Invasión de Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo

Muy posiblemente de todos los sucesos que marcaron la Segunda Guerra Mundial, la campaña del oeste en 1940 fue el episodio más relevante que influiría en todo el posterior desarrollo de la contienda. La invasión de Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo por el Tercer Reich, sin duda alguna fue uno de los capítulos más decisivos del conflicto e incluso del siglo XX.

<<Drôle de Guerre>>

Con la invasión de la Alemania Nacionalsocialista a Polonia en Septiembre de 1939, Reino Unido, Francia y la Commonwealth declararon hostilidades al Tercer Reich, dando lugar a la Segunda Guerra Mundial. La Unión Soviética de Iósif Stalin que había firmado el Pacto Ribbentrop-Molotov con Adolf Hitler mediante el cual el Kremlin no se inmiscuiría en los asuntos alemanes respecto al oeste, dejó vía libre a Berlín para ocuparse de británicos y franceses en un sólo frente.

Hasta poco antes de la Segunda Guerra Mundial el Ejército Francés era visto por el resto de potencias como una de las mejores fuerzas armadas de Europa. Por supuesto esta interpretación era completamente errónea porque la estrategia de Francia era meramente defensiva «ante el ataque defenderse», tal y como había sucedido durante la guerra de trincheras en la Primera Guerra Mundial de 1914 a 1918, olvidando las viejas palabras del gran Emperador Napoleón Bonaparte que en una ocasión afirmó «la mejor defensa es el ataque».

Francia confiaba para su defensa en la «Línea Maginot», una fortificación que se extendía desde la ciudad de Basilea junto a Suiza hasta Longuyon en la frontera con Luxemburgo, cuyo diseño correspondía a un gigantesco perímetro compuesto por miles de búnkers subterráneos con galerías y pasadizos (a veces 5 kilómetros en algunos tramos), torretas giratorias automáticas con sus elevadores para municiones, zanjas anticarro, trincheras, trampas, minas, pozos de tirador, nidos de ametralladoras, emplazamientos de artillería, etcétera. La monumentalidad de la «Línea Maginot» era tal que disponía de hasta viviendas bajo tierra para los soldados e incluso cines, salas de teatros y todo tipo de lujos para hacinarse en el subsuelo durante años. Sin embargo y a pesar de esta aparente inexpugnabilidad, el principal obstáculo era la psicología de las tropas en su interior, quienes creyéndose invencibles tras aquella muralla, conformaron una actitud de relajación y superioridad respecto del enemigo que no se asemejaba nada a la realidad.

Desde el tiempo transcurrido de la invasión de Polonia hasta los prolegómenos de la campaña de Francia, nadie en el Estado Mayor de París hizo absolutamente nada por detener los planes del Tercer Reich. Salvo por una breve intervención en el Sarre a inicios de 1939 que acabó en fiasco, el Ejército Francés se atrincheró en la «Línea Maginot» pensando que la contienda derivaría en una guerra de trincheras como en 1914 y en un posterior bloqueo naval cuyos efectos de hambre forzarían a Alemania a la rendición. De hecho tan convencidos estaban de esto último que la aviación anglo-francesa se dedicó a lanzar miles de octavillas sobre el Tercer Reich para instar inútilmente a una sublevación contra Hitler. Evidentemente tales métodos no surgieron ningún efecto, lo que llevó tanto a británicos como a franceses a bautizar aquel período de la contienda como la «Drole de Guerre (Guerra de Broma)».

Bastante similar a Francia fue el comportamiento de Gran Bretaña porque a pesar de enviar al Cuerpo Expedicionario Británico al continente, la población en general y el Primer Ministro Neville Chamberlein en particular, eran bastante excépticos en cuanto a las posibilidades reales de Alemania, pensando incluso en que podría darse la posibilidad de algún acuerdo que pusiera fin a las hostilidades. Esa misma opinión compartía el pueblo francés que veía en la guerra contra el Tercer Reich un conflicto innecesario, y menos aún por haber sido motivado en socorro de Polonia, una nación que la III República Francesa consideraba antidemocrática y ultracatólica, precisamente contraria a los valores republicanos y laicos que preconizaba. Ante tales razones no fue extraño que en los primeros meses de la contienda las calles de París y otras ciudades de Francia se llenaran de manifestantes de izquierdas para exigir a sus políticos negociar la paz con Alemania y evitar un derramamiento de sangre innecesario, cuyas protestas no tardaron en convertirse en movilizaciones violentas acompañadas de cargas policiales e incluso de la ilegalización del Partido Comunista Francés (PCF), acusado de colaborar con el enemigo. Fueron todas estos motivos y el escaso espíritu combativo de Occidente, lo que derivaría en una desmoralización general que pasaría factura para cuando se produjera la inesperada invasión.

Plan de los Aliados

Simple era la estrategia de los Aliados respecto de Alemania en lo que muy pronto se conocería como el Frente Occidental, misma denominación de la adquirida en la Primera Guerra Mundial. Según el criterio de Londres y París, el Ejército Alemán evitaría cargar contra la «Línea Maginot» y atravesaría Bélgica como ya había sucedido en 1914. Una vez cruzada la frontera, se calculó que el Ejército Belga resistiría en el Canal de Alberto más de cinco días, tiempo suficiente para que los Ejércitos Francés y Británico establecieran una sólida línea defensiva entre el Río Dyle y Amberes desde la que paralizar el avance enemigo en una «guerra de trincheras» que a la larga y gracias al bloqueo naval terminaría asfixiando económicamente a Alemania.

El Ejército Francés a inicios de 1940 era el mejor de Europa en superioridad numérica y en ciertos aspectos técnicos, pero nada más. Convencido el general Maurice Gamelein de que la guerra se ganaría desangrando a los alemanes en una línea de trincheras para hacerlos sucumbir por hambre o mediante una ruptura del frente envolvente con una carga de caballería al estilo del siglo XIX, en ningún momento el Estado Mayor de París se detuvo a pensar que la campaña que se avecinaba iba a ser una operación de movimientos y no estática. Las armas ofensivas habían superado a las defensivas tal y como los generales Charles De Gaulle, Edmond Buat y Jean Baptiste Estienne subrayaron mediante una doctrina en la que se afirmaba que los tanques debían actuar como punta de vanguardia y no como una mera arma de apoyo a la infantería, algo que todo el mundo rechazó acusando a dichos militares de revolucionarios cuando precisamente eran los únicos que tenían razón. Si a estas deficientes cualidades tácticas se añadía que la estructura interna del Ejército Francés era completamente desigual por las diferencias entre oficiales y soldados, ya que los primeros actuaban de forma tiránica respecto a los segundos, a los cuales a veces se les maltrataba e incluso torturaba, tanto la desobediencia a los mandos como el afloramiento de motines estarían garantizados a lo largo de la campaña. De hecho las únicas ventajas del Ejército Francés eran los modernos tanques del modelo Somua y Madagascar, junto a los cazas Dewoitine D.520 que igualaban a los alemanes (aunque de nada les serviría debido a lo anticuado de los planteamientos en carros y aviación), así como la profesionalidad de las tropas coloniales procedentes de Marruecos, Argelia, Senegal, Túnez, Chad y el África Negra. Una vez reunidos todos estos contingentes en la metrópoli que sumaron 2.000.000 de soldados y 1.225 aviones (1.050 cazas y 175 bombarderos), su despliegue se efectuó del siguiente modo: el I Grupo de Ejércitos paralelo a la frontera con Bélgica entre el Mar del Norte y el Río Mosa; el II Grupo de Ejércitos entre el Bosque de las Ardenas y la frontera con Luxemburgo; el III Grupo de Ejércitos junto a la «Línea Maginot» en Alsacia y Lorena; y el Ejercito de los Alpes en torno a la frontera con Italia desde Suiza hasta el Mar Mediterráneo.

El Cuerpo Excedicionario Británico (British Expeditionary Corps) al mando del general Lord Gort, fue la fuerza enviada por el Reino Unido y Canadá para ayudar a Francia ante una eventual invasión por parte de Alemania. A dicha agrupación pronto se le sumó el II Cuerpo Expedicionario Británico del general Alan Francis Brooke que conjuntamente con el anterior sumaron 13 divisiones con 400.0000 soldados, 300 tanques, 5.000 vehículos y 440 aviones de la Fuerza Aérea Real Británica (Royal Air Force o RAF) con 180 cazas y 220 bombarderos.

