T-34

Nombre: T-34
Nacionalidad: Unión Soviética
Compañía: Fábrica Zavod 183 de Kharkov
Motor: V-2 de 12 cilindros a 500 CV
Longitud: 7′ 08 m
Anchura: 2′ 09 m
Altura: 2′ 45 m
Blindaje: 14-45 mm
Autonomía: 450 km
Velocidad: 50 km/h
Peso: 30′ 9 toneladas
Tripulación: 4
Armamento: Un cañón L/30′ 5 de 76’2 mm y dos ametralladoras Degtyareva de 7’62 mm
Historia:

El T-34 fue el tanque por excelencia de la Segunda Guerra Mundial y el caballo de batalla del Ejército Rojo entre los años 1941 y 1945. Esta joya armamentística fabricada por la Unión Soviética y temida por todos los carristas del Tercer Reich en el Frente Oriental, se caracterizó por la simplicidad y calidad de su diseño, coraza, tracción, cañón y económica producción, pero al mismo tiempo por un excelente desempeño en las operaciones militares, jugando un papel muy importante en la victoria final sobre Alemania, lo que sin duda le convirtió en uno de los blindados más conocidos y populares del siglo XX.

Desarrollo:

La Unión Soviética era la potencia que más tarde había adoptado una doctrina acorazada más o menos por el año 1928, pero que a raíz de las experiencias adquiridas por la caballería en la Guerra Civil Rusa y sobretodo a través de los oficiales del Ejército Alemán que junto a los soviéticos se instruyeron en tácticas blindadas en Kazán dentro del contexto del Tratado de Rapallo (para sortear el Tratado de Versalles en la década de 1920), condujo al Estado Mayor Soviético «STAVKA» a apostar por los tanques desde 1931. Aunque por el momento el carro debía ser un arma de apoyo a la infantería y jinetes a caballo, la Guerra Civil Española desde 1936 cambió la manera de ver las cosas, pues los tanques desplegados por la URSS en ayuda de la España Republicana demostraron ser muy superiores a los de la España Nacional que contaba con blindados prestados por Alemania e Italia, lo que no impidió que estuviesen mal aprovechados a nivel operacional debido a unas tácticas poco eficientes. Aquellas deficiencias llevaron al Kremlin a encargar el 27 de Agosto de 1938 a la Fábrica Zavod 183 de Kharkov la construcción de un prototipo de carro medio conocido como A-20 del que posteriormente saldría el T-34.

Tanque T-34/76 en Rusia.

El A-20 a diferencia de otras series de blindados del Ejército Rojo como los clásicos BT, poseía mayor blindaje, planchas de acero inclinadas y un cañón de 76 milímetros que superaba a todos los carros de la época, algo de lo que se vanaglorió la Fábrica Zavod 183 y la Oficina de Diseño Nº24 encabezada por un equipo de dieciocho ingenieros liderados por Mikhail Koshkin, Aleksandr Morozoz y Nikolai Kucherenko, quienes pese a no contar con el visto bueno del Consejo Supremo Militar, siguieron adelante con su proyecto gracias a convencieron al propio Iósif Stalin, quién afirmó ante los mandos lo siguiente: «Dejadles hacer el tanque que ellos quieren, y ya veremos si es tan bueno como dicen». Así fue como poco a poco mejoraron su prototipo y otro nuevo bautizado como A-30 o A-32, añadiendo ruedas y cadenas de un vehículo modelo Christie M 1928, inclinando la coraza sobre el casco y la torreta, incorporando un motor diésel de 450 caballos de vapor con los que alcanzar los 65 kilómetros por hora y acoplando un cañón L/26′ 6 de 76’2 milímetros.

