República de Saló

A la disolución de la Italia Fascista y el derrocamiento de Benito Mussolini el 25 de Julio de 1943, nada parecía augurar el regreso del fascismo en Italia. Solamente la invasión de los Aliados a la Península Italiana y la intervención militar de Alemania que se saldó con la liberación del Duce, impulsó la fundación de la República de Saló, un «estado satélite» del Eje de tipo fascista que prolongaría su existencia más de 600 días hasta el final de la Segunda Guerra Mundial.

Origen

El Gran Consejo Fascista convocado el 24 de Julio de 1943 en Roma acabó con la destitución de Benito Mussolini como Duce y al día siguiente, el 25 de Julio, con su arresto a manos de los Carabineros «Carabinieri» tras haber efectuado una visita al Palacio Real del Rey Víctor Manuel III para presentar su dimisión. Inmediatamente a la detención del Duce se clausuraron las sedes del Partido Nacional Fascista (PNF) en todo el país, se encarceló a sus máximos representantes y se movilizó a las masas antifascistas que salieron a manifestarse a las calles provocando altercados y derribando los símbolos de la Era Fascista.

La caída del fascismo en Julio de 1943 fue seguida por la instauración en el Reino de Italia de una monarquía autoritaria y conservadora dirigida por el Rey Víctor Manuel III como Jefe del Estado y por el general Pietro Badoglio en calidad de Jefe de Gobierno. Conocido este régimen como los «60 Días de Badoglio» debido a su corta duración, su proclamación fue interpretada como un completo fiasco para muchos italianos que habían contribuido al derrocamiento del Duce porque no se regresó al sistema demo-liberal anterior a 1922, porque los partidos políticos continuaron estando al margen de la ley y por si fuera poco Italia prosiguió su alianza junto a Alemania en la Segunda Guerra Mundial.

Gran Consejo Fascista el 25 de Julio de 1943.

El Reino de Italia entró en un una encrucijada diplomática a mediados de verano de 1943 porque mientras el general Pietro Badoglio prometía lealtad al Tercer Reich y aseguraba al Ejército Alemán del general Albrecht Kesselring que se mantendría en la lucha hasta el final (de hecho ambas fuerzas armadas seguían combatiendo contra los anglo-americanos); al mismo tiempo el Gobierno de Roma entabló una serie de contactos secretos con los Aliados en el neutral Portugal a través del general Giuseppe Castellano. Sin embargo todo se trataba de un falso juego a dos bandas porque Italia no tenía intención de tomar partido por uno ni otro bando, ya que su único deseo era obtener la paz a costa de que los Aliados invadiesen el país (pensando erróneamente de ese modo que los alemanes se retirarían a la frontera con Austria).

El 9 de Septiembre de 1943 el Reino de Italia firmó la paz con Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Soviética y la Commonwealth en el Armisticio de Cassibile. Inmediatamente al anuncio del fin de las hostilidades que se hizo público a través de la radio, los Aliados pusieron en marcha la invasión de Italia en tres ataques simultáneos: la «Operación Baytown» consistente en un desembarco sobre Calabria, la «Operación Slapstick» en otra misión anfibia sobre Tarento y la «Operación Avalanche» con la que se desembarcó en Salerno (aunque todavía algunas tropas italianas ofrecieron resistencia desconociendo el alto el fuego). Simultáneamente el Ejército Alemán desde el Paso del Brénnero ocupó más de la mitad de la Península Italiana y desarmó a todas las unidades del Ejército Italiano que sólo opusieron una breve resistencia en Roma, el Lazio y Brindisi, antes de ser 40.000 soldados capturados y enviados a campos de concentración en Alemania.

