Invasión de Sicilia «Operación Husky»

La invasión de Sicilia de 1943 fue el primer desembarco de los Aliados en Europa desde la ocupación del Eje al continente y la retirada de Francia de 1940. También conocida como «Operación Husky», su resultado implicó la caída del fascismo en Italia y planteó un escenario totalmente nuevo en la configuración de la contienda en el Mar Mediterráneo.

Aliados

Múltiples opiniones barajaban los Aliados sobre dónde ir una vez terminada la campaña en el Norte de África, tal y como se discutió en la Conferencia de Casablanca a principios de 1942 entre los tres principales líderes occidentales. Ni el Presidente de Estados Unidos Franklin Delano Roosevelt, ni el Primer Ministro de Gran Bretaña Winston Churchill y ni los representantes de la Francia Libre Charles de Gaulle y Henri Giraud, se pusieron de acuerdo sobre qué decisión a tomar. Los norteamericanos y franceses libres preferían desembarcar en Córcega y Cerdeña para a continuación dar el salto a las costas del sur de Francia en Provenza. Contrariamente los británicos optaban por efectuar el desembarco en los Balcanes para sumarse a los partisanos yugoslavos de Josip Tito, con quienes una vez superadas las montañas, tendrían libre el acceso hacia Austria y Centroeuropa. Sin embargo tanto unos como otros coincidían en que para llevar a cabo este proyecto, antes sería necesario disponer de una importante base logística entre el Mar Mediterráneo y el Mar Adriático como por ejemplo ofrecía la Isla de Sicilia. Tomar Sicilia no solamente significaba contar con un gran portaaviones con el que saltar a la Europa Meridional, sino que además pondría en crisis al Gobierno Fascista de Roma y quizá induciría a Mussolini a pedir una paz por separado con los Aliados que sacase a Italia de la guerra. Fue así como más por razones políticas que por estratégicas, finalmente prevaleció la visión inglesa y se optó por la invasión de Sicilia.

General estadounidense George Patton (derecha) con el mariscal británico Bernard Montgomery (izquierda) estudiando un mapa de la Isla de Sicilia.

Bajo el nombre de “Operación Husky”, los Aliados iniciaron los preparativos para la invasión de Sicilia por parte del XV Grupo de Ejércitos al mando del comandante estadounidense Dwight Eisenhower y gestionado por el general británico Harold Alexander. La primera punta de lanza sería el VII Ejército Estadounidense del valorado general George Patton que incluía el II Cuerpo del General Omar Bradley con la 1ª División de Infantería «Big Red One» y las 9ª y 45ª Divisiones de Infantería, las cuales desembarcarían en las playas entre Puntra Bracetto y Torre di Gaffe a lo largo de 80 kilómetros al sur de Sicilia; mientras que en reserva listo para intervenir quedaría el Cuerpo Provisional del general Geoffrey Keyes con la 2ª División Blindada, la 3ª División de Infantería y la 82ª División Aerotransportada, esta última preparada para saltar sobre la retaguardia enemiga. La segunda vanguardia destinada a desembarcar en un frente de 76 kilómetros de largo sobre la parte oriental de la isla entre Cabo Pachino y Cabo Ognina la comprendía el VIII Ejército Británico del mariscal Bernard Montgomery con el XIII Cuerpo del general Miles Dempsey que incluía las 5ª, 50ª y 78ª Divisiones de Infantería, la 4ª Brigada Blindada, la Brigada Malta y la 1ª División Aerotransportada, cuyos paracaidistas caerían tras la retaguardia; además del XXX Cuerpo del general Oliver Leese integrado por la 1ª División de Infantería Canadiense, la 51ª División de Infantería Escocesa «Highland», la 231ª Brigada de Infantería, la 1ª Brigada Blindada Canadiense y la 23ª Brigada Blindada. También en menor medida participaría la Francia Libre enviando al 4º Tabor Marroquí de tropas coloniales que se integró con los norteamericanos. Una vez urdido el plan y considerando que las dos cabezas de playa fuesen ocupadas con sus 210 kilómetros de litoral, Montgomery avanzaría hacia el norte para asegurar Augusta, Siracusa, los aeródromos de la llanura de Catania y cerrar el Estrecho de Messina; mientras que Patton marcharía hacia el centro por Gela y Licata para aislar al enemigo y hacerse con el estratégico puerto de Palermo.

Meses antes de producirse el desembarco ya comenzaron las operaciones de hostigamiento contra Sicilia. Por ejemplo desde el aire la isla fue sometida a duros bombardeos sobre sus puertos, aeródromos, defensas y nudos de comunicaciones que poco a poco fueron siendo reducidos a escombros, exactamente igual que objetivos en Cerdeña, Creta y el sur de Grecia para confundir al enemigo. También los estadounidenses contrataron a miembros de la Mafia a través de intermediarios en el puerto de Nueva York, organización criminal existente en Sicilia que ayudó a recopilar información de las defensas italianas escondiendo agentes y distribuyendo panfletos antibelicistas entre los soldados italianos de origen siciliano para causar desmoralización. Por último, otro movimiento estratégico fue la invasión de la Isla de Panteleria el 11 de Julio y de la Isla de Lampedusa el día 12, ambas muy próximas a Sicilia que cayeron sin presentar resistencia.

Aproximadamente los Aliados desplegaron un total de 467.000 soldados estadounidenses, británicos, canadienses, australianos, sudafricanos, franceses libres y marroquís (de los que 160.00 desembarcarían en la primera oleada); además de un material de 600 tanques, 1.800 cañones, 14.000 vehículos, 4.000 aviones, 1.370 navíos de guerra y 1.124 lanchas de desembarco.

XV Grupo de Ejércitos Aliado:
VII Ejército Estadounidense
·II Cuerpo
-1ª División de Infantería «Big Red One»
-9ª División de Infantería
-45ª División de Infantería
·Cuerpo Provisional
-2ª División Blindada
-3ª División de Infantería
-82ª División Aerotransportada
VIII Ejército Británico
·XIII Cuerpo
-5ª División de Infantería
-50ª División de Infantería «Northumbrian»
-78ª División de Infantería
-1ª División Aerotransportada
-4ª Brigada Blindada
-Brigada Malta
·XXX Cuerpo
-1ª División de Infantería Canadiense
-51ª División de Infantería Escocesa «Highland»
-231ª Brigada de Infantería
-1ª Brigada Blindada Canadiense
-23ª Brigada Blindada
·Fuerzas Francesas Libres
-4º Tabor Marroquí

Eje

El Eje estaba completamente dividido en opiniones sobre al siguiente movimiento de los Aliados. Al mando de toda la fuerza defensiva estaba el general italiano Alfredo Guzzoni, teniendo como subordinado al mariscal alemán Albrecht Kesselring, dos personalidades muy distintas. El mismo Duce Benito Mussolini no dudaba de que el próximo objetivo de los anglo-americanos iba a ser Sicilia, exactamente igual que Guzzoni o el jefe del Estado Mayor Vittorio Ambrosio. Sin embargo los alemanes, incluyendo Kesselring, pensaban que el desembarco podía efectuarse en cualquier sitio menos en Sicilia, ya fuese en Grecia, Córcega, Cerdeña o los Balcanes. Pero si por las dudas fueran pocas, también respecto a la posibilidad de invasión a Sicilia los mandos estaban enfrentados, ya que Kesselring pensaba en un desembarco sobre la parte occidental de la isla, mientras que Guzzoni estaba muy seguro de que lo harían en la parte oriental, tal y como de hecho sucedió en la realidad.