La prueba de los A-20 y A-30 fue realizada en el Campo de Maniobras de Kubinka entre el 18 de Julio y 23 de Agosto de 1939, donde hicieron un test de circulación de 2.500 kilómetros, de los cuales 1.000 kilómetros fueron sobre una carretera embarrada, 800 kilómetros campo a través y 700 kilómetros sobre suelo de adoquines, además de adentrarse en una zona boscosa, sin obviar con que posteriormente se evaluó el giro hidráulico de las torretas en pendiente, una marcha de 300 kilómetros sobre pavimento y una segunda marcha de 1.000 kilómetros sobre nieve, así como la capacidad de quebrar troncos de árboles de hasta 879 milímetros de grosor y el poder de resistencia al hielo mediante desplazamientos sobre capas congeladas de 1’8 metros y cuestas de 1’6 metros con inclinación de 16º. Una vez superadas las pruebas, el 15 de Enero de 1940, al fin se cambió la denominación del tanque a la de T-34, el cual se le comparó con un Panzer III vendido por Alemania a través del Pacto Ribbentrop-Molotov, demostrándose que salvo en el caso de la comodidad de los tripulantes que era mucho mejor la máquina alemana (algo que no preocupaba al régimen comunista), en el resto el carro era superior en todo, como por ejemplo en blindaje, fuego y movilidad.

El examen final del T-34 se celebró en Marzo de 1940 mediante una carrera invernal de 800 kilómetros desde Kharkov hasta Moscú, y luego hasta las fortificaciones de la «Línea de Mannerheim» en Finlandia, en cuyas inmediaciones de libraba la Guerra de Invierno y en la que dos de los tanques tomaron parte disparando contra blocaos del Ejército Finlandés sobre Carelia. Aunque finalmente el Kremlin autorizó el proyecto por los resultados tan satisfactorios obtenidos, el creador del futuro T-34, Mikhail Koshkin, falleció de neumonía sin ver completada su magnífica máquina, ya que enfermó a bordo de su prototipo como consecuencia del intenso frío en el test. El mando del proyecto lo tomó entonces Grigory Ivanovich Kulik en calidad de Subcomisionado del Pueblo para la Defensa, a quién le encargaron los primeros pedidos que en 1941 producirían la Fábrica Zavod 183 de Kharkov, los Hornos de Fundición de Mariupol, la Fábrica de Tractores «Barrikadi» de Stalingrado y la Factoría 112 de Gorki con un total de 3.111 unidades que estuvieron presentes en la invasión de Alemania a la URSS.

Versión T-34 / 85.

Las características finales del T-34 fueron un blindaje de 45 milímetros de acero laminado de grado 8C sobre una superficie que en algunos puntos tenía una inclinación con ángulos de 60º a 90º grados, lo que minimizaba la capacidad de penetración de los proyectiles enemigos, pero al mismo tiempo reducía el espacio de los cuatro tripulantes dentro de la máquina y la torreta, cuya escotilla se abría hacia el interior, ya que los diseñadores jamás aplicaron una política ergonómica para ahorrar costos, motivo por el cual los ocupantes contantemente se golpeaban en el interior, algo que les llevó a bautilzarlo como «capirozhok» o «bollo relleno». La movilidad de este carro se efectuaba mediante un motor diésel V-2 de 12 cilindros a 500 caballos de vapor que le permitía alcanzar 55 kilómetros por hora en carretera y 40 kilómetros por hora campo a través al rodar sobre un tren de siete ruedas laterales (cinco grandes y dos pequeñas en los extremos) y cadenas de 550 milímetros con 74 eslavones y doble tren espaciado suspendidas en muelles helicoidales tipo «Christie», lo que sumado al hecho de un depósito de 615 litros de carburante, le confería una autonomía de entre 330 y 460 kilómetros, pese a que era propenso a fallar mecánicamente. Entre las novedades positivas estuvieron que se añadió al blindado una serie de pasamanos en la parte trasera para poder transportar a soldados soviéticos a bordo y que se le instaló un visor TMFD-7 con un campo de visión de 15º y 2X5 aumentos. Sin embargo su mejor carta de presentación era su armamento consistente en un cañón L/30′ 5 de 76’2 milímetros que disparaba proyectiles perforantes de 6’25 kilogramos capaces de atravesar una coraza de 55 milímetros gracias a una velocidad de boca de fuego de 610 metros por segundo; además de un arsenal secundario comprendido en dos ametralladoras Degtyareva de 7’62 milímetros (una situada sobre la plancha frontal del glacis y otra en montaje coaxial).

