Junyô

Nombre: Junyô
Nacionalidad: Japón
Constructora: Astilleros Mitsubshi de Kawasaki
Tipo: Portaaviones
Clase: Hiyô
Planta motriz: Cuatro calderas de 420ºC y 56.630 CV
Eslora: 219 metros
Manga: 26’7 metros
Peso: 27.500 toneladas
Velocidad: 26 nudos
Tripulación: 1.224 hombres
Botadura: 26 de Junio de 1941
Capacidad aérea: 52 aviones
·Cazas Zero
·Bombarderos Aichi Val
·Torpederos Nakajima B5N
Armamento:
·12 cañones de 127 milímetros
·24 ametralladoras antiaéreas de 25 milímetros
Historia:

El portaaviones Junyô fue uno de los pocos buques de este tipo que tras ser botado el año 1941, justo cuando comenzó la Guerra del Pacífico, tuvo ocasión de combatir prácticamente sin pausa a lo largo de toda la contienda, obteniendo numerosos éxitos contra la Flota Estadounidense. Entre sus más destacados logros estuvo salir indemne de grandes choques como la Batalla de Guadalcanal o la Batalla del Mar de Filipinas, consiguiendo la nave sobrevivir nada menos que a la Segunda Guerra Mundial.

Originalmente el Junyô fue pensado como un transatlántico de la flota mercante cuando el 20 de Marzo de 1939 fue construido en los Astilleros de las Industrias Pesadas Mitsubishi de Kawasaki bajo el nombre de Kashiwara Maru y el número en clave de 1001. Sin embargo el futuro de esta nave cambió radicalmente debido al deterioro de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, ya que la Marina Imperial Japonesa compró al transatlántico y en los Astilleros de Nagasaki lo reconvirtió en el portaaviones Junyô o «Halcón Peregrino» el 26 de Junio de 1941.

Vista lateral del portaaviones Junyô.

El Junyô poseía 219 metros de eslora, 26’7 metros de manga, 8’13 metros de calado y un espacio para 1.224 tripulantes, destacando por una gran isla de mando que era llamativa por una gran chimenea de 17 metros de alto e inclinada 26º. El peso del buque era de 27.500 toneladas a plena carga, lo que le confería una velocidad reducida de 26 nudos y 12.250 millas náuticas de autonomía a partir dos grupos de turbinas de dos ejes y cuatro calderas acuotubulares de 420ºC y 56.630 caballos de vapor, todo ello a pesar de que estaba escasamente blindado con placas de acero Ducol de los 25 a 50 milímetros, más algunos compartimentos rellenos de hormigón.

La pista del Junyô se reutilizó a partir de la cubierta del anterior transatlántico Kashiwara Maru, por lo que la superficie de 210’3 metros de longitud por 27’3 metros de anchura no tenía unidos los segmentos a través de juntas de dilatación, estando los tablones de madera dispuestos en secciones longitudinales y los 17 metros de proa sujetos mediante placas de metal. A estas particulares características hubo que añadir nueve cables de frenados, cuatro barreras (dos fijas y dos móviles) y dos ascensores que bajaban a dos hangares superpuestos con unas medidas de 153 metros de largo, 15 metros de ancho y 5 metros de alto. Los aviones del buque fueron 52 contando a 24 cazas Zero, 20 bombarderos en picado Aichi Val y 8 torpederos Nakajima B5N, mientras que las defensas incluyeron doce piezas de 127 milímetros en seis torres dobles y 24 cañones antiaéreos de 25 milímetros en ocho montajes triples, sin obviar con que contó con un pequeño equipo naval compuesto por dos lanchas de desembarco, dos lanchas motoras y dos botes menores a motor.

El bautismo de fuego del Junyô tuvo lugar los días 3 y 4 de Junio de 1942 durante la campaña de las Islas Aleutianas en Alaska cuando sus aviones embarcados atacaron el puerto de Dutch Harbor en la Isla de Unalaska, causando daños muy graves a las instalaciones y cuarteles de la Marina Alaskeña. De hecho durante esta misión conocida como «Operación AL», varias bombas de la aviación norteamericana cayeron cerca del portaaviones, aunque sus aparatos pudieron defender la nave y derribar varios cazas P-40 Warhawk, hidroaviones PBY Catalina y bombarderos B-17 y B-26 Marauder.

