Bombardeo Atómico de Nagasaki

El 6 de Agosto de 1945, un bombardero B-29 «Superfortress» de los Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica de la Historia sobre la ciudad de Hiroshima matando a 180.000 seres humanos. A los tres días de este trágico suceso, el 9, un segundo bombardeo atómico tendría lugar sobre la ciudad de Nagasaki con la consiguiente muerte de 70.000 personas, algo que precipitaría la derrota definitiva de Japón y el fin de la Segunda Guerra Mundial en la región Asia-Pacífico.

Preludio

Justo después de que el avión B-29 «Enola Gay» al mando del coronel Paul Tibbets arrasara la ciudad de Hiroshima el 6 de Agosto de 1945, nadie en Japón fue consciente de la magnitud del desastre que acababa de acontecer en la Isla de Honshû. A pesar de que la urbe había quedado completamente devastada hasta los cimientos y borrada de la faz de la Tierra, el desconcierto en el Estado Mayor Imperial de Tokyo fue absoluto porque se emitieron informes poco claros y contradictorios en los que se afirmaba que la metrópoli había sido víctima de un mortífero bombardeo de la Fuerza Aérea Estadounidense (United States Air Force o USAF). Solamente el físico Yoshio Nishina que había estudiado la fisión nuclear y tenía plenos conocimientos en estos temas científicos, fue el primero en advertir de lo que acababa de ocurrir sin que por el momento nadie le escuchase porque se continuó manteniendo la versión oficial y la política de seguir la guerra contra los Aliados.

Como tras el bombardeo atómico de Nagasaki el Imperio Japonés persistió en no sentarse en la mesa de negociaciones con Estados Unidos para poner fin a la Guerra del Pacífico, el Presidente Harry Truman ordenó arrojar una segunda bomba atómica contra la ciudad japonesa de Kokura. De tal misión se encargaría el 509º Grupo Mixto con base en la Isla de Tinian sobre el archipiélago de las Islas Marinas, siendo en esta ocasión escogido el B-29 «Bockscar» al mando del comandante Charles Sweeney, cuya tripulación estuvo conformada por el piloto Charles Albury, el copiloto Fred Olivi, el navegador James Van Felt, el bombardero Kermit Beahan, el oficial de armas Frederick Ashworth, el oficial de pruebas Philip Barnes, el contramedidas de radar Jacob Beser, el ingeniero John Kuharek, el operador de radio Abe Spitzer, el operador de radar Edward Buckley, el artillero de cola Albert Dehart y el ayudante Raymond Gallagher. A esta «superfortaleza volante» la acompañarían otros dos cuatrimotores B-29 de apoyo, concretamente el «The Great Artiste» liderado por el capitán Frederick Bock y el «Big Stink» equipado con cámaras fotográficas que dirigía el comandante James Hopkins.

Tripulación del B-29 «Bockscar» encargado de lanzar la bomba atómica «Fat Man».

La segunda bomba atómica que iba a ser lanzada sobre Japón recibió el nombre de «Hombre Gordo» o «Fat Man» porque a diferencia de la de Hiroshima se trataba de una bomba termonuclear de hidrógeno con unas características consistentes en unas medidas de 3’6 metros de largo y 1’5 metros de ancho, una cámara esférica en el interior compuesta de plutonio 239 y una carga de explosivo convencional conectada a 70 detonadores que a su vez accionaban otras 70 cargas rellenas de uranio 238. Aunque este apocalíptico artefacto debía arrojarse el 11 de Agosto, un parte meteorológico informó de que por esa época se desatarían tormentas que limitarían la visibilidad de los pilotos, por lo que el ataque se adelantó al 9 de Agosto (curiosamente veinticuatro horas antes de haberse planificado la operación y recibido la orden presidencial).

Bombardeo de Nagasaki

A las 3:49 horas de la madrugada del 9 de Agosto de 1945, el B-29 «Bockscar» cargado con la bomba atómica «Fat Man», despegó de la Isla de Tinian junto a su gemelo «The Great Artiste», así como un tiempo después por el «Big Stink» que fue el último cuatrimotor en abandonar las Islas Marianas. El vuelo sobre el Océano Pacífico transcurrió sin incidentes porque a las 5:00 horas los bombarderos pasaron por encima de la Isla de Iwo Jima y algo más tarde sobre el Islote de Yaku-Shima, en donde teóricamente el «Bockscar» y «The Great Artiste» debían reunirse con el «Big Stink», aunque como éste último partió con retraso, después de media hora el comandante Charles Sweeney ordenó no esperar más y continuar la misión sin escolta hacia Japón (debido a que por un problema técnico su B-29 contaba con menos combustible de lo habitual).