Quienes sacaron de dudas a los alemanes, aunque erróneamente, fueron los propios ingleses con la llamada “Operación Carne Picada (Operation Mincemeat)”. Este engaño ideado por el teniente naval Ewen Montague consistió en manipular el cadáver de un indigente muerto de pulmonía, al que tras congelarle se le vistió de piloto militar, se le dotó de una falsa identidad con el nombre de William Martín, se le inventó un pasado e incluso se le entregó una cartera con contenido militar secreto. A continuación se embarcó el cadáver en el submarino HMS Seraph, realizando un viaje de varios días en una cámara frigorífica, hasta que finalmente fue lanzado al agua frente a España en las costas del Golfo de Cádiz. Increíblemente el 30 de Abril el cadáver fue encontrado flotando por un pescador español que en seguida lo recogió y lo entregó a las autoridades. Los españoles, por aquel entonces bajo el Gobierno de Francisco Franco y simpatizantes al Eje, permitieron a los alemanes investigar el cadáver y hacer una copia de los documentos de la cartera antes de que el cuerpo fuese devuelto al vicecónsul local inglés Francis Haselden. Sin embargo los documentos del cadáver eran falsos, ya que según estos el desembarco aliado se produciría en las costas griegas del Peloponeso y Cerdeña. Los alemanes picaron el anzuelo y en lugar de trasladar sus mejores tropas a Sicilia, lo hicieron al resto de objetivos señalados en los documentos sin tener en cuenta que todo podía ser una estratagema. Gracias a este engaño las únicas fuerzas importantes en Sicilia fueron las de los italianos que permanecieron al completo, acompañadas de algunas divisiones alemanas de menor envergadura. Precisamente de no haber sido por el cadáver del “hombre que nunca que existió”, la batalla por Sicilia hubiese tenido un desenlace muy incierto.

Mapa de Sicilia, «Operación Husky». Situación de las posiciones de Aliados y Eje.

Separadas estaban las fuerzas ítalo-germanas para la defensa de Sicilia. El grueso mayoritario lo componía el VI Ejército Italiano con el XII Cuerpo integrado por la 26ª División de Montaña «Assietta», la 28ª División de Infantería «Aosta» y las 202ª, 207ª y 208ª Divisiones de Costa; el XVI Cuerpo organizado por la 4ª División de Montaña “Livorno” y la 54ª División Blindada “Napoli», más las 206ª y 213ª Divisiones de Costa, además de las 18ª y 19ª Brigadas de Costa; mientras que de manera independiente actuaron las guarniciones de la Marina Real Italiana (Regia Marina) de Augusta-Siracusa, Trapani y Messina-Reggio Calabria. Por su parte el Ejército Alemán contaba con el XIV Cuerpo Panzer formado por la 1ª División Paracaidista y la 29ª División Panzergrenadier, dejando en reserva a la 15ª División Panzergrenadier y la División Panzer «Hermann Goering» de la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe).

Aproximadamente el Eje desplegó a 290.000 soldados (175.000 tropas de línea y 115.000 auxiliares) entre los que había 230.000 italianos (130.000 tropas de línea y 100.000 auxiliares) y 60.000 alemanes (45.000 tropas de línea y 15.000 auxiliares); además de un material de 1.500 cañones, 265 tanques (165 alemanes y 100 italianos) y 1.500 aviones (800 alemanes y 700 italianos).

Ejército Ítalo-Alemán:
VI Ejército Italiano
·XII Cuerpo
-26ª División de Montaña «Assietta»
-28ª División de Infantería «Aosta»
-202ª División de Costa
-207ª División de Costa
-208ª División de Costa
·XVI Cuerpo
-4ª División de Montaña «Livorno»
-54ª División Blindada «Napoli»
-206ª División de Costa
-213ª División de Costa
-18ª Brigada de Costa
-19ª Brigada de Costa
·Guarniciones de la Marina Real Italiana
-Guarnición de Augusta-Siracusa
-Guarnición de Trapani
-Guarnición de Messina-Reggio Calabria
Ejército Alemán
·XIV Cuerpo Panzer
-1ª División Pacaidista
-29ª División Panzergrenadier
·Reserva
-15ª División Panzergrenadier
-División Panzer «Hermann Goering»

Operación Husky

A las 18:00 horas de la tarde del 9 de Julio de 1943, comenzó el preludio de la “Operación Husky” mediante un fortísimo bombardeo de aviones sobre las ciudades de Siracusa, Catania, Caltanisetta y Palazzolo Acreide que dejó innumerables civiles muertos. Una hora después, sobre las 19:00, aviones de reconocimiento italianos avistaron a la Flota Aliada procedente de Túnez navegando en dirección Sicilia sobre el Mar Mediterráneo. Se trataba del grueso de invasión, la cual curiosamente sufrió la primera víctima mortal de la “Operación Husky” cuando un soldado inglés cayó al agua por culpa de un mareo y se ahogó perdiendo la vida.

Paracaidistas aliados sobre Sicilia.