Justo en mitad de la Batalla de Guadalcanal el 17 Octubre de 1942, el Junyô envió a sus aviones embarcados contra los dos destructores norteamericanos USS Aaron Ward y USS Lardner, pero de repente fueron emboscados por cazas enemigos que derribaron tres torpederos Nakajima B5N a costa de perderse un sólo interceptor norteamericano Wildcat. Lo peor sin embargo ocurrió el 26 de ese mes porque tras mandar la nave a otros catorce aparatos hacia la Isla de Guadalcanal para aterrizar en el Aeródromo Henderson (que los japoneses creyeron que los soldados en tierra habían arrebatado al Cuerpo de Marines), todos los cazas Zero que componían el escuadrón cayeron en la trampa y fueron aniquilados. De hecho ese mismo día se libró la Batalla de las Islas Santa Cruz en que el Junyô lanzó a un torpedero Nakajima B5N y tres bombarderos en picado Aichi Val contra el portaaviones USS Enterprise, el acorazado USS South Dakota y el crucero USS San Juan que no fueron impactados, aunque los restantes aeroplanos ayudaron a los portaaviones Shôkaku y Zuikaku a hundir al portaaviones USS Hornet.

El portaaviones Junyô en el puerto de Sasebo.

Durante el resto de la campaña en Guadalcanal entre Diciembre y Enero de 1943, el Junyô escoltó a los convoyes entre las Islas Salomón y el puerto de Wewak en Nueva Guinea, aunque fracasó en su cometido porque siete mercantes fueron hundidos por la aviación del bando de los Aliados. Al menos el portaaviones sí tuvo éxito durante la «Operación I-Go» en Abril de 1943, pues los aparatos embarcados dañaron varios barcos y hundieron al destructor norteamericano USS Aaron Ward. A continuación el buque ejerció labores de vigilancia en Sumatra y las Islas Carolinas, antes de regresar a Japón para ser torpedeado en el Estrecho de Bungo por el submarino estadounidense USS Salibut que le obligó a llevar a cabo reparaciones hasta inicios de 1944, cuando de nuevo fue transferido al sur, derribando durante una patrulla entre Rabaul y Singapur a unos 40 aviones norteamericanos. De hecho ese mismo año sobrevivió a la Batalla del Mar de Filipinas, pues tras recibir dos bombas de los cazabombarderos Avenger ninguna le causó daños graves en aquella jornada tan negra para la Marina Imperial Japonesa. Incluso después de la Batalla del Golfo de Leyte el 3 de Noviembre, donde no participó, el destructor Akikaze se interpuso en la trayectoria de un torpedo disparado por el submarino USS Pintado contra el Junyô, absorbiendo el pequeño navío el impacto y hundiéndose con la totalidad de su tripulación compuesta por 205 almas.

Inesperadamente el 9 de Diciembre de 1944, el Junyó fue avistado por los submarinos estadounidenses USS Redfish y USS Sea Devil que no dudaron en lanzarle dos torpedos, impactando uno en la proa y otro en la sala de máquinas. A pesar de la fuerte escora de estribor, la nave navegó hasta Japón y se refugió en Sasebo, donde empezó a ser reparado hasta Marzo de 1945, cuando a raíz de la enorme superioridad aérea de Estados Unidos que no dejaba de bombardear los arrecifes de la zona, el personal de la base optó por esconder al portaaviones y camuflarlo con lonas y vegetación en el interior de la discreta Bahía de Ebisu, donde permaneció tranquilo el resto de la contienda.

Terminada la Guerra del Pacífico, las tropas de Estados Unidos entraron en el Junyô y lo estudiaron por dentro con la intención de llevárselo a Norteamérica, pero a raíz del elevado presupuesto económico que iba a suponer acondicionarlo, se descartó dicha opción y por tanto entre Junio de 1946 y Agosto de 1947 acabó siendo desguazado por la Compañía Naviera de Sasebo. Una vez el Junyô fue dado de baja del listado de la Flota Japonesa, al menos el buque tuvo el honor de haberse convertido en uno de los escasos portaaviones nipones que consiguió sobrevivir a la Segunda Guerra Mundial.

 

Bibliografía:

-Pablo Guerrero, Ascenso y Ocaso de la Kido Butai, «Hiyo», HRM Ediciones (2024), p.119-130
-https://en.wikipedia.org/wiki/Japanese_aircraft_carrier_Junyo