Italia en la Segunda Guerra Mundial

«Combatientes de Tierra, del Mar y del Aire, Camisas Negras de la Revolución y de las Legiones, hombres y mujeres de Italia, del Imperio y del Reino de Albania, ¡escuchen! Una hora señalada del destino se bate sobre el cielo de nuestra patria. Es la hora de las decisiones irrevocables. La declaración de guerra ya ha sido consignada a los embajadores de Gran Bretaña y Francia.»

Un estruendoso aplauso de las masas secundó el discurso que el Duce estaba pronunciado subido al balcón del Palacio Venezia de Roma la tarde del 10 de Junio de 1940. Con estas palabras Benito Mussolini sumergió a Italia en la Segunda Guerra Mundial del lado de las potencias del Eje junto a Alemania y en contra de los Aliados encarnados por Gran Bretaña y Francia.

Declaración de guerra de Italia a Gran Bretaña y Francia el 10 de Junio de 1940 mediante un discurso de Benito Mussolini sobre la Plaza Venecia de Roma.

La Segunda Guerra Mundial en Italia comenzó en la Batalla de Alpes después de que el 20 de Junio de 1940, un total de 86.000 hombres del Ejército Real Italiano (Regio Esercito) al mando del general Umberto de Saboya, cruzasen la frontera con Francia. A pesar de conseguirse algunos avances como la escalada al Glaciar de Rocciamelone y la conquista del puerto de Mentón, la derrota de Francia se sucedió porque ya se encontraba prácticamente ocupada por el Ejército Alemán y no tuvo más remedio que solicitar la paz con Italia que el 25 de Junio se erigió como vencedora en el Armisticio de Villa Incisa tras un elevado coste en la Cordillera de los Alpes de 3.889 bajas frente a sólo 240 bajas francesas, una cifra que demostró lo escasamente preparado que estaba el Ejército Italiano para una contienda de carácter global como la que se avecinaba.

El Mar Mediterráneo se convirtió para Italia en el principal escenario de ofensiva para la Marina Real Italia (Regia Marina) desde el primer instante de su entrada en el conflicto. Durante las primeras semanas y meses, tanto británicos como italianos sufrieron pérdidas menores en forma de submarinos y destructores, aunque con una serie ventaja para la «Regia Marina» que hundió al crucero inglés HMS Calypso. Ni siquiera la Batalla de Calabria, la Batalla del Cabo Spada o la Batalla del Cabo Spartivento que se libraron sin infligirse ninguna baja los dos bandos pudo desequilibrar la situación, por lo que Roma decidió cambiar de estrategia y recurrir a la Fuerza Aérea Italiana (Regia Aeronautica) para alcanzar al enemigo directamente en sus bases. Así fue como los aviones italianos bombardearon Gibraltar echando a pique algunos mercantes, atacaron Palestina destruyendo instalaciones petrolíferas en Haifa y Tel Aviv, dañaron acuartelamientos militares en Omán e incendiaron una serie de refinerías tras una incursión de largo alcance sobre Bahrein en la Península Arábiga. Incluso se organizó el Cuerpo Aéreo Italiano «Corpo Aereo» que realizó algunos raids sobre ciudades inglesas como Harwich o Felixstowe durante la Batalla de Inglaterra.

África constituyó el teatro de operaciones más importante de Italia en la Segunda Guerra Mundial cuando en Agosto de 1940 el Ejército Colonial Italiano con base en Etiopía invadió la colonia de la Somalia Británica que ocupó en Septiembre tras forzar la derrota y huida del Ejército Británico. Aquel mismo mes, en Libia, el Ejército Ítalo-Libio del mariscal Rodolfo Graziani entró en Egipto y se apoderó de grandes extensiones, incluyendo la plaza de Sollum, además de vencer a la Fuerza Británica del Desierto Occidental (British Western Desert Force) en la Batalla de Sidi Barrani. Simultáneamente en el África Oriental, las tropas coloniales etíopes e italianas lanzaron sendas ofensivas al norte de Eritrea y al sur de Somalia que después de expulsar a los escasos defensores británicos, les permitió adentrarse en territorio enemigo y conquistar enormes zonas de Sudán y Kenya.