Durante la noche del 9 al 10 de Julio de 1943, las fuerzas paracaidistas procedentes de Túnez de la 1ª División Aerotransportada Británica comenzaron a saltar entre Catania y Siracusa, mientras la 82ª División Aerotransportada Estadounidense lo hacía por detrás de Gela. La «Operación Ladbrooke» en la que se tenían depositadas grandes esperanzas, fue un completo fracaso debido a la falta de experiencia de los paracaidistas, a la escasa luz lunar aquella noche y a un viento lateral que movió mucho a los aviones y que los pilotos bautizaron como «Viento de Mussolini». Por ejemplo de los 144 planeadores Horsa de la 1ª División Aerotransportada Británica con 1.700 efectivos únicamente 12 aterrizaron en el lugar correcto, otros 54 tomaron tierra en sitios equivocados dentro del territorio enemigo y 71 fueron destruidos al estrellarse contra el mar, muriendo ahogados en estos últimos un total de 326 soldados y falleciendo por otras causas 279. Curiosamente hubo un Horsa que llegó a nado a una playa porque la tripulación utilizó su planeador a modo de barco, utilizando sus fusiles como remos para impulsarse hacia la costa. Tampoco los 3.000 paracaidistas de la 82ª División Aerotransportada lo pasaron mejor porque debido a los cañones antiaéreos que dispararon desde Niscemi, Ponto Olivo y Gela, la mayoría saltaron descontroladamente y cayeron dispersos sobre el sur de Sicilia, siendo cientos de ellos capturados por las patrullas italianas, a excepción de los 425 que descendieron sobre Piano Lupo. Ante esta situación tan adversa, lo único que pudieron hacer los paracaidistas fue dañar los tendidos telefónicos y esconderse para no ser atrapados. De hecho los escasos asaltantes que tuvieron algún éxito fueron los 100 comandos de un planeador británico que aterrizó junto a Anapo, quienes tras lograr hacerse con el Puente Grande, vital para enlazar el sur de la isla con Siracusa, tuvieron que defenderlo de varios contraataques italianos hasta quedar los ingleses reducidos a 15 soldados y no tener más opción que rendirse.

Izquierda: Buques norteamericanos ardiendo por culpa de los ataques aéreos italianos en Sicilia. Derecha: Un bombardero en picado italiano Junkers Ju 87 Stuka como el que hundió al destructor USS Maddox.

Sobre las 2:45 de la noche del 10 de Julio de 1943, centenares de lanchas cargadas cada una con 35 soldados norteamericanos, británicos o canadienses empezaron a acercarse a las costas de Sicilia guiadas por balizas luminosas que previamente los submarinos ingleses HMS Seraph, HMS Unruffled, HMS Unseen y HMS Unrivalled habían lanzado al agua. Muchas de las tropas lo hicieron con retraso debido a los fuertes vientos que azotaban los transportes y a las olas que chocaban contra sus cascos, las cuales hicieron muy difíciles las maniobras de aproximación de las lanchas a las redes de descenso para los soldados. Mientras tanto, las baterías costeras italianas abrieron fuego contra la primera oleada de invasión, hundiendo numerosas embarcaciones; al mismo tiempo que desde el mar, los cruceros y destructores norteamericanos respondieron con disparos de contrabatería y por primera vez con bombas de fósforo blanco, destruyendo algunos cañones italianos y dos focos reflectores, aunque no acallando a la mayoría que continuaron lanzando mortales proyectiles. También sobre el cielo aparecieron aviones alemanes e italianos que arremetieron contra los navíos enemigos como por ejemplo un escuadrón de bombarderos en picado Stukas italianos que hundieron al destructor estadounidense USS Maddox al que provocaron 212 muertos. Casi al mismo tiempo el dragaminas norteamericano USS Sentinel, justo después de abatir dos aviones Messerschmitt Bf 210 alemanes con sus ametralladoras, fue alcanzado por las bombas y hundido. Ni siquiera se salvaron de la aviación ítalo-germana embarcaciones menores como la LST-313 tras ser pulverizada de un impacto que mató a 21 tripulantes, o la LST-345 que a causa de una incursión colisionó accidentalmente con la cañonera USS PC-621.

Tropas británicas desembarcan en Sicilia.

Justo a las 4:30 horas de la madrugada la primera oleada comenzó el desembarco. Todo salió mal desde el principio porque antes de llegar a la playas muchas lanchas quedaron encalladas en los escollos y bancos de arena, mientras que otras fueron sometidas a las ráfagas de ametralladoras en cuanto las rampas se abrieron, muchos de cuyos ocupantes se ahogaron en el agua ante la inesperada profundidad en varios de sus puntos. Nada más salir de las embarcaciones y correr sobre las playas de arena y cantos rodados, numerosos soldados aliados fueron acribillados y la mayoría de los pelotones desorganizados a lo largo de extensos kilómetros de costa. Los norteamericanos se llevaron la peor parte porque la 1ª División de Infantería “Big Red One” quedó clavada en la misma playa bajo un intenso fuego italiano de morteros y cañones emplazados entre el Cabo Soprano y Lungo, los cuales con el apoyo de 35 tanques Renault R-35 provocaron a los estadounidenses numerosas bajas; al menos hasta que el crucero USS Savanah desde el mar pulverizó las posiciones enemigas sobre la Ruta 115 y los norteamericanos pudieron avanzar hacia las calles de la misma ciudad de Gela, donde de nuevo fueron frenados ante la férrea resistencia de las tropas italianas que se ocultaban entre los escombros. Por si fuera poco los soldados de la 4ª División de Montaña «Livorno» desencadenaron un contraataque con 38 tanques modelos Fiat 3000 y Renault R-35 desde Ponto Olivo y que todavía complicaron más las cosas para los norteamericanos al destruirles el muelle de carga, hundirles una lancha LST y hacer numerosos prisioneros a costa de solamente tres blindados italianos destruidos. Por suerte la intervención en el último instante de las baterías del destructor USS Shubrick y el emplazamiento de un cañón de 37 milímetros en el centro de Gela con el que pulverizaron uno de los blindados Renautl R-35, generó el pánico entre los italianos y provocó su repliegue hacia la Ruta 117.

Simultáneamente en Licata, la 45ª División de Infantería desembarcó en la playa y encontró una fuerte oposición italiana encajando numerosas bajas, aunque en última instancia pudo proseguir hacia el interior. Más allá del Cabo Pachino en el norte, los británicos y canadienses que pisaron la orilla tuvieron más suerte porque la resistencia de los italianos en la costa fue mínima, a excepción de los sectores asignados a la 5ª División de Infantería y la 51ª División de Infantería Escocesa “Highland”, en cuya franja de terreno tuvieron que abrirse paso a tiros. También los comandos que se adelantaron al grueso de invasión cosecharon éxitos como la toma de Monte Castellazzo por parte de los Marines Reales (Royal Marines), la neutralización de Torre Orgina por las SAS o la captura de 200 prisioneros italianos y la batería «Lamba Dori» de 152 milímetros en Murro di Porco por las fuerzas especiales.

Finalmente a las 10:00 horas de la mañana, tras más de seis horas de intensos combates, los Aliados ya habían asegurado todas las cabezas de playa previstas de la siguiente manera: los estadounidenses profundizaron 15 kilómetros hacia el interior conquistando las ciudades de Gela, Licata, Santa Croce Camerina, el Puente Dirillo y el nudo de comunicaciones de Piano Lupo; mientras que los anglo-canadienses se hicieron con el control del aeródromo en el Cabo Pachino y entraron en las ciudades de Cassibile, Casanuova, Avola y Noto.

