Destrucción de Prusia Oriental

La llegada del Ejército Rojo a Prusia Oriental a finales de 1944, significó el éxodo de millones de alemanes étnicos que durante siglos y generaciones habían poblado las costas del Mar Báltico. La violencia aplicada por el Ejército Rojo y el reparto de esta provincia germana entre Polonia y la Unión Soviética, acabó en una tragedia humana que implicó la desaparición de los prusianos como pueblo.

Prusia había sido la cuna de Alemania desde su unificación en el siglo XIX. Habitada por germanos desde su colonización por la Orden Teutónica durante la Edad Media, este territorio situado en las fronteras más orientales, había sido desgajado del resto del país según las cláusulas del Tratado de Versalles que los Aliados impusieron a los vencidos tras el final de la Primera Guerra Mundial, estableciendo una franja intermedia entre el Estado Libre de Danzig y la provincia de Pomerania (esta última injustamente entregada a Polonia), lo que condujo irrevocablemente a la Segunda Guerra Mundial.

Evacuación de Prusia Oriental.

Cuando en Octubre de 1944 el Ejército Rojo se presentó ante la demarcación de Prusia Oriental después de expulsar a las fuerzas del Eje de las zonas ocupadas de la Unión Soviética, el pánico cundió entre los ciudadanos tras escuchar algunos eslóganes de la propaganda rusa que decían: «Soldado, ahora estas en tierra alemana, llegó la hora de la venganza». Así fue como millones de prusianos abandonaron sus hogares y en forma de una gigantesca avalancha de refugiados que arrastraban pertenencias y caravanas, pusieron rumbo hacia los puertos del Mar Báltico o las provincias de Alemania Occidental. Muy pronto esta huida masiva, se convirtió en un infierno porque estuvo acompañada temperaturas de -25ºC grados bajo cero, nieve, agujeros en el hielo y enfermedades, además de los constantes ametrallamientos a ras de suelo de la aviación anglo-estadounidense y las emboscadas de tanques rusos que se colaban entre las filas de civiles mientras disparaban sus cañones contra la multitud y aplastaban a los rezagados con sus cadenas.

La Matanza de Gumbinen fue el primer crimen del Ejército Rojo después de su inmediata irrupción en Prusia Oriental. Durante la masacre que se caracterizó por una extrema crueldad, los soldados soviéticos asesinaron a niñas a bayonetazos, castraron a ancianos, empalaron a bebés, e incluso decapitaron a los animales domésticos de los hogares. Sin embargo, la práctica más extrema fue la de crucificar a las mujeres alemanas en las puertas de sus casas o enrollarlas de sus propios intestinos viscerados en torno a las ramas de los árboles.

El 24 de Octubre de 1944, tuvo lugar la Matanza de Nemmersdorf cuando tropas soviéticas del 2nd Batallón de la 2ª Brigada Blindada adscrita al XI Ejército de Guardias, saquearon esta localidad y asesinaron a 74 personas, entre estas 72 mujeres que antes de morir fueron violadas. La brutalidad de este crimen alcanzó cuotas muy polémicas a nivel internacional, porque tanto la prensa del Eje, como de naciones neutrales entre las que estuvieron España, Suecia o Suiza, denunciaron lo ocurrido. De hecho, los rusos después de su entrada en la población ejecutaron a 50 ciudadanos extranjeros de origen francés y belga (ex-soldados capturados por el Ejército Alemán en 1940), lo que provocó quejas de Francia y Bélgica que precisamente en aquellos instantes eran aliadas de la Unión Soviética.

Víctimas de la Matanza de Nemmersdorf son reconocidas por oficiales del Ejército Alemán que durante un breve tiempo reconquistaron la localidad a finales de 1944.

Otros crímenes igual de atroces perpetrados por el Ejército Rojo fueron la Matanza de Metgethen que implicó la masacre de 32 civiles; o la Matanza de Neutief, donde los soviéticos abrieron el pecho a los niños para dejarlos morir a la interperie. Tampoco los refugiados que iban en convoyes ferroviarios se salvaron del horror como por ejemplo le ocurrió a un tren que viajaba hacia Pillau, el cual fue detenido por el disparo del cañón de un tanque T-34, antes de que los pasajeros aterrorizados se bajasen de los vagones y entonces comenzase una oleada de violencia seguida de ejecuciones, mutilaciones y violaciones.

Entre 1944 y 1945, un total de 2 millones de alemanes abandonaron Prusia Oriental en dirección Alemania y Europa Occidental. De todos estos refugiados, perderían la vida unos 30.000 civiles en los desplazamientos por las enfermedades, el frío invernal o los ataques aéreos.

Terminada la Segunda Guerra Mundial sobre Europa en Mayo de 1945, el territorio de Prusia Oriental fue repartido entre Polonia al oeste y la Unión Soviética al este (el puerto de Königsberg fue rebautizado como Kaliningrado) según se pactó en la Conferencia de Postdam. Respecto a los 600.000 alemanes que permanecieron en la región, entre 1946 y 1947 serían expulsados hacia Alemania Oriental, eliminando desde entonces las nuevas autoridades soviéticas y polacas cualquier vestigio étnico, cultural y artístico de carácter germano, en un episodio que fue conocido como el Genocidio Prusiano.

 

Bibliografía:

-Joaquín Bochaca, Los Crímenes de los Buenos, «Matanzas de Civiles», Ediciones Sieghels (2009), p.314-315
-Pactrick McTaggart, ¡Asedio!, «Capítulo 5. Königsberg. La venganza del Oso», História Inédita (2011), p.246-247
-https://en.wikipedia.org/wiki/Evacuation_of_East_Prussia