El Ejército Belga que temía una agresión del Tercer Reich tal y como había sucedido durante la Primera Guerra Mundial en 1914, estacionó a un total de 22 divisiones en la frontera oriental. Se trató de una fuerza de 600.000 soldados al mando del general Édouard Van Der Bergen y 192 aviones destinados a proteger el espacio aéreo.

El Ejército Holandés al mando del general Henry Winkelman jamás imaginó una invasión por parte de Alemania porque nadie en el Gobierno de los Países Bajos previó una eventualidad como aquella. Por eso mismo las 10 divisiones y 3 brigadas disponibles, todas muy inferiores en comparación con el enemigo, se distribuyeron irregularmente por los canales con un total de 280.000 soldados, 700 cañones, 6 tanques, 32 vehículos armados y 145 aviones.

Otras fuerzas menores que tomarían parte en la campaña de Francia fueron Luxemburgo y las fuerzas libres de Polonia y Checoslovaquia. En el caso del Ducado de Luxemburgo, el pequeño país desplegó al Cuerpo Voluntario Luxemburgués al mando del general Emille Speller compuesto por 400 soldados y una caballería integrada por 12 jinetes y 12 caballos. Respecto a las fuerzas de liberación, los polacos en el exilio aportaron a las 1ª y 2ª Divisiones de Fusileros al frente del general Wladyslaw Sikorski con 50.000 efectivos; mientras que los checos a la 1ª División de Infantería con otros 1.000 hombres dirigidos por el general Sergej Ingr.

Aproximadamente los Aliados sumaron un total de 3.450.000 soldados (2.000.0000 de franceses, 395.000 británicos, 600.000 belgas, 280.000 holandeses, 50.000 polacos, 5.000 canadienses y 1.000 checos) con un material de 3.383 tanques, 13.974 cañones y 3.000 aviones.

Fuerzas Aliadas:

+I Grupo de Ejérctos Francés (General Gaston Billote)
·I Ejército Francés
-Cuerpo de Caballería: 2ª División Mecanizada Ligera y 3ª División Mecanizada Ligera.
-III Cuerpo: 1ª División de Infantería Marroquí y 2ª División de Infantería Norteafricana.
-IV Cuerpo: 32ª División de Infantería.
-V Cuerpo: 5ª División de Infantería Norteafricana y 101ª División de Infantería.
-VII Cuerpo Belga: 2ª División de Cazadores «Ardenas» y 8ª División de Infantería.
·II Ejército Francés (General Charles Huntziger)
-X Cuerpo: 3ª División de Infantería Norteafricana, 5ª División de Caballería Ligera, 55ª División de Infantería y 71ª División de Infantería.
-XVIII Cuerpo: 1ª División de Infantería Colonial y 41ª División de Infantería.
-Reserva: 2ª División de Caballería Ligera, 5ª División de Caballería Ligera y 1ª Brigada de Caballería.
·VII Ejército Francés (General Henri Giraud)
-I Cuerpo: 1ª División Mecanizada Ligera y 25ª División Motorizada.
-XVI Cuerpo: 9ª División Motorizada.
-Reserva: 21ª División de Infantería, 60ª División de Infantería y 68ª División de Infantería.
·IX Ejército Francés (General André Corap)
-II Cuerpo: 4ª División Ligera de Caballería y 5ª División Motorizada.
-XI Cuerpo: 1ª División Ligera de Caballería, 18ª División de Infantería y 22ª División de Infantería.
-XLI Cuerpo: 61ª División de Infantería, 102ª División de Fortaleza y 3ª Brigada de Ifantería «Spahi».
-Reserva: 4ª División de Infantería Norteafricana, 53ª División de Infantería y 1ª División de Infantería Checa.

+Cuerpo Expedicionario Británico (General Lord Gort)
-1º Cuerpo: 1ª División de Infantería, 2ª División de Infantería y 48ª División de Infantería «South Midland».
-2º Cuerpo: 3ª División de Infantería, 4ª División de Infantería y 50ª División de Infantería «Northumbrian».
-3º Cuerpo: 42ª División de Infantería «East Lancashire» y 44ª División de Infantería «Home Countries».
-Reserva: 5ª División de Infantería, 12ª División de Infantería, 23ª División de Infantería y 46ª División de Infantería.

+ II Cuerpo Expedicionario Británico (General Alan Francis Brooke)
-52ª División de Infantería Escocesa «Lowland»
-155ª Brigada de Infantería
-156ª Brigada de Infantería
-157ª Brigada de Infantería
-1ª Brigada de Infantería Canadiense

+Ejército Belga (General Édouard Van Den Bergen)
-I Cuerpo: 1ª División de Infantería, 4ª División de Infantería y 7ª División de Infantería.
-II Cuerpo: 6ª División de Infantería, 11ª División de Infantería y 14ª División de Infantería.
-III Cuerpo: 1ª División de Cazadores, 2ª División de Infantería y 3ª División de Infantería.
-IV Cuerpo: 9ª División de Infantería, 15ª División de Infantería y 18ª División de Infantería.
-V Cuerpo: 12ª División de Infantería, 13ª División de Infantería y 17ª División de Infantería.
-VI Cuerpo: 5ª División de Infantería, 10ª División de Infantería y 16ª División de Infantería.
-Cuerpo de Caballería: 1ª División de Caballería y 2ª División de Caballería.

+Cuerpo Voluntario Luxemburgués (General Emile Speller)
-Guardia Ducal.
-Policía Nacional.

+II Grupo de Ejércitos Francés (General André Gaston Pretellat)
·III Ejército Francés (General Charles Condé)
-Cuerpo Colonial: 2ª División de Infantería, 51ª División de Infantería Escocesa «Highlanders» y 56ª División de Infantería.
-VI Cuerpo: 26ª División de Infantería y 42ª División de Infantería.
-XIV Cuerpo: 51ª División de Infantería.
-XLII Cuerpo: 20ª División de Infantería y 58ª División de Infantería.
-Reserva: 3ª División de Caballería Ligera, 6ª División de Infantería Norteafricana, 6ª División de Infantería Colonial, 6ª División de Infantería, 7ª División de Infantería y 8ª División de Infantería.
·IV Ejército Francés (Generañ Edouard Réquin)
-IX Cuerpo: 11ª División de Infantería y 47ª División de Infantería.
-XX Cuerpo: 52ª División de Infantería y 82ª División Africana.
-Reserva: 1ª División de Fusileros Polaca y 45ª División de Infantería.
·V Ejército Francés (General Victor Bourret)
-VIII Cuerpo: 24ª División de Infantería y 31ª División de Infantería.
-XII Cuerpo: 16ª División de Infantería, 35ª División de Infantería y 70ª División de Infantería.
-XVII Cuerpo: 62ª División de Infantería y 103ª División de Infantería.
-LIII Cuerpo: 30ª División de Infantería.
-Reserva: 44ª División de Infantería.

+III Grupo de Ejércitos Francés (General Gaston Billote)
·VIII Ejército (General Emile Laure)
-VII Cuerpo: 13ª División de Infantería y 27ª División de Infantería.
-XIII Cuerpo: 19ª División de Infantería, 54ª División de Infantería, 104ª División de Infantería y 105ª División de Infantería.
-XLIV Cuerpo: 67ª División de Infantería.
-XLV Cuerpo: 57ª División de Infantería, 63ª División de Infantería y 2ª División de Fusileros Polaca.

+Ejército Holandés (General Henri Winkelman)
-I Cuerpo: 1ª División de Infantería y 2ª División de Infantería.
-II Cuerpo: 3ª División de Infantería y 4ª División de Infantería.
-III Cuerpo: 5ª División de Infantería y 6ª División de Infantería.
-IV Cuerpo: 7ª División de Infantería y 8ª División de Infantería.
-Reserva: División Ligera, División «Peel», Brigada A, Brigada B y Brigada C.

