de la Fuerza Expedicionaria Neozelandesa y los Comandos de Fiji.

El Ejército Estadounidense desplegó a un total de 60.000 efectivos (40.000 soldados y 20.000 marines).

Aliados:
·1ª División de Marines
-1º Regimiento de Marines
-5º Regimiento de Marines
-7º Regimiento de Marines
-11º Regimiento de Marines
-1st Batallón Blindado
-1st Batallón Especial de Armas
-1st Batallón de Tractores Anfibios
-1st Batallón Paracaidista
-1st Batallón de Asalto
-1st Batallón de Ingenieros
-1st Batallón de Ingenieros de Vuelo
·2ª División de Marines
-2º Regimiento de Marines
-6º Regimiento de Marines
-8º Regimiento de Marines
-10º Regimiento de Marines
-2nd Batallón Especial de Armas
-2nd Batallón de Tractores Anfibios
-2nd Batallón de Asalto
-3rd Batallón de Defensa
-9th Batallón de Defensa
·25ª División de Infantería
-27º Regimiento de Infantería
-35º Regimineto de Infantería
-161º Regimiento de Infantería
-8th Batallón de Artillería de Campaña
-64th Batallón de Artillería de Campaña
-69th Batallón de Artillería de Campaña
-90th Batallón de Artillería de Campaña
-65th Batallón de Ingenieros de Combate
·División de Infantería «Americal»
-132º Regimiento de Infantería
-164º Regimineto de Infantería
-182º Regimiento de Infantería
-221st Batallón de Artillería de Campaña
-245th Batallón de Artillería de Campaña
-246th Batallón de Artillería de Campaña
-247th Batallón de Artillería de Campaña
-57th Batallón de Ingenieros de Combate
·Independiente
-147º Regimiento de Infantería
-214º Regimiento de Artillería de Campaña
-244º Regimiento de Artillería de Campaña
-97th Batallón de Artillería de Campaña
·Cactus Air Force
-67th Escuadrón de Caza
·Resistencia de Salomón
-Fuerza de Defensa del Protectorado de las Salomón Británicas
-Fuerza de Policía de las Islas Salomón
-Fuerza Expedicionaria Neozelandesa
-Comandos de Fidji
-Guerrilla Salomoniesa

Plan de Japón

«Isatabu» era una isla de 148 kilómetros de largo por 45 kilómetros de ancho situada en las Islas Salomón a medio camino entre el Pacífico Sur y Australia (de esta última a 2.000 kilómetros) que fue descubierta en 1568 por el explorador Álvaro de Mendaña y que éste incorporó a la España del Rey Felipe II, a la cual rebautizó Guadalcanal en un honor a un pueblo próximo a la ciudad de Sevilla. Hasta el siglo XIX la Isla de Guadalcanal permaneció bajo dominio del Imperio Español después de que fuese cedida a Alemania durante algunas décadas y posteriormente vendida al Reino Unido en 1900. Sometida al Imperio Británico dentro del Protectorado de las Salomón hasta mediados de 1942, una vez entró Japón en la Segunda Guerra Mundial las tropas del Ejército Imperial Japonés conquistaron la isla renombrándola como «Guadarukunaru» y estacionando una poderosa guarnición que la hizo inexpugnable ante cualquier amenaza de los Aliados.

Mapas de la situación japonesa. Izquierda: Campañas más importantes del Pacífico hasta Guadalcanal. Derecha: Lugares de desembarco aliado y plan de contraataque japonés de la flota del almirante Gunichi Mikawa.

Guadalcanal se encontraba defendida por 36.200 soldados japoneses y 2.800 trabajadores procedentes de Corea y Taiwán, además de los 886 nipones estacionados en Tulagi, Gavutu, Tanambogo y Florida. Agrupados en torno al XVII Ejército Japonés del general Harukichi Hyakutake (el cual cubría todo Pacífico Sur entre Nueva Guinea y las Islas Salomón), protegía la isla una unidad veterana de las campañas de China y Manchuria, la 2ª División de Infantería al mando del mariscal Terauchi Hisaichi, así como fuerzas menores que incluían la 38ª División de Infantería del general Yoshimitsu Abe, la 35ª Brigada de Infantería, el 28º Regimiento de Infantería y la 5ª Fuerza Especial Naval de Desembarco «Yokosuka», además de la 3ª Fuerza Especial de Desembarco «Kure» que se estacionaba en Tulagi, Gavutu, Tanambogo y Florida. Sin embargo el núcleo armado más temido de todos era la poderosa Marina Imperial Japonesa del almirante Isoroku Yamamoto que por aquel entonces seguía siendo la flota más poderosa del mundo. Tal cantidad de fuerzas terrestres, navales y aéreas profesionales hacían de Guadalcanal una plaza de muy difícil conquista para todo aquel que se aventurase a desembarcar en sus playas.

El Ejército Imperial Japonés desplegó un total de 39.900 efectivos (37.100 japoneses, 1.800 coreanos y 1.000 taiwaneses).

XVII Ejército Japonés:
·2ª División de Infantería
-14º Regimiento de Infantería
-16º Regimiento de Infantería
-29º Regimiento de Infantería
-2º Regimiento de Artillería
-2th Batallón de Ingenieros
-1ª Compañía Independiente Blindada
·38ª División de Infantería
-228º Regimiento de Infantería
-229º Regimiento de Infantería
-230º Regimiento de Infantería
-38º Regimiento de Tiro de Montaña
-38º Batallón de Ingenieros
·35ª Brigada de Infantería
-124º Regimiento de Infantería
-4º Regimiento de Infantería
-Destacamento «Ichiki»
-Cuerpo Central
-Batallón «Kuma»
-10th Batallón de Tiro de Montaña
-20th Batallón de Tiro de Montaña
·28º Regimiento de Infantería
-11ª Unidad de Construcción
-12ª Unidad de Construcción
·3ª Fuerza Especial de Desembarco «Kure»
·5ª Fuerza Especial Naval de Desembarco «Yokosuka»

Desembarco de Guadalcanal

A las 6:19 horas del amanecer del 7 de Agosto de 1942 la Flota Estadounidense hizo presencia ante la Isla de Guadalcanal. Minutos más tarde los cruceros y destructores norteamericanos iniciaron un cañoneo naval contra la isla y los pequeños archipiélagos de alrededor, seguido poco después por varios ataques aéreos de los aviones embarcados de los portaaviones USS Saratoga, USS Enterprise y USS Wasp sobre las posiciones japonesas. La mayoría de soldados nipones fueron despertados de sus camas por el tronido de los explosiones; excactamente igual que el informador oculto Martin Clemens quién emocionado escaló un risco para ver que sucedía y de paso comprender que los Aliados habían recibido sus mensajes.

Protegida por el fuego naval de la Flota Estadounidense, los primera oleada compuesta por 3.000 marines norteamericanos desembarcó sobre los islotes de Gavutu y Tanambongo, seguida instantes después por una segunda oleada sobre los de Tulagi y Florida. Frente a ellos los 886 soldados japoneses de la guarnición resistieron y mantuvieron sus posiciones sin ceder terreno y por tanto dificultando la siguiente operación anfibia en Guadalcanal.

Una barcaza norteamericana en aguas de Guadalcanal escoltada por aviones Wildcat en el cielo. Imagen del film La Delgada Línea Roja.

A las 9:10 horas de la mañana de aquel 7 de Agosto de 1942, un total 11.000 marines estadounidenses a bordo de barcazas desembarcaron en la Isla de Guadalcanal sobre la playa situada entre Punta Koli y Punta Lunga. Los norteamericanos no encontraron ningún tipo de oposición en la orilla porque los japoneses solamente les atacaron desde el aire cuando aviones Aichi Val y Zero ametrallaron y bombardearon las barcazas hundiendo al carguero USS George Elliot y dañando gravemente al destructor USS Jarvis. Únicamente la llegada de cazas Wildcat impidió ataques sobre más buques gracias a que derribaron 36 aparatos nipones por 19 estadounidenses. Mientras tanto en la playa los marines desembarcados penetraron entre los palmerales cercanos hasta llegar a las afueras del Aeródromo de Punta Lunga, donde la guarnición al mando del capitán Kanae Monzen los detuvo el resto del día mediante fuego graneado, hasta que por la noche ordenó la evacuación hacia la jungla.

Al día siguiente, a las 16:00 horas 8 de Agosto de 1942, los estadounidenses ocuparon el Aeródromo de Punta Lunga después de haber avanzado 910 metros desde la playa y sin encontrar ningún tipo de resistencia. Sin embargo los marines encontraron las instalaciones boicoteadas y destruidas, lo que impediría a los aviones operar durante varios días; además de haber escapado toda la guarnición japonesa intacta hacia la protección de la selva llevándose consigo municiones, comida, equipo, vehículos e incluso 13 de sus muertos.

Simultáneamente alrededor Guadalcanal los combates sobre el resto de archipiélagos continuaron decantándose del lado de los norteamericanos. Por ejemplo aquel 8 de Agosto los marines conquistaron Tulagi; mientras que a la jornada siguiente, el 9, se hicieron definitivamente con Gavutu, Tanambogo y Florida. Durante la lucha los japoneses sufrieron 886 bajas (863 muertos y 23 prisioneros) y los estadounidenses 322 bajas (122 muertos y 200 heridos) y el derribo de 21 aviones.

Batalla de la Isla de Savo

Nada más conocerse en Tokyo la noticia acerca de la invasión aliada a Guadalcanal, se decretó el envío de refuerzos a la isla y una escuadra naval que atacase los convoyes de suministro a los marines a sabiendas de que los estadounidenses estaban sufriendo escasez de carburante. Así pues zarpó de la base de Kavieng en Nueva Irlanda una pequeña flota de ocho cruceros, entre estos el pesado Chokai y los ligeros Yubari, Tenryu, Yunagi, Aoba, Futaka, Kako y Kinugasa, al mando del almirante Gunichi Mikawa, a quién curiosamente muchos de sus compañeros calificaron de «temerario» sin saber que estaba a punto de protagonizar uno de los más famosos combates nocturnos de la Segunda Guerra Mundial.

Tranquilamente anclados en torno a Guadalcanal los Aliados contaban con dieciséis navíos entre ocho cruceros (cinco estadounidenses y tres australianos) y ocho destructores al mando conjunto del almirante norteamericano Richmond Turner y el australiano Victor Crutchley. Dicha fuerza se dividía en el Grupo Sureste entre Punta Luhga y la Isla de Savo con los dos cruceros australianos HMAS Australia y HMAS Canberra, el americano USS Chicago y los destructores USS Bagley y USS Patterson; el Grupo Noreste alrededor de Tulagi con los cruceros USS Astoria, USS Quincy y USS Vincennes junto a los destructores USS Helm y USS Wilson; el Grupo del Este cubriendo Florida con el crucero australiano HMAS Hobart, el crucero estadounidense USS San Juan y los destructores USS Ellet y USS Selfridge; y el Grupo Norte sin ruta fija con los destructores norteamericanos USS Blue y USS Ralph Talbot equipados con radares avanzados. Sin embargo aquella superioridad no les serviría de mucho porque a pesar de que la flota japonesa había sido avistada horas antes por el submarino estadounidense USS S-38 y dos hidroaviones australianos del modelo Hudson, los Aliados no se tomaron en serio las advertencias y por tanto rebajaron la vigilancia a límites injustificados.

Caída la medianoche del 8 al 9 de Agosto 1942, la Marina Imperial Japonesa se presentó ante la Isla de Guadalcanal amparada por la oscuridad. Equipados los buques nipones con radares similares a los de sus oponentes, pudieron esquivar al destructor estadounidense USS Jarvis que pasó de largo sin percatarse del enemigo e internarse discretamente en las aguas donde anclaba la Flota Aliada. Sin embargo cuando poco después el crucero Chokai fue avistado por los destructores USS Blue y USS Patterson entre Punta Lunga y la Isla de Savo, la respuesta norteamericana a todas las unidades fue «¡Alerta, alerta, extraños barcos entrando en puerto» al mismo tiempo que Mikawa transmitía «¡Ataquen a cada barco!». La sorpresa fue total por tres razones fundamentales: primeramente los Aliados habían previsto una batalla diurna y no esperaban un ataque de noche; segundo los tripulantes australiano-estadounidenses estaban exhaustos tras dos días de bombardeos navales sobre Guadalcanal; y tercero las tripulaciones japonesas eran veteranas en combate nocturno y se encontraban en plena forma antes de la incursión.

A la 1:45 de la noche del 9 de Agosto de 1942, los dos cruceros japoneses Chokai y Furutaka abrieron fuego contra el crucero australiano HMAS Canberra justo cuando el almirante Victor Crutchley se encontraba en una reunión con sus oficiales y por tanto la mayor parte de los mandos del buque no se hallaban en sus puestos. A las primeras salvas que impactaron en el navío australiano, le siguieron los fogonazos de los cruceros Aoba y Kako que mataron a varios oficiales de mando en una sala, destruyeron la caldera y dejaron al navío sin gobierno y escorado hacia la derecha. Inmediatamente el crucero estadounidense USS Chicago y el destructor USS Patterson acudieron en ayuda del HMAS Canberra con un desastroso resultado porque el primero fue impactado por un torpedo del crucero Kako que le rompió la batería de dirección y acabó con la vida de dos marineros, mientras que el segundo fue dañado gravemente por los cañones del crucero Tenryu que mataron a 10 de sus tripulantes. Ante la imposibilidad de socorrer al crucero australiano, su tripulación abandonó el buque en botes minutos antes de que los destructores americanos USS Ellet y USS Selfridge le hiriesen de muerte con dos torpedos para impedir que la nave cayere fuese capturada por los japoneses. Segundos más tarde el crucero HMAS Canberra se hundió causando la muerte a 84 marineros australianos.

Crucero estadounidense USS Quincy iluminado por los barcos japoneses y siendo blanco de un nutrido fuego enemigo que acabará por hundirle.

Sobre las 1:50 horas de la noche, los ocho cruceros japoneses con el Chokai en vanguardia variaron el rumbo al norte de la Isla de Salvo para toparse de frente con los cruceros americanos USS Astoria y USS Vincennes. Estos dos barcos apenas tuvieron tiempo de reaccionar porque únicamente lanzaron un par de salvas que rompieron parcialmente la torreta del Chokai y provocaron un agujero de escasa importancia en el crucero Kinugasa. Sin embargo el resto de buques japoneses centraron el tiro sobre el crucero USS Astoria que tras recibir numerosos impactos a las 2:15 horas se volcó y se hundió llevándose la vida de 246 marineros, aunque por suerte 202 heridos serían rescatados del agua. Acto seguido los japoneses dirigieron los objetivos de sus cañones hacia el crucero USS Vincennes que también terminó por hundirse a las 2:50 horas causando la muerte a 349 tripulantes.

Otras de las víctimas norteamericanas aquella fatídica noche fue el crucero USS Quincy después de ser atrapado en un fuego cruzado por los cruceros japoneses Aoba, Furutaka y Tenryu que con sus obuses le machacaron la cubierta. Por si fuera poco y tras un duro castigo el Tenryu le lanzó un torpedo que impactó bajo la línea de flotación dejando inmóvil al USS Quincy, el cual tuvo fuerzas todavía para responder porque con uno de sus proyectiles acertó en el crucero pesado Chokai provocando una explosión en una sala situada a tan sólo 10 metros del puesto de mando del almirante Gunichi Mikawa, quién asombrosamente salió ileso a diferencia de 36 marineros nipones que perdieron la vida. Sin embargo el destino del USS Quincy ya estaba decidido porque el Aoba le remató con un torpedo que le hundió causando la muerte a 370 tripulantes.

Habiendo hundido cuatro cruceros en tan sólo 33 minutos, el almirante Gunichi Mikawa ordenó a las 3:00 de la madrugada dar media vuelta a su escuadra y regresar hacia Rabaul y Kavieng. Esta decisión resultó muy polémica posteriormente porque de haber permanecido en Guadalcanal, los japoneses con todos sus buques intactos podrían haber aniquilado al resto de las fuerzas navales aliadas en torno a la isla y por tanto haber forzado a la rendición de toda la 1ª División de Marines. No obstante Mikawa prefirió ser precavido ante el temor de que con el amanecer sus cruceros quedaran expuestos a los aviones estadounidenses, por lo que justificadamente suspendió la operación y se marchó dejando escapar una valiosa oportunidad al Imperio Japonés.

Posteriormente al encuentro nocturno que se conoció como la Batalla de la Isla de Savo, uno de los navíos estadounidenses que había conseguido escapar de la matanza, el USS Jarvis, tuvo la mala fortuna de ser interceptado a las 13:00 horas del 9 de Agosto por un escuadrón de 31 aviones torpederos Nakajima B5N procedentes de Rabaul. Nada más ser avistado por los japoneses, varios aparatos descendieron y soltaron sus bombas contra el buque que se hundió con toda su tripulación de 233 marineros de los que no hubo ningún superviviente.