La traición de Italia y el doble juego durante el Armisticio de Cassibile, no sólo provocó la precipitada huida del Rey Victor Manuel III, la Casa de Saboya y el general Pietro Badoglio hacia la zona ocupada por los Aliados, sino el descalabro total del Ejército Italiano en manos de las potencias del Eje, tanto dentro de la Península Italiana como también en el exterior. Por ejemplo el acorazado Roma fue atacado por la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) en plena fuga sobre el Mar Mediterráneo y hundido con misil teleguiado Fritz-X que le causó 1.253 marineros muertos; exactamente igual que los dos destructores Antonio Danoli y Vivaldi que fueron echados a pique por las baterías costeras alemanas de Córcega. Peor lo pasaron las divisiones italianas de los Balcanes que combatieron sobre Zara, Split y Kotor contra el Ejército Croata leal al Eje hasta que finalmente se vieron obligadas a capitular; o las agrupaciones en las Islas Griegas del Mar Egeo que lucharon hasta la extenuación; así como la guarnición de la colonia italiana de Tientsin en China que fue desarmada por el Ejército Imperial Japonés. Sin embargo la mayor tragedia tuvo lugar en la Isla de Cefalonia porque tras rendirse la División de Infantería «Acqui», más de 7.000 italianos fueron masivamente fusilados en lo que se conoció como la Matanza de Cefalonia. De hecho, solamente la Insurrección de Nápoles que tuvo lugar dentro de la propia Italia triunfó porque los soldados desmovilizados y civiles armados que se les unieron expulsaron a los alemanes de la ciudad y la entregaron a los Aliados.

Benito Mussolini subiendo a un avión Fieseler Fi 156 Storch tras ser liberado por comandos alemanes en el Gran Sasso.

El 12 de Septiembre de 1943 unos comandos del Ejército Alemán dirigidos por el oficial Otto Skorzeny atacaron a bordo de planeadores el Hotel Campo Imperatore situado en el Gran Sasso de los Montes Apeninos, donde redujeron sin violencia a la guarnición italiana y liberaron a Benito Mussolini que se encontraba prisionero. Solamente unos días más tarde y después de ser recibido en Berlín por Adolf Hitler como si fuese un héroe, se procedió a su inmediata restitución en el poder al frente de una nueva «Italia Fascista» que sería conocida por el nombre de República de Saló.

República de Saló

Oficialmente el 23 de Septiembre de 1943 fue fundada la República Social Italiana (RSI) o «República de Saló» al norte de Italia. Se trató de un país fascista tutelado por el resto de potencias del Eje que lideró Benito Mussolini en calidad de «Duce» y Jefe del Estado y que adoptó un sistema de gobierno encabezado por el Partido Fascista Republicano (Partido Fascista Reppublicano o PFR) que llegó a contar con nada menos que 500.000 afiliados y adscritos a lo largo y ancho de la Península Italiana.

Bandera de la República de Saló.

El Gobierno de la República de Saló fijó su capital en la ciudad de Saló próxima al Lago Como (se descartó Roma por su cercanía al frente), donde se estableció la sede del Partido Fascista Republicano al frente del Secretario General Alessandro Pavolini. Precisamente en dicha ciudad se ubicaron todos los edificios gubernamentales y los diez Ministerios de Presidencia, Interior, Justicia, Corporaciones y Economía, Cultura Popular, Defensa, Agricultura, Educación Nacional, Finanzas y Comunicaciones. Respecto al resto de la administración territorial de la nación, la República de Saló se extendió según las regiones de sur a norte del siguiente modo: Salerno, Nápoles, Campania, Apulia, Molise, Abruzzos, Lacio, Roma, Marcas, Umbría, Toscana, Emilia-Romaña, Véneto, Venecia Julia, Lombardía, Liguaria, Piamonte, Valle de Aosta, Trentino y Alto Adigio.

Ministerios:
Ministerio de la Presidencia (Francesco Maria Bacarru)
Ministerio del Interior (Buffarini Guidi)
Ministerio de Justicia (Antonio Tringali)
Ministerio de Corporaciones y Economía (Silvio Gai)
Ministerio de Cultura Popular (Fernando Mezzasoma)
Ministerio de Defensa (Rodolfo Graziani)
Ministerio de Agricultura (Edoardo Moroni)
Ninisterio de Educación Nacional (Carlo Alberto Biggini)
Ministerio de Finanzas (Domenico Pellegrini Giampietro)
Ministerio de Comunicaciones (Augusto Liverani)