+Ejército Francés de los Alpes (General René Orly)
-XIV Cuerpo: 64ª División Alpina y 66ª División Alpina.
-XV Cuerpo: 65ª División Alpina y 2ª División de Infantería Colonial.
-Reserva: 8ª División de Infantería Colonial.

Plan del Eje

Alemania no era la primera vez que se veía ante la tesitura de tener que invadir Francia. Durante la Guerra Franco-Prusiana de 1870 a 1871 el Ejército Alemán aplastó al Ejército Francés en la Batalla del Sedán y posteriormente conquistó París; exactamente igual que en la Primera Guerra Mundial tras romper el frente a la altura del Bosque de las Ardenas, con la diferencia de que en este último conflicto la conflagración se convirtió en una línea estática de trincheras al norte de Francia que se alargó de 1914 a 1918. Sin embargo aquel 1940, ni Adolf Hitler ni el nuevo Ejército Alemán (Wehrmacht) iban a cometer los errores de 1914 porque tras las lecciones aprendidas en la campaña de Polonia, la «Blitzkrieg» o «Guerra Relámpago» se convirtió en un arte operacional insuperable consistente en emplear a las divisiones acorazadas Panzer como punta de lanza para provocar la ruptura del frente enemigo bajo el apoyo táctico de la aviación y la artillería, en cuyo boquete o «Schwerpunkt» se colaría la infantería para eliminar una a una las bolsas de resistencia.

Originalmente el «Plan Schileffen» diseñado por el general Alfred Schlieffen en el siglo XIX era el boceto más clásico de los que disponía el Terce Reich para invadir Francia. Puesto en práctica durante la Primera Guerra Mundial por el general Helmuth Von Moltke que atravesó Bélgica en 1914, su fracaso en la Batalla del Marne ante las puertas de París llevó al Alto Mando Alemán (OKW) a buscar otras alternativas para 1940. Sería el general Erich Von Manstein bajo el nombre del denominado «Plan Manstein», quién propondría a Hitler seguir una ruta a través de Amberes, Bruselas y Namur para caer sobre Dyle en Francia y de ese modo aislar al Ejército Franco-Británico en las costas del Mar del Norte. A pesar de que dicho plan fue inicialmente rechazado por la influencia de los generales Alfred Jodl y Walther Von Brautisch dentro del Estado Mayor, la buena impresión que causó a Hitler, más el accidente de un caza Messerschmitt Bf 108 Taifun en Bélgica el 17 de Febrero de 1940 que llevaba a bordo los planos del «Plan Schileffen», llevaron al Führer a cambiar de parecer y otorgar la confianza a Von Manstein. Desde entonces este talentoso militar, junto con el fundador de la «Blitzkrieg», el general Heinz Guderian, elaboraron las líneas definitivas de la operación rebautizada como «Plan Amarillo», eligiendo el Bosque de las Ardenas y el Río Mosa como el área principal de avance y eje central de la trampa.

Según el resultado final del «Plan Amarillo», las alas de avance serían las siguientes: el Grupo de Ejércitos A del general Gerd Von Rundest cruzaría las fronteras de Bélgica y Luxemburgo; el Grupo de Ejércitos B del general Fedor Von Bock invadiría Holanda; y el Grupo de Ejércitos C del general Ritter Von Leeb permanecería a la defensiva en la «Línea Maginot». Para ello se reunieron un total de 137 divisiones entre las que se contabilizaron ciento dieciocho de infantería, diez blindadas Panzer, siete motorizadas, dos de paracaidistas y una de caballería que muy pronto caerían en masa sobre Europa Occidental con 3.350.000 tropas, 2.445 tanques (Panzer I, II, III y IV) y 7.378 cañones, sin obviar a la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe) que dispuso de 3.479 aviones entre 1.400 cazas (Messerschmitt Bf 109 y Messerschmitt Bf 110), 1.450 bombarderos (Heinkel He 111, Dornier Do 17 y Junkers Ju 88), 350 bombarderos en picado (Stukas), 267 transportes (Junkers Ju 52) y 12 hidroaviones (Heinkel He 59).

Italia también planeaba en secreto sumarse a la invasión de Francia una vez comenzada la campaña con el propósito de obtener el rédito necesario para sentarse en la mesa de negociaciones y de paso arrebatar a los franceses los territorios de Niza y Saboya que los italianos habían perdido en el siglo XIX. Benito Mussolini en calidad de Duce de Italia, fue el artífice de la idea para atacar a los galos desde la frontera con los Alpes una vez el Ejército Francés estuviera contra las cuerdas. Para tal fin reunió al Grupo de Ejércitos Oeste al mando del Príncipe Umberto de Saboya que se situó en la Cordillera de los Alpes Occidentales con un total de 33 divisiones (26 de infantería, 6 de montaña y 1 motorizada), tres agrupaciones alpinas, dos agrupaciones rápidas y un regimiento alpino independiente, todo ello dividido en 193 batallones (113 de infantería, 47 alpinos, 28 de Camisas Negras y 5 de Bersaglieri) con los siguientes efectivos: 312.500 hombres (12.500 oficiales y 300.000 soldados), 30 tanques, 2.949 piezas de artillería (19 pesadas, 1.008 medias y 1.922 ligeras), 4.271 ametralladoras, 3.151 morteros (664 de 81 milímetros y 2.487 de 45 milímetros) y 5.163 fusiles ametralladoras.

Aproximadamente el Eje desplegó a un total de 3.662.500 soldados (3.350.000 alemanes y 312.500 italianos), 2.475 tanques (2.445 alemanes y 30 italianos), 10.327 cañones (7.378 alemanes y 2.949 italianos) y 4.479 aviones (3.479 alemanes y 1.000 italianos).

Fuerzas del Eje:

+Grupo de Ejércitos A (General Gerd Von Rundest)
·IV Ejército Alemán (General Günter Von Kluge)
-II Cuerpo: 12ª División de Infantería, 32ª División de Infantería y 62ª División de Infantería.
-V Cuerpo: 211ª División de Infantería, 251ª División de Infantería y 263ª División de Infantería.
-VIII Cuerpo: 8ª División de Infantería, 28ª División de Infantería, 87ª División de Infantería y 267ª División de Infantería.
-XV Cuerpo: 5ª División Panzer y 7ª División Panzer «Fantasma».
·XII Ejército Alemán (General Wilhelm Von List)
-III Cuerpo: 3ª División de Infantería, 23ª División de Infantería y 52ª División de Infantería.
-VI Cuerpo: 16ª División de Infantería y 24ª División de Infantería.
-XVIII Cuerpo: 5ª División de Infantería, 21ª División de Infantería, 25ª División de Infantería y 1ª División de Montaña.
·XVI Ejército Alemán (General Ernst Busch)
-VII Cuerpo: 36ª División de Infantería y 68ª División de Infantería.
-XIII Cuerpo: 15ª División de Infantería, 17ª División de Infantería y 10ª División de Infantería.
-XXIII Cuerpo: 34ª División de Infantería, 58ª División de Infantería, 76ª División de Infantería y 26ª División de Infantería.
·Panzergruppe «Kleist» (General Ewald Von Kleist)
-XIV Cuerpo: 2ª División Motorizada, 13ª División Motorizada y 29ª División Motorizada.
-XIX Cuerpo: 1ª División Panzer, 2ª División Panzer y 10ª División Panzer.
-XLI Cuerpo: 6ª División Panzer y 8ª División Panzer.
·Reserva (General Georg Stumme)
-XIV Cuerpo: 6ª División de Infantería, 9ª División de Infantería, 4ª División de Infantería, 27ª División de Infantería, 71ª División de Infantería y 73ª División de Infantería.