Los Aliados sufrieron el hundimiento de 5 navíos entre 4 cruceros pesados (los 3 estadounidenses USS Astoria, USS Vincennes y USS Quincy; y el australiano HMAS Canberra) y 1 destructor (USS Jarvis); además de 1.478 muertos (1.394 estadounidenses y 84 australianos)

Japón sufrió 29 bajas entre 24 muertos y 5 heridos.

La Batalla de la Isla de Savo fue una de las mayores derrotas navales de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial, tan grave que incluso entre el Alto Mando Naval de Washington llegó a abrirse una investigación por lo ocurrido para buscar responsables, algo que llevó a destituciones e incluso al suicidio del capitán del crucero USS Chicago, Howard Bode, quién avergonzado por la derrota prefirió quitarse la vida. De hecho aquel enfrentamiento fue tan traumático para los norteamericanos que los marineros llegaron a bautizar sus aguas con el nombre de «Estrecho del Fondo Chatarra (Ironbottom Sound)». Contrariamente en Japón la Batalla de la Isla de Savo fue celebrada como una gran victoria, su almirante Gunichi Mikawa elevado al estatus de héroe y el encuentro merecidamente considerado como una de las mayores hazañas navales de la Historia.

Batalla de Punta Lunga

La derrota de los Aliados en la Batalla de la Isla de Savo dejó en una situación muy grave a la 1ª División de Marines en Guadalcanal porque la Flota Estadounidense dejó la isla para retirarse hacia Australia y por tanto abandonó a todos los soldados norteamericanos desembarcados. De este modo aislados y sin protección alguna ni combustible para vehículos, la única posibilidad de los marines era apresurarse a terminar de construir el aeródromo sobre Punta Lunga para recibir provisiones desde el aire antes de que se terminaran las raciones de comida previstas para 5 días (aumentadas a 14 con las que habían abandonado los japoneses).

Un día después de la Batalla de la Isla de Savo, el 10 de Agosto de 1942, los estadounidenses se resarcirían algo de su derrota anterior cuando el submarino norteamericano USS S-44 localizó a 70 millas náuticas de Kavieng entre la ruta marítima de Guadalcanal y Rabaul al crucero ligero japonés Kako, al cual disparó un torpedo y hundió rápidamente causando 34 marineros muertos. No obstante salvo por esta acción, el resto de la Flota Estadounidense permaneció escondida en Australia, lo que llevó a muchos de los marines aislados en Guadalcanal a la desesperación.

Cazas Wildcat aparacados en el Aerodromo Henderson junto a la selva.

Bautizado como «Aeródromo Henderson» en honor al piloto Lofton Henderson muerto en la Batalla de Midway, la pista de Guadalcanal situada en Punta Lunga fue finalmente terminada por los ingenieros estadounidenses el 12 de Agosto de 1942. Desgraciadamente para los norteamericanos, como todos los portaaviones se habían refugiado en Australia y otros dominios del Pacífico, ningún avión pudo llevarles suministros, por lo que debieron continuar sufriendo calamidades. De hecho fue tan mala fue situación higiénica y alimentaria que se desató una plaga de disentería mediante la cual uno de cada cinco marines cayó enfermo. Incluso los trabajadores coreanos capturados previamente por los norteamericanos tuvieron que escapar hacia la jungla para sobrevivir comiendo de los cocoteros y no morir de inanición.

Desesperados por el hambre, los soldados de la 1ª División de Marines decidieron arriesgarse e internarse en la selva con la finalidad de romper parcialmente el bloqueo japonés y de paso obtener algo de comida. El protagonista de la operación fue el 5º Regimiento de Marines después de cruzar el Río Matanikau, desalojar una posición japonesa en la orilla y ocupar la cercana aldea de Matanikau. Sin embargo mucho más éxito tuvo el asalto en botes a remo contra el pueblo de Kokumbuna que los estadounidenses conquistaron haciéndose con algunas provisiones del enemigo. Gracias a estas dos acciones sobre Matanikau y Kokumbuna que costaron a los marines únicamente 4 muertos a costa de 65 japoneses, les permitió robar suficientes alimentos para prolongar el asedio unas cuantas jornadas más.

Oficialmente el 20 de Agosto de 1942 los primeros aviones de refuerzo aterrizaron en el Aeródromo Henderson. Lo hicieron 31 aparatos, de los cuales había 19 cazas Wildcat y 12 bombarderos en picado Dauntless SBD Douglas. Esta pequeña escuadrilla encargada de dar cobertura a los marines sería bautizada con el nombre de Fuerza Aérea del Cactus (Cactus Air Force o CAF).

Batalla de Tenaru

Operativo el Aeródromo Henderson, Japón intentó neutralizarlo con todos los medios a su alcance utilizando para ello a un grupo de infiltración bautizado como Destacamento «Ichiki» al mando del coronel Kiyonao Ichiki que desembarcó cerca de Punta Lunga venciendo a los escasos estadounidenses en la playa, los cuales se retiraron con 6 bajas (3 muertos y 3 heridos) a costa de 5 muertos japoneses. Sin embargo aquella acción advirtió a los marines estacionados en el Aeródromo Henderson, quienes en seguida organizaron una expedición para rechazar al Destacamento «Ichiki» compuesta por 3.000 hombres que se integró por el 1º Regimiento de Marines, el 1st Batallón de Armas Especiales acompañado por dos cañones de 37 milímetros y el 11º Regimiento de Artillería cubriendo desde la retaguardia con sus piezas de entre los 75 y 105 milímetros. Mientras tanto los 917 soldados del Destacamento «Ichiki», a sabiendas de que habían sido descubiertos, tuvieron que atrincherarse en un perímetro defensivo que comprendía un lago natural de agua salada separado por un brazo de arena de mar de 5 a 7 metros de ancho y de 30 metros de largo protegido por el Río Tenaru.

Queriéndose adelantar a los norteamericanos, a la 1:30 horas de la madrugada del 21 de Agosto de 1942 un grupo de 100 soldados japoneses del Destacamento «Ichiki» cargó a través del brazo de arena de mar hacia el Río Tenaru donde los marines se acababan de parapetar. Como era de esperar, las ametralladoras, los morteros y los dos cañones de 37 milímetros del 1st Batallón de Armas Especiales causaron bajas muy grandes a los japoneses. Sin embargo estos últimos consiguieron llegar a la orilla opuesta del Río Tenaru, entablando un combate cuerpo a cuerpo contra los norteamericanos, a los cuales expulsaron gracias a su mejor adiestramiento con la bayoneta. No obstante y por suerte para los estadounidenses, estos enviaron sus mucho más numerosas reservas contra unos exhaustos nipones, quienes agotados y faltos de munición volvieron a retirarse. Perdida la posición por segunda vez, a las 2:30 un segundo grupo de 200 soldados japoneses asaltó el Río Tenaru en esta ocasión sin éxito porque el cansancio y la desmoralización cundió entre sus filas antes de replegarse.

Al amanecer de aquel 21 de Agosto el Destacamento «Ichiki» inició un bombardeo de morteros contra las posiciones del 1º Regimiento de Marines mientras el 11º Regimiento de Artillería Estadounidense respondía a su vez con los cañones de 75 milímetros. Fue entonces cuando transcurridas un par de horas, a las 5:00, los japoneses llevaron a cabo un tercer asalto confiando en la cobertura de sus morteros que una vez más terminó en un absoluto fracaso porque el Destacamento «Ichiki» fue atrapado en un fuego cruzado de ametralladoras y fusilería combinado por un bombardeo de piezas artillería. El resultado fue la casi total aniquilación del Destacamento «Ichiki» y una nueva retirada con los escasos supervivientes hacia el extremo del brazo de arena de mar.

Soldados japoneses en retirada dejando atrás montones de cadáveres sobre Tenaru.

Reducidos a un número insignificante los miembros del Destacamento «Ichiki», el 1º Regimiento de Marines con el 1th Batallón en vanguardia al mando del coronel Lenard Cresswell pasó al contraataque en dos alas: la primera bloqueó la salida este del lago natural y la segunda la salida sur. Gracias a esta maniobra que dejó envueltos a los nipones, los aviones del Aeródromo Henderson y una fuerza de 5 tanques Stuart M3 se encargaron de barrer a los restantes supervivientes hasta que a la caída la tarde el Destacamento «Ichiki» fue completamente exterminado.

La Batalla de Tenaru fue la primera victoria significativa de Estados Unidos durante la Batalla de Guadalcanal. Los japoneses encajaron 792 bajas (777 muertos y 15 prisioneros); a costa de sufrir los estadounidenses 44 muertos.

Jamás hasta aquel instante de la Segunda Guerra Mundial en la Batalla de Tenaru, los estadounidenses habían comprendido la verdadera forma de luchar de los japoneses. Por primera vez descubrieron la insistentes cargas «Banzai» que a pesar de suponer un terror psicológico para el que las experimentase en sus carnes, tácticamente resultaban inútiles porque solían ser rechazadas con pérdidas enormes (los japoneses equivocadamente pensaban ser superiores mental y racialmente a sus enemigos). Sin embargo otro factor también aterrador para los norteamericanos fueron los heridos nipones, a quienes muchas veces tenían que rematar de un disparo porque en ocasiones solían inmolarse con una granada y por tanto mataban a numerosos marines con la explosión.

Batalla de las Salomón Orientales

Isoroku Yamamoto, almirante autor del ataque a Pearl Harbor y considerado el mejor marino de la época, interpretó la anterior victoria japonesa en la Batalla de la Isla de Savo como un síntoma de debilidad de los Aliados. Fue por esa razón de aparente superioridad por la cual decidió adelantarse a sus oponentes y asestar un golpe a la Flota Estadounidense en torno a Guadalcanal en lo que se conocería como la Batalla de las Salomón Orientales.

Bajo nombre de “Operación Ka” la Marina Imperial Japonesa reunió a un total de 59 navíos entre los que hubo 3 portaaviones, 2 acorazados, 13 cruceros, 33 destructores, 1 portahidroaviones, 3 transportes y 4 patrulleras con 171 aviones. Con el almirante Isoroku Yamamoto en vanguardia la flota se dividió en dos grandes escuadras: el grueso principal del vicealmirante Chuichi Nagumo con dos portaaviones (Shokaku y Zuikaku), cinco cruceros (Atago, Maya, Takao, Myoko y Haguro), dieciocho destructores (Akebono, Ushio, Yura, Kuroshio, Oyashio, Hayashio, Minegumo, Natsugumo, Asagumo, Harusame, Samidare, Murasame, Kazagumo, Yugumo, Makigumo, Akigumo, Hatsukaze y Akizuke) y un portahidroaviones (Chitose); y una fuerza secundaria al mando del almirante Hiroaki Abe con un portaaviones (Ryujo), dos acorazados (Hiei y Kirishima), ocho cruceros (Kumano, Suzuya, Chikuma, Tone, Chokai, Kinugasa, Aoba y Furutaka), quince destructores (Nagara, Nowaki, Maikaze, Tanikaze, Amatsukaze, Tokitsukaze, Jintsu, Suzukaze, Kawakaze, Umikaze, Kagero, Isokaze, Mitsuki, Yayoi y Uzuki), tres transportes (Kinryu Maru, Boston Maru y Daifuku Maru) y cuatro patrulleros (Nº1, Nº2, Nº34 y Nº35).

Coincidiendo con la finalización de la Batalla de Tenaru el 21 de Agosto de 1942, la Flota Combinada Japonesa zarpó desde la base naval de Truk en Micronesia poniendo rumbo hacia las Islas Salomón. Mientras la aproximación de la escuadra nipona hacia Guadalcanal se efectuaba, varias decenas de aviones japoneses procedentes de Rabaul bombardearon la isla para debilitar sus defensas, algo en lo que fracasaron porque además de no perderse ningún aparato norteamericano en el enfrentamiento aéreo, el Aeródromo Henderson recibió el 22 de Agosto cinco cazas P-39 Aircobra de refuerzo. Por si fuera poco al día siguiente, el 23 de Agosto, la flota de Yamamoto perdió el factor sorpresa tras ser localizada por un hidroavión de reconocimiento PYB Catalina que inmediatamente transmitió la posición al resto de la Flota Estadounisense.

Para contrarrestar a la Marina Imperial Japonesa, la Flota Estadounidense del vicealmirante Rober Ghormeley reunió una fuerza bastante inferior en buques, especialmente tras la ida del portaaviones USS Wasp que tuvo que abandonar Guadalcanal debido a la falta de carburante. Sin embargo y a pesar de las adversidades los norteamericanos agruparon a 28 excelentes navíos entre los que estaban 2 portaaviones (USS Enterprise y USS Saratoga), 1 acorazado (USS North Carolina), 7 cruceros (USS Minneapolis, USS New Orleans, USS Portland, USS Atlanta, USS San Francisco, USS San Juan y USS Salt Lake City) y 18 destructores (USS Phelps, USS Farragut, USS Worden, USS MacDonough, USS Dale, USS Balch, USS Maur, USS Ellet, USS Benham, USS Grayson, USS Monssen, USS Farenholt, USS Aaron, USS Buchanan, USS Lang, USS Stack, USS Sterett y USS Selfridge).

Durante la noche del 23 al 24 de Agosto de 1942, el vicealmirante Chuichi Nagumo al mando del grueso principal de la Flota Combinada Japonesa dividió sus fuerzas en dos alas: una de reserva y otra de ataque al mando del almirante Chuichi Hara con el portaaviones Ryujo en cabeza escoltado por el crucero pesado Tone y los destructores Amatsuzake y Tokitsukaze. Mientras tanto a las 6:30 horas varios hidroaviones estadounidenses PBY Catalina despegaron de la Isla de Ndeni para descubrir la ubicación exacta de sus enemigos, dando con el portaaviones Ryujo a las 9:35 horas de la mañana. Inmediatamente los japoneses quisieron adelantarse a sus enemigos y por eso a las 12:20 horas partieron del Ryujo un total de 15 cazas Zeros, 6 torpederos Nakajima B5N y 24 bombarderos G3M Betty procedentes de Rabaul (aunque estos últimos tuvieron de dar media vuelta a causa de una tormenta, lo que redujo la fuerza aérea a 21 aparatos). Simultáneamente a las 13:40 horas el portaaviones USS Saratoga puso en el aire a 38 aparatos entre 30 bombarderos en picado Dauntless SBD Douglas y 8 torpederos Devastator.

Primeramente fue la aviación japonesa la que llegó a su objetivo en Guadalcanal a las 14:23 horas del mediodía. Con rapidez las bombas fueron soltadas sobre el Aeródromo Henderson dañando algunas de sus instalaciones, aunque ninguno de los aviones estadounidenses fue destruido porque previamente habían sido prevenidos del ataque y se encontraban en el aire. Gracias a esta iniciativa emboscaron a sus enemigos en un combate favorable que se saldó con 6 aparatos nipones derribados (3 Zeros y 3 Nakajina B5N) a costa de la pérdida de 3 cazas estadounidenses Wildcat.

Dos asombrosas imágenes del ataque japonés sobre la incursión al portaaviones USS Enterprise. Izquierda: un avión nipón arde pasando por encima de la torre de mando. Derecha: una bomba hace impacto y estalla en la cubierta.

Dos minutos después del ataque a Guadalcanal, a las 14:25, un hidroavión de reconocimiento japonés Aichi Jake procedente del crucero Chikuma localizó a los portaaviones USS Enterprise y USS Saratoga, respecto a los cuales informó de su posición antes de ser derribado por cazas enemigos. Acto seguido los dos portaaviones Shokaku y Zuikaku enviaron a dicha ubicación 42 aparatos (15 Zeros y 27 bombarderos en picado Aichi Val) que regresaron con todo su arsenal cargado después de haber conseguido evadirse la escuadra norteamericana. Sin embargo más suerte tuvo el portaaviones Ryujo navegando próximo a la Isla de Santa Isabel cuando de nuevo descubrió a la flota enemiga, por lo que de forma inmediata el almirante Isoroku Yamamoto ordenó despegar a las 16:00 horas de la tarde a 36 aparatos (9 Zeros y 27 bombarderos en picado Aichi Val) rumbo hacia sus oponentes.

Justo en el instante en que los aviones japoneses abandonaron el Ryujo a las 16:00 horas, los aparatos norteamericanos del USS Saratoga sobrevolaron la zona de navegación del portaaviones nipón. Con pericia y rapidez, los 30 bombarderos Dauntless SBD Douglas y 8 torpederos Devastator se lanzaron en picado contra el Ryujo, el cual fue impactado con tres bombas sobre la cubierta y con un torpedo bajo la línea de flotación. Herido de muerte y cargado de incendios sobre la pista de despegue, el portaaviones se fue escorando hasta desaparecer bajo las aguas del Océano Pacífico. Durante su hundimiento 120 marineros japoneses perdieron la vida con el Ryujo, siendo rescatado los restantes 804 tripulantes por el crucero Tone y los destructores Amatsuzake y Tokitsukaze.

