Heinz Guderian

El general Heinz Guderian fue sin duda uno de los personajes más fundamentales para el devenir de la Segunda Guerra Mundial. Como fundador de la «Guerra Relámpago» o «Blitzkrieg», su doctrina dentro del campo militar contribuyó a las grandes conquistas del Tercer Reich sobre Europa y el Norte de África, y al desarrollo de las operaciones bélicas en todo el mundo durante el siglo XX.

General Heinz Guderian.

Heinz Wilhelm Guderian nació el 17 de Junio de 1887, en Kulm, Prusia, por aquel entonces bajo el dominio del Segundo Reich Alemán. Fue hijo de un oficial del Ejército Prusiano llamado Friedrich Gudieran y de un ama de casa llamada Clara Kirchoff, desde muy pequeño Guderian recibió una educación de carácter conservador, patriótica y militarista. De hecho con tan sólo 13 años de edad ingresó en la Academia Militar de Berlín para formarse como soldado antes de ser asignado a los 19 años al 10th Batallón de Cazadores (Jäger-Bataillon Nº10) al mando de su propio padre. Gracias a sus buenas dotes como aspirante oficial, Guderian sería admitido posteriormente en la Escuela de Guerra de Metz, donde se graduó con el rango de teniente.

Margarette Goerne fue la chica de la que Heinz se enamoró profundamente, y eso pese a que su propio padre, Friedrich Guderian, se opuso a que su hijo se casara con una chica de una edad tan corta, por lo que no dudó en alejarle de su amada trasladándole al 3rd Batallón de Telégrafos, una unidad de operadores de radio adscrita al II Cuerpo de Transmisiones Prusiano. Por suerte las imposiciones de su progenitor no servirían de nada porque Guderian terminó convenciendo a su familia y finalmente contrajo matrimonio con Margarette. Curiosamente y fruto de esta pareja de éxito que duraría toda la vida nacerían dos hijos a los que llamaron Günter y Kurt.

Al estallar la Primera Guerra Mundial en 1914, Guderian marchó al Frente Occidental de Francia como parte de la plana mayor en un puesto de observación avanzado de la 5ª División de Caballería, trazando mapas y ayudando a la organización táctica. Fue precisamente durante la Batalla de Verdún de 1916, cuando horrorizando, contempló desde una trinchera como miles de soldados cargaban como animales hacia un matadero que siempre solía acabar en una auténtica carnicería. Aquella experiencia le llevó a reflexionar y meditar ante la necesidad de buscar nuevas alternativas bélicas que evitasen el despilfarro en vidas humanas. Así pues, al mando de pequeños pelotones de hombres, experimentó nuevos movimientos realizando una serie de limitadas escaramuzas contra posiciones francesas basadas en los golpes de mano que obtuvieron cierto éxito y que le valieron ser condecorado con la Cruz de Hierro.

Finalizada la Primera Guerra Mundial en 1918, Guderian tuvo el honor de estar entre los 100.000 soldados elegidos para formar parte del Ejército de la República de Weimar (Richswehr) tal y como estipulaba el Tratado de Versalles. Desde entonces y trabajando en un equipo de transmisiones, se dedicó a estudiar los conocimientos adquiridos en la Gran Guerra para que en los futuros conflictos las tropas no tuviesen que sufrir el desgaste de un frente inmóvil. Rigurosamente estudió y tradujo importantes obras de tácticos militares modernos como el británico Basil Lidell Hart, el soviético Mihail Tujachevski o el francés Charles De Gaulle. Fue entonces cuando descubrió algo insólito al prestar especial interés a los carros de combate y deducir que formados en punta de lanza o «columna blindada» y actuando de manera completamente independiente, hacían una coordinación perfecta con la infantería, artillería y aviación para con la máxima rapidez romper el frente sobre un determinado sector denominado «schwerpunkt (punto de ruptura)». A partir de este momento comenzó a elaborar una serie de teorías sobre los tanques como elemento fundamental de avance, así como del apoyo táctico de la aviación como fuerza de hostigamiento en retaguardia bombardeando los centros de suministros, comunicaciones, nudos ferroviarios, cuarteles, acantonamientos y otras instalaciones militares que contribuirían notablemente al colapso y hundimiento logístico del enemigo. Tales hipótesis fueron plasmadas en su libro Achtung Panzer! (¡Alerta Tanques!) bajo el nombre de Guerra Relámpago», también conocida según la traducción como «Blitzkrieg».