Otoño de 1940 fue la fecha de mayor esplendor de la Italia Fascista porque hasta el momento todo habían sido victorias militares desde su entrada en la Segunda Guerra Mundial y también éxitos diplomáticos como la firma del Pacto Tripartido con Alemania y Japón. Hasta ese instante el Imperio Italiano contempló su máxima expansión territorial que incluyó la Península Itálica, Sicilia, Cerdeña, Albania, Libia, Etiopía, Eritrea, Somalia, Corfú, las Islas del Dodecaneso, Niza, Saboya, Córcega, la Somalia Británica, la Península de Fiume en Yugoslavia, la Concesión de Tientsin en China y pequeñas porciones de Egipto, Kenya y Sudán.

Tanques italianos M13/14 en África Oriental durante la invasión del Sudán.

La Guerra Greco-Italiana que comenzó el 28 de Octubre de 1940 con la invasión de Italia a Grecia, marcó el comienzo del declive de la hegemonía militar italiana en Europa. Al mando del general Ugo Cavallero, el Ejército Ítalo-Albanés que había partido del Protectorado de Albania, atravesó la frontera helena y se internó en la Cordillera del Epiro, donde en seguida la mayor parte de las tropas invasoras quedaron frenadas por el orografía de alta montaña, sufrieron las inclemencias meteorológicas del hielo y además fueron emboscadas por los soldados griegos. Sería precisamente en la Batalla del Monte Pindus cuando las tropas ítalo-albanesas fueron prácticamente aniquiladas, lo que forzó la retirada hacia Albania que comenzó a ser invadida por los helenos a través de Korçë y Saranda hasta que el Ejército Griego se detuvo en la línea que iba de Pogradec a Himara tras haber provocado 86.969 bajas al Ejército Ítalo-Albanés.

El Norte de África comprendió un nuevo desastre para el Ejército Italiano del general Rodolfo Graziani porque como consecuencia de su peligroso despliegue en medio de Egipto, muy lejos de sus líneas de abastecimiento y con las divisiones ítalo-libias posicionadas en vanguardia y sin reservas, la Fuerza Británica del Desierto Occidental desencadenó la «Operación Compass». Esta ofensiva, también conocida como los «treinta mil de Wavell» en honor a las 36.000 tropas del general Archibal Wavell, arrollaron a las guarniciones italianas y libias en Egipto primero sobre Sidi Barrani y luego sobre Sollum, para a continuación penetrar en Libia a través de Fuerte Capuzzo y el Paso de Halfaya mientras las tropas coloniales de Australia, Nueva Zelanda e India se fueron apoderando de las plazas de Tobruk, Derna, Bardia y Bengasi. Finalmente y tras una retirada de la mitad de Libia, el Ejército Italiano fue aniquilado al completo en la Batalla de Beda Fomm con unas pérdidas totales de 115.000 bajas y la destrucción de 400 tanques, 1.292 cañones y 330 aviones (a costa de 2.016 bajas inglesas y la destrucción de 100 tanques, 4 vehículos blindados, 2 cañones y 15 aviones), lo que no sólo supuso la pérdida de toda Cirenaica para obligar a replegarse a los italianos a Tripolitania, sino que además significó uno de los mayores desastres militares encajados hasta la fecha.

Respecto al Mar Mediterráneo, las operaciones se torcieron entre finales de 1940 e inicios de 1941, sobretodo tras el ataque al puerto de Tarento de hidroaviones Swodfish procedentes del portaaviones británico HMS Illustrius que dejaron fuera de combate al acorazado italiano Conte di Cavour y dañaron otros buques de gran tonelaje. No mucho tiempo después, en la Batalla de Cabo Matapán, la Marina Real Británica (Royal Navy) se impuso decisivamente a la Maria Italiana «Regia Marina» hundiendo los tres cruceros Zara, Pola y Fiume sin sufrir una pérdida propia. Solamente la incursión de buzos de la Xª Flotilla MAS a la Bahía de Suda que destruyeron al crucero inglés HMS York colocándole cargas explosivas bajo la quilla, fue la única acción naval de los italianos en aquella fase de la contienda.

Acorazado italiano Victorio Venetto en la Batalla del Cabo Matapán.