La rapidez con la que se instauró la República Social Italiana fue sorprendente porque después haber caído el fascismo en Julio de 1943 y haberse desatado el odio contra las personas y símbolos del extinto Partido Nacional Fascista, de repente la gente perdió y salió a las calles para reivindicar al régimen mussoliniano. Así fue como millares de simpatizantes se volvieron a afiliar en masa, a reabrir la sedes que permanecían cerradas desde el verano y abarrotar todas las ciudades desde Nápoles a Bolzano y del Piemonte a Trieste, siendo especialmente multitudinaria la concentración en la Plaza Colorína de Roma, seguidas por Ferrara, Venecia, Turín o Génova.


El Partido Fascista Republicano celebró su I Congreso en Verona, concretamente en la Sala de Música de Castelvecchio que se prolongará a lo largo del 14 de Noviembre en dos sesiones matinales y vespertinas. Allí se recogieron los denominados «18 Puntos» de lo que iba a ser el nuevo régimen, plasmado en el Estatuto de Verona que redactó el propio Mussolini y leyó ante el público un entusiasmado Secretario General Alessandro Pavolini, los cuales básicamente consideraban superada la fase capitalista, implantaban una república obrera, reactivaban un corporativismo cogestionado, exaltaban el sentimiento nacional y rompían con el anterior «Ventennio» de la Italia Fascista.

A nivel ideológico la República de Saló adoptó los mismos principios que la Italia Fascista de 1922 a 1943 como el corporativismo, el nacionalismo, el europeísmo o la estética paramilitar consistente en los desfiles de escuadristas uniformados o saludos romanos brazo en alto; pero incluso volvió a recuperar los valores a los que el Partido Nacional Fascista renunció provisionalmente tras la Marcha sobre Roma de 1922 como el republicanismo, el laicismo y un socialismo mucho más radical. A nivel internacional se declaró totalmente proclive al Eje, siendo reconocida la nación por un total de quince países de tendencias ideológicas similares entre los que estuvieron Alemania, Japón, Rumanía, Hungría, Bulgaria, Eslovaquia, Finlandia, Croacia, Thailandia, Manchukuo, China Nacional Reorganizada, Mongolia Interior, Francia de Vichy, la Serbia de Salvación Nacional y el Reino de Montenegro.

La economía fue uno de las principales objetivos de la República de Saló porque desde el principio tuvo que lidiar con las riendas de los recursos y la producción del país en medio de las carencias generadas por la Segunda Guerra Mundial. Así fue como resurgió el Estado Corporativista que bajo el nuevo concepto de «socialización» asumió un programa ampliamente socialista de los primeros orígenes fascistas en la década de 1920, impulsando sindicalizaciones, cogestión de empresas, distribución de beneficios y nacionalización de recursos estratégicos, en el caso de estos últimos orientados a la extracción de materias primas y la producción de energía. Gracias a estas medidas se «socializaron» un total de 80 empresas con 150.000 trabajadores, quienes tenían participación en la gestión junto a los sindicatos y los empresarios, e incluso gozaron de ciertas ayudas estatales como viviendas de protección oficial, aunque todo ello siempre bajo la supervisión de un comisario designado por el Partido Fascista Republicano.

La «tercera posición» de la República de Saló alternativa al capitalismo y al marxismo facilitó que las ganancias quedaran repartidas entre el capital y la fuerza del trabajo dentro del ámbito de las fábricas o entre las tierras y los campesinos en el ámbito de la agricultura. De hecho históricas personalidades de la izquierda como Edmondo Cione, Cario Silvestri, Walter Mocchi, Vittorio Rolandi Ricci o Nicola Bombacci, este último nada menos que el fundador del Partido Comunista Italiano, apoyaron entusiásticamente todas las medidas adoptadas por la República Social Italiana. No obstante y a pesar de los esfuerzos por mantener la estabilidad económica, los bombardeos de la aviación estadounidense sobre las industrias provocaron la caída en picado de la riqueza y las constantes huelgas azuzadas desde la sombra por los comunistas paralizaron en numerosas ocasiones la producción.