Inicialmente Guderian no sintió interés por el ascenso al poder de Adolf Hitler y la fundación del Tercer Reich en 1933, ya que lejos de mostrar entusiasmo por la política, su único atención estaba orientada a los estudios militares y las ventas de su libro Achtung Panzer! que publicó en 1937. A pesar de que ningún táctico militar en el extranjero valoró las ideas expuestas por Guderian en su obra, únicamente Hitler se fijó en él cuando le conoció durante unas maniobras del Ejército Alemán (Werhmacht) en 1938 en las que exclamó: «¡Esto es lo que andaba buscando!». Albergando un buen presentimiento sobre las tácticas diseñadas por Guderian, el Führer le ascendió a inspector general de las tropas motorizadas y le hizo responsable de la creación de tres divisiones blindadas «Panzer» que debían ser adiestradas según su teoría de la «Blitzkrieg», algo que cumplió con creces introduciendo un puesto de radioperador en cada tanque para mantener la cohesión y convirtiendo a los nuevos carros, básicamente los ligeros Panzer I y II, más los medios Panzer III y IV, en una especie de artillería móvil que rompería el frente dejando atrás infinidad de bolsas aisladas, las cuales serían neutralizadas por la infantería motorizada.

Oficialmente la primera vez en la Historia que se aplicó la «Guerra Relámpago (Blitzkrieg)» fue durante la invasión de Alemania a Polonia el 1 de Septiembre de 1939. Siguiendo las doctrinas elaboradas por Guderian y a pesar de que éste únicamente participó comandando el XIX Cuerpo en Silesia; el resto del Ejército Alemán llevó a la práctica las teorías elaboradas por él sobre unidades independientes de tanques penetrando y envolviendo grupos de tropas enemigas en vanguardia mientras la infantería se encargaba de destruir todas aquellas divisiones embolsadas atrás. Gracias a esta táctica y al certero empleo de la aviación barriendo del cielo a la fuerza aérea el primer día e incomunicando mediante bombardeos la retaguardia con el frente, el Ejército Polaco terminó colapsando y los alemanes conquistando toda Polonia en Octubre de 1939. Precisamente durante la campaña, los Panzers al mando de Guderian atravesaron todo el país de punta a punta, llegando el general a estrechar la mando con oficiales soviéticos en Brest después de que la Unión Soviética se sumara a la invasión según lo acordado en el Pacto de No-Agresión «Ribbentrop-Molotov». Así pues, deslumbrado por el triunfo de su creación, el propio Guderian tardó unas semanas en ser consciente del éxito de su «Blitzkrieg» y del asombroso potencial de la táctica que muy pronto desataría sobre el resto de Europa.

En Europa Occidental la «Blitzkrieg» de Guderian volvió a desatarse el 10 de Mayo de 1940 contra cuatro países al mismo tiempo: Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Rebasadas las posiciones iniciales belgas de las Ardenas para no chocar con la infranqueable «Línea Maginot» y ocupados los Países Bajos gracias a la acción de paracaidistas, el 14 de Mayo las columnas Panzer de Guderian bordearon el Sedán y avanzando a toda velocidad hacia la frontera francesa tras cruzar el Río Mosa dejaron atrapados en un gigantesca bolsa a más de 1 millón de soldados franceses y británicos cuando las primeras vanguardias llegaron al Canal de la Mancha. Diseñada la operación bajo el nombre de «Plan Amarillo» por el general Erich Von Manstein, fue Guderian quién realmente lo explotó; así como un prometedor general llamado Erwin Rommel que empleando la táctica «Blitzkrieg» como nunca antes nadie había hecho, conquistó con su 7ª División Panzer «Fantasma» prácticamente toda la costa francesa del Océano Atlántico. Mientras tanto la pinza de Guderian se fue cerrando hasta destruir gran parte de los ejércitos franceses y británicos antes de que un gran número de tropas fuesen evacuadas a través del puerto de Dunkerque. Una vez neutralizadas Bélgica, Luxemburgo y el norte de Francia, Guderian dirigió a sus Panzer hacia el sur apoyándose en la cobertura táctica de los bombarderos en picado Stuka que sostenidamente fueron acosando la retaguardia y colapsando al Ejército Francés mediante el ataque a vías férreas, nudos de comunicación, aeródromos, cuarteles, etcétera. Finalmente las tropas alemanas entraron victoriosas en la capital de París y Francia capituló el 24 de Junio de 1940, demostrando que la «Blitzkrieg» de Guderian había inaugurado una nueva visión de hacer la guerra de una manera mucho más rápida e inmensamente más efectiva.