Simultáneamente al viaje del «Bockscar» y «The Great Artiste», otros dos bombarderos B-29 se adelantaron a los cuatrimotores del 509º Grupo Mixto para llevar a cabo una misión de reconocimiento sobre posibles blancos dentro del territorio metropolitano de Japón. Entre estos estaban el «Laggin’ Dragon» al mando del capitán Charles McKnight que sobrevoló la ciudad de Nagasaki en la Isla de Kyûshû y el «Enola Gay» del capitán George Marquardt (el mismo que tres días antes había arrojado la bomba sobre Hiroshima) que reconoció Kokura en la Isla de Honshû, informando por radio al comandante Charles Sweeny de que este objetivo estaba despejado, por lo que inmediatamente el «Bockscar» enfiló hacia dicho puerto ubicado en el Estrecho de Shimonoseki.

Al amanecer del 9 de Agosto de 1945, justo cuando se producía la declaración de guerra de la Unión Soviética a Japón y el Ejército Rojo emprendía una gigantesca ofensiva con más de un millón de soldados que invadieron Manchuria, la Mongolia Interior y el norte de China, el B-29 «Bokcscar» alcanzó la ciudad de Kokura. Aunque la sorpresa era total porque el Estado Mayor Imperial se encontraba desbordado por los acontecimientos a raíz de la agresión por parte de Rusia y la población de la ciudad estaba de camino al trabajo en pleno horario laboral, una repentina capa de nubes cubrió la metrópoli con visibilidad nula. Ante este dilema y después de efectuar varias pasadas sobre la urbe intentando visualizar sin éxito algún objetivo, a las 8:30 el comandante Charles Sweeney tuvo que desistir y abandonar Kokura (que milagrosamente evitó una tragedia similar a la de Hiroshima) para torcer hacia la Isla de Kyûshû y probar suerte con el siguiente blanco fijado en Nagasaki.

A media mañana del 9 de Agosto de 1945, los dos B-29 del 509º Grupo Mixto, el «Bockscar» y «Great Artiste», sobrevolaron la ciudad de Nagasaki que al igual que Kokura también encontraron oculta por las nubes. Durante un tiempo ambas «superfortalezas volantes» hicieron unas pocas pasadas por encima sin resultado porque ningún edificio fue visible por debajo de la capa nubosa. Así fue como a las 10:59 horas, el comandante Charles Sweeney, sabiendo que no tendrían combustible suficiente para emprender el viaje de vuelta, emitió la orden de cancelar la misión y regresar a las Islas Marianas. Sin embargo, transcurrido tan sólo un minuto, a las 11:00 horas, por mera casualidad del destino el bombardero Kermit Beahan que observaba por la mirilla divisó un pequeño hueco entre las nubes en donde se podía distinguir algunos tramos y calles del trazado urbano de Nagasaki. Fue de este modo y como apenas sin dudarlo un instante, el «Bockscar» efectuó una rápida maniobra de aproximación hacia el agujero visible de la metrópoli para a las 11:01 horas desprender de su bodega ventral la bomba atómica «Fat Mat».

Hongo de la bomba atómica sobre Nagasaki que alcanzó más de 18 kilómetros de altura.

A las 11:02 horas de la mañana del 9 de Agosto de 1945, la bomba atómica «Fat Man» explosionó a 560 metros del suelo sobre la ciudad de Nagasaki. Lo primero que ocurrió fue un destello de luz diez veces superior al del sol que cegó a todos los habitantes de la metrópoli, antes de producirse una detonación equivalente a 20.000 toneladas de TNT. El epicentro del estallido que abarcó un kilómetro cuadrado en torno al distrito industrial del norte, desintegró todos los edificios y calles a su paso, incluyendo una iglesia católica que fue derretida hasta sus cimientos por una temperatura de 3.000 grados centígrados. Acto seguido, la onda expansiva y un manto de fuego se extendió otros dos kilómetros, descuajando edificaciones y casas, así como el Templo Sofukuji, la Fábrica de Armas de Mitsubishi, la central eléctrica y el Arsenal Militar.