Batalla de Gela

Nada más conocerse los puntos reales del desembarco enemigo, el general Alfredo Guzzoni reaccionó iniciando un contraataque inmediato al sur de Sicilia con las siguientes fuerzas: la 4ª División de Montaña “Livorno” y la División Panzer “Hermann Goering” hacia Gela, las 26ª División de Montaña “Assieta” y 15ª División Panzergrenadier hacia Licata y Canicatti; y a la 54ª División Blindada “Napoli” a Siracusa.

Contraataque de los tanques Tiger de la División Panzer «Hermann Goering» en Gela.

Gela, una ciudad portuaria habitada por 40.000 habitantes y defendida por la 1ª División de Infantería Estadounidense “Big Red One”, centró la atención de todas las operaciones el 11 de Julio cuando el Eje desencadenó un ataque en pinza al oeste de la metrópoli con las tropas italianas de la 4ª División de Montaña“Livorno” y desde el este con los 17 tanques Tiger alemanes de la División Panzer “Hermann Goering». Superados en número y material, los estadounidenses se adelantaron a sus enemigos ocupando posiciones en el Aeródromo de Ponte Olivo, infraestructura fácilmente defendible desde la que resistieron los asaltos de las tropas italianas gracias a los 500 proyectiles de gran calibre de 152 milímetros que lanzó el crucero USS Savannah. Más complicado lo tuvieron con la División Panzer “Hermann Goering” al disponer únicamente de inútiles bazookas para perforar la coraza de los Tiger, por lo que inevitablemente tuvieron que replegarse hacia el sector Piano Lupo, una línea fortificada en la que aguantaron lo suficiente gracias a que unidades paracaidistas de retaguardia procedentes de Vittoria distrajeron a la infantería alemana cerca del Puente Dirillo. No obstante y a pesar de los esfuerzos, los alemanes entraron en las calles de Gela y barrieron a los estadounidenses en la periferia después de situarse a únicamente 2 kilómetros de las playas, lugar desde donde cañonearon la costa hundiendo varias barcazas de desembarco y pulverizando a tanques y material descargado sobre la arena. Sin embargo a las 14: 00 horas de la tarde, aparecieron frente a las playas los cruceros USS Savannah, USS Boise y HMS Abercrombie, que junto a los destructores USS Shubrick, USS Jeffres, USS Butler y USS Glennon, bombardearon intensamente a los alemanes en Gela, logrando destruir un tercio de sus tanques en la ciudad. De hecho, solamente el crucero USS Boise llegó a eliminar 13 blindados Tiger en pocos minutos. Mientras tanto, 40 aviones alemanes intervinieron en el mar, aunque sólo lograron hundir al carguero SS Robert Rowan tras ser alcanzado por una bomba en el depósito de munición que lo hizo estallar en una espectacular explosión vista desde una buena parte de la isla. Fue así, como incapaces de enfrentarse a las baterías navales, los ítalo-germanos iniciaron la retirada a las 19:00 horas de la tarde, refugiándose los tanques en Niscemi y la infantería en Caltagirone.

Explosión del carguero norteamericano SS Robert Rowan justo después de ser alcanzado por un avión alemán y hundido.

Simultáneamente a lo sucedido en Gela, la 26ª División de Montaña “Assieta” y 15ª División Panzergrenadier realizaron una operación similar contra la 45ª División de Infantería Estadounidense estacionada en Licata, la cual fácilmente pudo desbaratar el contraataque germano-italiano con la ayuda de las baterías navales de cruceros y destructores. Igualmente los británicos también repelieron a la 54ª División Blindada “Napoli” que les atacó, haciéndose además durante el trayecto con la localidad de Palazzolo.

Flota Estadounidense (US Navy) defendiéndose de los ataques aéreos del Eje.

Al final de aquel día 11 ocurrió una terrible tragedia en el bando norteamericano que pudo haberse evitado de no ser por una negligencia de los mandos. Todo ocurrió cuando el general Patton en Gela solicitó que desde el Norte de África le enviasen refuerzos paracaidistas de la 82ª División Aerotransportada para fortalecer el frente de los contraataques ítalo-germanos. La petición fue escuchada y desde Túnez despegaron 144 aviones de transporte C-47 Dakota con 2.000 paracaidistas a bordo del 504º Regimiento. El viaje transcurrió con normalidad hasta que los aparatos empezaron a pasar por encima de la flota de invasión estadounidense a 250 metros de altitud que por aquel entonces se encontraba anclada frente a las costas de Sicilia. Sorprendentemente nadie había avisado a los barcos sobre la presencia de los transportes que estaban les sobrevolando y erróneamente creyeron que se trataba de aviones enemigos. De repente toda la flota abrió fuego con centenares de cañones antiaéreos y baterías contra sus propios aparatos. Estupefactos los pilotos de los C-47 Dakota, intentaron maniobrar entre los disparos y explosiones de manera inútil porque un buen número de aparatos fueron alcanzados y cayeron ardiendo al mar con toda la tripulación. Un total de 23 aviones C-47 Dakota fueron derribados por fuego amigo con la escalofriante cifra de 547 bajas, entre estas 164 muertos y 383 heridos. Por si fuera poco el resto de aviones fueron dispersados por los fogonazos navales y sólo 400 paracaidistas aterrizaron en su objetivo situado entre Gela y Farello.

Caída de Augusta y Siracusa

Soldados escoceses en Noto.

Uno de los sucesos más sorprendentes de la campaña de Sicilia fue la caída del complejo defensivo Augusta-Siracusa, una línea costera considerada por los Aliados como el bastión más dignamente fortificado de la isla y el que ofrecería más resistencia. No obstante su captura significó algo totalmente fuera de lugar. Ya 48 horas antes, justo cuando se produjo la invasión de Sicilia, el almirante Priamo Leonardi, encargado de la defensa de este sector, ordenó la colocación de explosivos en las principales baterías y cañones, además de trasladar el puesto de mando a Melilli, uno de los pueblos del interior. Para el 12 de Julio los 400 alemanes que defendían Augusta fueron los primeros en cursar la orden de evacuación y salir de la ciudad. Poco después los miles de soldados, marineros y aviadores italianos les siguieron tranquila y ordenadamente en dirección hacia Catania, colapsando la carretera y encontrándose con puestos de control, cuyos centinelas no dieron crédito a como los defensores de aquella poderosa guarnición como huían de sus puestos sin ni siquiera haber pegado un sólo tiro. Todo el mundo abandonó inexplicablemente Augusta y Siracusa tras destruir los artilleros con explosivos sus propias baterías ante la pasmosidad del general Guzzoni, incluso hubo oficiales italianos que abandonaron a sus hombres con tal de esconderse en pueblos cercanos. Fue la cobardía más absoluta; gracias a la cual a las 10:35 del 12 de Julio el destructor inglés HMS Exmoor y el griego libre Kanaris entraron en la Bahía de Augusta sin encontrar a nadie, aunque por seguridad se retiraron después de recibir algunos disparos procedentes del Monte Taura efectuados por parte de la diminuta milicia fascista local. Al día siguiente, el 13 de Julio, las tropas del VIII Ejército de Montgomery conquistaron Augusta y Siracusa sin encontrar oposición ni encajar una sola baja.