A inicios de 1941 los Aliados comenzaron la ofensiva contra el África Oriental Italiana que defendida por 370.000 soldados italianos y tropas coloniales africanas, geográficamente había quedado rodeada de protectorados enemigos en todas sus fronteras y amenazada por un conglomerado de 100.000 tropas procedentes del Reino Unido, Sudáfrica, Nigeria, Rhodesia, India, Australia, el Congo Belga, la Francia Libre y exiliados de la propia Etiopía. La invasión que comenzó por Eritrea desde el Sudán y a través de Argodat, siguió con una derrota de las armas italianas en la Batalla de Keren y luego en la Batalla de Amba Alagi. Simultáneamente el Ejército Belga con base en el Congo y Uganda arrebató a los italianos Saïo; mientras las tropas inglesas recuperaban los terrenos en Kenya y se adentraban en Somalia hasta conquistar la capital de Mogadiscio. A partir de entonces los acontecimientos se precipitaron porque el Ejército Italiano se retiró desordenadamente sobre Etiopía perseguido por unas tropas británicas e indígenas etíopes que accedieron al país cruzando el Paso de Culqualber, antes de aniquilar casi 40.000 tropas ítalo-etíopes en la Batalla de Gondar. Las últimas acciones tuvieron lugar en el interior de Etiopía y en los puertos del Mar Rojo de Eritrea como Asmara (donde muchos escaparon en buques de la «Regia Marina»), hasta que los Aliados entraron en la capital de Addis Abeba y cerraron definitivamente el Golfo de Adén, forzando a la capitulación del África Oriental Italiana que se rindió tras haber sufrido la pérdida de 230.000 soldados italianos a costa de 75.000 aliados, lo que supuso la mayor catástrofe militar de Italia en la Segunda Guerra Mundial.

La pérdida del África Oriental Italiana no significó la desaparición del Ejército Italiano en este teatro de operaciones. Gracias a la formación de una guerrilla con 7.000 soldados italianos, a la que posteriormente se unirían miles de eritreos, somalís y otras tribus etíopes contrarias a los Aliados y en especial a la Etiopía del Emperador Haile Sellasie, la presencia italiana y los combates permanecían en dicho escenario toda la Segunda Guerra Mundial. De hecho en el África Central también se produjeron varios choques contra la Francia Libre del general Charles De Gaulle, concretamente ente la provincia meridional del Fezzan en Libia y el Chad Francés, siendo uno de los más famosos la incursión a Kufra.

Con la invasión simultánea a Yugoslavia y Grecia el 6 de Abril de 1941 por parte de Alemania, Bulgaria, Hungría y por supuesto Italia (esta última se encontraba librando la Guerra Greco-Italiana), el Ejército Italiano salió de su estancamiento en Albania y volvió a entrar en el Epiro persiguiendo al Ejército Griego; mientras que otra agrupación desde las provincias de Venezia e Istria, cruzó con éxito las fronteras de Croacia y Eslovenia. Sería precisamente en este sector donde el II Ejército Italiano del general Vittorio Ambrosio venció y aniquiló a las tropas del Ejército Yugoslavo, penetrando en la provincia de Dalmacia y tomando el vital puerto de Ragusa. Una vez concluida la campaña en el continente con la ocupación de Belgrado y Atenas por el Ejército Alemán, infantes de marina italianos desembarcaron en las Islas Griegas del Mar Egeo y en el puerto de Sitia durante la triunfal conquista de Creta en la «Operación Merkur». Como recompensa por la contribución del Ejército Italiano a la derrota de Grecia y Yugoslavia, la Italia Fascista fue premiada con la anexión de Dalmacia y las Islas Croatas del Mar Adriático.

Tropas italianas de la División Alpina «Julia» en Grecia.