+Grupo de Ejércitos B Alemán (Genral Fedor Von Bock)
·VI Ejército Alemán (General Walter Von Reichenau)
-XVI Cuerpo: 4ª División de Infantería, 33ª División de Infantería, 3ª División Panzer y 4ª División Panzer.
-IV Cuerpo: 15ª División de Infantería y 205ª División de Infantería.
-XI Cuerpo: 7ª División de Infantería, 211ª División de Infantería, 253ª División de Infantería y 31ª División de Infantería.
·XVIII Ejército Alemán (General George Von Klucher)
-X Cuerpo: Regimiento SS «Leibstandarte Adolf Hitler», 227ª División de Infantería y 1ª División de Caballería.
-XXVI Cuerpo: 256ª División de Infantería, 254ª División de Infantería y División SS de Granaderos «Der Führer».
-Reservas: 207ª División de Infantería, 208ª División de Infantería, 225ª División de Infantería, 526ª División de Infantería, 9ª División Panzer, 7ª División Aerotransportada «Fallschirmjäger» y 22ª División de Artillería Antiaérea.

+Grupo de Ejércitos C Alemán (General Ritter Von Leeb)
·I Ejército Alemán (General Friedrich Dollman)
-XII Cuerpo: 75ª División de Infantería, 93ª División de Infantería y 258ª División de Infantería.
-XIV Cuerpo: 252ª División de Infantería, 257ª División de Infantería, 262ª División de Infantería y 268ª División de Infantería.
-XXX Cuerpo: 79ª División de Infantería y 95ª División de Infantería.
-XXXVII Cuerpo: 215ª División de Infantería y 246ª División de Infantería.
-Reserva: 94ª División de Infantería y 98ª División de Infantería.
·VII Ejército Alemán ( General Erwin Von Witzleben )
-XXV Cuerpo: 555ª División de Infantería y 557ª División de Infantería.
-XXXIII Cuerpo: 554ª División de Infantería y 556ª División de Infantería.

+Grupo de Ejércitos Oeste Italiano (Príncipe Umberto de Saboya)
·I Ejército Italiano (General Pietro Pintor)
-II Cuerpo: 4ª División de Infantería «Livorno», 33ª División de Infantería «Acqui», 36ª División de Infantería «Forlì» y 4ª División Alpina «Cuneense».
-III Cuerpo: 3ª División de Infantería «Ravenna» y 6ª División de Infantería «Cuneo».
-XV Cuerpo: 5ª División de Infantería «Cosseria», 37ª División de Infantería «Módena» y 44ª División de Infantería «Cremona».
-Reserva: 7ª División de Infantería «Lupi di Toscana», 16ª División de Infantería «Pistoia», 22ª División de Infantería «Cacciatori delle Alpi», 5ª División Alpina «Pusteria», 1º Regimiento «Bersaglieri» y Regimiento de Caballería «Monferrato».
·IV Ejército Italiano (General Alfredo Gozzoni)
-I Cuerpo: 1ª División de Montaña «Superga», 24ª División de Infantería «Pinerolo» y 59ª División de Montaña «Cagliari».
-IV Cuerpo: 2ª División de Montaña «Sforzesca» y 26ª División de Montaña «Assietta».
-Cuerpo Alpino: 101ª División Motorizada «Trieste», 1ª División Alpina «Taurinense», Grupo Alpino «Levanna» y 3º Regimiento Alpino.
-Reserva: 11ª División de Infantería «Brennero», 58ª División de Infantería «Legano», 2ª División Alpina «Tridentina», 4º Regimiento «Bersaglieri» y Regimiento de Caballería «Nizza».

Alemania ataca Occidente

A las 4:00 horas del 10 de Mayo de 1940, comenzó la invasión de Europa Occidental cuando aviones de la Fuerza Aérea Alemana (Luftwaffe), aparecieron sobre Holanda y bombardearon la ciudad de La Haya que sufrió una gran cantidad de daños y viviendas destruidas. Instantes después de esta incursión mediante la cual Alemania declaró la guerra a los Países Bajos, un total de 250 aparatos trimotores del modelo Junkers Ju 52 que transportaban a bordo a la 7ª División Paracaidista al mando del general Kurt Student, soltaron de sus compuertas a cientos de hombres en paracaídas que aterrizaron alrededor de los canales y derrotaron a las escasas tropas holandesas tomando el Aeródromo de Waalhaven y los Puentes de Moerdijk y Dordrecht.

Avión de transporte alemán Junkers Ju 52 soltando paracaidistas sobre Holanda el 10 de Mayo de 1940.

Momentos después del bombardeo inicial en Holanda, 250 aviones de transporte Junkers Ju 52 soltaron paracaidistas de la 7ª División Aerotransportada al mando del general Kurt Student sobre los puentes de Moerdijk y Dordrecht, además del aeródromo de Waalhaven. Los enfrentamientos con la infantería holandesa fueron cruentos, pero al final los alemanes se hicieron con sus objetivos.

Simultáneamente a los primeros saltos sobre Holanda, doce hidroaviones Heinkel He 59 de Luftwaffe amerizaron sin ser vistos sobre el Río Maas y desembarcaron a 150 soldados que tomaron posiciones a las afueras de la ciudad de Rotterdam. La Marina Real Holandesa que descubrió la maniobra, remontó el curso fluvial con el destructor Van Galen y los dos cañoneros Flores y Johan Mauritius Van Nassau para interceptar a sus oponentes y causar estragos entre sus filas hasta que la Luftwaffe repentinamente les atacó desde el cielo y les obligó a retirarse hacia el mar. Gracias a aquella excelente cobertura aérea que otorgó a los alemanes el dominio total del aire, para el final de la jornada la 7ª División Paracaidista y la 22ª División de Infantería a bordo de planeadores DFS-230 habían depositado a 5.000 efectivos sobre los Países Bajos.

Luxemburgo fue invadido por el Ejército Alemán la mañana del 10 de Mayo de 1940 sin encontrar apenas resistencia. Salvo por un breve tiroteo en las calles de la capital que protagonizó el Cuerpo Voluntario Luxemburgués y una serie de militares franceses y británicos que estaban presentes como observadores en el Gran Ducado, la oposición fue mínima. Bastaron unas pocas horas para que Luxemburgo se rindiera y el país fuese conquistado sin haber sufrido los alemanes ninguna pérdida, a costa de encajar los Aliados un total de 13 muertos entre 7 luxemburgueses, 5 franceses y 1 británico.

Dibujo sobre el aterrizaje de paracaidistas alemanes en Holanda.

La noticia de la invasión de Holanda y las primeras acciones en torno a la frontera con Bélgica tomaron totalmente desprevenidos al Ejército Francés y al Ejército Británico, pues ninguna de estas dos fuerzas fueron molestadas por el momento, ni siquiera víctimas de los ataques aéreos que se concentraron exclusivamente en los contingentes holandeses y belgas. La razón de ello era que todo formaba parte de un plan premeditado porque la intención de los alemanes era atraer a los anglo-franceses hacia el norte, a ser posible entre el corazón de Bélgica y la frontera de los Países Bajos, para que una vez ahí, desencadenar la ofensiva principal sobre el Bosque de las Ardenas y el Sedán con la que se pretendía rodear a sus enemigos y embolsarles por el sur. Así fue como de manera increíble el «Plan Amarillo» del general Erich Von Manstein surtió efecto en las primeras 24 horas porque 41 divisiones del Ejército Francés y el Cuerpo Expedicionario Británico al completo se movilizaron en dirección norte para establecerse en una la línea que pasaba por Dyle, Amberes y Namur, tal y donde los alemanes habían previsto.

Fortaleza de Eben Emael

La Fortaleza de Eben-Emael era una de las fortificaciones más inexpugnables de Europa. Defendida por 1.200 soldados del Ejército Belga al mando del general Jean Jottrand, el conjunto arquitectónico se componía de un grueso recinto amurallado y galerías subterráneas de hormigón y acero protegidas por torretas de artillería giratoria, búnkers, casamatas, nidos de ametralladora, barreras anticarro y pozos de tirador.

A las 4:30 horas de la noche del 10 de Mayo de 1940, un grupo de 85 paracaidistas al mando del capitán Walter Koch y a bordo de 11 planeadores DFS-230 que eran arrastrados por otros 11 transportes Junkers Ju 52, saltaron sobre la Fortaleza de Eben Emael y aterrizaron silenciosa y magistralmente sobre sus murallas. Las baterías antiaéreas del Ejército Belga apenas tuvieron tiempo de actuar porque los paracaidistas abandonaron rápidamente sus aparatos y se desplegaron abriendo fuego contra los guardias que en seguida fueron silenciados y hechos prisioneros. Ni siquiera las torretas giratorias pudieron responder porque los alemanes las volaron con cargas huecas de explosivo, lo mismo que las piezas menores de artillería que ardieron tras ser neutralizadas con lanzallamas a través de los ventiladores.