La tragedia humana sobre Nagasaki fue indescriptible porque en los primeros segundos unos 6.200 obreros y estudiantes movilizados que trabajaban en las industrias del Valle de Urakami quedaron completamente desintegrados por la gran cantidad de energía liberada por la bomba «Fat Man». Lo mismo pasó con otras 22.000 hombres, mujeres y niños chamuscados y en algunos casos volatilizados en el casco urbano, siendo la silueta de muchas de las víctimas impresas como si fueran fotografías en las superficies de tablones de madera o piedra. De igual manera perdieron la vida un total de 150 militares japoneses en el cuartel de la ciudad, entre estos 114 soldados de infantería y auxiliares de los almacenes, más los 36 artilleros encargados de manejar los cañones de la 4ª División de Artillería Antiaérea. Hubo incluso 9 fallecidos entre los prisioneros del bando de los Aliados contando al piloto inglés Ronald Shay, un civil chino y siete ex-combatientes holandeses, además de 25 heridos entre los que estaba el estadounidense de origen indio navajo Joe Kieyoomia y 24 cautivos australianos.

Fotografía a vista del suelo con la bola fuego atómica arrasando todo a su paso por Nagasaki.

Después del apocalipsis inicial desatado por la bomba «Fat Man», se levantó un viento huracanado de 1.500 kilómetros por hora que a lo largo de un diámetro de 4 kilómetros arrancó del suelo y arrastró viviendas, al tiempo en que lanzaba despedidos árboles y personas que murieron golpeadas o aplastadas entre los escombros. A este mortífero vendaval siguió una lluvia radiactiva de goterones de color negro que contaminó todo a su paso y provocó la muerte de cientos de personas que sedientas la bebieron con desesperación. Una vez concluidos todos los efectos de la energía nuclear, por último se elevó un majestuoso hongo de humo que alcanzó los nada desdeñables 18’5 kilómetros de altura y que fue visible desde toda la Isla de Kyûshû y desde algunos lugares del sur de la Isla de Honshû.

Conclusión

La ciudad de Nagasaki fue arrasada en un 70% a manos de la bomba atómica «Fat Man» arrojada por el B-29 «Bockscar» que pudo regresar sin incidentes a la Isla de Tinian. Hasta entonces el panorama era desolador porque todo el casco urbano y parte del extrarradio habían desaparecido con decenas de miles de personas, sin contar los millares de heridos que que ante la saturación de los hospitales tuvieron que ser traslados y atendidos tanto en el Colegio Médico como en la Escuela de Primaria «Shinkozen». Curiosamente entre los testigos de aquella catástrofe estuvo el ingeniero Tsutomu Yamaguchi, quién después de haber recibido tres días antes algunas heridas en la ciudad de Hiroshima y haber sido evacuado a su ciudad natal de Nagasaki, se convirtió en el único hombre en ser víctima de dos armas nucleares (hasta entonces un récord en la Historia).

Aproximadamente un total de 170.000 ciudadanos japoneses perdieron la vida en el bombardeo atómico de Nagasaki, de las cuales 70.000 lo hicieron en la detonación del 9 de Agosto de 1945, mientras que los 100.000 restantes en los días y semanas posteriores como consecuencia de las quemaduras, incluyendo los que fallecieron meses y años más tarde por culpa de las enfermedades radioactivas. A dicha tragedia hubo que añadir las más de 60.000 personas heridas, además de que los 9 extranjeros del bando de los Aliados que también murieron (8 holandeses, 1 británico y 1 chino).

Restos de un templo budista con estatuas en la ciudad de Nagasaki. 

La noticia de la destrucción total de Nagasaki por un segunda bomba atómica arrojada por los Estados Unidos fue un duro varapalo para el Imperio Japonés que ese mismo día 9 de Agosto de 1945 ya se encontraba afrontando un momento de auténtica crisis nacional con la inesperada agresión de la Unión Soviética. Aquello obviamente precipitó los acontecimientos porque el Emperador Hito-Hito tomó las riendas de la nación desplazando al sector más belicista, para anunciar la capitulación de Japón ante los Aliados el 15 de Agosto, la cual se materializó el 2 de Septiembre con la firma de paz a bordo del acorazado USS Missouri sobre la Bahía de Tokyo que de una vez por todas puso fin a la Segunda Guerra Mundial.

 

Bibliografía:

-Dionisio García, 509th Composite Group. B-29 sobre Hiroshima y Nagasaki, Revista Serga Nº36 (2005), p.46-64
-David Solar, Soy la muerte, Hiroshima y Nagasaki bajo las bombas atómicas, Revista La Aventura de la Historia Nº82 (2005), p.28-39
-José Ángel Martos, La Bomba A: el arma definitiva, Revista Muy Historia Nº45 (2013), p.38-39