La campaña de Libia volvió a resucitar cuando el maltrecho Ejército Italiano recibió la ayuda de las tropas alemanas del Afrika Korps al mando del general Erwin Rommel que desembarcaron en el puerto de Trípoli y garantizaron la defensa de Tripolitania. Desde entonces las fuerzas italianas se integrarían con las unidades germanas que se lanzaron a la contraofensiva contra Cirenaica. Tal fue la sorpresa del ataque, que la Fuerza Británica del Desierto Occidental del general Richard O’Connor fue arrollada, siendo recuperadas las plazas de Bengasi y Agedabia que se rindieron con más de 1.000 bajas anglo-indias. Acto seguido, la División Blindada «Ariete» y el Regimiento de «Bersaglieris» contribuyeron a la victoria en la Batalla de Mechili que costó a los británicos 3.000 bajas entre 300 muertos y 2.700 prisioneros, además de retomar los italianos Tmimi y Bardia, lo que significó que Libia entera volvía bajo su control. Incluso las vanguardias del Afrika Korps, entre estas fuerzas italianas, volvieron a entrar en Egipto ocupando Fuerte Capuzzo y Sollum, al mismo tiempo en que ponían bajo asedio el puerto de Tobruk y rechazaban los contraataques británicos que como la «Operación Battleaxe» acabaron en desastre para los Aliados.

Cuando Alemania invadió la Unión Soviética en la «Operación Barbarroja» el 22 de Junio de 1941, la Italia Facista inmediatamente declaró hostilidades a Moscú y prometió su participación en el Frente Oriental. Así nació el Cuerpo Expedicionario Italiano en Rusia (Corpo di Spedizione Italiano in Russia) que con más de 70.000 soldados al mando del general Giovanni Messe fue desplegado en Ucrania, recibiendo su primer bautismo de fuego en el Río Bug y el Río Dniéster. A partir de entonces las tropas italianas cosecharon una gran cantidad de éxitos como por ejemplo sucedió en la Batalla de Petrikowka después de provocar más de 10.000 bajas al Ejército Rojo sin apenas sufrir pérdidas propias; así como la conquista de Gorlovka, su ofensiva sobre la zona industrial del Donets y los combates defensivos en torno al Mar de Azov y Rostov, sin contar con la intervención naval de la Xª Flotilla MAS en el Mar Negro y el Lago Ladoga entre Finlandia y Leningrado.

Sobre el Norte de África las cosas se complicaron para el Ejército Italiano debido al asedio de Tobruk que costó un gran número de bajas a los italianos durante los infructuosos asaltos contra la plaza defendida por la 9ª División de Infantería Australiana. A raíz de esta «espina» clavada en la retaguardia de la línea logística del Afrika Korps, tal y como la definió el general Erwin Rommel, el VIII Ejército Británico del general Claude Auchinleck con base en Egipto aprovechó la debilidad para lanzar la «Operación Crusader». Tomados totalmente por sorpresa, los italianos fueron expulsados de Egipto a través del Paso de Halfaya y a pesar de una heroica resistencia primero en Bir el Gobi y luego en la Batalla de Sidi Azeiz, nuevamente el Ejército Italiano hubo de abandonar la Cirenaica con elevadas pérdidas hasta refugiarse en una línea defensiva que levantaron en torno a Agedabia.

Bombarderos Savoia SM-79 Sparviero sobre el Mar Mediterráneo.

Entre finales de 1941 e inicios de 1942 la Marina Italiana «Regia Marina» obtuvo la superioridad naval en el Mar Mediterráneo gracias a una serie de victorias muy importantes contra la Marina Real Británica «Royal Navy». Curiosamente y entre los episodios más famosos estuvo la incursión al puerto de Alejandría de unos comandos buzos de la Xª Flotilla MAS al mando del teniente Luigi de la Penne que tras infiltrarse en la rada hundieron con dinamita bajo la quilla a los dos acorazados británicos HMS Valiant y HMS Queen Elisabeth. Acciones similares harían los «hombres rana» en Gibraltar echando a pique a una decena de mercantes o con buques enemigos anclados cerca de las costas de Argel y Turquía. Mejor fue todavía el papel de la flota de superficie al mando del almirante Inigo Campioni que durante las 1ª y 2ª Batallas de Sirte que enfrentó a las escuadras británica e italiana, los latinos salieron triunfales porque hundieron a los dos cruceros británicos HMS Neptune y HMS Naiad, además de varios destructores y transportes de tropas. Incluso las pérdidas navales de los Aliados fueron aumentando con los ataques aéreos de la Fuerza Aérea Italiana «Regia Aeronautica» sobre la Isla de Malta y los convoyes que se dirigían hacia La Valetta.

La entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial obligó a la Marina Italiana a intervenir en todas las latitudes del globo terráqueo. Así fue como envió una flotilla de 32 submarinos que operaron en la Batalla del Atlántico, sobretodo en el Mar del Norte y el Mar del Caribe, hundiendo un total de 107 mercantes con 593.864 toneladas brutas a costa de la pérdida de 17 sumergibles propios. También un grupo de 5 submarinos con base en la Concesión Italiana de Tientsin en China, combatieron en la Guerra del Pacífico y el Océano Índico del lado de Japón, echando a pique a dos mercantes enemigos sobre la ruta entre Sumatra y la India por tan sólo una baja de los italianos.

Camisas Negras del Ejército Italiano en el Frente Oriental de la Unión Soviética.

Inesperadamente el 26 de Mayo de 1942 el Afrika Korps y el Ejército Italiano volvieron a la ofensiva sobre el Norte de África en un enfrentamiento que sería conocido como la Batalla de Gazala. La campaña que comenzó con un intenso bombardeo de artillería sobre la Cirenaica, permitió a los italianos recuperar Bengasi y romper el frente sobre Sidi Mutah haciendo miles de prisioneros anglo-indios. Acto seguido las tropas italianas derrotaron a las fuerzas francesas libres en la Batalla de Bir Hacheim y tomaron Cota Rigel, antes de envolver a gran parte del VIII Ejército Británico a través del Paso de Gazala. Finalmente y tras seguir la estela de los tanques Panzer del Afrika Korps, los soldados italianos entraron en Tobruk aniquilando a la 2ª División de Infantería Sudafricana. Aquella sin duda fue la mayor victoria terrestre del Ejército Italiano en la contienda porque los Aliados sufrieron 50.000 bajas y fueron expulsados de Libia. Sin embargo y sin conceder un respiro a sus enemigos, las tropas ítalo-germanas entraron en Egipto y vencieron al VIII Ejército Británico en la Batalla de Mersa Matruh con 8.000 bajas, haciendo poco después lo mismo en la Primera Batalla de El-Alamein que les costó otras 15.000 bajas. La inmensidad del triunfo llevó a Benito Mussolini a trasladarse a África con la intención de entrar a caballo en Alejandría, situada por aquel entonces a tan sólo 25 kilómetros de distancia.

Todo parecía apuntar a que la Italia Fascista iba a ganar la Segunda Guerra Mundial hasta que el Afrika Korps y el Ejército Italiano iniciaron la última ofensiva destinada a ocupar El Cairo y el Río Nilo que se estrelló de bruces contra el VIII Ejército Británico del general Bernard Montgomery en la Batalla de Alam Halfa. Gracias a las excelentes posiciones defensivas de las tropas de la Commonwealth entre la Cordillera de El Ruweissat y la Sierra de Alam Halfa, los ítalo-germanos se replegaron a sus trincheras de partida a la espera de recibir el contraataque. Así fue como el 23 de Octubre de 1942, el VIII Ejército Británico puso en marcha la gran ofensiva que sería conocida con el nombre de Segunda Batalla de El-Alamein, la cual a pesar de no arremeter con mucha fuerza al norte del dispositivo del Afrika Korps durante las jornadas iniciales; cuando el 2 de Noviembre se llevó a cabo una segunda ofensiva junto a la Depresión de Qattara al sur, el XX Cuerpo Italiano y la División Blindada Ariete resultaron completamente aniquilados con 17.456 bajas entre 971 muertos, 933 heridos y 15.552 prisioneros. Una vez consumado este desastre, el Ejército Italiano se retiró de Egipto y tras una serie de choques en El Agheila y Trípoli, finalmente abandonó toda la colonia de Libia para refugiarse en Túnez.

«Bersaglieri» luchando en el Desierto del Sáhara sobre Egipto.