Aproximadamente se construyeron un total de 59.000 tanques T-34 durante la Segunda Guerra Mundial, aunque durante la Guerra Fría saldrían de las cadenas de montaje muchos ejemplares más que en conjunto con los del anterior conflicto sumaron la cifra de 84.070 unidades. Del proceso de montar las 5.641 piezas del blindado, se encargaron fundamentalmente la Factoría 100 de Chelyabinsk, la Factoría Uralmash y la Factoría Zavod 174 de Omsk, un complejo de los Montes Urales que recibió el nombre de «Tankogrado» (después de caer las industrias de Kharkov y Mariupol en manos germanas a inicios de 1941), siendo el coste final por carro de 164.000 rublos de la época.

Segunda Guerra Mundial:

Al invadir Alemania la Unión Soviética el 22 de Junio de 1941, tan sólo había 967 tanques T-34 desplegados tras la «Línea Stalin» que se extendía sobre los Países Bálticos, Bielorrusia y Ucrania, pero todos desplegados de manera dispersa, sin radios, con un 30% de las municiones y con unos conductores que en algunos casos tan sólo habían efectuado de 2 a 5 horas de instrucción, lo que no fue de extrañar que en el primer encuentro sobre la carretera de Dubno a Brody, los débiles blindados alemanes Panzer que eran incapaces de penetrar el blindaje frontal de los rusos, se impusieran mediante la táctica por encima de la calidad técnica soviética. El mismo resultado nefasto obtuvieron los cincuenta T-34 que tomaron parte en el contragolpe de Alytus, como también los que participaron en los contraataques de Raseinai, Grodno o Lepel, donde pese a asustar a los alemanes, al final la mayoría fueron pulverizados por la artillería o los bombarderos en picado Stukas.

Las derrotas iniciales de la «Operación Barbarroja» causaron la destrucción de casi todos los T-34 disponibles del año 1941, como también parte de su producción al ser ocupada por el Ejército Alemán la Fábrica Zavod 183 de Kharkov y los Hornos de la Fundición de Mariupol, lo que obligó a la industria bélica a trasladarse a los Montes Urales y Siberia. A pesar de estos reveses que continuaron multiplicándose con la «Operación Tifón», un grupo de T-34 obtuvo el primer éxito operativo al conseguir frenar durante unas horas a las 3ª y 4ª Divisiones Panzer que sufrieron considerables bajas en el área de Mtensk; sin obviar que a las afueras de Kalinin uno de estos carros liderado por el teniente Stephan Kristoforovich Gorobets se extravió en solitario hasta llegar un aeródromo enemigo, donde destruyó algunos aviones Stukas aparcados, para luego seguir una ruta en la que dejó ardiendo a siete blindados alemanes, entre estos un Panzer III al que pasó por encima tras quedarse de munición, además de acabar con otros tres cañones, doce morteros y doce nidos de ametralladora. De hecho durante este período nació el mayor «as» de tanques soviético de la época, el teniente Dimitry Lavrinenko, quién a bordo de un T-34 eliminó aquel otoño a 52 tanques alemanes antes de morir él mismo por el impacto de un proyectil a finales de Diciembre (nadie batiría jamás este récord en el Ejército Rojo).