De forma simultánea a los saltos de comandos sobre la Fortaleza de Eben Emael, la Luftwaffe protagonizó otros lanzamientos de distracción que impidieron enviar refuerzos a la fortificación. Los artífices de esta treta fueron tres grupos de 73 paracaidistas alemanes que abandonaron sus aviones y aterrizaron dentro del territorio belga, tomando los Puentes de Vroenhoven, Kannes y Veldwezelt, con los cuales se pudo abrir el paso a los primeras columnas de tanques Panzer que aguardaban en la frontera. Gracias a esta repentina maniobra, el Canal de Alberto que los Aliados habían previsto que tardaría en ser cruzado por el enemigo en algo más de cinco días, fue atravesado en tan sólo 24 horas.

Tropas del Ejército Belga en 1940.

Sobre las 5:00 horas de aquel 10 de Mayo de 1940, el Grupo de Ejércitos A cruzó definitivamente la frontera de Alemania con Bélgica. Precedida la ofensiva mediante una incursión de la Luftwaffe que destruyó 53 aviones belgas en tierra, durante los primeros kilómetros las tropas germanas avanzaron sin oposición. La punta de lanza del ataque en el norte la constituyó el VI Ejército Alemán que al cabo de unas horas fue detenido en la carretera hacia Amberes debido a que los belgas volaron su único puente, lo que obligó a los zapadores a llevar a cabo tareas de reparación. Al mismo tiempo en el sur, el Grupo Panzer «Panzergruppe Kleiss» con 200 tanques en cabeza arrolló las defensas del Ejército Francés y desarticuló con facilidad una división de caballería francesa que puso en retirada.

Mientras tanto en la Fortaleza de Eben-Emael, los combates continuaron en toda su intensidad en cuanto los paracaidistas alemanes aseguraron el exterior de la fortificación y obligaron a los supervivientes belgas a ocultarse en los sótanos y subterráneos, de donde también los invasores les desalojaron abriéndose paso a tiros. Incapaces de resistir por más tiempo en las galerías, los últimos belgas abandonaron el recinto para ser cazados a campo abierto por los bombarderos en picado Stukas y sufrir una enorme cantidad de bajas.

Finalmente al caer la noche del 10 al 11 de Mayo de 1940, un soldado belga se asomó desde los escombros de la Fortaleza de Eben-Emael y mostró la bandera blanca. Así fue como la fortificación se rindió a los paracaidistas alemanes que únicamente sufrieron 25 bajas entre 6 muertos y 19 heridos, a costa de 1.200 bajas belgas entre 60 muertos y 1.140 prisioneros.

Invasión de Holanda

El 11 de Mayo de 1940, solamente 24 horas después de la invasión de Holanda, el Grupo de Ejército B cruzó la frontera de los Países Bajos a través de Gennep, haciéndose las tropas de vanguardia con las ciudades de Brandenburgen y Vegel que cayeron con todos sus puentes intactos. Al mismo tiempo en que se producía la incursión terrestre, nuevos paracaidistas alemanes aterrizaron y se apoderaron del Aeródromo de Ockenburg no sin ciertas dificultades porque los mismos pilotos tuvieron que tomar parte en los combates para asegurar las instalaciones. Peor sin embargo salieron las cosas a los paracaidistas destinados a ocupar el Aeródromo de Ypenburg porque de los 13 transportes Junkers Ju 52 que intervinieron, 11 fueron derribados por las baterías antiaéreas del Ejército Holandés que hicieron fracasar estrepitosamente la operación.

Cañón de 37 milímetros alemán durante la invasión de los Países Bajos.

Más al sur del Grupo de Ejército B, los soldados del Grupo de Ejércitos A que marchaban a través de Bélgica, repararon el Puente de Maastrich volado por los belgas el día anterior y conquistaron la vecina ciudad de Tongres. Acto seguido las columnas de Panzer chocaron con la caballería francesa que de nuevo fue desarticulada con facilidad, lo que permitió a las tropas germanas que seguían a los tanques tomar las primeras líneas de trincheras que los franceses habían excavado en Bélgica y sortear todo su dispositivo hacia el suroeste.

A primeras horas del 12 de Mayo de 1940, los aviones de la Luftwaffe que operaban sobre Holanda bombardearon intensamente los Aeródromos de Begen, Schipol, Haastede, Koody, Sosterberg y Hilversun. Mientras tanto en el Aeródromo de Valkenburg se produjo un salto paracaidista que acabó en la toma de dicha instalación; lo mismo que en el Aeródromo de Katwijk Aan Zee después de que 120 tropas aerotransportadas aterrizaran y ocuparan la zona (aunque varios Junkers Ju 52 quedaron incrustados en la pista debido a que el suelo estaba demasiado blando). También a las columnas acorazadas las cosas les estaban saliendo muy bien porque los Panzer dejaron atrás varios canales de agua inundados por los holandeses tras la apertura de esclusas y además se hicieron con la línea defensiva en torno a Grebbe-Peel.

Paralelamente en Bélgica, el Grupo de Ejércitos A avanzó inesperadamente sobre la desprotegida ruta del Bosque de las Ardenas, donde casi sin encontrar oposición por parte del enemigo, las columnas Panzer ocuparon la ciudad de Bouillon el 13 de Mayo y cruzaron por primera vez la frontera con Francia a través del Sedán, tomando el estratégico enclave de Dinant. Una vez estas fuerzas del Ejército Alemán alcanzaron el Río Mosa, el Ejército Francés desde la orilla opuesta disparó con numerosas piezas de artillería que obligaron a los germanos a mantener escondida la cabeza. Fue entonces cuando se solicitó el apoyo aéreo de bombarderos en picado Stukas que desde el cielo destruyeron los cañones galos uno a uno, algo que facilitó al Regimiento de Infantería «Gross Deutschland» comenzar a navegar sobre el Río Mosa a bordo de botes de goma, lanchas neumáticas y fuerabordos blindados. Gracias a esta táctica, los soldados alemanes desembarcaron en la otra orilla e iniciaron un combate contra las tropas francesas que se prolongó varias horas, mientras los ingenieros tendían un puente flotante por el que comenzaron a circular los tanques. Conseguido esto último, los Panzer se enfrentaron en un breve duelo a tanques franceses que llegaron de refuerzo, los cuales fueron pulverizados por el fuego combinado de los blindados y los Stukas que se lanzaron en picado. Así fue como al concluir la jornada, el Ejército Alemán disfrutó de haber consolidado entre Hannut y Gembloux un importante nudo de comunicaciones en Bélgica con el que avanzar directamente hacia Francia.

Pintura sobre el bombardeo de Rotterdam efectuado por la Luftwaffe en los Países Bajos.

A las 13:30 horas del 14 de Mayo de 1940, un total de 92 bombarderos Heinkel He 111 de la Luftwaffe sobrevolaron la ciudad de Rotterdam dispuestos a conseguir la rendición de la ciudad. Tal y como se advirtió con anterioridad a la población, para evitar el bombardeo las viviendas debían llevar en los tejados una serie de banderines rojos bien visibles a ojos de los pilotos. Lamentablemente sólo 36 de los aviones las distinguieron y se marcharon; mientras que los otros 56 no divisaron nada y arrojaron su mortal carga de bombas. Lo que sucedió a continuación fue una verdadera matanza porque Rotterdam resultó completamente devastada con el derrumbe de cientos de edificios, el incendio de avenidas enteras y la destrucción de gran parte del casco urbano. Según el saldo final el ataque aéreo costó un total de 900 civiles muertos y dejó sin hogar a 78.000 personas.

Horrorizado el Gobierno de Ámsterdam por lo sucedido con el bombardeo de Rotterdam y temiéndose nuevas represalias de la Luftwaffe contra otras ciudades, aquel 14 de Mayo de 1940 la Reina Guillermina de Orange abandonó su patria y se exilió en Inglaterra; mientras el resto del Gabinete anunciaba la capitulación incondicional y ordenaba deponer las armas a todas las fuerzas del Ejército Holandés. Fue de este modo como al caer la noche, oficialmente los Países Bajos se rindieron al enemigo y pasaron a estar ocupados por el Tercer Reich.