Desembarco en Gela de refuerzos estadounidenses con tanques Sherman.

Desembarco en Gela de refuerzos estadounidenses con tanques Sherman.

Mientras tanto aquel 13 de Julio, las cosas mejoraron notablemente en la zona norteamericana. Gela estaba ya casi fuera de peligro y los estadounidenses pudieron ampliar su cabeza de playa tras hacerse con los aeródromos de Comiso, Biscari y Ponte Olivo. También durante ese tiempo se sumó a la lucha la recién desembarcada 3ª División de Infantería que ayudó en el avance hacia Caltagirone y Valguarnera. Sin embargo el acoso a la Flota Aliada por parte de la aviación ítalo-germana continuó haciendo estragos en el Mar Mediterráneo como el hundimiento de seis cargueros y cinco lanchas de desembarco, además de causar serios daños al portaaviones británico HMS Indomitable que tuvo que retirarse para reparar averías, al acorazado HMS Erebus, a dos destructores, tres cargueros y seis lanchas más. Incluso se produjeron algunas acciones de minisubmarinos y embarcaciones rápidas italianas que hundieron a otros cuatro cargueros y dos lanchas anfibias.

Batalla de Catania

Ante la rendición tan deshonrosa de Augusta y Siracusa, Guzzoni decidió arreglar el caos que había significado su capitulación planteando una nueva línea defensiva. La zona elegida fue el área de Catania a lo largo de Santo Stefano di Camastra, Nicosia, Leonforte y la misma ciudad de Catania; siendo las fuerzas seleccionadas para tal fin la División Panzer “Hermann Goering”, la 4ª División de Montaña “Livorno”, la 54ª División Blindada «Napoli» y diversas unidades costeras italianas.

Soldados canadienses avanzan hacia Catania.

Tras la inesperada caída de Augusta y Siracusa, los planes aliados fueron modificados respecto a los originales. La novedad fue que el VII Ejército Estadounidense de Patton ejerciese de colchón en el ala izquierda del VIII Ejército Británico de Montogomery, para que éste desde la zona de Catania pudiese avanzar hacia Messina y cerrar el estrecho brazo de mar. Por supuesto a Patton no le hizo gracia la misión de convertirse en el “saco de boxeo” de Montgomery. Patton era un general inquieto, agresivo y arrojadizo, mientras que Montgomery un clásico inglés refinado, precavido en extremo y carente de iniciativa. La actitud de Montgomery en más de una ocasión sacaría a Patton de quicio, lo que llevaría a éste a tomar sus propias decisiones sin escuchar a los mandos que preferían los métodos del primero. Sin duda alguna Patton y Montgomery eran dos generales destinados a llevarse mal y eso repercutiría decisivamente en el curso de las operaciones.

Otro de los graves casos de fuego amigo para los Aliados que tuvo lugar durante la “Operación Husky” antes de empezar la Batalla de Catania, ocurrió la noche del 13 al 14 de Julio, aunque en esta ocasión fueron los británicos de la 1ª División Aerotransportada las víctimas. La tragedia sucedió cuando 126 aviones C-47 Dakota y 19 planeadores Horsa remolcados por bombarderos Halifax y Albemarle volaron hacia Sicilia para tomar los Puentes de Primosole y Lentini en Catania. Sin embargo otra vez, en cuanto los aviones pasaron por encima de la flota, que justo unas horas antes había recibido un ataque aéreo alemán, los marineros comenzaron a disparar contra sus propios aparatos. El error terminó con el derribo de 14 aviones, entre ellos 10 C-47 Dakota, 3 Albermale y 1 Halifax. Por si fuera poco 19 transportes regresaron a sus bases sin lanzar a los paracaidistas y otros 27 perdieron la orientación dispersados por los proyectiles. Únicamente 39 aviones soltaron a sus paracaidistas entre 2 y 3 kilómetros de los puentes, lo que significó un fracaso total de la misión.

Británicos combatiendo en las calles de Catania.

Sobre las 2:15 horas los paracaidistas británicos caídos en retaguardia se hicieron fácilmente con los dos Puentes de Primosole y Lentini, ambos sobre el Río Simeto a 12 kilómetros por detrás de las líneas de avance del VIII Ejército que se encontraban defendidos por la 213ª División de Costa Italiana al mando del general Carlo Gotti y por unos reservistas con edades comprendidas entre los 40 y 50 años que se rindieron con facilidad. Sin embargo la acción sólo se cumplimentó parcialmente porque paracaidistas alemanes procedentes de Roma saltaron desde aviones en los alrededores del Puente Lentini y contraatacaron contra la instalación expulsando a los británicos sin muchas dificultades. No mucho tiempo después se produjo otro contraataque alemán con 350 efectivos acompañados por tres cañones de 88 milímetros y una batería italiana de 50 milímetros que cargaron contra el Puente Primosole defendido por 500 paracaidistas, 250 de ellos con 3 cañones antitanque en la infraestructura y otros 250 en una colina cercana apoyados desde el mar por el crucero HMS Newfoundland, los cuales tampoco pudieron resistir a los germanos y hubieron de retirarse superados con más de 100 bajas, entre estas 34 muertos. Durante la huida los británicos intentaron unirse a la 4ª Brigada Blindada y la 50ª División de Infantería «Northumbria» a 12 kilómetros de distancia, pero estas habían quedado momentáneamente detenidas por un ataque de milicias “Arditi” de los italianos. Incapaces de enlazar con sus unidades, los paracaidistas se colocaron entre dos fuegos, una situación peligrosa que se prolongó casi 48 horas y en la que sufrieron incontables pérdidas a manos de los cañones alemanes que les provocaron numerosas muertes y les destruyeron numerosos tanques Sherman. Finalmente el 16 de Julio, la 4ª División Blindada y la 50ª División de Infantería pudieron proseguir el avance y enlazar con los paracaidistas copados. Reunidas las fuerzas y bajo la cobertura de 159 cañones, los británicos reanudaron la marcha y pudieron a duras penas reconquistar el Puente Primosole, aunque fracasando a la hora de acceder al Puente Lentini porque nuevamente resultaron detenidos tras haber sufrido más de 500 bajas. Terminada esta acción que fue conocida como la Batalla del Puente Primosole, a nivel histórico constituyó el único caso de la Segunda Guerra Mundial en que dos fuerzas paracaidistas oponentes desembarcadas al mismo tiempo se enfrentaron en combate.