Al mismo tiempo que el Ryujo era hundido, a las 16:20 horas de la tarde los 36 aparatos procedentes de dicho portaaviones encontraron al USS Enterprise. Con sed de venganza, los Aichi Val se lanzaron en picado atravesando la pantalla de fuego antiaéreo levantada por los destructores, cruceros y el acorazado USS North Carolina que se cobró el derribo de varios aparatos. Sin embargo no pudieron evitar que a las 16:44 horas la primera bomba atravesara el ascensor de carga del USS Enterprise para explosionar por debajo de la línea de flotación junto a los compartimentos en donde mató a 35 hombres e hirió a otros 70. Treinta segundos después, una segunda bomba detonó a 4’5 metros de cubierta matando a 35 marineros más, así como una tercera a las 16:46 que abrió un agujero de 3 metros. No obstante y a pesar de que el combate aéreo se intensificó entre Guadalcanal y Santa Isabel, el USS Enterprise no volvió a ser molestado gracias a la intervención de aviones de refuerzo del Aeródromo Henderson y al fallido ataque contra el acorazado USS North Carolina que con sus cañones derribó 4 aviones japoneses. Debido a esta formidable táctica defensiva la Fuerza Aérea Imperial Japonesa sufrió un completo revés tras ser abatidos 42 aparatos nipones a costa de 22 estadounidenses (6 por fuego amigo).

Varias horas después del fracaso japonés al tratar de hundir al USS Enterprise, los estadounidenses pasaron al contraataque con cinco torpederos Avenger que provocaron daños graves al portahidroaviones Chitose. Al día siguiente, el 25 de Agosto a las 8:05 de la mañana, un escuadrón de 18 aparatos norteamericanos dañó levemente al destructor Jintsu y mató a 24 de sus tripulantes. Poco después se inició una segunda incursión con 60 bombarderos en picado Dauntles SBD Douglas que alcanzaron y hundieron al transporte Kinryu Maru, aunque por suerte todas las tropas a bordo fueron rescatadas por el destructor Yaoi y los patrulleros Nº1 y Nº2. Menos fortuna tuvo el destructor Mitsuki tras ser atacado desde alta cota por cuatro bombarderos B-17 norteamericanos que le impactaron y hundieron matando a 41 marineros e hiriendo a otros 11. Tales pérdidas obligaron al almirante Isoroku Yamamoto a aceptar la derrota y ordenar la retirada hacia la Micronesia.

La Batalla de las Salomón Orientales fue una clara victoria de los Aliados con la cual pudieron resarcirse tras la amarga derrota anterior en la Batalla de la Isla de Savo e incluso equilibrar algo más la balanza dentro del contexto de la Campaña de Guadalcanal. Japón sufrió el hundimiento de 3 navíos entre 1 portaaviones (Ryujo), 1 destructor (Mitsuki) y 1 transporte (Minryu Maru); daños en otros 2 buques entre 1 destructor (Jintsu) y 1 portahidroaviones (Chitose); así como 75 aviones derribados y 290 muertos entre marineros y pilotos. Estados Unidos sufrió 1 portaaviones gravemente dañado (USS Enterprise), el derribo de 25 aviones y 90 muertos.

Convoyes del “Tokyo Express”

“Tokyo Express” fue una ruta marítima de navegación abierta por Japón durante la Batalla de Guadalcanal para enviar refuerzos en forma de tropas y material bélico directamente desde sus posesiones en Truk y Rabaul. Esta importante línea de comunicaciones se convirtió en un factor esencial para el esfuerzo japonés en la Guerra del Pacífico y por tanto en un objetivo a neutralizar por Estados Unidos.

Uno de los primeros viajes del «Tokyo Express» fue el transporte de 600 soldados de la 35ª Brigada de Infantería al mando del general Kiyotake Kawaguchi a bordo de los cuatro destructores Asagiri, Amagiri, Yugiri y Shirakumo. Inicialmente la aproximación a las Islas Salomón se efectuó sin sobresaltos hasta que el 28 de Agosto de 1942, la expedición nipona fue interceptada por 11 bombarderos en picado Dauntless SBD Douglas de la Cactus Air Force procedentes de Guadalcanal a 110 kilómetros de distancia. Sin tiempo a reaccionar, los aviones atacaron y hundieron al destructor Asagiri y dañaron al Shirakumo y Yugiri causando a los japoneses un total de 156 muertos.

Tropas japonesas siendo embarcadas en el «Tokyo Express».

Fracasada la primera expedición, la 35ª Brigada de Infantería tuvo que refugiarse en la cercana Isla de Santa Isabel y desde allí zarpar el 1 Septiembre de 1942 a bordo de 61 barcazas escoltadas por los tres destructores Murakumo, Yudachi y Hatsuyuki. Al día siguiente, el 2, la respuesta norteamericana no se hizo esperar porque la Cactus Air Force del Aeródromo Henderson bombardeó a la fuerza naval, matando a 90 japoneses y destruyendo algún cañón, aunque sin hundir ningún navío. Gracias a este éxito, el 4 de Septiembre la 35ª Brigada de Infantería con más de 5.000 soldados y material pesado desembarcó en Guadalcanal sobre Punta Taivu mientras desde el mar los destructores japoneses lanzaban salvas contra las posiciones americanas en la isla. Las explosiones en la costa alertaron a los dos destructores estadounidenses USS Little y USS Gregory anclados frente al Aeródromo Henderson, los cuales se desplazaron hasta Punta Taivu en donde localizaron a los japoneses Murakumo, Yudachi y Hatsuyuki. Aunque los norteamericanos dispararon primero, todos sus proyectiles fallaron porque los barcos nipones esquivaron las salvas. Acto seguido los tres navíos japoneses enfilaron hacia sus oponentes y tras descargar una gran lluvia de fuego con sus baterías hundieron a los dos destructores USS Gregory y USS Little, cuyas tripulaciones sobrevivieron milagrosamente al escapar a nado hacia la cercana isla.

Triunfal resultó la primera gran expedición japonesa del «Tokyo Express» por dos razones: la primera que que habían conseguido desembarcar a la 35ª Brigada de Infantería al completo en Guadalcanal; y la segunda que los japoneses habían vencido en la batalla naval hundiendo 2 destructores estadounidenses (USS Gregory y USS Little) por 1 propio (Asagiri). Sin embargo la peor noticia fue la que recibieron los marines al saber que 5.000 tropas niponas de refuerzo se sumaban a la ya de por sí angustiosa fuerza de asedio en torno al Aeródromo Henderson.

Asalto a la Cresta Edson

Muy preocupados los norteamericanos por la llegada a Guadalcanal de la 35ª Brigada de Infantería a bordo del «Tokyo Express», el general Alexander Vandegrift comenzó a preparar la defensa del Aeródromo Henderson ante lo que sabía iba a ser un ataque inminente. Para ello agrupó en las zonas más vulnerables a un total de de 11.000 efectivos de la 1ª División de Marines y los recién desembarcados refuerzos del 1st Batallón Paracaidista y del 1st Batallón de Defensa. Mientras tanto la fuerza japonesa del general Kiyotake Kawaguchi partió de Taivo el 5 de Septiembre de 1942 con varios miles de tropas en vanguardia encuadradas en el 124º Regimiento de Infantería del coronel Akinosuka Oka y en el Batallón «Kuma» del oficial Takeshi Mizuno, así como una reserva de 3.000 soldados del Cuerpo Central y el Destacamto «Ichiki».

Casualmente el 7 de Septiembre de 1942, vigilantes de la Fuerza de Defensa del Protectorado de las Salomón Británicas interceptaron a los japoneses aproximándose al Aeródromo Henderson cerca de Tasimboko. Gracias a esta información los nortemaericanos decidieron adelantarse organizando una patrulla de 501 marines al mando del general Merritt Edson que desembarcó a las 5:20 horas del 8 de Septiembre sobre la playa de Taivu bajo el apoyo de las bombas de la Cactus Air Force y de los cañones de los destructores USS McKean y USS Manley. La sorpresa fue tan inesperada que los japoneses se retiraron acobardados al mismo tiempo que los marines conquistaban Tasimboko. Durante la acción murieron 2 estadounidenses y 27 que japoneses que dejaron atrás una gran cantidad de municiones, comida, medicinas e incluso una radio que los marines capturaron.

Un soldado norteamericano observa las alturas de la Cresta Edson.

Ocupada Tasimboko, los marines tuvieron la suerte de encontrar unos documentos de alto secreto que revelaban con exactitud todo el plan militar japonés para hacerse con el Aeródromo Henderson mediante un ataque desde el Río Lunga. Tanto el general Alexander Vandegrift como los oficiales Merritt Edson y Gerald Thomas, estudiaron con rigurosidad los mapas nipones, llegando los tres a la conclusión de que no se trataba de ninguna trampa y de que los planos eran ciertos. Por dicha razón se trasladó a 840 marines del 1st Batallón de Asalto al punto más vulnerable del Río Lunga, eligiéndose como posición defensiva la excelente barrera natural sobre la Cresta Edson, una cadena montañosa de varios riscos que incluía la Cota 80 de 24 metros, la Cota 123 de 37 metros y un último pico de 18 metros rodeado por una laguna de agua dulce.

A las 21:30 horas de la noche del 12 de Septiembre de 1942 comenzó la primera ofensiva japonesa contra Cresta Edson mediante cuatro columnas de infantería avanzando desde la jungla cubiertas bajo el fuego de las baterías navales del crucero nipón Sendai y tres destructores que durante 20 minutos cañonearon Punta Lunga y lanzaron bengalas para iluminar el campo de batalla. Finalizado el bombardeo desde el mar, los japoneses avanzaron hacia campo abierto a través de un terreno castigado por los obuses y de difícil comunicación debido al espesor de la selva que provocó la descoordinación y el desorden entre las filas niponas. La primera oleada atacó la zona del lago y cogió desprevenidos a los marines que lo abandonaron. No obstante y pesar del éxito inicial, las otras oleadas asaltaron las posiciones enemigas de una forma tan caótica que fueron fácilmente rechazadas sufriendo numerosas bajas, especialmente la carga realizada por el 124º Regimiento de Infantería que tuvo que replegarse a las 5:50 horas de la noche para reorganizarse en la jungla. Transcurridas unas horas después del amanecer del día 13, la artillería de los marines y la Cactus Air Force bombardearon intensamente las columnas japonesas, las cuales se vieron obligadas a aceptar la derrota y por tanto dieron marcha atrás abandonando a decenas de mutilados sobre el terreno. Cosechado el fracaso durante esta primera ofensiva los japoneses sufrieron unos 100 muertos, incluyendo 2 oficiales, a costa únicamente de 20 estadounidenses fallecidos.

Repelidos los ataques japoneses la mañana de aquel 13 de Septiembre, el general Merritt Edson decidió reforzar las posiciones de los marines en Cresta Edson a sabiendas de que los nipones desencadenarían una segunda ofensiva en menos de 24 horas. Primeramente retiró a los muertos y heridos para estacionar en el perímetro a varias unidades del 2º Regimiento de Marines y una batería de cuatro cañones de 150 milímetros procedente del 5º Regimiento de Marines, las cuales se sumaron a los efectivos ya presentes del 1st Batallón Paracaidista y el 1st Batallón de Defensa que sumaban los 830 soldados. Simultáneamente se adelantaron las defensas excavando una serie de trincheras y fortificaciones a 140 metros al sur de la Cota 130, a 1.600 metros de las orillas del Río Lunga y a 370 metros por delante del sector central de la Cresta Edson.

Caída la noche del 13 de Septiembre de 1942, a las 21:00 horas un total de siete destructores japoneses bombardearon con artillería pesada desde el mar la Cresta Edson provocando daños de escasa significación. Tres horas más tarde, a medianoche del 13 al 14 de Septiembre, más de 3.000 soldados japoneses cargaron frontalmente desde distintas posiciones contra la Cresta Edson de la siguiente manera: la 35ª Brigada de Infantería lo hizo hacia la misma montaña y el Batallón «Kuma» contra Punta Lunga como maniobra de distracción. Inicialmente la primera oleada al mando del coronel Yukichi Kokusho ascendió Cresta Edson rebasando las posiciones norteamericanas del sector central, poniendo en fuga a los marines tras tomar parcialmente la Cota 123, capturando numerosos suministros con los que se abasteció e incluso una patrulla nipona alcanzó las afueras de la pista del Aeródromo Henderson. Desgraciadamente la segunda oleada tuvo menos suerte porque los 240 hombres que cargaron contra la Cota 80 fueron detenidos por el fuego combinado de mortero y granadas, siendo a continuación flanqueados y aniquilados por un contraataque del 1st Batallón Paracaidista y del 1st Batallón de Defensa. Así pues, con la Cota 123 casi ocupada y la Cota 80 todavía en manos de los norteamericanos, los japoneses movilizaron a todas sus reservas contra la primera colina tras pensar el general Kiyotake Kawaguchi que dicha elevación constituía un objetivo mucho más vulnerable. Fue entonces cuando sobre la Cota 123 se produjo una carga a la bayoneta que terminó en un encarnizado combate cuerpo a cuerpo, donde los nipones usaron gas venenoso (algo ilegal y poco común en la Segunda Guerra Mundial que afectó a algunos estadounidenses debido a la ausencia de máscara antigás). No obstante y mientras los marines resistían desde la cima disparando sus fusiles y arrojando granadas, la artillería emplazada en el Aeródromo Henderson desencadenó un intenso bombardeo mediante las piezas de 75 y 105 milímetros que cayó sobre las filas japoneses causando una gran matanza y dejando el paisaje lleno de cráteres y cadáveres. Sin embargo el punto clímax de la batalla no tuvo lugar hasta las 4:00 de la madrugada después de que los japoneses rodearan la cumbre y toda la Cota 123 se convirtiese en un escenario furioso de violencia. Por fortuna para los norteamericanos, la balanza se inclinó a su favor porque en un intento desesperado un grupo de 100 soldados nipones se disgregó del grueso principal para atacar por segunda vez la Cota 80, una acción que acabó en completo fracaso porque todos fueron exterminados por las ametralladoras. Gracias a ese error el resto de soldados japoneses se estancó sobre la Cota 123, lo que al amanecer favoreció a la Cactus Air Force acosarles desde el aire y contribuir posteriormente a expulsarles de la montaña mediante un contraataque de los marines que de nuevo los repelió hacia la jungla. Ante esta incapacidad de proseguir, a las 13:05 del mediodía los japoneses comprendieron que habían sido vendidos y por eso los supervivientes se dispersaron hacia la seguridad de los árboles en la selva.

Refuerzos estadounidenses desembarcados desde barcazas sobre Guadalcanal.

Tampoco al Batallón «Kuma» las cosas le fueron mejor aquel 13 de Septiembre durante su asalto de distracción contra Punta Lunga porque nada más iniciarse la ofensiva perdió a su mando más directo tras fallecer en combate el oficial Takeshi Mizuno. Acto seguido los estadounidenses intentaron equilibrar las fuerzas enviando a 6 tanques Stuart M3, de los cuales 4 fueron destruidos por fuego directo de los cañones de 37 milímetros que los japoneses mantenían apostados en reserva (tres de los carros resultaron incendiados y el cuarto volcó sobre el Río Tenaru muriendo la tripulación ahogada en su interior). Desgraciadamente los tanquistas supervivientes de los tres Stuart M3 calcinados fueron capturados por las tropas japonesas y asesinados brutalmente a cortes de bayoneta. Este inesperado fracaso de los blindados, obligó a los norteamericanos a recurrir a los efectivos de refresco del 5º Regimiento de Marines, los cuales finalmente a las 16:00 horas forzaron al Batallón «Kuma» a emprender el repliegue debido a su clara inferioridad numérica.

Tanto la retirada de la 35ª Brigada de Infantería como del Batallón «Kuma» a través de la selva fue una pesadilla porque los supervivientes apenas disponían de comida ni de material de primeros auxilios. Partiendo desde el margen oriental del Río Matanikau el 14 de Septiembre, los japoneses siguieron el curso de agua estando a cubierto de la aviación gracias a los ramajes de los árboles y cocoteros que ocultaron su marcha a ojos de los pilotos de la Cactus Air Force. Simultáneamente para los perseguidores la situación fue igual de la peligrosa, tal y como por ejemplo les sucedió a 24 marines de una patrulla que resultaron muertos tras sufrir una emboscada de las tropas japonesas entre la vegetación. Este revés amedrentó a los norteamericanos e hizo a los marines suspender la persecución, lo que finalmente permitió a los japoneses refugiarse en la localidad de Kokumbona tras haber sufrido 19 muertos durante el trayecto.