El contragolpe del Ejército Rojo liderado por el general Georgi Zhukov durante la Batalla de Moscú de 1941, tuvo la particularidad de contar con algunos escuadrones autónomos de T-34, todos muy bien adaptados al terreno helado por contar con una mayor anchura de cadenas para desplazarse sobre la nieve, un camuflaje invernal para dificultar su localización y dos bombonas de aire comprimido que les permitían arrancar al motor con temperaturas por debajo de -28ºC, algo que sin duda les otorgó una superioridad todavía más marcada al enfrentarse contra los Panzer III y Panzer IV. Lamentablemente la victoria fue costosa en bajas y poco se aprendió a nivel táctico para el año 1942, pues centenares de T-34 se perdieron en las contraofensivas de Lozovaya y Barbienkovo que tuvieron lugar sobre Ucrania, pero también en las Batallas de Rzevh y en la Batalla de Voronezh, incluso tras el cruce del Río Don y la penetración del Ejército Alemán a través del sur de Rusia, donde un nutrido número de estos blindados resultaron aniquilados en la Bolsa de Kalach. Algo menos de participación tuvieron en la campaña del Cáucaso durante la «Operación Edelweiss», ya que sólo un grupo de 64 T-34 defendieron las inmediaciones de Ordzonikidze al norte de Georgia.

La Batalla de Stalingrado marcaría un antes y un después de los T-34, aunque inicialmente las 126 unidades disponibles para defender la metrópoli, muchas recién salidas de los Talleres STZ con la chapa todavía sin pintar, fueron cazadas por los alemanes en el casco urbano, la zona de Tsaritsa y la Fábrica «Octubre Rojo», siendo 22 de dichos ejemplares pulverizados en una sola jornada por cazacarros Marder II en el sector sur del Río Volga. Las cosas cambiaron en Noviembre con el lanzamiento de la «Operación Urano» porque en las dos pinzas sobre los III y IV Ejércitos Rumanos, los T-34 acabaron con unas cuarenta tanquetas rumanas R-2 junto a Serafimovich, antes de unirse las dos vanguardias del Ejército Rojo y dejar cercado al VI Ejército Alemán. De hecho los carros fueron esenciales para mantener la presión sobre el anillo a la ciudad, rechazar la «Operación Tormenta de Invierno» lanzada por el IV Ejército Panzer y destrozar en la «Operación Pequeño Saturno» a las débiles tanquetas del VIII Ejército Italiano y el II Ejército Húngaro, aunque sin duda la mayor gesta fue el asalto que hicieron 150 T-34 del II Cuerpo Blindado de Guardias al Aeródromo de Tatsinskaya, pues dejaron inoperativa la instalación, ametrallaron al personal de la base e incendiaron decenas de aviones aparcados de la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe).

Al finalizar el año 1942 las pérdidas de T-34 alcanzaron la cifra de 6.600 unidades, siendo aproximadamente la vida operativa del carro de 19 días, del motor de 70 horas y del cañón de 20 a 50 disparos, pero al menos la industria soviética ya producía a este ejemplar en masa desde la Fábrica Tankogrado en los Montes Urales. También la nueva doctrina de «Batalla Profunda» aplicada por el Estado Mayor Soviético hizo llegar mucho más lejos a las brigadas de T-34, a veces con fusileros montados a bordo según la táctica de «tankodesantniki», aunque todavía las bajas fueron astronómicas como ocurrió durante la contraofensiva del II Cuerpo SS Panzer SS mariscal Erich Von Manstein en Kharkov al tener que enfrentarse por vez primera a los muy superiores tanques Tiger, pero también durante la «Operación Iskra» sobre Leningrado, durante la Batalla de Krasny Bor junto al Río Voljov o en la denominada defensa de la «Cabeza de Puente del Kubán» sobre el Cáucaso.

La Batalla de Kursk de Julio de 1943 reunió al mayor número de T-34, los cuales actuaron a modo de contragolpes en las rupturas que el Ejército Alemán iba haciendo sobre los cinturones defensivos, como por ejemplo en el norte amenazado por la pinza del mariscal Walter Model, donde se sacrificaron estos carros por centenares, como le sucedió a un grupo de 90 ejemplares que cargaron contra los Tiger, logrando destruir dos de los colosos alemanes, pero perdiendo a cambio 42 blindados propios. Bastante peor les fue al medio centenar de este tipo de tanques liderados por el general Pavel Rotmistrov que en la pinza sur dirigida por el mariscal Erich Von Manstein libraron la Batalla de Prokhorovka contra el II Cuerpo SS Panzer, perdiéndose prácticamente casi todos frente a los temidos Tiger, siendo el balance final de la Batalla de Kursk de un total de 854 T-34 destruidos.