Invasión de Bélgica

Nada más saberse acerca de la noticia de la rendición de Holanda el mismo 14 de Mayo de 1940, el Ejército Francés desencadenó una limitada contraofensiva en el corazón de Bélgica. El ataque que se llevó a cabo a las 17:00 horas de la tarde acabó en un desastre absoluto porque los galos fueron rechazados por los soldados alemanes y posteriormente rodeados por los Panzer, siendo completamente aniquiladas a la caída de la noche las 55ª y 71ª Divisiones de Infantería Francesas. De forma simultánea, la 60ª División de Infantería Francesa que acababa de desembarcar en los Países Bajos sobre el puerto de Walcherem para ayudar al Ejército Holandés, tuvo que dar media vuelta a toda prisa al descubrir que la nación había capitulado y por tanto emprender una caótica retirada que acabó con casi su total destrucción.

A la defensiva pasaron los Aliados el 15 de Mayo después de que el Cuerpo Expedicionario Británico se atrincherara entre Lovaina y Namur, lo mismo que el Ejército Francés entre Bresckens, el Río Escalda y el Wavre. Sin embargo la falta de tiempo para consolidar posiciones y la afluencia de tropas del Ejército Belga en retirada, dificultaron mantener el terreno porque al anochecer los británicos se vieron obligados a abandonar Namur y los franco-belgas la línea del Río Escalda que fue rápidamente superada por el Grupo de Ejércitos A, cuyas vanguardias rompieron en dos el frente y arrollaron a la 2ª División Blindada Francesa. Sería precisamente durante esta fase cuando destacó un general llamado Erwin Rommel, quién al mando de la 7ª División Panzer, chocó contra la 1ª División Blindada Francesa a las afueras de Philippeville, la cual fue duramente castigada y diezmada, haciéndose miles de prisioneros galos que se rindieron ante la incapacidad para resistir la embestida alemana.

Sorprendentemente y a pesar de la arremetida del Ejército Alemán, los Aliados todavía seguían pensado que se enfrentaban al «Plan Schlieffen» de la Primera Guerra Mundial y que por tanto la ofensiva enemiga vendría bien paralela a la costa del Mar del Norte, bien en torno al puerto de Amberes. Convencidos de ello, los franco-británicos desplegaron 50 divisiones en dicha zona, curiosamente donde sólo había estacionadas unas pocas divisiones alemanas como fuerza de distracción, mientras el grueso de la Wehrmacht seguía avanzando discretamente por el Bosque de las Ardenas e iba rodeando a sus oponentes por la espalda. Lamentablemente para los Aliados, en cuanto los observadores franceses descubrieron la maniobra y lo que realmente estaba sucediendo, era demasiado tarde para volver atrás. Fue entonces cuando en el Alto Mando Francés cundió el pánico y el desconcierto, viviéndose escenas dantescas porque los generales en lugar de buscar una solución, comenzaron a echarse la culpa mutuamente de lo que ocurría. Incluso el mismo Presidente de Francia, Paul Reynaud, cometió la torpeza tras una crisis nerviosa de comunicar a Londres: «¡Estamos derrotados, hemos sido vencidos!».

Avance del Ejército Alemán en Bélgica durante 1940.

Imparable el Ejército Alemán recorrió más de 90 kilómetros a través del Sedán el 17 de Mayo de 1940, avanzando en cabeza la 7ª División Panzer del general Erwin Rommel que hizo más de 10.000 prisioneros franceses que se rindieron sin combatir y 100 tanques que sus tripulaciones entregaron intactos. Curiosamente durante aquella jornada fue capturado el general Henry Giraud, comandante del VIII Ejército Francés, quién accidentalmente se encontró con una patrulla de motoristas alemanes mientras escapaba con un grupo de refugiados, los cuales en seguida le reconocieron y arrestaron.

Nuevamente la 7ª División Panzer del general Erwin Rommel se distinguió el 18 de Mayo con la conquista del bastión de Cambrai; así como otras columnas del Grupo de Ejércitos A que cruzaron el Canal de Sambre-Oise y se apoderaron de las ciudades de San Quintín y Peronne. Al día siguiente, el 19, las vanguardias alemanas alcanzaron el antiguo campo de Batalla del Somme de la Primera Guerra Mundial, haciéndose los soldados fotografías con el monumento a los caídos y publicándolo posteriormente en la prensa como un triunfo propagandístico.

La campaña en Europa Occidental se rigió por el respeto al adversario de forma habitual, aunque de manera aislada se cometieron algunos crímenes de guerra por parte de ambos bandos. Por ejemplo el Regimiento SS Panzer «Totenkopf» ejecutó a 100 prisioneros británicos del 2º Regimiento de Infantería «Royal Norfolk» en Le Paradis; mientras que otro destacamento de las Waffen-SS asesinó a 80 ingleses en la aldea de Wormhout. También soldados del Ejército Francés mataron a 20 pilotos alemanes que tras ser derribados habían saltado en paracaídas; e incluso el Ejército Belga ejecutó en Abbeville a 21 civiles de su propio bando acusados de derrotismo.

Sometida Francia a una grave crisis nacional, la noche del 19 de Mayo el Gabinete Francés designó al mariscal Philippe Pétain, héroe de la Batalla de Verdún durante la Primera Guerra Mundial, como Viceprimer Ministro; así como al general Maxime Weygand comandante en jefe del Ejército Francés. La situación por aquel entonces era de extrema gravedad porque los soldados franceses, desmoralizados ante los rodeos de los Panzer y las sirenas de los Stukas que causaban auténtico terror psicológico, se rendían en masa al enemigo sin apenas combatir. A este descontento se sumó el boicot de los miembros del Partido Comunista Francés, quienes colaborando con el invasor siguiendo órdenes desde la Internacional (Komintern) de Moscú según el Pacto Ribbentrop-Molotov, no dudaron en sabotear el esfuerzo bélico de su propio país y generar destrozos en algunas fábricas de armamento.

El 20 de Mayo de 1940, el Ejército Belga que sostenía una línea de trincheras entre las ciudades de Oudenaarde y Terneuzen, fue superado por los tanques Panzer y puesto en retirada. Mientras tanto, las vanguardias acorazadas del Grupo de Ejércitos A que progresaban por el sur, se hicieron con la importante ciudad de Amiens a las 19:00 horas de la tarde y continuaron su curso hacia el oeste. Una vez caída la noche, un batallón motorizado alemán alcanzó las orillas del Canal de la Mancha en el Mar del Norte, lo que finalmente cerró la maniobra en pinza prevista por el «Plan Amarillo» que dejó embolsados a los ejércitos aliados en una trampa mortal.

Stukas sobre Francia. Arte digital.

Fruto de la desesperación, el Cuerpo Expedicionario Británico desencadenó un contraataque el 21 de Mayo de 1940 con 74 tanques del modelo Matilda contra la 7ª División Panzer del general Erwin Rommel que se estacionaba en Cambrai. A pesar de que durante la fase inicial los ingleses establecieron contacto pulverizando nueve Panzer, pronto la situación cambió cuando carros franceses S-35 SOMUA confundieron a los Matilda con blindados alemanes y dispararon contra sus socios. Lo que a continuación se desarrolló fue un combate entre tanques británicos y franceses, error que aprovecharon los germanos para reorganizarse y arremeter contra sus enemigos hasta destruir los 74 blindados ingleses y un gran número de galos.

La mañana del 22 de Mayo de 1940 el Ejército Francés y el Cuerpo Expedicionario Británico iniciaron la retirada hacia los puertos de Calais, Boulogne y Dunkerque. A no mucha distancia, las tropas del Ejército Alemán que les pisaban los talones, cruzaron el Río Aa y limpiaron de enemigos varios tramos de la frontera franco-belga. Solamente la determinación del VII Ejército Francés que el 23 de Mayo lanzó un contraataque en Arras, consiguió frenar durante una jornada entera a los alemanes antes de que transcurridas 24 horas ocupasen dicha urbe y prosiguieran la marcha.