Desfile de la Brigada Negra «Aldo Resega» en la Plaza del Duomo de Milán.

Como represalia al Gran Consejo Fascista que votó la destitución de Benito Mussolini el 24 de Julio de 1943, la República de Saló y el nuevo Partido Fascista Republicano iniciaron una purga de sus propias filas que derivó en los Procesos de Verona, mediante los cuales se juzgó y condenó a muerte a Galeazzo Ciano (yerno del Duce porque estaba casado con su hija Edda Mussolini), Emilio De Bono, Giovanni Marinelli, Carlo Pareschi, Luciano Gottardi y Tullio Cianetti, quienes fueron fusilados tras ser declarados culpables de traición. Esto sólo fue el principio de un régimen que hasta la fecha había respetado la vida (de 1922 a 1943 sólo habían sido ejecutadas 29 personas por crímenes muy graves) porque a diferencia del anterior que sólo aplicaba la pena de muerte en casos muy extremos, la República de Saló se caracterizó por emplear métodos brutales de persecución a enemigos políticos, asesinato de disidentes, ejecuciones masivas de guerrilleros e incluso en algunos casos colaboró en la deportación de judíos durante el Holocausto (aunque esta violencia sería explicable dentro del clima de guerra civil y los crímenes cometidos por todos los bandos).

Guerra Civil Italiana

La Guerra Civil Italiana comenzó a finales de 1943 cuando Italia quedó dividida en dos mitades ideológicamente enfrentadas y ambas con gobiernos satélites tanto del Eje como de los Aliados que combatían dentro del contexto de la Segunda Guerra Mundial. La República de Saló de Benito Mussolini se extendió desde Salerno en el centro-sur de la Península Italiana hasta los Alpes, así como la Isla de Cerdeña; mientras que la Italia Cobeligerante del Rey Víctor Manuel III en la zona sur de Italia y la Isla de Sicilia. La primera creó el Ejército Nacional Republicano y las milicias fascistas de la Brigadas Negras que levantaron una gigantesca una fuerza de 780.000 efectivos; al mismo tiempo en que la segunda reunió unos 170.000 efectivos entre 20.000 soldados del Ejército Cobeligerante y 150.000 partisanos de un movimiento guerrillero dividido entre comunistas, demoliberales y monárquicos.

Tropas de la República de Saló.

En sus orígenes la Guerra Civil Italiana comenzó a finales de Noviembre de 1943 con el asesino del prefecto fascista Igino Ghisellini en Ferrara a manos de un grupo de pistoleros de los Grupos de Acción Patriótica (GAP) pertenecientes al Partido Comunista Italiano, algo similar a lo que le ocurrió más tarde al filósofo florentino fascistas Giovanni Gentile. A partir de ahí se desataron represalias y contrarrepresalias, pues cada vez que los partisanos cometían un atentado o una emboscada con víctimas mortales, los fascistas respondían de la misma manera o mediante ejecuciones sumarias. Entre los sucesos más tristes perpetrados por unos y otros estuvo el asesinato a manos de la Guardia Nacional Republicana de los siete hermanos de la familia Cervi, ejecutados en Regio Emilia por haber colaborado con los guerrilleros; mientras que en el caso contrario, los comunistas torturaron y asesinaron a los siete hermanos de la familia Govoni di Pieve di Cento.

Mientras la Guerra Civil Italiana se desarrolló sobretodo en la retaguardia, la mayor parte del Ejército Nacional Republicano combatió contra los Aliados en el llamado «Frente Italiano» desde finales de 1943 a mediados de 1944. Entre las acciones más importantes de los soldados de la República de Saló estuvo la defensa de la Isla de Córcega tras el desembarco del Ejército Francés Libre, la emboscada al Ejército Canadiense en la Batalla de Ortona y los ataques contra el Ejército Británico en la Batalla de Montecassino; mientras que en el bando contrario, los monárquicos del Ejército Cobeligerante destacaron tras expulsar al Ejército Alemán de San Pietro Infine. Sin embargo la participación más importante del Ejército Nacional Republicano tuvo lugar durante la Batalla de Anzio cuando soldados de la 29ª División SS de Granaderos Italiana «Italianische» frenaron y pulverizaron a las columnas de avance del Ejército Estadounidense en Nettuno; al mismo tiempo en que la Xª Flotilla MAS hundía con lanchas torpederas al crucero británico HMS Penélope.