Tropas soviéticas a la gran ofensiva con tanques T-34 utilizando la táctica de «tankodesantniki».

Después de la Batalla de Kursk el Ejército Rojo obtuvo de manera irreversible la iniciativa en el Frente del Este, lo que sumado al hecho de que los T-34 se contaban por millares en infinidad de brigadas acorazadas, permitió a los rusos ir empujando gradualmente a las fuerzas del Eje de Ucrania y el sur de Rusia desde su línea de despliegue entre Voronezh, Orel y Mariupol. En este contexto tuvo lugar la ofensiva del Río Dniéper en la que se pudieron crear varias cabezas en la orilla contraria por las circularon los famosos carros soviéticos, bien transbordados mediante barcazas o bien a través de puentes de pontones, los cuales se batieron con los Panzer y los nuevos Panther en Poltava, Kremenchug, Kirovograd, Nikopol y Krivoi-Rog, tomando parte en esta última diez T-34 de la 1ª Brigada Blindada Checoslovaca formada con voluntarios exiliados de Checoslovaquia, hasta que finalmente las fuerzas del Ejército Rojo recuperaron la capital de Kíev.

En 1944 salieron de la Fábrica «Tankogrado» en los Montes Urales otros 14.748 T-34, de los cuales 10.662 fueron del nuevo modelo T-34/85 con el poderoso cañón de 85 milímetros, capaz de perforar a corta distancia a un Tiger o Panther. A pesar de todo las pérdidas continuaron siendo altísimas en proporción al Eje durante el levantamiento del sitio a Leningrado, la Batalla de Narva, la defensa de Estonia, la Bolsa de Korsun-Cherkassy, la evacuación de Crimea, el cruce del Río Dniéster, la campaña de Galitzia o la Batalla de Târgu Frumos en Moldavia. Al desatarse la «Operación Bagration», las oleadas de T-34 aislaron y embolsaron a las unidades dispersas del Grupo de Ejércitos Centro, e incluso rodaron sobre tablones de madera en las instrasitables Marismas del Prípiat, además de abrir pasillos en los campos de minas gracias a los rodillos de la versión PT-34. A nivel individual, destacó la acción de la 53ª Brigada Blindada de Guardias que alcanzó Polonia y las afueras de Varsovia en el Río Vístula, pues en la orilla opuesta sobre la cabeza de Sandomierz, el coronel Vasily Arkhipov fue el primero en destruir un tanque superpesado King Tiger (mediante un disparo lateral al ser su frontal impenetrable), aunque a cambio de serle aniquilada toda su formación con docenas de T-34 ardiendo.

Con el triunfo decisivo en la «Operación Bagration», los T-34 fueron los dueños de la Europa del Este, pero como siempre a costa de encajar unas bajas en máquinas y tripulaciones alarmantes, ya fuese en la ofensiva Iasi-Chisinâu sobre Rumanía, la campaña de los Balcanes sobre Yugoslavia, la Batalla de Debrecen sobre Hungría, la Batalla del Paso de Dukla en Eslovaquia o la invasión de Lituania y Letonia, resultando en esta última pulverizados docenas de blindados sobre Tukums a manos del crucero alemán Prinz Eugen que operaba con sus grandes calibres desde el Mar Báltico. Al año siguiente y pese a encontrarse en las últimas el Tercer Reich, las pérdidas de carros rusos continuaron con su tónica habitual de resultar desorbitadas, sobretodo a manos de las nuevas armas antitanque Panzerfaust que hicieron estragos en Memel, Prusia Oriental, la ofensiva del Río Vístula, Pomerania, Silesia, Checoslovaquia y el Río Oder; aunque los tanques alemanes también continuaron haciendo sus destrozos en el asedio a Budapest o en la contraofensiva del Lago Balatón, por lo menos hasta que siempre se veían superados numéricamente por sus rivales, tal y como ocurrió en la Batalla de Viena cuando un Panther atrincherado sobre un puente acabó en solitario con doce T-34.