Impaciente Adolf Hitler por neutralizar Bélgica de una vez por todas, ordenó a los Stukas de la Luftwaffe arrasar mediante un cruento bombardeo las ciudades de Courtai y Menin que el día 24 fueron reducidas a escombros con un gran número de víctimas civiles. A la jornada siguiente, el 25 a las 7:00 horas de la mañana, las tropas del Ejército Alemán cruzaron el Canal de Mandel y establecieron cabezas de puente al otro lado. Aquella maniobra facilitó a los soldados de vanguardia entrar en el puerto de Boulogne, donde los destructores británicos HMS Wild San y HMS Venomus zarparon con los últimos rezagados de los muelles para evitar que cayeran prisioneros. Menos suerte tuvo el destructor HMS Venetia porque dos tanques Panzer IV al mando del jefe de carro Franz Steiner que acababan de irrumpir en el paseo marítimo iniciaron un curioso duelo a cañonazos contra el buque, el cual finalmente escapó tras serle destruida la Torreta B y morir varios marineros. Así fue como Boulogne cayó en manos alemanas, seguido 24 horas más tarde, el 27 de Mayo, por el puerto de Calais que se rindió a la 2ª División Panzer.

A las 4:00 horas del 28 de Mayo de 1940, el Rey Leopoldo III anunció la capitulación incondicional de Bélgica. Nada más conocerse este suceso, todo el país pasó a ser ocupado por el Tercer Reich, tal y como lo habían sido Holanda y Luxemburgo anteriormente, lo que dejó a Francia completamente sola ante la avalancha que se le venía encima.

Evacuación de Dunkerque

Bajo el nombre de «Operación Dynamo», el Primer Ministro Winston Churchill desde Gran Bretaña ordenó la evacuación total del Cuerpo Expedicionario Británico a sabiendas de que Francia había sido derrotada e iba a ser imposible revertir la situación. Aproximadamente se reunieron un total de 1.000 navíos (900 británicos, 50 holandeses y 50 franceses, belgas y noruegos) al mando del vicealmirante Bertram Ramsay entre los que se encontraban todo tipo de embarcaciones como cargueros, mercantes, transatlánticos y vapores, así como gabarras, transbordadores, remolcadores, veleros, pesqueros, botes de remo y ferrys traídos desde el mismo Río Támesis de Londres, e incluso naves privadas como barcos basura o de bomberos, yates y barcazas de la Compañía de Mudanzas «Pickot», que permanecerían escoltadas por las baterías de acorazados, cruceros, destructores y cañoneros de la Marina Real Británica. Mientras tanto desde tierra, las tropas del Cuerpo Expedicionario Británico y las 1ª y 2ª Divisiones de Fusileros Polacas distraerían todo lo posible al Ejército Alemán resistiendo en un triángulo de 50 kilómetros que iba desde Gravelinas hasta Nieuport, haciendo eje en torno a los enclaves de Veurn y Bergues que conformaban un excelente perímetro de seguridad al frente del general Ronald Adam conformado por trincheras y emplazamientos de cañones anticarro, además de contar con el apoyo aéreo de 16 escuadrones de la Fuerza Aérea Real Británica. Respecto al plan de fuga mediante el que se esperaba sacar un mínimo de 45.000 hombres (aunque posteriormente las cifras aumentarían) se escogieron dos vías marítimas: la Ruta Calais o Ruta X que partía del puerto de Dover hacia unos muelles artificiales en el Mar del Norte sujetos por 50 boyas de amarre; y la Ruta Y que salía de Dunkerque rumbo a las ciudades costeras de Woodwin y Kawinte Buoy en Inglaterra tras una larga travesía de 87 millas náuticas.

Dunkerque, punto de embarque principal del Cuerpo Expedicionario Británico, fue bombardeado intensamente desde el aire por 850 aviones (300 bombarderos y 550 cazas) de la Luftwaffe que arrasaron la ciudad y la redujeron a escombros, exactamente igual que las tres playas de Malo-les-Bains, Bray Dunnes y La Panne, en donde decenas de soldados británicos cayeron víctimas de las balas en vuelo rasante de los cazas. A pesar de que desde el mar se rescató durante aquella triste jornada a 25.492 soldados ingleses, aviones Heinkel He 111 hundieron al vapor británico Adén y posteriormente los Stukas echaron a pique al carguero francés Cote d’Azur que se sumergió cuando se hallaba repleto tropas galas que perecieron ahogadas.

Pintura sobre la evacuación de las playas de Dunkerque.

Al mismo tiempo en que se producía la «Operación Dynamo», tuvo lugar la Batalla de Lille dentro de la bolsa en el continente. La defensa de dicha ciudad y la orilla del Río de Lys por parte del I Ejército Francés que por aquel entonces desplegaba en la zona 40.000 soldados y 50 tanques al mando del general Jean Baptiste Molinié, tuvo la exclusiva motivación de retrasar a los alemanes en su avance por capturar Dunkerque. Así fue como no solamente los franceses rechazaron varias horas a un contingente del Ejército Alemán compuesto por 111.000 hombres y 800 blindados, sino que además lanzaron un inesperado contraataque que arrebató a los germanos el Puente de Moulin Rouge y los cañones anticarro que lo protegían. Sin embargo el éxito fue efímero porque las tropas alemanas, haciéndose valer de su superioridad numérica, recuperaron el terreno perdido y entraron en Lille combatiendo casa por casa contra una mezcla de defensores galos, norteafricanos y marroquís. Finalmente y tras recibir una notificación del general Kurt Wäger instando a la rendición a cambio de conservar todos la vida y ser tratados según las leyes de la Convención de Ginebra, el general Jean Baptiste Molinié rindió a sus hombres y entregó Lille (no sin antes desfilar los cautivos ante sus vencedores que les mostraron respeto montando una guardia de honor). Hasta ese momento las bajas habían sido de 2.400 para los alemanes entre 600 muertos y 1.800 heridos; y 3.000 muertos para los franceses, sin contar los más de 30.000 prisioneros, lo que implicó la destrucción de 8 divisiones (cinco francesas, dos norteafricanas y una marroquí).

Retrasado el avance de la Wehrmacht en Lille, del puerto de Dunkerque pudieron evacuarse a 47.310 soldados anglo-franceses. Lamentablemente para la Royal Navy, la jornada no fue precisamente positiva porque el submarino alemán U-62 hundió de un torpedo al destructor británico HMS Grafton cuando trasbordaba en la playa y posteriormente el U-30 echó a pique al otro destructor HMS Wakeful. No mucho tiempo después, a las 16:00 horas, aviones germanos provocaron el hundimiento de un tercer destructor, el HMS Grenade, además de arrasar los muelles de la ciudad, volar los diques del puerto e incendiar los bidones de combustible que dejaron negras columnas de humo oscureciendo el cielo.

El 30 de Mayo de 1940 tuvo lugar una tragedia naval en Dunkerque porque a pesar de ser evacuados 53.000 soldados, el destructor francés Bourrasque chocó con una mina submarina magnética y se hundió bajo las aguas llevándose la vida de 1.200 militares galos. Al día siguiente, el 31, un total de 68.000 hombres fueron sacados de los muelles, aunque durante el proceso bombarderos Dornier Do 17 y Heinkel He 111 de la Luftwaffe echaron a pique otros dos barcos de transporte británicos; al mismo tiempo en que los submarinos germanos U-23 y U-26 hundían de un torpedo al destructor francés Sirocco. Ni siquiera los cazas ingleses Spitfire y Hurricane fueron rivales para los cazas Messerschmitt Bf 109 que sobrevolaban la zona porque estos últimos derribaron a 28 de sus oponentes a costa de 17 propios. De hecho y a pesar de que el día 1 de Junio otros 68.000 soldados fueron rescatados de Dunkerque, la Luftwaffe siguió masacrando a los Aliados en el agua al hundir la alarmante cifra de cuatro destructores, entre estos el francés Le Foudroyant y los tres británicos HMS Keith, HMS Basilisk y HMS Havant.