“Alpini” italianos de la 4ª División de Montaña “Livorno” con una pieza de artillería en Sicilia.

“Alpini” italianos de la 4ª División de Montaña “Livorno” con una pieza de artillería en Sicilia.

Mediados de Julio fue una fecha que trajo el estancamiento total del VIII Ejército Británico en el sector de Catania fuertemente defendido por las formaciones del Eje. Los únicos avances de carácter muy limitado lo consiguieron la 51ª División Escocesa “Highland” al cruzar el Río Dittaino, la 1ª División Canadiense al tomar Piazza Armenina y la 231ª Brigada de Infantería al aproximarse a Ragusa, aunque al final esta última fue repelida por la 4ª División de Montaña “Livorno”. También contra la línea en el Volcán Etna los británicos se estrellaron en infinidad de ocasiones sin poder pasar un solo metro. Fue entonces cuando Montgomery intentó cruzar la alta montaña partiendo de Leonforte en dos alas que rodearían el volcán por Troina y Randazzo. Sin embargo la ofensiva también fracasó porque el ataque de la 50ª División de Infantería «Northumbria» siguiendo el curso del Río Simeto fue rechazada sobre Fosso Botacetto entre el 17 y 18 de Julio, la 5ª División de Infantería falló en el asalto contra Misterbianco el 19 y la 51ª División Escocesa “Highland” fue expulsada del Río Dittaino. Tampoco la 1ª División Canadiense cosechó las expectativas esperadas porque tardó casi una semana en ocupar Assoro y Leonforte a costa de 275 bajas propias tras el ataque a un castillo normando de la Edad Media, mientras que la 51ª División Escocesa “Highland” volvió a ser rechazada de Gerbini con un trágico saldo de 178 escoceses muertos entre 18 oficiales y 160 soldados, además de 8 tanques Sherman destruidos.

Patton ataca Palermo

Incapaz el VIII Ejército Británico de proseguir el avance después de la gran cantidad de bajas sufridas, los ingleses de manera humillante tuvieron que solicitar ayuda al VII Ejército Estadounidense a pesar de haber estado hasta ese momento despreciando a los norteamericanos. Curiosamente el mismo general Omar Nelson Bradley que siempre había sido contrario a la manera de llevar la «Operación Husky» por parte de Montgomery, llegó a decir del mariscal inglés: «Su jugada ha sido la más arrogante, egoísta, desconsiderada y peligrosa de la Segunda Guerra Mundial»; mientras que el general Walter Bedell Smith le calificó como «auténtico hijo de puta». Inmediatamente a este cambio de planes que comenzó a generar fracturas de mando entre los Aliados, el general Patton organizó una estrategia alternativa consistente en invadir toda la parte occidental de Sicilia hasta Palermo, para luego converger por el norte hacia Messina y rodear desde la retaguardia las posiciones del Eje en el Volcán Etna y Catania. Para ello hizo venir de la reserva al Cuerpo Provisional compuesto por la 3ª División de Infantería, la 82ª División Aerotransportada y el 4º Tabor Marroquí de la Francia Libre, este último con 900 tiradores musulmanes acompañados por 117 caballos y 126 mulas.

«Bersaglieri» italianos defendiendo su patria con un cañón anticarro.

La ofensiva de Patton empezó de manera arrolladora apoyado por fuertes concentraciones de artillería, aviación y tanques. Las primeras localidades en caer fueron Porto Empedocle y Caltanisseta. Sobre Agrigento la dificultad fue mayor porque los norteamericanos se enfrentaron a las tropas de élite “Bersaglieri” italianas del coronel Fabrizio Storti que les rechazaron en varias ocasiones con importantes bajas, hasta que finalmente tras una heroica resistencia terminaron por rendirse gracias a los cañonazos del acorazado USS Philadelphia (aunque sus proyectiles causaron algunas bajas norteamericanas por fuego amigo). Reanudado el avance, las fuerzas de Patton tomaron a partir del 20 de Julio las localidades de Enna, Santa Caterina y Petralia tras recorrer prácticamente toda la isla de punta a punta y cortar el día 22 la carretera de Termini Imerese. Hasta entonces el único revés serio para los estadounidenses fue la destrucción de una columna acorazada entera en el Desfiladero de Favarotta, donde unos autopropulsados italianos Semonovente 95/53 aniquilaron a todos los tanques Sherman de vanguardia antes de replegarse entre la vegetación y dejar abierto el paso hacia Palermo.

Por fin el 22 de Julio el VII Ejército Estadounidense con Patton a la cabeza y sin encontrar apenas oposición conquistó el puerto de Palermo. La guarnición italiana se rindió al completo o huyó sin ofrecer casi resistencia antes de hundir 44 barcos pesqueros para bloquear el dique. De manera sorprendente los estadounidenses fueron recibidos jubilosamente por la población civil que en algunos casos llegaron a arrojarles flores al paso de los carros, a lo que las tripulaciones respondieron lanzando tabletas de chocolate, chicles y cigarrillos. La razón de tal recibimiento fue que muchos de los soldados estadounidenses eran ítalo-americanos de origen siciliano que se sentían como en su propia casa; además de la promesa por parte de los mandos aliados de garantizar la libertad de todos los prisioneros sicilianos en el plazo máximo de un mes (aproximadamente un 75% de los presentes en la isla, de los cuales 33.000 serían licenciados antes de terminar la campaña).

Tanques Shermans de Patton entrando triunfales en Palermo.

Una de las principales consecuencias de la pérdida de Palermo fue el golpe psicológico que causó políticamente en Italia y en especial a las instituciones fascistas. Benito Mussolini fue depuesto por el Gran Consejo Fascista el 24 de Julio de 1943 y al día siguiente, el 25, arrestado por el Rey Víctor Manuel III. Acto seguido el monarca organizó un golpe de Estado que provocó la caída del fascismo y la instauración de una administración político-militar de carácter provisional dirigida por el mariscal Pietro Badoglio. No obstante el Gobierno de Badoglio, aunque inició conversaciones de paz con los Aliados en secreto, declaró que la guerra continuaba y por tanto la batalla por Sicilia también.