Otros usuarios del T-34 a lo largo de la Segunda Guerra Mundial fueron la Mongolia Exterior que adquirió varios de estos ejemplares con los que se enfrentó a la Mongolia Interior en la «Operación Tormenta de Agosto» de 1945 o la Yugoslavia surgida a finales de 1944 que los encuadró en sus formaciones partisanas durante la expulsión de las fuerzas pro-germanas de los Balcanes. Respecto al bando del Eje, países como Alemania, Finlandia, Italia, Croacia e incluso la Rusia Blanca en el exilio del general Andrei Vlasov, utilizaron T-34 capturados al enemigo contra la propia URSS, como hicieron estos últimos en Silesia.

Un T-34 con cañón de 85 milímetros.

Otros usuarios del T-34 a lo largo de la Segunda Guerra Mundial fueron la Mongolia Exterior que adquirió varios de estos ejemplares con los que se enfrentó a la Mongolia Interior en la «Operación Tormenta de Agosto» de 1945 o la Yugoslavia surgida a finales de 1944 que los encuadró en sus formaciones partisanas durante la expulsión de las fuerzas pro-germanas de los Balcanes. Respecto al bando del Eje, países como Alemania, Finlandia, Italia, Croacia e incluso la Rusia Blanca en el exilio del general Andrei Vlasov, utilizaron T-34 capturados al enemigo contra la propia URSS, como hicieron estos últimos en Silesia.

La Batalla de Berlín fue la última gran acción de los tanques T-34 en Europa, lo que no impidió que muchos fueron convertidos en chatarra durante el asalto a las Colinas de Seelow o en medio de las emboscadas callejeras en un intento por abrirse paso hacia la Cancillería y el Parlamento del Reichstag. Una vez derrotada Alemania, miles de T-34 fueron trasladados a bordo del Ferrocarril Transiberiano hacia el Lejano Oriente para tomar parte en la «Operación Tormenta de Agosto» contra Japón que se inició el 9 de Agosto de 1945. La mayoría de dichos tanques combatieron en las llanuras de Manchuria y la Mongolia Interior, así como en el Desierto del Gobi, Corea y el Río Kottonhai-Gava sobre la Isla de Sajalín, batiéndose incluso un récord cuando una columna de T-34 que avanzaba por el noreste de China recorrió en un sólo día 150 kilómetros en paralelo a la Cordillera del Gran Khingan.

Guerra Fría y Siglo XXI:

Terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945 e iniciada la Guerra Fría en 1947, el T-34 se convirtió en el carro simbólico del comunismo porque fue la columna vertebral de las fuerzas acorazadas de los países miembros del Pacto de Varsovia como Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía, Bulgaria, Yugoslavia y Albania, siendo por ejemplo decisivos en el aplastamiento de las Revoluciones de Praga y Budapest gracias a la adhesión en el frontal de una serie de hojas para dispersar a los manifestantes a modo de «bulldozers». Al mismo tiempo en Asia, los T-34 nutrieron las filas de la República Popular de China contra los tanques del Kuomintang durante la Guerra Guerra Civil China que concluyó en 1949; así como las formaciones blindadas de Corea del Norte durante la Guerra de Corea de 1950 a 1953, donde se mostraron superiores a los carros norteamericanos Chaffe M-24, pero bastante más igualados ante los Sherman. También durante la Guerra de Vietnam de 1965 a 1973, los T-34 lucharon del lado de Vietnam del Norte, Laos y Camboya contra los poderosos blindados estadounidenses Sheridan y Patton, a los cuales hubieron de hacer frente mediante el acoplamiento en la torreta de dos cañones antiaéreos de 37 milímetros. De igual manera durante todas las Guerras Árabes-Israelís del siglo XX, la Liga Árabe compuesta por Egipto, Siria, Irak, Líbano y Palestina, dispusieron de unos pocos T-34 para combatir al Estado de Israel.

Blindados norvietnamitas T-34/85 utilizados por los comunistas en la Guerra de Vietnam (1965-1973).