La victoria de Estados Unidos en la Batalla de Cresta Edson supuso el primer triunfo militar de gran envergadura cosechado por el Ejército Estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial. Durante el encuentro perdieron la vida 850 soldados japoneses y murieron 104 marines estadounidenses.

Hundimiento del USS Wasp

Recién cosechada la victoria de Estados Unidos en la Batalla la Cresta Edson, los norteamericanos atrincherados en Guadalcanal aprovecharon la pausa de los combates para recibir refuerzos del exterior. Así fue como se despachó al 7º Regimiento de Marines a bordo de un convoy naval escoltado fuertemente por los portaaviones USS Hortnet y USS Wasp, así como por el acorazado USS North Carolina.

La jornada de aquel 15 de Septiembre transcurrió con normalidad hasta que a las 12:15 horas un hidroavión japonés localizó al convoy estadounidense. A pesar de que el aparato fue derribado por las piezas antiaéreas del portaaviones USS Wasp, los pilotos nipones tuvieron tiempo suficiente de transmitir la posición del navío. De este modo y por miedo a ser interceptado, el USS Wasp hizo despegar a 26 aviones (Dauntles SBD Douglas y 8 Wildcats) ante la posibilidad de que los japoneses organizasen un ataque aéreo. Sin embargo el peligro no vino del aire, sino bajo el agua cuando a la altura de la Isla San Cristóbal el submarino japonés I-19 al mando del capitán Takakazu Kinashi avistó al USS Wasp.

Aproximadamente a 500 metros del objetivo, prácticamente una distancia imposible de acertar, el submarino nipón I-19 disparó un total de seis torpedos del Tipo 95 contra el convoy naval estadounidense. De forma increíble entre las 14:44 y 14:45 horas, tres de los torpedos impactaron en el costado del portaaviones USS Wasp bajo la línea de flotación; mientras que otro averió al destructor USS O’Brien y un último detonó en el acorazado USS North Carolina provocando daños muy graves y matando a 6 marineros.

El portaaviones USS Wasp en llamas se hunde tras ser torpedeado por el submarino japonés I-19.

Mortales resultaron los impactos en el portaaviones USS Wasp debido a que uno de los torpedos alcanzó los depósitos de gasolina provocando una reacción en cadena de fuego que arrancó parte de la cubierta del navío y el hangar donde los aviones aparcados se escurrieron debido a la inclinación del buque, aplastándose unos contra los otros y prendiendo el petróleo de sus motores. Este gigantesco incendio rápidamente se extendió a los pañoles de municiones que estallaron en mil pedazos y a la central de comunicación que resultó completamente destruida. Ante la imposibilidad de salvar el navío, los 1.600 tripulantes supervivientes abandonaron el barco nadando o en botes de remo. Finalmente a las 21:00 horas de la noche el portaaviones USS Wasp se hundió causando la muerte a 193 marineros estadounidenses.

Fruto de la casualidad fue la gran victoria cosechada por la Marina Imperial Japonesa aquella jornada del 15 de Septiembre de 1942. Gracias a este éxito que acabó desastrosamente para la Flota Estadounidenses con la pérdida de 1 portaaviones (USS Wasp) y daños graves en 1 acorazado (USS North Carolina) y 1 destructor (USS O’Brien), las fuerzas navales dentro del contexto de la Campaña de Guadalcanal volvieron a equilibrarse ligeramente en favor de Japón tras la anterior derrota sufrida en la Batalla de las Salomón Orientales. Por si fuera poco el éxito propagandístico a raíz de la increíble hazaña del submarino I-19 convirtió a sus marineros en héroes nacionales e incluso internacionales porque recibieron felicitaciones de gran parte de los países del Eje. Precisamente toda la tripulación del I-19 fue invitada a Europa, primeramente a la Francia de Vichy y posteriormente a Alemania, donde el mismo Adolf Hitler tuvo ocasión de conocer a los marinos personalmente e incluso condecorar con la Cruz de Hierro al capitán Takakazu Kinashi.

Primera Batalla del Río Matanikau

Bien marchaba la Batalla de Guadalcanal para los norteamericanos en tierra, aunque no podían explotar su éxito debido al negativo resultado que la Flota Estadounidenses estaba encajando en el mar. Las elevadas pérdidas en barcos se traducían en no poder recibir los suficientes suministros para sobrevivir dentro el asedio al que los marines se veían sometidos en el Aeródromo Henderson y por tanto su estancia en Guadalcanal comenzaba a peligrar de manera alarmante. Unas de las pocas soluciones para aliviar la presión al insoportable bloqueo la encontró el comandante norteamericano Chesty Puller, quién ideó un plan para ampliar el perímetro defensivo de los sitiados frente a los sitiadores en lo que se conocería como la Primera Batalla del Río Matanikau.

Aprovechándose de la debilidad de los japoneses tras su derrota en la Batalla de Cresta Edson, el 1st Batallón de Asalto al mando del teniente Samuel Griffith asaltaría el Monte Austen que ofrecía una excelente visión desde las alturas sobre el estratégico Río Matanikau, al mismo tiempo que el 1st Batallón de Marines cruzaría sus aguas mediante un puente de madera bautizado como «One-Log» por donde supuestamente embolsaría a las tropas niponas. Esta planificación ya de por sí era absolutamente errónea porque los estadounidenses calcularon que los japoneses contarían con 400 efectivos defendiendo el Río Matanikau, cuando el número real era de 4.000 soldados del 124º Regimiento de Infantería al mando del coronel Akinosuke Oka (1.900 de los cuales custodiaban el área en torno al Monte Austen).

A primeras horas del 23 de Septiembre de 1942 comenzó la ofensiva norteamericana con la infiltración de 930 marines del 1st Batallón de Asalto en la orilla opuesta del Río Matanikau para limpiarlo de patrullas enemigas. Hecho el trabajo, el grueso del 1st Batallón de Asalto aguardó en las faldas del Monte Austen a la espera del asalto fijado para el día siguiente. Así fue como las 17:00 horas de la tarde del 24 de Septiembre, los marines ascendieron sigilosamente la cima del Monte Austen y sorprendieron a 16 soldados japoneses que eliminaron. Asegurada la cumbre al caer la noche, los norteamericanos iniciaron el descenso por la ladera hasta la orilla del Río Matanikau, en donde protagonizaron un nuevo enfrentamiento que se prolongó hasta el 25 de Septiembre con un saldo de 30 japoneses muertos y 33 bajas entre los marines 13 muertos y otros 25 heridos).

Hasta el 26 de Septiembre de 1942 no se reanudó el ataque del 1st Batallón de Asalto sobre el Río Matanikau precedido por un fuego de la artillería de 75 y 105 milímetros y algunos aviones de la Cactus Air Force contra el puente de madera «One-Log» que defendían 100 soldados japoneses. Apenas comenzó el asalto y los marines fueron barridos por los disparos de fusiles y ametralladoras de los nipones que dejaron a los norteamericanos estancados tras un banco de arena. Incapaces de proseguir, se tuvo que recurrir más al sur a las tropas del 1st Batallón de Marines que discretamente cruzaron el Río Matanikau en botes de remo con los que desembarcaron en la orilla opuesta de Punta Cruz para intentar embolsar a las fuerzas japonesas.

Sabiamente el coronel japonés Akinosuke Oku interpretó la maniobra de flanqueo de los marines sobre el Río Matanikau, por lo que el día 27 trasladó parte de sus reservas a Punta Cruz sin debilitar imprudentemente la presión ejercida en el puente «One-Log». También se aprovechó de la cada vez más numerosa presencia de la Fuerza Aérea Imperial Japonesa que bombardeó intensamente el Aeródromo Henderson, consiguiendo uno de los artefactos arrojados cortar las comunicaciones entre el 1st Batallón de Marines y el 1st Batallón de Asalto, los cuales se encontraron aislados en sus respectivos sectores.

Río Matanikau. Un soldado estadounidense con una ametralladora vigila mientras sus compañeros cruzan el puente de madera.

Prácticamente a ciegas y sin saber como iban las cosas a los tropas desembarcadas en Punta Cruz, el 1st Batallón de Asalto realizó la última carga contra el puente «One Log» que terminó en un auténtico descalabro después de que los marines se retirasen con numerosas bajas, entre estas la muerte del comandante Kenneth Bailey y heridas graves en el teniente Samuel Griffith. Más al sur el 1st Batallón de Marines en Punta Cruz, desconocedor de la derrota del 1st Batallón de Asalto en el puente «One-Log», se infiltró 550 metros hacia el interior de la Cota 84 mediante un patrulla al mando del capitán Otho Rogers. Sin embargo sus hombres no tardaron en caer en una emboscada cuando los japoneses les bombardearon desde todas direcciones, matando uno de los proyectiles de mortero al propio capitán Otho Rogers. Atrapados con la orilla del río a sus espaldas, los marines solicitaron apoyo aéreo utilizando ropa interior blanca que desplegaron sobre la hierba haciendo la forma de la palabra «H-E-L-P» («Ayuda»), lo que favoreció a los bombarderos Dauntles SBD Douglas auxiliarles con cierta cobertura aérea. Únicamente la llegada del destructor USS Monssen que remontó el Río Matanikau y ahuyentó a los artilleros japoneses con sus baterías navales, permitió a los marines embolsados ser evacuados a bordo de lanchas de la Guardia Costera Estadounidense.

La Primera Batalla del Río Matanikau fue la primera victoria terrestre de Japón dentro del contexto de la Campaña de Guadalcanal. Así lo hicieron saber los soldados nipones a Tokyo enviando el siguiente mensaje: «Llegan las primeras noticias buenas desde Guadalcanal». Precisamente durante este enfrentamiento los japoneses sufrieron 46 muertos y los estadounidenses 32 muertos y la pérdida de 15 fusiles.

Segunda Batalla del Río Matanikau

Reacios los norteamericanos a cesar sus intentos sobre el Río Matanikau, planearon una nueva ofensiva para Octubre de 1942 que se proyectó en dos alas: primeramente el 5º Regimiento de Marines atacaría por el puente de troncos de madera «One-Lod» y a continuación el 7º Regimiento de Marines desembarcaría en Punta Cruz para embolsar a las fuerzas enemigas. Mientras tanto en el lado opuesto, el coronel Akinosuke Oka sustituyó al castigado 124º Regimiento de Infantería por el nuevo 4º Regimiento de Infantería al mando de Masao Maruyama y procedente de la 2ª División de Infantería que acababa desembarcar a través del «Tokyo Express».

Tropas estadounidenses cruzando el Río Matanikau a través del agua.

La mañana del 7 de Octubre de 1942 comenzó lo que se conoció como la Segunda Batalla del Río Matanikau. Sorprendentemente y a diferencia de la anterior ocasión, el fuego devastador de la aviación y la artillería de 75 milímetros emplazada en el Aeródromo Henderson resultó tan efectivo que el 5º Regimiento de Marines cruzó sin ningún problema el Río Matanikau y aseguró el puente «One-Lod». A la jornada siguiente del ataque, el día 8, el 7º Regimiento de Marines desembarcó con éxito en Punta Cruz y prosiguió hacia el interior de la jungla venciendo a los defensores durante un combate nocturno tras un saldo de 12 marines muertos y 59 japoneses. Gracias a esta maniobra envolvente el coronel Akinosuke Oka ordenó al 4º Regimiento de Infantería retirarse del Río Matanikau el 9 de Octubre, no sin antes ser numerosos japoneses ametrallados por los tiradores norteamericanos desde la orilla opuesta. Concluida la operación los marines pasaron a controlar el Río Matanikau sufriendo los japoneses 700 muertos y los estadounidenses únicamente 65 víctimas mortales.

Batalla del Cabo Esperanza

Urgente se volvió la llegada de nuevos refuerzos a los marines estacionados en Guadalcanal para afianzar sus nuevas posiciones tras las Batallas del Río Matanikau. Para ello el 8 de Octubre zarpó de Nueva Caledonia la División de Infantería «Americal» con 2.837 efectivos escoltados por 9 navíos entre los que había 4 cruceros (USS San Francisco, USS Boise, USS Salt Lake City y USS Helana y 5 destructores (USS Farenholt, el USS Duncan, el USS Buchaman, el USS McCalla y el USS Laffey).

Simultáneamente desde Rabaul y fruto de la mera casualidad, zarpó un convoy japonés del «Tokyo Express» con 728 soldados, 6 cañones (cuatro de 150 milímetros y dos de 75 milímetros) y una batería antiaérea. Escoltada la fuerza terrestre por 13 navíos entre los que había 3 cruceros, 8 destructores y 2 portahidroaviones; la escuadra se dividió en tres alas de la siguiente manera: los dos portahidroviones (Nisshin y Chitose) al mando del almirante Gunichi Mikawa transportarían las tropas japonesas hasta la playa; los tres cruceros (Aoba, Kinugasa y Furutaka) junto a los dos destructores (Fubuki y Hatsuyuki) del contraalmirante Arimoto Goto escoltarían a dicho convoy; y los seis destructores (Asagumu, Natsugumo, Yamagumo, Shirayuki, Murakumo y Akizuki) del almirante Takatsugu Jojima bombardearían el Aeródromo Henderson como táctica de distracción.

Inesperadamente la misma noche del 11 al 12 de Octubre de 1942, tanto la flota japonesa como la estadounidense que llevaban refuerzos hacia Guadalcanal convergieron sobre la isla a la altura del Cabo Esperanza. Durante la interceptación los norteamericanos llevaron la iniciativa al ser los primeros en avistar a sus enemigos, lo que permitió a sus navíos adoptar una formación de «T» con los cuatro cruceros a un lado y los cinco destructores a otro a la espera de que los tres cruceros del contraalmirante Arimoto Goto navegasen entre Cabo Esperanza y el sector del Aeródromo Henderson.

Crucero USS Boisse rumbo a la Batalla de Cabo Esperanza.

La Flota Estadounidense abrió fuego contra la escuadra japonesa a las 23:43 horas de la noche. Repentinamente una lluvia 40 proyectiles disparados frontalmente impactaron contra el crucero Aoba al que destrozaron dos de sus torretas de artillería y el sistema de comunicaciones, además de matar al contraalmirante Arimoto Goto que se encontraba a bordo. Milagrosamente el Aoba consiguió evadirse a las 23:47 aprovechando la oscuridad, por lo que lo cañones norteamericanos se centraron exclusivamente en el crucero Furutaka tras recibir 90 proyectiles que destruyeron su tubo lanzatorpedos y un torpedo lanzado por el destructor USS Buchanan que le paralizó la sala de máquinas. Herido de muerte el Furutaka se hundió perdiendo la vida 143 marineros y siendo rescatados del agua 629 tripulantes (514 recuperados por los japoneses y 115 capturados por los norteamericanos). Sin embargo el castigo continuó porque inmediatamente los estadounidenses hundieron al destructor Fubuki, cuya tripulación de 109 marineros abandonó el barco y fue hecha prisionera. Mientras tanto a los norteamericanos las cosas tampoco les salieron del todo bien porque se dieron casos de fuego amigo como los daños y 3 muertos sufridos por el destructor USS Farenholt o el hundimiento del otro destructor USS Duncan que se sumergió con el fallecimiento de 48 marineros. Otro revés encajado por los estadounidenses sucedió cuando el crucero nipón Kinugasa acertó el pañol de municiones del crucero USS Boise que al explosionar mató a un total de 107 tripulantes.

Temerosos los japoneses de sufrir más pérdidas, la escuadra nipona del almirante Gunichi Mikawa optó por retirarse de Santa Cruz sin informar a los seis destructores del almirante Takatsugu Jojima que en una peligrosa maniobra bombardearon el Aeródromo Henderson y desembarcaron algunas reservas en Guadalcanal. No obstante la incursión fue un error porque al amanecer del 12 de Octubre la Cactus Air Force con 23 aparatos (11 cazabombarderos Dauntles SBD Douglas y 12 cazas Wildcat) atacaron la formación enemiga hundiendo al destructor Natsugumo al que causaron 13 muertos y posteriormente al Murakumo al que provocaron otros 22 muertos, siendo rescatados los tripulantes del primero por el Asagumo y el del segundo por el Shirayuki.

Derrotados los japoneses en la Batalla del Cabo Esperanza, los norteamericanos lograron una victoria de ámbito local, aunque no consiguieron impedir que sus enemigos desembarcasen refuerzos en Guadalcanal. Durante el encuentro los japoneses sufrieron el hundimiento de 4 navíos entre 1 crucero (Furutaka) y 3 destructores (Fubuki, Natsugumo y Murakumo), además resultar dañados otros dos cruceros (Aoba y Kinugasa) y encajar unas bajas de 565 marineros (454 muertos y 111 prisioneros). Por otro lado los estadounidenses sufrieron el hundimiento de 1 destructor (USS Duncan) y daños en 2 navíos entre los que hubo 1 crucero (USS Boise) y 1 destructor (USS Farenholt), además de 163 muertos.