Batalla de Troina

Con la caída del fascismo en Italia, las tropas italianas que defendían Sicilia empezaron a flaquear, aunque eso no significó que dejaran de combatir. A pesar de todo, la desmoralización italiana se dejó notar cuando se reanudaron las operaciones británicas en Catania contra el Volcán Etna. Por ejemplo la misma noche del 25 de Julio se ocupó la ciudad de Cefalú y en los días posteriores Castelbuono y Leonforte. Por otro lado la 1ª División Canadiense se hizo con Agira el 28 y al caer la noche los británicos de la 78ª División de Infantería se apoderaron de Catenanuova. Hubo incluso un pequeño desembarco anfibio de los comandos SAS en el Cabo d’Alí que acabó con la toma de Scaletta Zanclea. Finalmente, el último avance no se realizó hasta el 3 de Agosto con la captura primero de Centuripe y posteriormente de Adrano, antes de que la resistencia germano-italiana volviese a paralizar las operaciones del VIII Ejército Británico.

Patton mientras tanto había reanudado la marcha desde Palermo por la costa septentrional de Sicilia en dirección Messina. El VII Ejército Estadounidense se encontraba en unas condiciones muy favorables porque no estaba tan desgastado como los británicos y el puerto de Palermo, abierto al tráfico naval recientemente en un 66% de su capacidad, empezó a recibir suministros y refuerzos como los hombres de la 9ª División de Infantería traída de la reserva. Fue así como los norteamericanos avanzaron como rayos y el 3 de Agosto conquistaron Santo Stefano, una localidad próxima a Troina.

Tanques Stug alemanes en las ruinas de un pueblo siciliano.

Troina se convirtió en la batalla más sangrienta para Estados Unidos durante toda la campaña por Sicilia. Desde que comenzaron las operaciones por esta ciudad, los estadounidenses fueron rechazados una y otra vez por los defensores alemanes de la 29ª División Panzergrenadier muy bien atrincherados entre Cerami y el Monte Basilio. El general Omar Bradley, quién en esos instantes se encontraba frente a la posición enemiga, ordenó el bombardeo masivo de Troina el 4 de Agosto. Los cañones pesados estadounidenses de 18 batallones de artillería con 135 piezas de diversos calibres martillearon intensamente Troina y dos oleadas de 72 cazas soltaron sus bombas sobre la ciudad. Troina fue reducida a polvo y escombros con numerosos habitantes italianos muertos. Cuando se produjo el ataque por tierra los norteamericanos descubrieron que las ruinas de la ciudad todavía ofrecían mejor cobertura a los alemanes que de nuevo los rechazaron con fuertes bajas. Al día siguiente, el 5, los estadounidenses nuevamente reanudaron el bombardeo contra Troina apenas sin alcanzar a sus oponentes, aunque para su desgracia tres aviones P-51 Mustang sí acertaron por error con sus bombas al cuartel general estadounidense que destruyeron al completo. Como de costumbre todos los asaltos norteamericanos fueron rechazados por los alemanes con elevadas pérdidas.

Todo parecía complicarse para los norteamericanos, de no ser porque el 6 de Agosto, Patton salvó la situación en Troina. Gracias al arrojadizo general que con sus vanguardias de la 9ª División de Infantería pudo conquistar la localidad de Cesarò y asegurar Sant’ Agata con el desembarco anfibio de un pequeño destacamento en la costa, la situación alemana en Troina peligró ante la amenaza de verse la guarnición rodeada por los flancos. Por este motivo, los alemanes ordenadamente abandonaron Troina y se replegaron hacia Messina. Acto seguido, los estadounidense con Omar Bradley a la cabeza entraron en la ciudad.

Paracaidistas norteamericanos de la 82ª División Aerotransportada.

Una de las víctimas que se cobró la Batalla de Troina fue al mismo general Patton, aunque no físicamente, sino militarmente. Esto sucedió cuando Patton visitó uno de los hospitales a las afueras de Troina que albergaba a más de 350 heridos durante la batalla, lugar en el que contempló orgulloso como aquellos soldados soportaban el dolor de las heridas más terribles. Sin embargo, justo antes de marcharse, encontró a un chico sano sentado sobre una caja al que fue a preguntar. La conversación se desarrolló de la siguiente manera: “¿qué te sucede muchacho?” (Patton); “nada, sólo que no lo soporto” (chico); “¿el qué no soportas?” (Patton); “no soporto que nadie me dispare” (chico); «¿quieres decir que estás aquí para evitar cumplir con tu deber?” (Patton). Entonces el muchacho se echó a llorar y Patton furioso por su reacción le gritó, le calificó de cobarde delante de todo el mundo y le abofeteó con su guante. La regañina de Patton surgió efecto porque inmediatamente el chico salió del hospital, regresó a su sección y se puso a combatir ya sin miedo. No obstante el suceso se filtró a la prensa y la opinión pública quedó escandalizada al creer que los mandos pegaban a sus soldados, una idea por supuesto exagerada, pero que le pasó factura al general Patton al ser inhabilitado del mando durante un año, aunque por lo menos se le permitió concluir la campaña de Sicilia, gesta que realizaría brillantemente.

Evacuación de Messina

Oficialmente el 26 de Julio de 1943, tanto Guzzoni como Kesselring decretaron la evacuación de toda Sicilia a través del puerto de Messina bajo el nombre de «Operación Lehrgang». De ello se encargarían el contralmirante italiano Pietro Barone, teniendo como subordinados al capitán alemán Gustav Von Libenstein y al comandante Ernst Baade, quienes organizaron una serie de rutas navales de ida y vuelta a lo largo de doce puntos en ambas costas, desplegando sobre el Estrecho de Messina un dispositivo antiaéreo de 220 piezas (130 en Calabria y 90 en Sicilia) repartidas en seis sectores (tres en el continente y tres en la isla); así como diez baterías navales (cuatro italianas de 280 milímetros, dos de 152 milímetros y cuatro alemanas de 170 milímetros) y 150 cañones móviles para repeler un posible ataque desde el mar. Así se hizo por parte de las fuerzas del Eje, aunque lo cierto fue que un gran número de italianos prefirieron rendirse a los Aliados con tal de no combatir nunca más. Los alemanes por otro lado, ya cansados de hacer el trabajo de unos italianos que evitaban luchar, decidieron imitarles y el dia 27 abandonaron su deber en la defensa de Nicosia ante la estupefacción de Guzzoni.

Poco a poco el frente bélico se fue desatascando para los Aliados sobre todos los sectores. El 8 de Agosto las fuerzas de Patton conquistaron San Fratello y las de Montgomery las localidades de Bronte, Riposto y Floresta. Pero una vez más las fuerzas británicas quedaron detenidas en la carretera de la costa debido a que los alemanes de la División Panzer “Hermann Goering” la minaron y volaron grandes cantidades de roca que bloquearon el camino, lo que obligó a los ingleses a traer desde Inglaterra a unos especialistas canadienses en excavación de galerías. Los únicos que no encontraron oposición en su camino hacia Messina fueron los norteamericanos que con la 9ª División de Infantería tomaron Randazzo (pueblo reducido a escombros con sólo cuatro casas intactas) y con la 3ª División de Infantería la ciudad de Brolo tras poner en retirada a la 29ª División Panzergrenadier. Simultáneamente se efectuaron dos desembarcos anfibios desde el mar con los que se ocuparon Falcone y el Monte Cipolla junto al Río Zapulla, este último objetivo mediante el apoyo naval del crucero USS Philadephia.