Todo las teorías acerca de la «Guerra Relámpago» de Guderian no sólo se habían demostrado ciertas durante las campañas de Polonia y Francia, sino también decisivas para decidir la victoria o caída de una potencia en liza. De hecho y aunque Guderian no participó en esta ocasión, el Ejército Alemán siguió los principios de la «Blitzkrieg» para conquistar con un éxito abrumador Yugoslavia, Grecia y Libia en 1941. Sin embargo Guderian se declaró totalmente contrario a la «Directriz Nº21» de Hitler consistente en la futura invasión de la Unión Soviética. Precisamente unos años antes, en su libro Achtung Panzer!, Guderian había explicado que el Ejército Rojo disponía de las reservas más numerosas del mundo, así como una gran cantidad tanques y aviones con tecnología de alta calidad. Desgraciadamente Hitler no quiso escuchar las advertencias de Guderian y aquel mismo 1941 decretó la irreversible orden de atacar la URSS.

Heinz Guderian dando instrucciones a un oficial en el Frente del Este.

Bajo el nombre de «Operación Barbarroja», el 22 de Junio de 1941 Alemania, junto a una coalición conformada por Rumanía, Hungría, Finlandia, Italia y Eslovaquia, llevó a cabo la mayor «Blitzkrieg» hasta la fecha de una manera descomunal y sobre un teatro de operaciones inmenso que abarcaba más de 2.000 kilómetros desde el Ártico hasta el Mar Negro. Como era de esperarse, Guderian cosechó un éxito arrollador durante la fase inicial porque en pocas semanas las tropas del Eje conquistaron Bielorrúsia, Lituania, Letonia y Estonia, además de penetrar en Ucrania y Rusia Occidental. Una tras otra las ciudades cayeron y los ejércitos soviéticos fueron embolsados y destruidos por las columnas de Panzer de Guderian procedentes del Río Bug como ocurrió con 340.000 soldados rusos, 4.779 tanques y 1.777 aviones en Minsk; o con 302.000 soldados, 3.205 tanques y 1.098 aviones en Vitebsk. Ante tales cifras, aparentemente nada parecía detener la progresión hasta que Hitler cometió el error de suspender provisionalmente la «Blitzkrieg» hacia Moscú a una distancia de 300 kilómetros de la capital, para dar media vuelta y ocupar Kíev. Contrario a este movimiento, Guderian terminó con acatar la orden a regañadientes, por lo que maniobró con sus Panzer y convergió sobre Ucrania conquistando el enclave de Kíev y destruyendo a 1 millón de soldados soviéticos. A pesar de que la victoria alemana fue aplastante, mientras tanto las autoridades soviéticas ganaron tiempo para trasladar su industria pesada a los Montes Urales y reforzar el Ejército Rojo en torno a Moscú con tropas de refresco traídas desde Siberia, Asia Central y el Lejano Oriente. De este modo cuando Guderian reanudó su «Blitzkrieg» hacia Moscú embolsando y aniquilando a 700.000 soviéticos y 830 tanques en los asedios de Bryansk y Vyazma, pronto llegó el invierno y con éste el barro y la nieve que paralizaron al Ejército Alemán justo al comienzo de la Batalla de Moscú. Inmóviles y a menos de 25 kilómetros del Kremlin, el Ejército Rojo al mando del general Georgi Zhukov aprovechó la debilidad germana para desencadenaron una contraofensiva invernal el 5 de Diciembre que frustró los planes germanos de conquistar Moscú. Al mismo tiempo que eso sucedía y tras comprobar Guderian que sus tropas se arriesgaban a quedar embolsadas, ordenó replegar a sus hombres algunos kilómetros hacia atrás, lo que permitió estabilizar de nuevo el frente y por tanto evitar su colapso. Lamentablemente Hitler montó en cólera al enterarse de aquella retirada sin haber solicitado su permiso previo, por lo que el 26 de Diciembre de 1941, en un absurdo arrebato de ira, cesó del mando a Guderian por el nuevo general Günther Von Kluge, forzando al inventor de la «Blitzkrieg» a la jubilación anticipada.