Batalla del Aeródromo Henderson

Necesitados los japoneses de acabar de una vez por todas con la presencia norteamericana en Guadalcanal, planearon la última gran ofensiva destinada a aniquilar definitivamente a sus enemigos. Para ello reunieron a 7.000 soldados de la 2ª División de Infantería al mando general Masao Maruyama que atacarían la instalaciones en el orden siguiente: el 29º Regimiento de Infantería del oficial Yumio Gasu avanzaría por la izquierda, el 230º Regimiento de Infantería (adscrito a la 38ª División de Infantería) del oficial Toshinari Shoji lo haría por la derecha, el 4º Regimiento de Infantería (adscrito a la 35ª Brigada de Infantería) del coronel Nomasu Nakaguma remontaría el Río Matanikau y el 16º Regimiento de Infantería del propio general Maruyama permanecería en reserva para asestar un último golpe por el centro. Simultáneamente desde el mar la Marina Imperial Japonesa apoyaría la operacion con 9 navíos entre los que hubo 2 portaaviones (Junyo y Hiyo), 2 acorazados (Kongo y Haruna), 2 cruceros (Sendai y Yura) y 3 destructores (Akatsuki, Harusame y Yudachi) junto a los escuadrones de la Fuerza Aérea Imperial Japonesa estacionados en Rabaul.

Protegían el Aeródromo Henderson un total de 7.000 tropas estadounidenses de la 1ª División de Marines con los 1º, 5º y 7º Regimientos de Marines desplegados desde Punta Lunga hasta la Cresta Edson y junto a las orillas del Río Matanikau. A esta fuerza terrestre se sumaba una pequeña escolta naval próxima a la costa que se componía de cuatro navíos entre los que había 2 dragaminas (USS Zane y USS Trevor), un cañonero (USS YP-284) y 1 remolcador (USS Seminole).

Repentinamente la noche del 13 de Octubre de 1942 los acorazados japoneses Kongo y Haruna se posicionaron frente a las costas de Guadalcanal y abrieron fuego con sus grandes calibres contra el Aeródromo Henderson. El bombardeo se prolongó durante 1 hora y 23 minutos en los que cayeron 973 proyectiles de 355 milímetros que provocaron una auténtica devastación. De los 90 aviones aparcados de la Cactus Air Force un rotal de 48 resultaron destruidos (más del 50%) y 41 militares estadounidenses perdieron la vida (35 marines y 6 pilotos).

Sigilosamente y mientras tenían lugar el bomabardeo del Aeródromo Henderson mediante incursiones de la aviación durante las jornadas siguientes, los japoneses abrieron un corredor entre la jungla mediante la tala de árboles y el establecimiento de un camino a través de la naturaleza bautizado como «Carretera Murayama» que empezó a ser transitada a partir del 16 de Octubre. De esta ruta los marines no se percataron hasta el día 18 cuando 15 cañones nipones de 150 milímetros que fueron instalados en las montañas adyacentes al Aeródromo Henderson iniciaron un intenso bombardeo contra la instalación causando numerosos daños y bajas entre el personal. Gracias a ese fuego de cobertura más de 1.200 japoneses cruzaron el Río Matanikau el 19 de Octubre; una cifra que se incrementó a los 7.000 efectivos el día 20 tras estacionarse a tan sólo 6 kilómetros del objetivo.

Bajo el apoyo aéreo contra el Aeródromo Henderson que los aviones japoneses efectuaron el 23 de Octubre destruyendo un caza Wildcat en la pista, la primera oleada de la ofensiva protagonizada cientos de soldados y 9 tanques del 4º Regimiento de Infantería se desencadenó poco antes de la medianoche junto al sector del Río Matanikau. Sin embargo los estadounidenses que ya habían sido prevenidos y se encontraban muy bien atrincherados con un total de 50 cañones anticarro de 37 milímetros, eliminaron a los 9 tanques japoneses y a continuación rechazaron al grueso de la infantería que tuvo que retirarse.

Aeródromo Henderson en una recreación de la película La Delgada Línea Roja. Al fondo tras el soldado hay un caza P-39 Air-Cobra y un Wildcat.

Fracasado el ataque nipón, a las 10:14 horas de la mañana la Marina Imperial Japonesa acudió en ayuda de las fuerzas terrestres con los dos cruceros ligeros Sendai y Yura y los tres destructores Akatsuki, Harusame y Yudachi. Inmediatamente los navíos bombardearon la costa del Aeródromo Henderson hundiendo primeramente al cañonero norteamericano USS YP-284 y a continuación al remolcador USS Seminole que se sumergió sufriendo una víctima mortal. Por suerte para los marines, las baterías costeras emplazadas en las playas repelieron a la escuadra nipona tras dañar al destructor Akatsuki y causarle cuatro muertos. Gracias a la contundente respuesta, los navíos japoneses fueron incapaces de aproximarse más a la costa, por lo que emprendieron la retirada no sin antes ser acosados desde el aire por 21 aviones (9 Dauntless SBD Douglas, 3 P-39 Air Cobra y 3 Wildcat de la Cactus Air Force; y 6 bombarderos pesados B-17 procedentes de la Isla de Espíritu Santo) que incendiaron y hundieron al crucero nipón Yura, afortunadamente sin sufrir muertos porque la tripulación tuvo tiempo para abandonar el barco.

Partiendo de la «Carretera Maruyama», al mediodía del 24 de Octubre el 16º Regimiento de Infantería emprendió la ofensiva sobre el sector central de Punta Lunga. Lamentablemente para los japoneses, las fuertes lluvias monzónicas desatadas por la tarde causaron retrasos y una gran confusión porque los destacamentos se perdieron entre el agua, el suelo embarrado y la niebla. Tal cosa hizo creer al general Masao Maruyama que su unidad se encontraba en el Aeródromo Henderson, por lo que envió un mensaje erróneo al resto de sus fuerzas diciendo: «Un poco después de las 23:00 el ala derecha ha capturado el aeropuerto». Aquel informe terminaría en desastre porque los hombres del 4º Regimiento de Infantería, pensando que los estadounidenses habían sido vencidos, penetraron 137 metros en territorio enemigo bajo la lluvia hasta ser cazados frente a una línea de alambradas por un fuego cruzado de ametralladoras, morteros y cañones que provocaron una auténtica carnicería. El combate se prolongó hasta la mañana del 25 de Octubre cuando los refuerzos de la 2ª División de Marines se presentaron en la zona. De esta manera, con grandes bajas en sus filas y superados en número, los 4º y 16º Regimientos de Infantería se retiraron apresuradamente del Aeródromo Henderson.

Una última acción tuvo lugar a las 3:00 horas del 26 de Octubre de 1942 en torno al Río Matanikau, después de que milagrosamente los japoneses lograsen romper las líneas norteamaricanas. No obstante y por fortuna para los norteamericanos los refuerzos traídos hacia la línea de reserva en la retaguardia, desbarataron el ataque nipón provocando 200 muertos entre los asaltantes y 46 bajas (14 muertos y 32 heridos) entre los marines.

Decisiva fue la victoria de Estados Unidos en la Batalla del Aeródromo Henderson dentro del contexto de la Campaña de Guadalcanal. Los estadounidenses sufrieron un total de 87 muertos, 51 aviones destruidos y 2 navíos hundidos entre 1 cañonero (USS YP-284) y 1 remolcador (USS Seminole); mientras que los japoneses 3.000 muertos, 14 aviones derribados y 1 crucero hundido (Yura).

Batalla de las Islas Santa Cruz

Incierto era el desarrollo de la Batalla de Guadalcanal a principios de Octubre de 1942. Aunque Estados Unidos iba claramente ganando la batalla terrestre con unas bajas mínimas en comparación con las de su oponente; tanto en el mar como en el aire (en este último las pérdidas norteamericanas eran elevadísimas con un resultado de 5 a 1 respecto a los niponas), Japón iba triunfando en el duelo. Sería entonces la Batalla de las Islas Santa Cruz librada en pleno Océano Pacífico Sur la que decantaría la balanza en favor del Eje.

Curiosamente una de las causas de la Batalla de las Islas Santa Cruz fue el mensaje erróneo que el general Masao Maruyama había emitido a Tokyo durante la Batalla del Aeródromo Henderson refiriendo: «Un poco después de las 23:00 el ala derecha ha capturado el aeropuerto». Tal información hizo creer equivocadamente al almirante Isoroku Yamamoto que la Isla de Guadalcanal había caído en manos del Imperio Japonés, por lo que movilizó a su escuadra aprovechando la supuesta ocupación nipona del Aeródromo Henderson para lanzarse sobre la Flota Estadounidense estacionada junto a la Isla de Espíritu Santo. Así fue como la Marina Imperial Japonesa salió a la mar cuando recibió un nuevo comunicado advirtiendo de que el primer mensaje era falso y que Guadalcanal seguía bajo control de los norteamericanos. Sin embargo y a pesar del riesgo a que aquello suponía, Yamamoto que ansiadamente deseaba vengar su anterior derrota en la Batalla de Midway librada en Junio de 1942, decidió apostárselo todo a una carta y acertadamente prosiguió adelante con la operación.

La Flota Estadounidense anclada entre la Isla de Espíritu Santo y las Islas Santa Cruz al mando del almirante Thomas Kinkaid contaba con un total de 23 navíos entre los que estaban 2 portaaviones (USS Enterprise y USS Hornet); 1 acorazado (USS South Dakota); 6 cruceros (USS Portland, USS San Juan, USS Northampton, USS Pensacola, USS San Diego y USS Juneau); y 14 destructores (USS Porter, USS Mahan, USS Cushing, USS Preston, USS Smith, USS Maury, USS Conyngham, USS Shaw, USS Morris, USS Anderson, USS Hughes, USS Mustin, USS Russell y USS Barton); cubiertos por 63 aviones embarcados (63 cazas Wildcat, 47 cazabombarderos Dauntless SBD Douglas y 26 torpederos Avenger).

La Flota Combinada Japonesa del almirante Isoroku Yamamoto con rumbo a las Islas Santa Cruz disponía de un total de 43 navíos entre los que estaban 4 portaaviones (Shokaku, Zuikaku, Zuiho y Junyo); 6 acorzados (Kongo, Haruna, Oyashio, Kagero, Hiei y Kirishima); 11 cruceros (Atago, Takao, Myoko, Maya, Isuzu, Kuroshio, Hayashio, Tone, Chikuma, Suzuya y Nagara); y 22 destructores (Makinami, Kawazake, Suzukaze, Naganami, Umikaze, Takanami, Kumano, Hatsukaze, Yukikaze, Maikaze, Hamakaze, Amatsukaze, Tokitsukaze, Arashi, Teruzuki, Makigumu, Akigumo, Urakaze, Kazagumo, Fugumo, Tanikaze e Isokaze); escoltados por 213 aviones embarcados (87 cazas Zeros, 68 cazabombarderos Aichi Val, 57 torpederos Nakajima B5N y 1 aparato de reconocimiento Yokosuka D4Y).

Tanto aparatos de reconocimiento japoneses como hidroaviones modelo PBY Catalina estadounidenses, intentaron localizar mútuamente a la flota del contrario a lo largo de un escenario de más de 200 millas náuticas. La búsqueda dio sus frutos el 26 de Octubre porque a las 6:58 horas de la madrugada ambos bandos consiguieron interceptarse y decretar zafarrancho de combate. Primeramente despegaron 52 aviones japoneses (21 Zeros, 21 Aichi Val y 20 Nakajima B5N) y poco después 69 aparatos norteamericanos (27 Dautless SBD Douglas, 23 Wildcats y 19 Avangers).

Avión Zero japonés se lanza contra el portaaviones estadounidense USS Hornet (arte digital).

A las 7:40 horas de la mañana del 26 de Octubre los aviones estadounidenses hicieron su aparición sobre la Flota Combinada Japonesa del almirante Isoroku Yamamoto. Nada más descender en picado, dos de los Dauntless SBD Douglas de la primera oleada se libraron del fuego antiaéreo y soltaron dos bombas sobre el portaaviones Zuiho que rompieron parte de su cubierta y lo forzaron a retirarse de la batalla para evitar ser hundido. Una hora más tarde, a las 8:40 horas, se produjo una segunda oleada que tuvo menos suerte porque la caza japonesa abatió 9 aparatos (4 Dauntless SBD Douglas, 3 Wildcat y 2 Avanger) a costa de ser derribados 4 Zeros propios. Sin embargo algunos cazabombarderos dejaron atrás los interceptores japoneses y atacaron los navíos enemigos, siendo dañado con tres bombas el portaaviones Shokaku, cuya pista resultó deteriorada y 60 marineros muertos por culpa de las explosiones. Poco después un escuadrón de Dauntless SBD Douglas bombardeó sin éxito a los cruceros Tone y Suzuya, aunque dos de los artefactos de 1.000 kilogramos alcanzaron al crucero Chikuma que abandonó la escuadra con 190 fallecidos a bordo. Por último se efectuó una incursión fallida contra el destructor Teruzuki, sobre el cual no impactó ninguna bomba, aunque sí restos de metralla que mataron a 7 tripulantes.

Inmediatamente a la fracasada incursión norteamericana, a las 9:09 horas los aviones japoneses atacaron la Flota Estadounidense y más en concreto al portaaviones USS Hornet. Primeramente un bombardero en picado Aichi Val acertó al buque con una bomba por debajo de la cubierta que mató a 60 hombres; acto seguido un segundo aparato impactó con otro artefacto de 242 kilogramos abriendo un agujero de 3’3 metros que arrebató la vida a otros 30 tripulantes; y al instante un tercero que con su bomba destrozó la pista. Casi simultáneamente una batería antiaérea del USS Hornet dañó el control de un cazabombardero japonés que al no poder girar se estrelló directamente contra el barco muriendo el piloto y desparramando su gasolina por gran parte de la nave que resultó incendiada; mientras que bajo la línea de flotación dos torpedos procedentes de aviones Nakajima B5N rajaron el casco por donde comenzaron a entrar grandes cantidades de agua.

Mientras el USS Hornet era duramente castigado, el portaaviones USS Enterprise fue atacado por varios grupos de aviones japoneses. Rápidamente este buque pesado fue objeto de intensos bombardeos que arrasaron su cubierta y destruyeron un elevador matando a 44 marineros, aunque el portaaviones se defendió magistralmente porque consiguió derribar 12 aparatos nipones. Sin embargo tan graves fueron los daños sufridos que finalmente el USS Enterprise tuvo que retirarse de la batalla para evitar ser hundido por el enemigo.

Otro de los graves incidentes de la jornada fue un polémico caso de fuego amigo cuando un torpedero Avenger que se enfrentaba a los aviones japoneses decidió arrojar al agua su torpedo para aliviar peso, con tan mala suerte que el artefacto navegó bajo la superficie hasta chocar de forma accidental con un navío. Lamentablemente para la Flota Estadounidense, se trató del destructor USS Porter que resultó inmediatamente hundido tras la explosión y 15 de sus tripulantes muertos.

Durante el resto de aquella jornada en la Batalla de las Islas Santa Cruz los japoneses mantuvieron una clara superioridad aérea. Así lo demostraron dañando gravemente al acorzado USS South Dakota y más levemente al crucero USS San Juan que antes de escapar de la batalla derribó 9 aparatos nipones. También uno de los aviones japoneses sufrió un accidente en el aire al chocarse con el destructor americano USS Smith que se retiró con averías muy serias y 57 marineros fallecidos.

Ataque y hundimiento del portaaviones estadounidense USS Hornet. Aviones japoneses revolotean alrededor del buque donde hay disparos en el agua. Un Aichi Val se puede ver lanzarase en picado para soltar la bomba sobre la cubierta.

Milagrosamente y a pesar de los gravísimos daños sufridos, el portaaviones USS Hornet se mantuvo a flote gracias a que el crucero USS Northampton intentó remolcarlo. Sin embargo el almirante Isoroku Yamamoto quiso rematar la victoria enviando una nueva oleada de aviones japoneses que volvieron a impactar sobre el buque con un torpedo y una bomba. Así pues e incapaz de sobrevivir a las averías, toda la tripulación abandonó la nave y fue transferida al crucero USS Northampton. Acto seguido el portaaviones estadounidense USS Hornet se hundió llevándose la vida de 118 marineros.

La Batalla de las Islas Santa Cruz fue una de las mayores victorias navales de Japón en la Segunda Guerra Mundial y una de las peores derrotas encajadas por Estados Unidos en el mar durante el conflicto. A los estadounidenses les fueron hundidos 2 navíos entre 1 portaaviones (USS Hornet) y 1 destructor (USS Porter); y 4 buques dañados entre 1 portaaviones (USS Enterprise), 1 acorazado (USS South Dakota), 1 crucero (USS San Huan) y 1 destructor (USS Smith); además de sufrir el derribo de 84 aviones y 266 muertos. A los japoneses únicamente les fueron dañados 3 navíos entre 2 portaaviones (Shokaku y Zuiho) y 1 crucero (Chikuma); además de 99 aviones derribados y 400 muertos.