La lucha entre los partisanos y las milicias fascistas dentro del contexto de la Guerra Civil Italiana constituyó uno de los episodios más trágicos del siglo XX para Italia. Situado este escenario bélico en la retaguardia de los Montes Apeninos, el Piemonte, los Alpes, Lombardía y Carniola, los dos bandos confrontados se distinguieron por una brutalidad extrema que implicó matanzas colectivas, torturas, quemas de aldeas, represalias y una oleada de violencia incontrolable, especialmente por parte de los guerrilleros comunistas y las Brigadas Negras de la República de Saló. Curiosamente tan extendido estuvo el fenómeno guerrillero que pronto nacieron «micro-estados» organizados en el Comité de Liberación Nacional (CLN) como por ejemplo la República Partisana de Ossola o la República Partisana de Alba, entre otras más pequeñas situadas en Friuli, Monferrato, Tortonese, Pigna, Montefiorino, Varzi, etcétera. El enfrentamiento fatricida de esta conflagración entre los propios italianos dejaría un saldo de más de 100.000 compatriotas muertos.

El 4 de Junio de 1944 el Ejército Estadounidense entró triunfalmente en la capital Roma, lo que obligó a las tropas de la República de Saló a replegarse hacia una extensa fortificación, situada de oeste a este desde el Mar Mediterráneo hasta el Mar Adriático, a la que bautizaron como «Línea Gótica». Sobre esta posición inexpugnable los italianos resistieron durante meses los ataques de los Aliados, a los que rechazaron causándoles incontables bajas como por ejemplo sucedió en la Batalla de San Marino. Algo similar hicieron los 400 fascistas, entre ellos 80 mujeres auxiliares, que aguantaron las posiciones en Florencia de los constantes ataques de las unidades partisanas ayudadas por los anglo-americanos (matando a su comandante comunista de un impacto de mortero), por lo menos hasta que no tuvieron más remedio que rendirse y ser muchos de ellos ejecutados. De hecho en la Batalla de Garfagnana librada en Diciembre de 1944, el Ejército Nacional Republicano del general Mario Carloni obtuvo una gran victoria sobre el Ejército Estadounidense en las inmediaciones de Lucca, al que provocó 1.300 bajas entre 1.000 muertos y 300 prisioneros.

Infantes de Marina de la Xª Flotilla MAS defendiendo Italia de los Aliados.

Fuera de Italia el Ejército Nacional Republicano de la República de Saló combatió en diversos escenarios como por ejemplo en el Departamento de los Alpes Marítimos de Francia y Provenza, intentando frenar el avance del Ejército Estadounidense desde el noroeste. De igual forma algunas unidades de la Xª Flotilla MAS estuvieron desplegadas en Grecia y las Islas del Dodecaneso; así como en la campaña de Normandía la División de Fusileros Atlántica; o algunas Brigadas Negras en Croacia. Sorprendentemente tanto en Dalmacia como en Istria que geográficamente colindaban con la frontera de Yugoslavia, las milicias fascistas y los partisanos comunistas pactaron provisionalmente una coalición armada para proteger a las minorías étnicas italianas que comenzaron a ser aniquiladas por los yugoslavos del mariscal Josip Tito dentro del marco del «Genocidio Dálmata», también conocido como las Matanzas de las Foibé.

