Goliath

Muchos fueron los inventos desarrollados por el Tercer Reich en el curso de Segunda Guerra Mundial. Entre los más destacados estuvieron los aviones a reacción, los misiles, la visión nocturna o la invisibilidad al radar, entre muchos otros, aunque uno de los más curiosos fue sin duda el «carro suicida» o «mina andante» que denominaron Goliath.

Goliath «SdKfz».

Bajo la patente de la Compañía Borgward, el Goliath (B-1 SdKfz 302) era un pequeño vehículo no tripulado (similar a un coche teledirigido como el de los niños) que suspendido por orugas recibía órdenes a control remoto para ser conducido a un objetivo y a continuación explosionar en éste. De forma parecida a un tanque británico Mark I de la Primera Guerra Mundial, este peculiar invento medía 80 centímetros de largo, 60 centímetros de largo y pesaba 365 kilogramos, lo que le permitía moverse con cierta agilidad a unos 10 kilómetros por hora gracias a sus dos tipos de motores alternativos: diésel y eléctrico. Respecto a las órdenes, el artefacto las recibía a través de un mando a distancia en forma de jostick que mediante un cable de 700 metros de longitud emitía tres tipos de disposiciones: «derecha», «izquierda» y «autodestrucción». De hecho, cada vez que un Goliath se inmolaba con sus 91 kilogramos de explosivo, solía aniquilar y destrozar todo lo que se encontraba en un radio de acción de 45 metros a la redonda, lo que convertía a este diminuto «cochecito» en una amenaza para el enemigo.

Soldados alemanes ocultos lanzan un Goliath teledirigido desde una trinchera hacia el enemigo.

Oficialmente el bautismo de fuego de los Goliath tuvo lugar durante la Batalla de Kursk en Junio de 1943, cuando el Ejército Alemán (Wehrmacht) empleó a una gran cantidad de estos dispositivos que cruzaron las líneas defensivas del Ejército Rojo a través de los campos de minas y fortificaciones, destrozando a un buen número de objetivos tras hacer explosión. De manera muy similar se utilizaron los Goliath en la Batalla de Anzio a inicios de 1944, acabando con varias posiciones fijas del Ejército Estadounidense y destruyendo algunos de sus tanques (aunque un buen número de estos ingenios mecánicos fueron eliminados por las armas ligeras de la infantería norteamericana antes de hacer explosión). También los Goliath fueron clave en el Levantamiento de Varsovia porque estos «tanquecitos» no tripulados aniquilaron a muchos miembros de la Resistencia Polaca derrumbando los edificios o casas en donde se hallaban escondidos. Incluso en ocasiones los Goliath tuvieron otras funciones como la de echar abajo puentes en la campaña de Normandía o liberar metralla a partir de su autoinmolación para matar al mayor número posible de soldados tanto en el Frente Oriental como en el Frente Occidental.

Soldados norteamericanos inspeccionan dos Goliath capturados, posiblemente sin saber que estos «tanquecitos» de aspecto simpático son altamente peligrosos.

Finalizada la Segunda Guerra Mundial en 1945, la Compañía Borgward fabricó hasta un total de 7.564 unidades de Goliath. A un coste de 3.000 Reichsmarks cada ejemplar, el Goliath fue todo un éxito tecnológico y nivel táctico porque a un precio muy bajo provocó cuantiosos daños a los Aliados.

 

Bibliografía:

-Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundial. Volumen 5, «SdKfz 302 Goliath», S.A.R.P.E. (1978), p.1.398
-http://en.wikipedia.org/wiki/Goliath_tracked_mine