Por todo lo alto fue celebrado el triunfo de Japón en la Batalla de las Islas Santa Cruz, interpretado por muchos japoneses como la venganza por la derrota anterior en la Batalla de Midway. Gracias a esta victoria con el hundimiento del USS Hornet (sumado anteriormente con la destrucción del USS Wasp), dos de los grandes portaaviones de la Flota Estadounidense, supuso que como al inicio de la Guerra del Pacífico, ambos bandos equilibrasen sus fuerzas en el mar. Esto sin duda significó una clara ventaja para el Imperio Japonés dentro del contexto de la Campaña de Guadalcanal y una grave crisis para Estados Unidos en el Pacífico Sur.

Bolsa del Matanikau

Sufrido el desestre naval en la Batalla de las Islas Santa Cruz que aportó la superioridad marítima a la Marina Imperial Japonesa sobre las Islas Salomón, a las tropas norteamericanas presentes en Guadalcanal no les quedó más remedio que pasar al contraataque en la isla para afianzar su posición a la espera de que la Flota Estadounidense se recuperase del mazazo encajado. Por eso mismo el general Alexander Vandergrift, convirtió en objetivo prioritario limpiar de una vez por todas el sector del Río Matanikau, donde los japoneses se atrincheraban malviviendo en la jungla y acompañados de todo tipo de inclemencias como la humedad, las enfermedades o los mosquitos. Para ello la misión de los marines en esta ocasión no sería penetrar en la selva a sabiendas de que los nipones tenían ventaja gracias a las palmeras y la vegetación, optando en su lugar por bordearla y por tanto rodearles por la espalda con la finalidad de bloquear su línea de suministros y por tanto matarlos de hambre.

Discretamente la noche del 1 de Noviembre de 1942, entre las 1:00 y 6:00 horas, un destacamento de ingenieros norteamericanos tendieron tres puentes sobre el Río Matanikau por donde los marines comenzaron a cruzar de madrugada. Una vez en la orilla opuesta, a las 6:30 horas, un total de 36 cañones emplazados en el Aeródromo Henderson y las baterías navales de los cruceros USS San Francisco, USS Helena y USS Sterrett, así como un escuadrón aéreo de 10 cuatrimotores B-17, bombardearon y arrasaron grandes porciones de la jungla que mantuvieron a los japoneses con la cabeza agachada. Gracias a ello, los marines atravesaron la selva sin dificultades por todos los sectores, salvo por la zona de Punta Cruz debido a una intensa resistencia que obligó a los norteamericanos a retirarse con 25 bajas entre 10 muertos y 15 heridos.

Soldado estadounidense despeja en búnker japonés bajo tierra y cubierto por la vegetación de la selva.

Al día siguiente de la operación, el 2 de Noviembre, se cerró definitivamente lo que se conoció como «Bolsa de Matanikau», dejando a cientos de japoneses atrapados entre Punta Cruz y las cavidades de coral situadas en la costa y la montaña. Acto seguido y sabiendo que sus enemigos estaban faltos de munición, los estadounidenses penetraron en el cerco enemigo protagonizando durante las siguientes 48 horas una serie de fieros combates en los que se peleó con bayonetas, armas cortas e incluso usando cargas de demolición para sepultar a los nipones ocultos. Durante la misión que acabó en un completo éxito para los norteamericanos perdieron la vida 239 militares japoneses, entre ellos 28 oficiales de carrera.

Liquidada la «Bolsa del Matanikau», los japoneses sufrieron un gran derrota al encajar 400 muertos y serles capturadas 34 ametralladoras y 13 cañones (doce de 37 milímetros y uno de 70 milímetros); a costa de perder los norteamericnaos 71 muertos. Gracias a esta victoria, todo el área en torno al Río Mataniaku fue ocupada por los marines el 3 de Noviembre de 1942, algo que permitió a Estados Unidos establecer una zona de operaciones firme desde la que lanzarse posteriormente a la conquista del resto de la isla.

Escaramuza de Punta Koli

Con sigilo la noche del 3 de Noviembre de 1942, varios buques del «Tokyo Express» desembarcaron en Guadalcanal sobre el sector de Punta Koli a diversos refuerzos que debían integrarse en la 38ª División de Infantería estacionada en la selva de Kokumbana. Sin embargo el destacamento desembarcado tuvo la mala suerte de ser descubierto por una patrulla de marines que inició un tiroteo antes de retirarse hacia la jungla e informar por radio a la División de Infantería «Americal» que rápidamente movilizó a 3.500 efectivos del 164º Regimineto de Infantería para interceptar a los japoneses.

Intentando anticiparse a sus enemigos, la 38ª División de Infantería inició breve ataque sobre Punta Lunga y en las orillas del Río Matanikau para retrasar el avance. No obstante y a pesar de que la maniobra funcionó porque los infantes norteamericanos tuvieron que desviar sus fuerzas hacia Punta Koli y el cercano Río Metapona, los japoneses quedaron muy expuestos a la Cactus Air Force que les bombardeó dejando un saldo de 100 muertos y heridos. Por si fuera poco al día siguiente, el 4 de Noviembre, los estadounidenses bordearon el Río Nalibiu tras una angustiosa marcha de 7 kilómetros por la jungla hasta converger sobre Punta Koli, objetivo que esperaron a atacar el día 5 por la mañana amparados por el fuego naval de los tres cruceros USS San Francisco, USS Helena y USS Sterrett que mataron a numerosos soldados japoneses. Gracias a ello los norteamericanos progresaron 3.200 metros en territorio nipón, limpiando de enemigos el Río Nalimbiu el 6 de Noviembre y el Río Metapona la jornada del 7. Como consecuencia de este movimiento en pinza los japoneses fueron embolsados en la localidad de Tetere, donde durante cinco días a partir del 8 de Noviembre sufrieron intensos bombardeos de mortero, artillería pesada y aviones. Ni siquiera una incursión nocturna de la aviación japonesa sobre los buques estadounidenses la noche del 11 al 12 de Noviembre alivió la presión porque 12 de sus aparatos resultaron derribados. Únicamente el descubrimiento de una zona pantanosa próxima a su posición, facilitó a los japoneses escapar disimuladamente con más de 3.000 efectivos antes de que los norteamericanos se percatasen de la fuga.

Columna de soldados norteamericanos avanza sobre Punta Koli guiados por un miembro de la guerrilla salomoniesa en primera fila.

Durante todo el transcurso de la escaramuza sobre Punta Koli, los Aliados emplearon una efectiva táctica guerrillera mediante la Patrulla «Carlson» (un destacamento parte del 2nd Batallón de Asalto de Marines al mando del capitán Evans Carlson que anteriormente había luchado junto a los comunistas chinos durante la Segunda Guerra Sino-Japonesa) y la Fuerza de Policía de las Islas Salomón al frente del sargento australiano Jacob Vouza. Este grupo de infiltración que se internó varias semanas en la selva hostigó duramente a los japoneses ocupando las aldeas Tasimboko, Binu y Asamana; y cruzando las aguas de los Ríos Reko, Kena, Berande y Balasuna; además de matar a 200 soldados nipones a costa de 10 estadounidenses muertos. Curiosamente durante una de estas marchas los merodeadores consiguieron reunir pruebas suficientes acerca de crímenes de guerra cometidos por el Ejército Imperial Japonés después de encontrar a dos miembros de su grupo asesinados en una antigua misión cristiana abandonada.

Suspendida la escaramuza en Ponta Koli con la fuga de más de 3.000 japoneses hacia el corazón de las montañas, la situación quedó en tablas para ambos bandos. El Ejército Japonés sufrió 600 bajas entre muertos y heridos; mientras que el Ejército Estadounidense 170 bajas entre 50 muertos y 120 heridos.

Primera Batalla Naval de Guadalcanal

El Imperio Japonés mantenía la supremacía naval en el Pacífico Sur después de sus victorias tras el hundimiento del portaaviones USS Wasp y la Batalla de las Islas Santa Cruz donde había destruido al USS Hornet. Sin embargo la carencia manifiesta de portaaviones nipones tras el desastre de la Batalla de Midway en Junio de 1942 y a que el resto de este tipo de buques se hallaba reparándose, convertía a la línea de suministros del «Tokyo Express» en una ruta muy vulnerable para las embarcaciones de menor tonelaje que la Flota Estadounidense mantenía en aquellas aguas. Por dicha razón y sin ninguno de los bandos disponer de portaaviones, la única manera de obtener la superioridad marítima era enfrentarse en una gran batalla naval con las fuerzas de acorazados, cruceros y destructores.

Procedente de Rabaul la Marina Imperial Japonesa del almirante Isoroku Yamamoto se echó a la mar con un total de 26 navíos entre 15 buques de guerra destinados a neutralizar con proyectiles de fragmentación el Aeródromo Henderson y 11 transportes cargados con 7.000 soldados que desembarcarían en Guadalcanal. Entre dichas naves había 2 acorazados (Hiei y Kirishima), 1 crucero (Nagara), 11 destructores (Samidare, Murasame, Asagumo, Teruzuki, Amatsukaze, Yukikaze, Ikazuchi, Inazuma, Akatsuki, Harusame, Yudachi, Shigure, Shiratsuyu y Yugure) y 1 submarino (I-27).

Anclada en torno a Guadalcanal la Flota Estadounidense bajo el mando compartido de los almirantes Daniel Callaghan y Norman Scott reunió una fuerza menor situada entre el Cabo Esperanza y la Isla de Savo después de que la noche del 12 al 13 de Noviembre un avión de reconocimiento avistara a la escuadra japonesa. Fueron un total de 13 navíos entre 5 cruceros (USS San Francisco, USS Portland, USS Helena, USS Juneau y USS Atlanta) y 8 destructores (USS Cushing, USS Laffey, USS Sterett, USS O’Bannon, USS Aaron Ward, el USS Barton, USS Monssen y USS Fletcher).

Simultáneamente la Marina Imperial Japonesa y la Flota Estadounidense se avistaron a la 1:40 de la noche del 13 de Noviembre de 1942. Rápidamente los japoneses adoptaron una formación de «T» mientras que los estadounidenses una larga línea desde la que concentraron el fuego exclusivamente contra el destructor Akatsuki, al cual impactaron y hundieron con 179  muertos a bordo. Casi al mismo tiempo los japoneses respondieron hundiendo al destructor norteamericano USS Cushing al que causaron la muerte de 70 de sus marineros y posteriormente echando a pique al crucero USS Atlanta que se sumergió llevándose únicamente la vida del almirante Norman Scott que permaneció en la nave hasta asegurarse de que toda la tripulación la hubiese abanadonado.

Ataque de aviones Wildcat norteamericanos hacia el acorazado japonés Hiei durante la Primera Batalla Naval de Guadalcanal.

Sobre las 2:00 de la noche, los buques de los bandos se entremezclaron en un confuso combate cuando el acorazado japonés Hiei y el destructor USS Laffey se situaron únicamente a 6 metros de distancia el uno del otro, llegando la tripulación de los dos barcos a tirotearse con ametralladoras y armas cortas sobre cubierta, en donde resultó herido levemente el almirante Hiroki Abe. Así pues, una vez el Hiei se separó del USS Laffey sin riesgo de colisión, el acorazado nipón cañoneó con proyectiles perforantes al crucero USS San Francisco, al cual dañó gravemente y mató tanto a su capitán Cassin Young como al almirante Daniel Callaghan que se encontraba a bordo. Menos suerte tuvo el destructor norteamericano USS Laffey después de que los destructores japoneses le impactasen con un torpedo que le partió la quilla en dos y le hundió con 96 muertos. También fue hundido el destructor USS Monssen con otros 136 muertos y el USS Barton con 164 fallecidos; y dañados seriamente el crucero USS Portland y los dos destructores USS Sterett y USS Aaron Ward. Por su parte los estadounidenses hundieron al destructor japonés Yudachi con 19 muertos y dañaron gravemente al Amatsukaze.

Transcurridos 40 minutos de batalla a las 2:26 horas de la noche, el almirante Hiroki Abe cometió el error de decretar la retirada de la Marina Imperial Japonesa cuando precisamente los japoneses estaban ganando la batalla y apalizando a sus enemigos. Esta decisión que se debió a una errónea interpretación de los acontecimientos por parte de los mandos, hubiese terminado con la victoria de Japón en la Campaña de Guadalcanal y posiblemente en el cambio del curso de la Guerra del Pacífico. Por si fuera poco aquel miedo de los oficiales japoneses a encontrarse con unidades enemigas inexistentes, impidió a los 11 transportes desembarcar a los refuerzos tan necesarios en la isla y menos aún neutralizar el Aeródromo Henderson mediante el cañoneo naval previsto.

Intacto el Aeródromo Henderson gracias al repliegue nipón, la Cactus Air Force basada en Guadalcanal encontró un cielo despejado al amanecer del 13 de Noviembre sobre el que atacar a la Marina Imperial Japonesa que navegaba rumbo hacia Rabaul. Así fue como un escuadrón de aviones Dauntless SBD Douglas, Avenger y cuatrimotores B-17 bombardearon y torpedearon al acorazado japonés Hiei que se hundió con 188 marineros a bordo (la acción constituyó el primer hundimiento de un acorazado nipón en la Segunda Guerra Mundial). Sin embargo los japoneses se vengaron pronto porque durante aquella jornada el submarino I-27 torpedeó al crucero estadounidense USS Juneau que se partió en dos mitades y se hundió en un tiempo récord de 20 segundos sin haber ningún superviviente al fallecer los 687 miembros de toda la tripulación (entre ellos estuvieron los cinco hermanos Sullivan de nombre George, Francis, Joseph, Madison y Albert, una tragedia para sus padres que obligó al Gobierno de Estados Unidos aprobar un estatuto mediante el cual se prohibió a las familias con más de un hijo que al menos uno de ellos no marchase a la guerra).

La Primera Batalla Naval de Guadalcanal pudo ser el enfrentamiento definitivo que hubiese decantado la campaña en favor de Japón. No obstante y a pesar de que los nipones obtuvieron una evidente victoria táctica y material sobre sus oponentes, lamentablemente para ellos los estadounidenses continuaron manteniendo la iniciativa estratégica sobre la isla. De hecho durante el encuentro los estadounidenses encajaron 6 navíos hundidos entre 2 cruceros (USS Atlanta y USS Juneau) y 4 destructores (USS Cucshing, USS Monssen, USS Laffey y USS Barton), 4 buques dañados entre 2 cruceros (USS San Francisco y USS Portland) y 2 destructores (USS Sterett y USS Aaron Ward), y 1.000 muertos; mientras que los japoneses tuvieron 2 navíos hundidos entre 1 acorazado (Hiei) y 2 destructores (Akatsuki y Yudachi), 1 destructor dañado (Amatsukaze) y 300 muertos.

Segunda Batalla Naval de Guadalcanal

Negándose a aceptar la inexcusable victoria que la Marina Imperial Japonesa podía haber obtenido en la Primera Batalla de Guadalcanal si el almirante Hiroke Abe no se hubiese retirado, el almirante Isoroku Yamamoto ordenó a las pocas horas siguientes del encuentro, el 13 de Noviembre, dar media vuelta a la escuadra y regresar para terminar el trabajo. Así lo hicieron gran parte de los navíos que habían participado en el enfrentamiento anterior bajo el nuevo mando del almirante Nobutake Kondo, además de una nueva fuerza de soporte que inmediatamente zarpó de Micronesia y Rabaul al frente del veterano almirante Gunichi Mikawa, autor del triunfo en la Batalla de la Isla de Savo.

La Marina Imperial Japonesa reunió a un total de 30 navíos entre 1 acorazado, 10 cruceros, 8 destructores y 11 transportes cargados de 11.000 soldados. Dichas fuerzas se repartieron en dos alas de la siguiente manera: la escuadra del almirante Nobutake Kondo con 1 acorazado (Kirishima), 4 cruceros (Atago, Takao, Nagara y Sendai), 8 destructores Hatsuyuki, Asagumo, Teruzuki, Shirayuki, Inazuma, Samidare, Shikinami, Uranami y Ayanami) y algo retrasados los 11 transportes: y la escuadra del almirante Gunichi Mikawa con 6 cruceros (Chokai, Kinugasa, Maya, Suzuya, Isuzu y Tenryu).

Bastante menos efectivos dispuso la Flota Estadounidense al mando del almirante William Halsey con 7 navíos entre los que había 1 portaaviones (USS Enterprise), 2 acorazados (USS South Dakota y USS Washington) y 4 destructores (USS Walke, USS Preston, USS Benham y USS Gwin). Curiosamente la presencia del USS Enterprise se debidó a que a pesar de no estar todavía reparado tras la derrota en la Batalla de las Islas Santa Cruz, los planificadores estadounidenses decidieron arriesgar el buque al ser el único portaaviones disponible en el Océano Pacífico. Precisamente la tripulación del navío era tan consciente del riesgo que iban a correr que los marineros se jactaron de los japoneses colgando del casco un cártel cuyo lema rezaba: «Enterprise contra Japón».