En Rusia tampoco las cosas fueron mejor al recién creado VIII Ejército Italiano al mando del general Italo Gariboldi que con más de 235.000 soldados tomó partido en la Batalla de Stalingrado cubriendo el flanco septentrional del Río Don. Sobre esta posición los italianos se defendieron durante meses e incluso aniquilaron a 2.000 soldados soviéticos en Izbushensky mediante una carga de caballería del Regimiento «Saboya», cuyos jinetes combatieron sable en mano como en la Edad Media. Sin embargo la inesperada contraofensiva invernal del Ejército Rojo del mariscal Georgi Zhukov durante la «Operación Pequeño Saturno», desarticuló todas las posiciones del VIII Ejército Italiano que rápidamente se disolvió en un caótico repliegue sobre la nieve y temperaturas de -40º C grados bajo cero. Apenas sin medios de artillería o anticarros con los que oponerse a los robustos tanques T-34 soviéticos, los italianos fueron aplastados en la Batalla de Arbuzovka, aunque un buen número consiguió escapar hacia Ucrania tras frenar un tiempo a las tropas rusas en el sector de Nikolayevka. El resultado de la Batalla de Stalingrado fue de la 114.000 bajas italianas entre muertos y prisioneros, lo que significó la retirada del Ejército Italiano de la Unión Soviética.

Los Balcanes fueron otro foco de lucha para Italia porque el II Ejército Italiano no había dejado de combatir contra la guerrilla yugoslava del general Josip Tito, fundamentalmente en Croacia, Eslovenia, Dalmacia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro. A pesar de obtener ciertas victorias como en la Batalla de Prozor, en numerosas ocasiones los italianos fueron responsables de permitir escapar a los yugoslavos como sucedió en la Batalla del Río Neretva o en la Batalla de Sutjeska. También sobre Grecia las tropas italianas pelearon contra la guerrilla comunista del grupo «ELAS», la cual en ocasiones les causó tantas bajas mediante emboscadas y atentados con bombas, que los italianos tomaron represalias como en la Matanza de Domenikon tras ser ejecutados 175 civiles inocentes. De hecho el intenso conflicto interétnico surgido en los Balcanes, sobretodo entre los dálmatas de origen itálico y los eslavos, llevó en casos extremos a ciertas limpiezas étnicas por parte del II Ejército Italiano como el asesinato de 7.000 personas en Eslovenia y 200 en Croacia.

La contienda se trasladó a Túnez a inicios de 1943 cuando las tropas de Estados Unidos desembarcaron en Marruecos y Argelia; y el VIII Ejército Británico que avanzaba desde Libia alcanzó la frontera líbico-tunecina. Una vez rodeado el país desde todos los flancos por un gigantesco conglomerado de fuerzas de los Aliados Occidentales, el Afrika Korps y el recién formado I Ejército Italiano al mando del mariscal Giovenni Messe se atrincheraron dispuestos a luchar hasta el final. Entre las acciones más destacadas de esta campaña estuvo la Batalla del Paso de Kasserine, en donde el I Ejército Italiano y el cuerpo de élite de los «Bersaglieri» arrollaron al Ejército Estadounidense en Sfax y le provocaron una humillante derrota. Desgraciadamente tal era la superioridad del enemigo, tanto en tierra como en el aire, que los italianos fueron empujados desde el este por el Ejército Británico situado en la «Línea Mareth» y vencidos en la Batalla de El Guettara por las tropas estadounidenses del general George Patton. A partir de entonces las fuerzas italianas se fueron replegando progresivamente hacia la costa del Mar Mediterráneo y sin dejar de combatir en encuentros sobre el desierto como Wadi Akarit e incluso aéreos en el marco de la «Operación Flax». De este modo y tras una última resistencia desesperada en el Cabo Bon, el mariscal Giovanni Messe ordenó la capitulación de todo el I Ejército Italiano que terminó cediendo Túnez a los Aliados el 9 de Mayo de 1943 con un saldo de 200.000 bajas.

Bombardeo sobre la ciudad de Roma por aviones de la Fuerza Aérea Estadounidense (USAF).