Durante las Guerras Yugoslavas de 1990 a 1995, las fuerzas armadas de Serbia, Croacia, Eslovenia y Bosnia-Herzegovina emplearon antiguos T-34 en la contienda civil que asoló los Balcanes. También en otros países fueron utilizados como carros de entrenamiento y seguridad como por ejemplo en Grecia, Austria, Indonesia, Irán, Pakistán, Afganistán, Congo, Somalia, Sudán, Togo, Namibia o Zimbawe. Incluso en el siglo XXI, naciones del Tercer Mundo como Angola, Mozambique, Etiopía, Argelia, Guinea o Mali siguieron contando entre sus filas con los blindados T-34, siendo las últimas naciones en operar con este carro Libia y Siria durante las guerras civiles de la Primavera Árabe de 2014, así como Yemen en la Guerra Civil Yemení de 2019.

Versiones:

T-34/76 Modelo 1940

Oficialmente el primer modelo de T-34 después de los prototipos A-20 y A-32 diseñados por el padre de esta máquina, Mikhail Koshkin, fue el T-34/76 1940. Antes de la invasión del Tercer Reich, la Fábrica Zavod 183 de Kharkov produjo 400 unidades de este tipo que poseían 45 milímetros de grosor en el chasis y la torreta.

T-34/57

A raíz de la triste experiencia de la Guerra de Invierno en Finlandia, el general Grigory Ivanovich Kulik que se encargaba de inspeccionar los tanques desde su cargo de jefe de Subcomisionado del Pueblo para la Defensa, ordenó insertar en el T-34 un cañón de alta velocidad ZIS 2 de 57 milímetros para batir posiciones fijas. De este modo entre Agosto y Septiembre de 1941, surgieron los únicos 133 ejemplares del T-34/57, los cuales como parte de la 8ª Brigada Blindada combatieron junto al Frente de Kalinin durante la Batalla de Moscú y en otras acciones menores con posterioridad hasta su retirada del servicio en Agosto de 1943.

T-34/76 Modelo 1941

El-34/76 1941 respondió a una necesidad de economizar la producción de T-34 ante la falta de tiempo durante el inicio de la invasión de Alemania a la URSS, pues para reducir la cantidad de horas de montaje se simplificó la torreta debido a que en lugar de ir soldada se la fijó con pernos y tornillos, además de suprimirse a los trenes de rodadura las bandas de caucho. Aproximadamente se construyeron 3.100 unidades que ostentaron un nuevo cañón F-34, las cuales combatieron exclusivamente en el asedio de Leningrado y en el margen del Río Voljov.

T-34/76 Modelo 1942

Las factorías de los Montes Urales hicieron un trabajo extraordinario al construir la friolera cifra de 12.553 ejemplares del T-34/76 1942. Este modelo de T-34 que combatió durante toda la contienda se caracterizó por un aumento de la coraza frontal a los 60 milímetros y otra en los laterales de la torreta y el chasis a los 45 milímetros, lo que le confirió un nuevo peso de 28’5 toneladas, sin obviar con que montó una antena de radio 9R, dos periscopios en el puesto del conductor y dos escotillas en la parte superior que al abrirse parecían dos orejas, motivo por el cual fue apodado «Mickey Mouse».

T-34/M

Denominados en un principio T-34/76 Modelo 1943, pronto estos tanques de los que se fabricarían un total de 10.760 ejemplares, se les cambió la clasificación a la nueva de T-34M. Básicamente se trató de un carro con un poderoso cañón ZIS-4 de 57 milímetros capaz de traspasar blancos de 140 milímetros a 500 metros de distancia; más un robusto blindaje que incluyó nuevas planchas de acero de 70 milímetros en el frontal del chasis y de 52 milímetros en los costados que aumentaron su peso a 30 toneladas.