Cañonazos en plena noche que iluminan la escena de una de las torretas triples del acorazado USS Washington durante la Segunda Batalla Naval de Guadalcanal.

Durante la noche del 13 al 14 de Noviembre de 1942, la fuerza naval del almirante Gunichi Mikawa con los cruceros nipones Suzuya y Maya abrieron fuego contra el Aeródromo Henderson causando grandes desperfectos en sus instalaciones y destruyendo en tierra 18 aviones aparcados (17 cazas Hellcat y un cazabombardero 1 Dauntless SBD Douglas). Finalizado el raid contra Guadalcanal los japoneses se marcharon al amanecer pensando erróneamente que no serían molestados por los aparatos de la Cactus Air Force. Sin embargo no contaron con la presencia del portaaviones USS Enterprise que a inicios de la mañana del día 15 envió a un escuadrón de aviones contra la escuadra nipona. La primera víctima de esta incursión aérea fue el crucero Kinugasa que volteó tras el impacto de varias bombas y se hundió pereciendo 511 marineros. Los aparatos estadounidenses también dañaron levemente al crucero Maya y hundieron 7 de los 11 transportes en los que mataron a 450 soldados japoneses, destruyeron 20 cañones y echaron a perder 44.855 toneladas de suministros. Ni siquiera la cobertura aérea ofrecida por aviones japoneses impidió el desastre porque 7 aparatos norteamericanos fueron derribados a costa de perder 13 los nipones.

Casualmente a las 23:00 horas de la noche del 14 de Noviembre de 1942, la Flota Estadounidense y la Marina Imperial Japonesa chocaron entre Guadalcanal y la Isla de Savo cuando el crucero Sendai y los destructores Shikinami, Uranami y Ayanami se toparon de frente con los dos acorazados USS South Dakota y USS Washington intercambiando varios fogonazos. Simultáneamente el crucero nipón Nagara se desvió hacia las embarcaciones menores de los americanos hundiendo a cañonazos primero al destructor USS Walke con 76 muertos, luego al USS Preston con 116 muertos y por último al USS Benham que se hundió sin contabilizar víctimas, además de dañar al USS Gwin. A continuación la intensidad de la lucha se centró desde las 0:00 horas del 15 de Noviembre entre los grandes navíos después de que el acorazado USS South Dakota quedase inoperativo tras encajar varios impactos que le causaron 39 muertos y 58 heridos; el cual únicamente pudo salvarse gracias a la intervención del USS Washington que le cubrió con sus andanadas de grandes proyectiles acertando mortalmente en la superestructura del acorazado Kirishima y del destructor Ayanami que encajó 27 muertos por la metralla. Ante esta situación de superioridad en tonelaje, el almirante Nobutake Kondo ordenó la retirada de la escuadra nipona que se replegó hacia Rabaul. No obstante los japoneses tuvieron tan mala suerte que a medio camino se vieron obligados a evacuar tanto al acorazado Kirishima como al destructor Ayanami debido a la imposibilidad de mantenerlos a flote por los daños sufridos, para inmediatamente hundirlos con torpedos y evitar que cayesen en manos del enemigo.

Milagrosamente a las 4:00 horas de la madrugada del 15 de Noviembre los 4 transportes supervivientes del convoy japonés amarraron en Guadalcanal junto a la Bahía de Tassafaronga desembarcando a 3.000 soldados japoneses y numeroso material bélico que se unieron a las tropas ocultas en la jungla. Sin embargo el destino de estos buques ya estaba escrito porque a las 5:55 horas un avión de reconocimiento les avistó y pocos minutos después piezas de artillería emplazadas en la isla por los marines dispararon varios cañonazos hasta hundir a los 4 transportes en los bajos marinos de la costa.

Catastrófico a nivel militar y estratégico fue el resultado para el Imperio Japonés en la Segunda Batalla Naval de Guadalcanal. Con motivo de este enfrentamiento que terminó en una clara victoria de los Aliados, la Flota Estadounidense por primera vez se impuso en el mar a la Marina Imperial Japonesa y obtuvo la superioridad numérica en el Pacífico Sur. Precisamente durante el encuentro los japoneses sufrieron el hundimiento de 14 navíos entre 1 acorazado (Kirishima), 1 crucero (Kinugasa), 1 destructor (Ayanami) y 11 transportes; daños en 1 crucero (Maya); y unas bajas humanas de 700 muertos (450 soldados y 249 marineros) junto a unas pérdidas materiales de 13 aviones, 20 cañones y 44.855 toneladas de material bélico. Por su parte los estadounidenses sufrieron el hundimiento de 3 destructores (USS Walke, USS Preston y USS Benham),  daños en 2 navíos entre 1 acorazado (USS South Dakota) y 1 destructor (USS Gwin); y unas bajas de 242 marineros muertos y 25 aviones destruidos. Gracias a esta inesperado triunfo de Estados Unidos, el contexto de la Campaña de Guadalcanal se volvió totalmente favorable a los Aliados tanto en tierra, como en el aire y en el mar; mientras que para Japón en una tortuosa cuenta atrás para evacuar la isla o simplemente sucumbir luchando hasta el final.

Guerrilla en la Jungla

Prácticamente durante toda la Batalla de Guadalcanal los soldados norteamericanos tuvieron que mantener una guerra particular contra la misma naturaleza al encontrarse rodeados de un entorno hostil de profunda selva en el que solo imperaba la infinidad de los árboles y la tupida vegetación de la jungla acompañada de un calor insoportable, miasmas pantanosas, impasables arbustos, caudalosos ríos, espesos barrizales, enfilados riscos, altas montañas y oscuros barrancos. A estos obstáculos naturales se sumaban enfermedades como la malaria, disentería, tifus, tiña y fiebres podredumbre; además de animales como todo tipo de insectos exóticos (mosquitos, arañas, larvas…), reptiles (serpientes venenosas, lagartos y cocodrilos) e incluso monos que desde los cocoteros robaban las raciones a los estadounidenses. Por si fuera poco entre los marines se generó una idea de asociar al soldado japonés como un «superhombre» debido a que los nipones estaban acostumbrados a vivir en selva y sobrevivían con un puñado de arroz al día; mientras que los norteamericanos consumían más suministros de los necesarios o contraían problemas de salud comiendo extrañas frutas de los árboles. Tampoco adentrarse en la selva era agradable porque los japoneses solían camuflarse muy bien mediante mimetismo de ramajes entre las plantas y contaban con temibles trampas diseñadas con minas, hoyos, pinchos y claros barridos por ametralladoras; a lo que se añadían los constantes bombardeos con aviones, cañones y buques sobre los campamentos estadounidenses que contribuían a generar un clima de pánico permanente. Tales condiciones de presión psicológica a las que se vieron sometidos los marines les redujo la moral por los suelos y les causó numerosos problemas mentales con los que cargarían de por vida.

Soldados norteamericanos marchando dificultosamente por la jungla de Guadalcanal.

Hubo algunas unidades de los Aliados que destacaron notablemente durante la guerra en la jungla como la Patrulla «Carlson» del 2nd Batallón de Asalto de Marines, la Fuerza de Defensa del Protectorado de las Salomón Británicas, la Fuerza de Policía de las Islas Salomón y la guerrilla salomoniesa de los nativos. Precisamente en una ocasión un grupo mixto compuesto por norteamericanos, australianos, neozelandeses, tonganos, fidjianos y salomoniesos se internaron largas semanas en la selva organizando una contraguerrilla a los japoneses y viviendo exactamente en las mismas condiciones higiénicas y alimenticias que ellos. Gracias a estos merodeadores, los riscos montañosos del centro de la isla pudieron ser limpiados de tropas japonesas y la mayor parte de los cañones que disparaban contra el Aeródromo Henderson neutralizados. Por ejemplo el 30 de Noviembre de 1942 un total de 75 japoneses fueron desalojados de una serie de cuevas naturales y dos cañones (uno de 77 milímetros y otro de 37 milímetros) que se alojaban en un risco abierto con vistas al Aeródromo Henderson fueron dinamitados y destruidos. Así pues, una vez completado el trabajo de estos infiltrados a finales de 1942, el resultado fue de 18 comandos aliados muertos entre los que hubo 16 estadounidenses, 2 tonganos y 1 salomonieso (este último el sargento Jacob Vouza); 17 heridos entre 15 estadounidenses y 2 salomoniesos; y 225 enfermos (125 por malaria, 71 por tiña y 29 por disentería).

Batalla de Tassafaronga

Grave fue la situación que se encontró el Ejército Imperial Japonés tras la derrota en la Segunda Batalla Naval de Guadalcanal. Desde este revés el «Tokyo Express» se tuvo que realizar mediante submarinos bajo el agua que desembarcaban la insuficiente cifra de 20 y 30 toneladas de comida a través de la Bahía de Tassafaronga. Sin embargo el almirante Raizo Tanaka decidió arriesgarse y probar suerte enviando un convoy de superficie procedente de las Islas Shortland que e formó por 8 navíos entre los que hubo 2 cruceros (Naganami y Takanami) y 6 destructores (Kuroshio, Oyashio, Kagero, Suzukaze, Kawazae y Makinami).

Al mismo tiempo desde la Islas de Espíritu Santo partió hacia Guadalcanal un convoy estadounidense al mando del almirante Carleton Wright. Se trataba de la Fuerza de Tareas 67 (Task Force 67) con 11 navíos entre los que había 5 cruceros (USS Minneapolis, USS New Orleans, USS Pensacola, USS Northampton y USS Honolulu) y 6 destructores (USS Fletcher, USS Drayton, USS Maury, USS Perkins, USS Lamson y USS Ladner).

Daños al crucero USS Minneapolis en la Batalla de Tassafaronga.

A las 23:14 horas de la noche del 29 al 30 de Noviembre de 1942, la Task Force 67 tuvo la suerte de establecer contacto por radar con la escuadra japonesa situada entre la Isla de Savo y el Cabo Buena Esperanza en Guadalcanal. Aprovechando esta ventaja, a las 23:20 horas los estadounidenses comenzaron la batalla disparando cañonazos y torpedos contra el destructor Takanami, al cual hundieron con 197 muertos. Sin embargo el almirante Raizo Tanaka continuó la refriega poniendo en práctica una nueva táctica consistente en el lanzamiento de racimos de torpedos contra un punto concentrado de la escuadra oponente. Gracias a esta técnica que implicó el disparo de 44 torpedos se consiguió un resultado espectacular: primeramente el crucero USS New Orleans fue alcanzado en los pañoles de municiones y hundido con 183 marineros fallecidos; el crucero USS Pensacola incendiando y también echado a pique con 125 tripulantes; mientras que los dos cruceros USS Minneapolis y USS Northampton fueron gravemente dañados. No obstante y a pesar del éxito cosechado, el almirante Raizo Tanaka suspendió la operación de desembarco y se retiró de Guadalcanal rumbo a las Islas Shortland para no estropear su triunfo.

La Batalla de Tassafaronga dejó un saldo a los estadounidenses de 2 cruceros hundidos (USS New Orleans y USS Pensacola), 2 cruceros dañados (USS Minneapolis y USS Northampton) y 395 muertos; al mismo tiempo que a los japoneses 1 destructor hundido (Takanami) y 197 muertos. Lamentablemente para los nipones, la Marina Imperial Japonesa no explotó su gran victoria debido a la pronta retirada del convoy de Guadalcanal.

Asalto a Gifu

«Gifu» era la línea más fortificada que Japón había erigido en Guadalcanal mediante una serie de búnkers, agujeros bajo tierra con ametralladoras, plataformas de artillería y una red comunicativa de trincheras que se extendían por detrás del Aeródromo Henderson a través de la jungla y continuaba sobre una cadena de altas colinas y riscos que incluían el Monte Austen, la Cota «Caballo Galopante» y la Cota «Caballo de Mar». Alrededor de 20.000 soldados japoneses se ocultaban en esta formidable posición defensiva, quienes a pesar estar sufriendo 50 muertos diarios por culpa de los bombarderos y de estar carentes de municiones y alimentos, seguían protegiendo un bastión inexpugnable.

Básicamente por dos razones Gifu se convirtió en un objetivo prioritario de los estadounidenses: primeramente porque desde la posición se bombardeaba con artillería el Aeródromo Henderson y segundo porque patrullas de infiltración realizaban incursiones sobre el aeropuerto. Por ejemplo la noche del 12 de Diciembre un pequeño grupo de infiltración nipón entró en el Aeródromo Henderson y destruyó con explosivos un avión aparcado y un camión. Tres días más tarde, la noche del 15 de Diciembre, otra patrulla volvió a internarse entre la instalación e hizo explosionar un caza P-39 Air-Cobra. Tales amenazas llevaron a los estadounidenses a planear la conquista de Gifu empleando a una gigantesca fuerza de 50.078 soldados repartidos entre la 2ª División de Marines, la División de Infantería «Americal» y la 25ª División de Infantería.

Tropas estadounidenses estancadas sobre Gifu en un espacio natural de la ladera del Monte Austen. Imagen del film La Delgada Línea Roja.

Monte Austen fue el primer objetivo seleccionado por la División de Infantería «Americal» el 19 de Diciembre de 1942 cuando avanzó cubierta por un intenso bombardeo de artillería y aviones de la Cactus Air Force que no impidieron evitar que las tropas estadounidenses fueran rechazadas con grandes pérdidas a causa del fuego de ametralladora y fusilería de los japoneses. Incapaces de proseguir, los norteamericanos tuvieron que cavar trincheras en las faldas del Monte Austen y permanecer ocultos durante muchas semanas sufriendo todo tipo de calamidades y ataques esporádicos por parte de los nipones. Precisamente para el 1 de Enero de 1943 las bajas de los estadounidenses ascendían a las 313 entre 53 muertos, 129 heridos y 131 enfermos. Ni siquiera la llegada de refuerzos con el despliegue en la zona de la Fuerza Expedicionaria Neozelandesa y comandos procedentes de las Islas Fiji lograron revertir a la situación. Únicamente el 3 de Enero los Aliados consiguieron hacer cumbre en la vecina Cota 27, aunque tuvieron que paralizar las operaciones porque para entonces los norteamericanos habían sufrido otras 282 bajas entre 115 muertos y 272 heridos o enfermos a costa de 500 bajas japonesas entre muertos y heridos.

«Caballo Galopante» era una diminuta cordillera que incluía cumbres como la Cota 50, Cota 51, Cota 52, Cota 53 y Cota 57 defendidas por 600 tropas japonesas; las cuales se convirtieron en el objetivo a neutralizar del 27º Regimiento de Infantería adscrito de la 25ª División de Infantería. A las 5:50 horas del 10 de Enero de 1943 los norteamericanos comenzaron el asalto contra «Caballo Galopante» con gran éxito porque a las 6:35 ocuparon sin resistencia la Cota 51, a las 11:40 la Cota 57 y a las 16:25 la Cota 52 matando 30 japoneses y destruyendo 6 ametralladoras. Sin embargo menos suerte tuvieron el 11 de Enero cuando atacaron la Cota 53 ascendiendo una pendiente cuesta arriba y a pecho descubierto entre unas hierbas no muy altas que los hizo fácilmente visibles y vulnerables a los japoneses, quienes rápidamente dispararon sus ametralladoras y morteros provocando una matanza en sus filas. Tal fue el castigo recibido que los soldados se retiraron colina abajo siendo alcanzados en una auténtica cacería que costó la muerte a un centenar de estadounidenses. Terminado el ataque a Cota 53, la 25ª División de Infantería se atrincheró a los pies de la colina, siendo los norteamericanos castigados nuevamente con morteros y francotiradores durante toda la noche. Al día siguiente, 12 de Enero, un grupo compuesto por cinco soldados al mando del capitán Charles Davis, se arrastraron sin ser vistos entre la hierba hasta subir la Cota 53, donde a tan sólo 9’1 metros de la cumbre dos soldados japoneses les descubrieron y arrojaron dos granadas que milagrosamente no detonaron. Acto seguido los estadounidenses lanzaron otras ocho granadas que sí explosionaron y mataron a varios enemigos, para a continuación salir de sus escondites y con sus fusiles y pistolas en mano comenzar a disparar uno a uno a los nipones hasta masacrarlos a todos. Gracias a esta maniobra de distracción el resto de tropas norteamericanas atrincheradas pudieron conquistar y limpiar de enemigos la Cota 53 y por tanto «Caballo Galopante». Durante la acción perdieron la vida 100 estadounidenses y 170 japoneses.

Recopilación de imágenes de la película La Delgada Línea Roja en la que se muestra los fieros asaltos contra el Monte Austen. Precisamente en las dos de arriba se produce el avance contra el Monte Austen a través de la maleza. En la tercera los disparos de mortero japoneses merman las filas estadounidense. Por último en la de abajo unos soldados japoneses disparan contra un americano.