Al ser retirado Guderian del servicio militar activo, regresó a su hogar para disfrutar de una merecida jubilación junto a su esposa Margarette y el resto de su familia. Durante este período apacible, fue testigo a través de la prensa y la radio de como Estados Unidos, Gran Bretaña y la Unión Soviética retomaban la iniciativa bélica tras vencer al Eje en la Batalla de Stalingrado y el Norte de África, tal y como Guderian había vaticinado sin que Hitler le hiciese caso ante su intención de abrir un segundo frente en Rusia.

Increíblemente a mediados de 1943, Hitler volvió a reclamar a Guderian para su retorno a las fuerzas armadas, aunque en esta ocasión no para comandar un ejército, sino para ser el nuevo director del Programa de Inspección General de Tropas Panzer. A lo largo de esta etapa de su vida simplemente se dedicó a entrenar tripulaciones de carros de combate y a experimentar tácticas con los nuevos tanques pesados Panther y Tiger, muy superiores al temido T-34 soviético. De hecho Guderian solicitó al Ministro de Armamento, Albert Speer, incrementar la producción de tanques Tiger, ya que a pesar de ser los mejores de la guerra cualitativamente, a nivel cuantitativo eran menos que los que fabricaban los Aliados.

Otra vez Guderian volvió a la primera línea del Alto Mando Alemán (OKW) cuando fue nombrado jefe del Estado Mayor tras el relevo general Kurt Zeitzler a causa de un ataque al corazón. Sin embargo los éxitos militares del pasado ya no se repitieron porque la carencia de medios, hombres, gasolina y equipo a aquellas alturas de la contienda, le privaron hacer uso de su infalible «Blitzkrieg». Por lo menos sí mostró su lado más humano cuando después de fracasar el Levantamiento de Varsovia por parte de los partisanos polacos en Octubre de 1944, Guderian movió todos los hilos necesarios ante la comunidad internacional y también entre sus propios soldados para evitar represalias contra la Resistencia Polaca, a cuyos combatientes se reconoció como prisioneros de guerra y por tanto quedaron amparados bajo la protección de la Convención de Ginebra para enfado monumental de las SS.

Sería en Marzo de 1945 cuando Guderian se retiraría del escenario bélico para siempre. Todo ocurrió tras una acalorada discusión con Hitler, después de que éste ordenara una ofensiva contra Küstrin en Polonia, algo a lo que Guderian se negó cansado de seguir siendo el responsable de enviar tantos soldados a la muerte. Por fortuna su ayudante personal, Freytag Von Loringhoven, quién temiendo por la vida de su jefe a causa de la ira del Führer, le interrumpió en medio de la conversación alegando una falsa llamada telefónica en la sala adyacente. De este modo, una vez Guderian salió del recinto, Loringhoven le hizo recapacitar y le convenció de que no cometiese la locura de hacer perder la cabeza a Hitler. Así pues y mucho más relajado, Guderian regresó a la sala de operaciones para reunirse con un Führer también bastante más tranquilo, quién a continuación le ordenó darse de baja por enfermedad. Gustosamente Guderian accedió a la petición antes de ser sustituido por el general Hans Krebs.

Terminada la Segunda Guerra Mundial en Europa en Mayo 1945 con la destrucción del Tercer Reich, Guderian se entregó prisionero el día 10 a las tropas de Estados Unidos. Por suerte sus captores no le acusaron de crímenes de guerra, aunque como soldado que se había rendido permaneció tres años en cautividad hasta su liberación el 17 de Junio de 1948. Una vez salió de prisión, pasó el resto de sus años viviendo con su familia, además de trabajar como consejero táctico para el nuevo Ejército de la República Federal Alemana (Bundeswehr) durante los primeros años de la Guerra Fría y escribir unas memorias a las que tituló Recuerdos de un Soldado.

El 14 de Mayo de 1954, exactamente catorce años después de su irrupción en las Ardenas sobre el Sedán en la campaña de Francia de 1940, el general Heinz Guderian falleció en la ciudad de Schwangau en Baviera. Con su muerte se fue el fundador de la «Blitzkrieg» y el padre de las futuras guerras modernas a lo largo del siglo XX.

 

Bibliografía:

-Joan Pastrana, Guderian, el padre de la Guerra Relámpago, Revista Historia y Vida Nº475 (2007), p.80-86
-Mario Loizu, Clío Biografías. Líderes Militares, II Guerra Mundial, «Heinz, el Relámpago Guderian», Revista Clío Biografías 4 (2015), p.16-23
-http://en.wikipedia.org/wiki/Heinz_Guderian