T-34/85

El T-34/58 fue la versión más famosa del Ejército Rojo y también la más producida con un total de 21.300 unidades durante la Segunda Guerra Mundial (300 en 1943, 11.000 en 1944 y 10.000 en 1945), sin obviar con que los moldes de arena de la Fábrica «Tankogrado» en los Montes Urales continuaron sacando ejemplares para otros países hasta el año 1964. Entre las novedosas características de este tanque estuvo una torreta más espaciosa que permitía albergar a un quinto tripulante en el puesto de la pieza (liberando de este modo al jefe de carro para poder ocuparse de las operaciones tácticas), además de un nuevo blindaje en el chasis y el mantelete con 90 milímetros de acero en el frontal y 75 milímetros en los laterales. Sin embargo, lo más llamativo de la máquina fue su poderoso cañón D-5T85 de 85 milímetros con calibre 51’5 que disparaba proyectiles de 9’36 kilogramos a 792 metros por segundo, aunque a veces se le podía sustituir por un ZIS-S53 de calibre 3’1 que hacía lo propio a 800 metros por segundo capaz de penetrar blindajes de 100 milímetros a 1.000 metros de distancia.

OT-34

Como muchos otros tanques de la Segunda Guerra Mundial el T-34 necesitó de una versión lanzallamas que fue el OT-34, de los que se construyeron 1.501 ejemplares en las factorías de Krasnoje Sormowo, de los cuales 1.170 fueron para el T-34/76 y 331 para el T-34/85. En un principio este carro llevó un depósito frontal de 100 litros de gasolina que disparaba tres ráfagas de 10 segundos con un alcance de 90 metros, aunque posteriormente se le añadió otro depósito de 200 litros con chorros de 130 metros, los cuales tuvieron su estreno en la Batalla de Moscú y posteriormente en otras acciones del conflicto, llegando a constituirse una unidad bautizada con 59 unidades bajo el nombre de 255ª Brigada Blindada de Lanzallamas.

PT-34

Los Protivominniy Tral 34 o PT-34 fueron la versión barreminas de los T-34 que empezaron a construirse después de las dificultades vistas a la hora de superar la «Línea Mannerheim» durante la Guerra de Invierno contra Finlandia. Así fue como se dotaron a los tanques de dos ruedas dentadas y grandes rodillos de acero con una vida operativa de cinco a diez detonaciones por mina que entraron en acción durante la Batalla de Stalingrado en la «Operación Urano» cuando la 109ª Brigada Blindada conquistó el Aeródromo de Tatsinskaya, aunque también participaron en las campañas del Cáucaso, Kubán, Kursk, el Río Dniéper y la reconquista de Kíev, antes de crearse cinco regimientos enteros de estos vehículos que tomaron parte en la «Operación Bagration» sobre Bielorrusia y otros siete en la ofensiva sobre los Ríos Vístula y Oder.

MT-34

El Mostovkladciv Tankovii o Mostoni Tank, también conocido como MT-34, fue la versión del T-34 orientada a tender puentes artificiales, algo que se hacía mediante dos soportes longitudinales sobre su eje movidos por rodillos y un pistón hidráulico con los que desplegaban una pasarela vertical de 12 metros de largo a una altura de entre 2’2 y 4’5 metros dependiendo del terreno. Solamente se construyeron unas pocas unidades que operaron en Leningrado desde 1942, ya que a principios de 1943 los soviéticos cancelaron nuevos pedidos al adquirir los Valentine con puentes comprados a Gran Bretaña.

Tanques T-34 expuestos como reliquia histórica en algún museo de la antigua Unión Soviética a principios del siglo XXI.

 

 

Bibliografía:

-Juan Campos Ferreira, T-34, los Tanques de la Victoria, HRM Ediciones (2022), p.37-408
-Roger Ford, Grandes Tanques del Mundo, «El T-34», Libsa (2003), p.59-62
-Francisco Javier Ormeño Chicano, Carros soviéticos 1941-1943, producción, distribución y pérdidas, Revista Serga Nº61 (2009), p.14-24
-Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial, «T-34/46 D», S.A.R.P.E. (1978), p.639
-Juan Antonio Guerrero, T-34, un hueso duro de roer, Revista Muy Historia Nº76 (2016), p.27