La Cota «Caballo de Mar» fue la parte más fácil de la Batalla de Gifu porque la 25ª División de Infantería ocupó la cumbre el 15 de Enero aniquilando al 124º Regimiento de Infantería Japonés que sufrió 575 bajas (558 muertos y 17 prisioneros). Simultáneamente la 2ª División de Marines desde la costa y la División de Infantería «Americal» desde el Monte Austen, efectuaron una ofensiva envolvente el 17 de Enero al mismo tiempo que 47 cañones bombardeaban el sector central de Gifu para mantener distraídos a los japoneses. A pesar de que durante el avance los estadounidenses encajaron 60 muertos, el día 20 la bolsa fue cerrada con cientos de japoneses atrapados en su interior. De nada sirvió un intento de ruptura que costó la muerte a 11 nipones porque para el cerco se fue estrechando gracias a la llegada de tanques Stuart M3 escoltados por grupos de entre 16 y 18 soldados que se encargaron de despejar las posiciones, agujeros y trincheras del enemigo. Desesperados por la situación, a las 2:30 horas de la noche del 23 de Enero más de 100 japoneses lanzaron una carga suicida «Banzai» contra los estadounidenses empleando bayonetas, sables y katanas antes de resultar completamente exterminados. Aquel fue el último episodio de una batalla por Gifu que concluyó al amanecer cuando finalmente los norteamericanos conquistaron el Monte Austen y la aldea de Kokumbona.

El Ejército Imperial Japonés sufrió una debacle total en la Batalla de Gifu al perder la vida 2.700 soldados nipones a costa de 1.000 bajas estadounidenses entre 250 muertos y 750 heridos. Tal desastre significó una lucha de los japoneses por la supervivencia y un intento desesperado por escapar de Guadalcanal antes de que las tropas de Estados Unidos ocupasen el resto de la isla.

Batalla de Isla Rennell

Con grandes bajas en sus filas a pesar de haber obtenido una victoria contundente en la Batalla de Gifu, se hizo urgente relevar cuanto antes de Guadalcanal al 2º Regimiento de Marines y reorganizar a sus hombres en la retaguardia. Para ello partió de la Isla Espíritu Santo la Fuerza de Tareas 18 (Task Force 18) del almirante Robert Giffen con 14 navíos entre los que había 1 portaaviones (USS Enterprise), 5 cruceros (USS Wichita, USS Chicago, USS Louisville, USS Montpelier, USS Cleveland y USS Columbia) y 8 destructores.

Navegando la Task Force 18 a la altura de Isla Renell el 29 de Enero de 1943, los japoneses interceptaron el convoy americano y atacaron a la formación naval mediante un escuadrón de 32 aviones armados con torpedos (16 bombarderos Mitsubishi G4M al mando del teniente Tomo Nakamura y 16 bombarderos Mitsubishi G3M al frente del teniente Joji Hagai). Durante la acción el bombardeo sobre la escuadra estadounidenses fue un fracaso porque los japoneses no acertaron a ningún buque y perdieron 3 aviones, incluyendo el del teniente Joji Hagai que falleció en el acto. Sin embargo en el segundo ataque protagonizado por 11 Mitsubishi G4M (de los cuales 9 serían derribados), los aparatos sí consiguieron impactar con un torpedo en el crucero norteamericano USS Chicago que se hundió falleciendo 62 de sus tripulantes. Al mismo tiempo otro de los aviones dañó gravemente al destructor USS La Vallette antes de que se retirase de la zona con 23 marineros muertos a bordo.

Crucero norteamericano USS Chicago hundiéndose de popa tras al ataque aéreo japonés durante la Batalla de Islas Rennell.

La Batalla de Isla Renell dejó un saldo para los estadounidenses de 1 crucero hundido (USS Chicago), 1 destructor dañado (USS La Vallette) y 85 marineros muertos; mientras que para los japoneses 12 aviones derribados y 60 pilotos muertos. Aquella incursión de Japón sobre la Task Force 18 fue la última victoria táctica del Imperio del Sol dentro del contexto de la Campaña de Guadalcanal, aunque no pudo impedir que el convoy amarrase en la isla y relevase al exhausto 2º Regimiento de Marines.

Evacuación de Guadalcanal (Operación Ke)

«Operación Ke» fue el nombre con que Japón bautizó a la misión destinada a evacuar a los 14.000 efectivos todavía presentes en Guadalcanal tal y como aprobó en una reunión de urgencia el Supremo Consejo de la Guerra en Tokyo presidido por el mismo Emperador Hiro-Hito. Bajo el mando el almirante Isoroku Yamamoto se diseñó un plan de rescate consistente en el envío de submarinos y destructores que amarrarían en distintos puntos de la costa entre el sector de Kamimbo y Cabo Esperanza para recoger a las tropas supervivientes. Simultáneamente desde el Pacífico Sur la Marina Imperial Japonesa proporcionaría cobertura con un total de 28 buques entre los que hubo 3 portaaviones (Zuikaku, Junyo y Zuiho), 2 acorazados (Kongo y Haruna), 10 cruceros (Chokai, Kumano, Sendai, Atago, Takao, Myoko, Haguro, Jintsu, Agano y Nagano) y varios destructores; así como una fuerza aérea de 436 aviones entre los procedentes de Rabaul y aparatos embarcados.

Simultáneamente la Flota Estadounidense al mando del almirante William Halsey que ya había previsto una supuesta operación de evacuación por parte de Japón, dividió a sus fuerzas navales y aéreas alrededor de las Islas Salomón para interceptar cualquier convoy enemigo. Para tal cosa los norteamericanos reunieron un total de 69 navíos entre los que hubo 2 portaaviones (USS Enterprise y USS Saratoga), 4 acorazados (USS Maryland, USS Colorado, USS New México y USS Mississippi), 13 cruceros y 15 destructores; además 539 aviones entre aparatos embarcados y la Cactus Air Force.

Poco antes del inicio de la «Operación Ke» los japoneses realizaron una serie de incursiones aéreas y navales contra Guadalcanal y las bases aliadas sobre las Islas Salomón para debilitar las guarniciones enemigas y por tanto facilitar las tareas de evacuación. Por ejemplo una de esas escaramuzas fue el bombardeo contra la Isla Espíritu Santo que causó algunos daños en las instalaciones norteamericanas; o el ataque mediante aviones y fuego de destructores contra el Aérodromo Henderson con similares resultados y con el derribo de 4 cazas Zero en la acción. Más suerte tuvieron los japoneses en una incursión sobre los campamentos del Río Matanikau donde mataron a varios marines y abatieron 7 cazas norteamericanos (4 P-40 Warhawk, 2 P-38 Lightining y 1 Wildcat) a costa de perderse 6 cazas Zero. Por último estuvo el intento del submarino I-1 de llevar suministros a las tropas en la playa de Kamimbo antes de que fuese interceptado por las dos corbetas neozelandesas HMNSZ Moa y HMNSZ Kiwi que inmediatamente dispararon contra el nipón y hundieron el sumergible matando a 27 marineros, aunque 63 pudieron refugiarse en la costa nadando. Precisamente durante este incidente los neozelandeses cometieron un crimen de guerra cuando ametrallaron a dos marineros japoneses a la deriva, de los cuales uno tuvo la mala suerte de fallecer y el otro de ser hecho prisionero.

Cadenas humanas de soldados japoneses huyendo hacia los barcos e intentando ser rescatados con desesperación durante la «Operación Ke».

El 31 de Enero de 1943 zarparon de las Islas Shortland 21 destructores japoneses al mando del almirante Gunichi Mikawa destinados a evacuar a las tropas de Guadalcanal. Nada más partir varios bombarderos B-17 estadounidenses atacaron al convoy sin éxito (4 de estos aviones fueron derribados), lo que obligó a los japoneses el 1 de Febrero a bombardear el Aeródromo Henderson mediante 29 aparatos (23 cazas Nakajima Ki-43 y 6 bombarderos Kawasaki Ki-48) que únicamente causaron daños ligeros a la instalación a costa de ser un avión abatido. Acto seguido los americanos respondieron con 92 aparatos de la Cactus Air Force que bombardearon a la escuadra nipona dañando al destructor Makinami y perdiendo 4 aparatos propios. Al mismo tiempo los japoneses enviaron un nuevo escuadrón compuesto por 53 aviones (13 bombarderos en picado Aichi Val y 40 cazas Zero) que se enzarzaron en un intenso combate que les costó el derribo de 8 aparatos (3 Zeros y 5 Aichi Val) a cambio de un buen resultado porque abatieron 3 Wildcats de la Cactus Air Force y hundieron al destructor estadounidense USS De Haven en el que murieron 167 marineros y 38 más resultaron heridos, además de dañar al otro destructor USS Nicholas.

A las 22:45 horas de la noche del 2 de Febrero de 1943 los 21 destructores japoneses comenzaron a echar el ancla en la playa de Kamimbo donde les esperaban los soldados a la espera de ser evacuados. Rápidamente los norteamericanos intentaron evitar la fuga por todos los medios enviando a 3 lanchas torpederas que resultaron hundidas: la USS PT-111 en la que murieron dos estadounidenses, la USS PT-37 en la que falleció uno y la USS PT-123 en la que perecieron cuatro. Eliminadas las tres lanchas torpederas, los destructores pararon sus máquinas y los soldados subieron a los barcos por rampas, cuerdas o remando en botes. Una vez cargados, los destructores dieron media vuelta y se marcharon no sin antes colisionar el Makigumo con una mina submarina a la salida de playa y hundirse (aunque afortunadamente la tripulación fue transferida a otra buque). Así fue como a las 12:00 horas del 2 de Febrero de 1943 la Marina Imperial Japonesa completó con éxito la primera misión de evacuación en Guadalcanal tras rescatar de la isla a 4.935 soldados, entre ellos al periodista Gen Nishino a quién se le prohibió escribir acerca de la batalla.

Un total de 20 destructores al mando del almirante Shintaro Hashimoto compusieron la segunda oleada de evacuación a Guadalcanal el 5 de Febrero cuando la situación de los soldados japoneses era desesperada al verse sometidos a un asedio por parte de los norteamericanos tras la línea del Río Segilao entre Cabo Esperanza y Kamimbo. Como era de esperar la Cactus Air Force atacó el convoy nipón con 74 aviones y dañó al destructor Maizake, aunque tuvo que retirarse por culpa de una emboscada aérea en la que se perdieron 11 aparatos norteamericanos a costa de 1 caza Zero. Gracias a esta victoria en el aire, la noche del 6 de Febrero los destructores nipones evacuaron desde las playas de Kamimbo a otros 3.921 soldados.

Oficialmente la última misión de evacuación a Guadalcanal se inició al anochecer del 7 de Febrero de 1943 mediante una reducida flotilla de destructores que apenas fue molestada porque en una incursión aérea los estadounidenses dañaron ligeramente al destructor Isokaze y derribaron un avión japonés a cambio de resultar abatido otro americano. Pasado el peligro, los buques llegaron a la playa entre Cabo Buena Esperanza y Kamimbo donde vieron un lamentable espectáculo de soldados japoneses demacrados, con las ropas rotas y hambrientos, que hacían cola para embarcar sumergidos algunos con el agua hasta el cuello ante la desesperación por huir de aquel infierno. Afortunadamente los destructores consiguieron hacer sitio para todos y a las 3:00 horas de la madrugada del 8 de Febrero, la pesadilla terminó para los últimos 1.972 soldados nipones que fueron evacuados sin ser detectados. Precisamente así lo anunció el general Alexander Patch al almirante William Halsey: «Total y absoluta derrota de las fuerzas japonesas en Guadalcanal».

Gracias a la «Operación Ke» la Marina Imperial Japonesa evacuó de Guadalcanal a 10.828 soldados a costa de perder 2 navíos entre 1 destructor (Makigumo) y 1 submarino (I-1), ser 3 destructores dañados (Makinami, Maizake e Isozake) y 56 aviones derribados. Por su parte a los estadounidenses les fueron hundidos 4 navíos entre 1 destructor (USS De Haven) y 3 lanchas torpederas (USS P-37, USS PT-111 y USS PT-123), 1 destructor dañado (USS Nicholas) y 53 aviones derribados.

Finalmente a las 10:00 horas de la mañana del 8 de Febrero de 1943, los soldados japoneses evacuados durante la «Operación Ke» desembarcaron sanos y salvos en la Isla de Bougainville. Con este último acto y tras seis meses y dos días de lucha, la Batalla de Guadalcabal había terminado.

Conclusión

La Batalla de Guadalcanal fue una de las grandes epopeyas de la Segunda Guerra Mundial. Con un saldo de más de 43.000 muertos y 59 buques hundidos entre ambos bandos, constituyó hasta la fecha el enfrentamiento más largo y sangriento librado por tierra, mar y aire de la Historia Militar.

Los Aliados sufrieron 20.000 bajas entre 12.100 muertos (12.000 estadounidenses, 84 australianos y 2 tonganos) y 7.789 heridos, perdieron 30 navíos (2 portaaviones, 9 cruceros, 13 destructores, 1 cañonero, 3 lanchas torpederas, 1 remolcador y 1 carguero), fueron dañados 21 buques (1 portaaviones, 3 acorazados, 7 cruceros y 10 destructores) y resultaron derribados 615 aviones.

Japón sufrió 32.000 bajas (31.000 muertos y 1.000 prisioneros), perdió 29 buques (1 portaaviones, 2 acorazados, 4 cruceros, 9 destructores, 1 submarino y 12 transportes), fueron dañados 10 buques (2 portaaviones, 4 cruceros y 6 destructores) y resultaron derribados 683 aviones.

Militarmente Guadalcanal supuso un cambio estratégico total en el desarrollo de la Guerra del Pacífico. A pesar de que Japón peleó magistralmente, provocando muchos más hundimientos en buques al oponente que los propios (por ejemplo dos portaaviones norteamericanos por uno nipón y nueve cruceros frente a cuatro respectivamente) luchó muy por encima de sus posibilidades porque el Imperio del Sol Naciente no podía reponer sus pérdidas tan rápido como sus enemigos debido a la enorme superioridad industrial de Estados Unidos. Por si fuera poco las bajas cosechadas en tierra por los japoneses fueron mucho más elevadas que las norteamericanas, lo que constituyó la primera derrota terrestre del Ejército Imperial Japonés contra el Ejército Estadounidense. Sin embargo lo peor de todo para el Eje fue que la expansión nipona por el Pacífico fue definitivamente interrumpida, Australia dejó de estar amenazada y sobretodo los norteamericanos adquirieron una base desde la que lanzarse a la conquista del resto de las Islas Salomón y Nueva Guinea. El mismo almirante William Halsey describió brillantemente la nueva situación: «Antes de Guadalcanal el enemigo avanzaba a según su antojo; después de Guadalcanal se repliega según el nuestro».

Transportes navales japoneses yacen semihundidos en el agua tras concluir la batalla. Así quedó la exótica Guadalcanal una vez terminada la Segunda Guerra Mundial.

A nivel global la Batalla de Guadalcanal fue decisiva en el transcurso de la contienda. El enfrentamiento y la victoria de Estados Unidos sobre Japón, coincidió cronológicamente en el tiempo (desde el verano de 1942 al invierno de 1943) con la desastrosa derrota de Alemania ante la Unión Soviética durante la Batalla de Stalingrado; y de Italia durante la Campaña del Norte de África tras el revés contra Gran Bretaña en la Batalla de El-Alamein y el posterior repliegue sobre Túnez. Estas catástrofes militares que coincidieron en el tiempo (por ejemplo la capitulación de Stalingrado se produjo el 2 de Febrero y Guadalcanal el 7 de Febrero de 1943), modificaron el curso del conflicto en favor de los Aliados tanto en el Frente Oriental de Rusia como en el Frente del Pacífico la misma semana. Así fue como prácticamente en menos de seis días el Eje pasó de ir ganando la contienda a verse en retirada en todos los escenarios de Europa y Asia, lo que sin duda convirtió a Guadalcanal en una de las batallas más decisivas de la Segunda Guerra Mundial y por tanto de la propia Historia.

 

Bibliografía:

-Joseph Mueller, Guadalcanal 1942, Osprey Publishing (1992), p.6-88
-Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial. «El infierno de Guadalcanal duró seis meses», S.A.R.P.E. (1978), p.854-872
-David Solar, La Batalla de Guadalcanal. Infierno en el Pacífico, Revista La Aventura de la Historia Nº170 (2012), p.16-23
-Derrick Wright, Pacific Victory. «On the Offensive», Sutton (2005) 25-28
-R.G. Grant, 1.001 Batallas que cambiaron el curso de la Historia, «Santa Cruz», Grijalbo, (2012), p.849
-http://en.wikipedia.org/wiki/Guadalcanal_Campaign