Con la expulsión de Italia del Norte de África y la desaparición del Imperio Italiano, los Aliados comenzaron a preparar la invasión del territorio metropolitano, no sin antes efectuar un desembarco previo en la Isla de Pantelleria que se rindió sin ofrecer oposición armada. Mientras tanto la Fuerza Aérea Estadounidense «USAF»y la Fuerza Aérea Real Británica «RAF» comenzaron los ataques aéreos contra las ciudades de la Península Italiana causando muchos destrozos y provocando miles de víctimas mortales entre los civiles de Milán, Turín, La Spezia, Florencia, Pisa, Foggia, Calabria, Bolonia, Padua, Trieste, Pescara, Cagliari, Treviso, Livorno, etcétera, aunque las tripulaciones también sufrieron un gran número de bajas a manos de los cazas italianos. No obstante pronto la tragedia sacudiría a la nación cuando una formación de 500 cuatrimotores B-17 estadounidenses bombardearon Roma y mataron a 3.000 ciudadanos, lo que produjo una tremenda caída de la moral y una gran consternación a la que su sumó el propio Vaticano después de que el Papa Pío XII se presentara entre los escombros para ayudar a los afectados.

El 10 de Julio de 1943 los Aliados pusieron en marcha la «Operación Husky» e invadieron Sicilia con una gigantesca agrupación de 470.000 efectivos. Defendido el territorio insular por 230.000 hombres del VI Ejército Italiano del general Alfredo Guzzoni, los italianos resistieron heroicamente en la Batalla de Catania contra el Ejército Británico y sobretodo en la Batalla de Gela contra el Ejército Estadounidense del general George Patton, al cual provocaron un gran número de bajas antes de comenzar el repliegue desde Ponto Olivo. De hecho una de las acciones más brillantes de las tropas italianas tuvo lugar en el Desfiladero de Favarotta cuando unos autopropulsados Semonovente 95/53 aniquilaron sin sufrir pérdidas a una columna entera de tanques Sherman norteamericanos. Lamentablemente la enorme superioridad de los Aliados expulsó a los italianos de Siracusa, Augusta, Trapani y Palermo, donde hicieron un gran número de prisioneros, siendo 71 de ellos ejecutados por los estadounidenses en un crimen de guerra conocido como la Masacre de Biscari. Finalmente y tras protagonizar una lucha desesperada por defender la patria, 62.000 soldados italianos fueron evacuados hacia Calabria, mientras otros 153.506 causaron baja antes de anunciarse definitivamente la capitulación de Sicilia.

Mariscal Pietro Badoglio que propinió el golpe de Estado del 25 de Julio de 1943.

La noche del 25 de Julio de 1943 tuvo lugar una reunión del Gran Consejo Fascista presidido por Dino Grandi durante la cual se votó en favor de la destitución de Benito Mussolini en calidad de Duce. Al día siguiente, justo cuando Mussolini presentó su dimisión ante el Rey Víctor Manuel III, los Carabineros le arrestaron y acto seguido la facción monárquica del Ejército Italiano propinó un golpe de Estado mediante el que se derrocó al fascismo en Italia y se estableció un régimen de carácter militarista al frente del mariscal Pietro Badoglio. A pesar de que las manifestaciones antifascistas sacudieron el país, pronto se demostraron prematuras porque el nuevo Gobierno de Roma anunció que continuaba la guerra junto al Eje, aunque al mismo tiempo comenzó a través del general Giuseppe Castellano una negociación secreta de paz con los Aliados en la neutral Portugal.

El 9 de Septiembre de 1943 el Reino de Italia firmó la paz con Estados Unidos, Gran Bretaña, la Unión Soviética y la Commonwealth en el Armisticio de Cassibile. Oficialmente con su entrada en vigor, la Italia Fascista se disolvía y desaparecía como Estado, para dar lugar a la Guerra Civil Italiana que librarían la Italia Cobeligerante del Rey Víctor Manuel III al servicio de los Aliados y la República de Saló de Benito Mussolini al servicio del Eje, la cual se prolongaría desde 1943 hasta el término de la Segunda Guerra Mundial en 1945 tras una tragedia de centenares de miles de muertos.

 

Bibliografía:

-Francesca Tacchi, Atlas Ilustrado del Fascismo. «Italia en Guerra», Susaeta, (2003), p.142-159
-José Díez Zubieta, La II Guerra Mundial como nunca se la habían contado Volumen 4. «Relación Amor-Odio», la Aventura de la Historia (2009) p.28-29
-David Solar, La II Guerra Mundial como nunca se la habían contado Volumen 4. «Fracaso militar fascista», la Aventura de la Historia (2009) p.42-47
-Salvatore Francia, Italia. El Golpe de Estado del 25 de Julio de 1943, Revista Serga Nº56 (2009), p.44-51