Morteros italianos intentan ralentizar el avance aliado.

A kilómetros del frente, los ítalo-germanos en el Estrecho de Messina habían comenzado la evacuación mediante navíos y embarcaciones de grandes cantidades de tropas y material hacia la Italia continental, en concreto al cercano puerto de Calabria. Sorprendentemente este fue uno de los mayores errores anglo-americanos de la campaña porque permitieron a sus enemigos escapar sin apenas ser molestados. Las razones fueron que a pesar de tener superioridad naval, los Aliados pensaban que el fuego cruzado de las baterías navales de Messina y Calabria hundirían a todos sus buques, lo mismo que si atacaban desde aviones los puertos fuertemente defendidos por la artillería antiaérea. Por dicho motivo se reservó a los barcos y aviones a otro tipo de operaciones como apoyar a las fuerzas de tierra, permitiendo de esta manera a las tropas germano-italianas cruzar a Italia sin ningún problema. Las únicas unidades destinadas al Estrecho de Messina fueron pequeñas lanchas torpederas, aunque sus incursiones resultaron un fracaso porque hundidas dos de estas, las HMS MTB-288 y HMS MTB-316, junto al cañonero HMS MGB-641, a manos de los aviones enemigos y las baterías costeras italianas instaladas en Calabria. La operación fue completada con éxito porque fueron evacuados un total de 102.000 soldados del Eje (62.000 italianos y 39.569 alemanes), además de un material de 47 tanques, 144 cañones (94 alemanes y 50 italianos), 10.227 vehículos (10.000 alemanes y 227 italianos), 12 mulas y 17.000 toneladas de munición.

Cuando ya prácticamente todas las fuerzas del Eje habían abandonado Sicilia, los soldados que se habían quedado en primera línea ralentizando el avance anglo-americano tuvieron que rendirse, la mayoría de ellos prisioneros italianos. Todos fueron dignamente tratados a excepción de un trágico incidente sucedido tras la captura del aeródromo de la ciudad de Biscari el 14 de Julio de 1943. Allí los soldados estadounidenses de la 1ª División de Infantería “Big Red One”, tras desarmar a los defensores del Eje, ejecutaron salvajemente mediante fusilamiento a un total de 73 prisioneros, de los que 71 eran italianos y 2 alemanes. Este incidente provocó las iras de muchos mandos justo en el momento en que Washington negociaba con Roma una salida negociada de la guerra, algo que podía entorpecer sin duda el diálogo. Por suerte Patton consiguió que se llevara al responsable de la masacre a juicio, el capitán John Compton, aunque nunca pudo juzgársele porque antes de pisar el banquillo murió a causa de una acción bélica en el frente.

Ruinas del puerto de Messina tras la evacuación del Ejército Italiano.

Finalmente la noche 16 de Agosto de 1943, un solitario regimiento norteamericano liderado por el teniente Ralph Yates alcanzó los suburbios de Messina sin encontrar oposición, justo cuando la última barcaza del Eje abandonaba los muelles. A la mañana siguiente, a las 9:00 del 17 de Agosto, el resto del VII Ejército Estadounidense entró desde el oeste por Messina y en escasos minutos la ciudad portuaria cayó sin apenas pegar un tiro. Patton organizó un desfile triunfal en Messina y apenas unas horas después lo hizo Montgomery, muy frustrado este último por haber perdido la carrera contra el carismático general norteamericano que saboreaba la victoria. Aquellos fueron los últimos polémicos compases de la batalla por Sicilia después de 39 días de combates.

Resultado

Sicilia fue una batalla muy polémica, tanto en su desarrollo como en el resultado final. Por un lado los Aliados consiguieron una victoria completa porque en el ámbito táctico pudieron conquistar la isla y en el político provocaron la caída del fascismo. No obstante tardaron mucho más de lo previsto, casi un mes y medio, a costa de unas bajas elevadísimas y por si fuera poco no consiguieron evitar el reembarque de la mayor parte de las fuerzas alemanas que se retiraron hacia Italia casi intactas.

Los Aliados sufrieron 54.918 bajas con 6.697 muertos (2.811 estadounidenses, 2.376 británicos, 562 canadienses y 860 marineros de diversas nacionalidades), 3.330 prisioneros, 22.900 heridos y 22.000 enfermos; además de resultar hundidos 15 navíos (1 destructor, 1 dragaminas, 1 cañonero, 2 lanchas torpederas y 10 cargueros) y ser derribados unos 200 aviones.

El Eje sufrió 177.216 bajas entre 9.003 muertos (4.678 alemanes y 4.325 italianos), 46.000 heridos (32.500 italianos y 13.500 alemanes) y 122.213 prisioneros (116.681 italianos y 5.532 alemanes); además de perder un material de 170 tanques, 217 cañones y 126 aviones.

Terminada la campaña de Sicilia, a los Aliados todavía les quedaba un largo camino por delante. Aquella fue la primera gran batalla de la lucha por Italia, pero todavía quedaban muchas otras. Pocos eran capaces de imaginarlo en aquel momento, pero la campaña por la nación italiana se prolongaría dos años más durante todo el resto de la Segunda Guerra Mundial hasta 1945. Una aventura que como ya había presagiado Sicilia, terminó en un auténtico baño de sangre por ambos bandos.

 

Bibliografía:

-Félix Gil Feito, Sicilia 1943. Los Aliados asaltan la Fortaleza Europa, HRM Ediciones (2013), p.53-1-128
-Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundia. Volumen 3. “10 de Julio de 1943: El desembarco en las costas de Sicilia”, S.A.R.P.E. (1978), p.1.030-1.050
-Editores de S.A.R.P.E., Crónica Política y Militar de la Segunda Guerra Mundia. Volumen 3. “Los Aliados conquistan Sicilia pero los Alemanes defienden Calabria”, S.A.R.P.E. (1978), p.1.104-1.112
-Francisco Martínez, La Batalla de Gela. Ataque Aliado por tierra, mar y aire, Revista Serga Nº100 (2016), p.20
R.G. Grant, 1.001 Batallas que cambiaron el curso de la Historia, «Invasión de Sicilia», Grijalbo, (2012), p.856
http://en.wikipedia.org/wiki/Allied_invasion_of_Sicily