El 6 de Abril de 1945 los Aliados comenzaron la ofensiva del Río Po al norte de Italia con más de 900.000 efectivos contra poco más de 150.000 soldados del Ejército Nacional Republicano. A pesar de que las tropas italianas resistieron heroicamente en algunos puntos, la mayor parte de las unidades se disolvieron ante la superioridad enemiga, el inagotable número de deserciones y los ataques de los partisanos desde la retaguardia, algunos de los cuales fueron detenidos e incluso rechazados con fuertes pérdidas para los guerrilleros como ocurrió en Ivrea. Simultáneamente desde los Alpes, el Ejército Francés arremetió contra la frontera noroccidental de Italia esperando ampliar sus dominios territoriales antes de finalizar la contienda, aunque a diferencia de lo sucedido más al sur, las tropas italianas aguantaron en sus oposiciones y rechazaron a los franceses tras infligirles considerables pérdidas en el Valle de Aosta.

Cadáveres de Benito Mussolini, Clara Pettaci y Alessandro Pavolini colgando en una gasolinera de la Plaza Loreto de Milán tras ser ejecutados y sus cadáveres linchados por una multitud.

A finales de Abril de 1945, los Aliados rompieron el «Frente Italiano» sobre el Río Po y conquistaron la ciudad de Milán, forzando la retirada tanto de los restos del Ejército Nacional Republicano, como del Gobierno de Saló, que abandonaron sus posiciones huyendo a través del Lago Como con la finalidad de alcanzar un último reducto en la Valtelina. Mientras se producía la huida en desbandada, la columna ítalo-germana en la que viajaba el Benito Mussolini fue interceptada y emboscada por los partisanos que descendían de las montañas. Sorprendentemente y contra todo lo esperado, los soldados del Ejército Alemán encargados de proteger al Duce, acabaron traicionándole para salvar la vida y le entregaron cautivo a los comunistas. Al día siguiente, el 28 de Abril de 1945, Benito Mussolini fue ejecutado a orillas del Lago Como junto a su amante Claretta Petacci, antes de ser los cuerpos de ambos colgados en una gasolinera de Milán para sufrir el abucheo y escarnio de las masas.

El 29 de Abril de 1945 se produjo la Batalla Collechi, oficialmente el último enfrentamiento armado entre el Ejército Nacional Republicano y los Aliados que acabó con la lucha hasta la muerte o rendición de varios miles de fascistas italianos que sucumbieron ante los soldados de la Fuerza Expedicionaria Brasileña del general Mascarenhas de Moraes. A la jornada siguiente, el 30 de Abril de 1945, el mariscal Rodolfo Graziani que lideraba el Ejército Nacional Republicano y que acababa de sustituir al Duce al frente del Estado, capituló ante el VI Cuerpo Estadounidense del general Willis Crittenberg en Brescia, antes de anunciar por radio la disolución de la República de Saló y el fin de la contienda para Italia.

General italiano Mario Carloni, en presencia del general alemán Otto Fretter-Pico, negocia la rendición de las tropas de la República de Saló a dos oficiales de la Fuerza Expedicionaria Brasileña tras la Batalla de Collechi el 29 de Abril de 1945.

La derrota de Italia en la Segunda Guerra Mundial costó a la nación más de 600.000 muertos. Hasta ese momento el fascismo italiano había perdurado un total de un total de 23 años desde 1922 hasta 1945, y había sido el artífice de una ideología que se había extendido a 1/3 de la Humanidad durante un breve período de tiempo en sus más diversas formas y vertientes, lo que junto a otras doctrinas como el liberalismo, el comunismo y las religiones cristiana o islámica, también la «Revolución Fascista» ostentó otro de los récords de expansión sin parangón en la Historia.

 

Bibliografía:

-Francesca Tacchi, Atlas Ilustrado del Fascismo. «Los Seiscientos Días de Saló», Susaeta, (2003), p.160-175
-David Solar, La Caída de los Dioses. «Capítulo 5: La libertad llega del cielo», Esfera de los Libros (2005), p.149-158
-David Solar, Mussolini, un trágico y sórdido epílogo, Revista la Aventura de la Historia (2005), p.24-35
-Sergi Vich Sáez, La Caída del Duce, los últimos días del fascismo, Revista Historia y Vida Nº466 , p.80-89
-Jacques Pirenne, Historia Universal. «Italia capitula y firma el Armisticio de Malta», Exito (1961) p.379-381