Conquista de Dunkerque por la Wehrmacht.

Insostenible se hizo la situación en Dunkerque el 2 de Junio de 1940 cuando el Ejército Alemán tomó el puerto de Nieuport y bloqueó el único corredor abierto con las cabezas de evacuación, situándose los tanques Panzer a tan sólo unos pocos kilómetros de los muelles y las pasarelas acuáticas artificiales construidas sobre hileras de 25 camiones. Mientras tanto en la playa, la batalla se habían convertido en un infierno para los miles de soldados hacinados, quienes sometidos a los ataques aéreos de los Stukas y a las crisis nerviosas generadas por sus sirenas aulladoras conocidas como «Trompetas de Jericó», se lanzaban al agua y nadaban desesperados hacia los barcos sin hacer caso a las amenazas de las pistolas de los oficiales que infructuosamente intentaban poner orden. Tal fue la desesperación, que muchos dispararon contra sus propios compañeros para evitar que volcaran las barcas de remos al intentar abordarlas; al mismo tiempo en que otros se ahogaron al nadar sin éxito hacia los barcos. Incluso los suicidios aumentaron por docenas al no poder aguantar la presión psicológica. Afortunadamente y contra todo pronóstico para los sitiados, durante aquella jornada fueron rescatados 64.500 hombres sin apenas contabilizarse bajas significativas.

El 3 de Junio de 1940 los últimos 60.000 soldados del Cuerpo Expedicionario Británico fueron evacuados del puerto de Dunkerque. De hecho el destructor HMS Skikari se convirtió en el último navío en aproximarse a la playa y en recoger del agua a un puñado de tropas que agradecidas subieron a bordo, antes de zarpar hacia Gran Bretaña tras haber dejado en la costa a miles de rezagados que aterrorizados comenzaron a asumir que habían sido abandonados para caer en manos del enemigo.

París se convirtió en objetivo de la Luftwaffe el 3 de Junio de 1940 cuando varios aviones alemanes sobrevolaron la «Ciudad de las Luces» y arrojaron numerosas bombas que acabaron con la vida de 254 civiles entre los edificios destruidos y los escombros. Nada más saberse acerca de la noticia de la incursión aérea, el Gobierno Francés en pleno abandonó la capital para trasladar su sede a Tours, exactamente igual que hizo el Estado Mayor al ser transferido a Briare. Una vez evacuado todo el estamento político y militar de la metrópoli, el Presidente Paul Reynaud declaró el estatus en París de «ciudad abierta».

La mañana del 4 de Junio de 1940 las tropas del Ejército Alemán entraron triunfales en Dunkerque tras haber cosechado una asombrosa victoria militar sobre el Imperio Británico. El saldo fue de 40.000 soldados ingleses hechos prisioneros, así como un botín capturado de 100 tanques, 2.472 cañones, 63.879 camiones, 20.548 motos y 500.000 toneladas de suministros; además de haber resultado 235 embarcaciones hundidas de varios tipos y 177 aviones derribados (frente a sólo 132 aparatos abatidos de los alemanes). A pesar de todo, un total de 338.872 tropas británicas, francesas y belgas fueron evacuadas, una cifra muy por encima de la prevista, aunque un Winston Churchill abatido como consecuencia de la catástrofe afirmó: «Las guerras no se ganan con evacuaciones».

Invasión de Francia

Compleada la evacuación del Cuerpo Expedicionario Británico de Dunkerque, el Ejército Alemán puso sus miras hacia el resto de Francia quedando desplegado de la siguiente manera: una mitad del Grupo de Ejércitos A se concentraba a la izquierda de la «Línea Maginot» empujando hacia el Río Somme; y la otra mitad se agrupaba orientada a Normandía y la costa del Océano Atlántico. Ante esta inesperada posición estratégica que ni siquiera el propio Adolf Hitler había previsto, las rutas de avance se dividieron en dos vertientes paralelas: una bordearía el Canal de la Mancha y la otra cerraría la pinza alcanzado la frontera con Suiza.

El Estado Mayor del Ejército Francés en Briare tuvo que replantearse toda su estrategia defensiva ante la disolución del frente norte y la retirada del Cuerpo Expedicionario Británico de Dunkerque. A partir de entonces el plan consistiría simplemente en resistir el máximo tiempo posible para negociar un armisticio lo más favorable a los intereses de la nación, ya que nadie en Francia apostaba por la victoria ni tan siquiera por revertir la situación mínimamente. Por dicha razón se idearon construir en todos los caminos hacia París las denominadas «posiciones erizo» consistentes en una serie de emplazamientos ocultos en bosques y pueblos con las que se pretendía emboscar a las columnas alemanas mediante cañones anticarro camuflados. De forma simultánea, también se trasladaron nuevas unidades de refresco procedentes de las colonias de África y los Alpes (esto último un error porque Italia estaba a punto de entrar en la contienda y tenía la intención de atacar dicha zona), lo que incrementó las fuerzas galas en un total de 66 divisiones.

Tanque Somua S-35 francés siendo destruido por el cañón de un Panzer alemán en el Somme.

Inesperadamente el 5 de Junio de 1940, el Grupo de Ejército A reanudó la ofensiva contra Francia mediante un intenso bombardeo de artillería preliminar y ataques en picado de los aviones Stuka. Durante las primeras horas de la operación, el avance fue fructífero porque las tropas germanas se apoderaron de la ciudad de Ailette, aunque en el resto de sectores pronto fueron detenidas por las «posiciones erizo» como sucedió en la zona defendida por los III y VII Ejércitos Franceses. Igual de éxito tuvo el X Ejército Francés a la jornada siguiente, el 6 de Junio, porque los galos frenaron en seco a una columna entera de tanques Panzer que perdió algunos blindados frente a los aparentemente inexpugnables «erizos».

Hasta el 7 de Junio de 1940 el Ejército Alemán no descubrió el potencial de las «posiciones erizo» y por ello sus vanguardias optaron por ralentizar la marcha y destruir dichos emplazamientos uno a uno mediante bombardeos de artillería y aviación, a pesar de que con dicha táctica se retrasaría el avance sobre París. Mientras tanto los franceses, algo más confiados creyendo que las «posiciones erizo» habían detenido la «Blitzkrieg», desencadenaron una contraofensiva con cuatro divisiones (dos blindadas, una de caballería y una de infantería) a la altura del Río Somme que terminó en desastre porque el asalto fue desbaratado por los Panzer y los galos puestos en retirada bajo el acoso de las bombas de los Stukas.

A las 17:30 horas del 7 de Junio de 1940, la 7ª División Panzer del general Erwin Rommel irrumpió en Normandía asegurando el Aeropuerto de Ménerval, tomando la ciudad termal de Farges, limpiando de enemigos el Bosque de Bray y cortando la carretera entre Dieppe y París. A partir de este éxito la Wehrmacht modificó el nombre de la 7ª División Panzer por el de «División Fantasma» debido a que se había convertido en la unidad que más rápido había avanzado por Francia, apareciendo y desapareciendo a espaldas del enemigo y apoderándose de ciudades muy alejadas del grueso principal, todo ello gracias a la pericia de su comandante Rommel, quién durante la Segunda Guerra Mundial se convertiría en uno de los militares más brillantes de la Historia.

Soldados de la 4ª División SS de Policía «Polizei» se enfrentan a las «posiciones erizo» del Ejército Francés.

La «División Fantasma» prosiguió sobre Normandía el 8 de Junio atravesando el Río Andelle a la altura de Signy y haciéndose con la ciudad de Elbeuf. Algo más complicado fue cruzar el Río Sena porque tropas británicas rezagadas opusieron una enconada resistencia en la orilla opuesta hasta que al anochecer los alemanes emplazaron una serie de cañones Flak de 88 milímetros con los que barrieron a las tropas británicas y alcanzaron el otro lado de las aguas. Tan sólo dos días más tarde, el 10, la «División Fantasma» entró victoriosa en Ruán a primeras horas de la mañana, antes de continuar su avance con la toma de Barentin a las 7:30, de Yveot a las 9:30 y del pueblo de Dalles al mediodía. A la caída de la tarde uno de los tres tanques de vanguardia en los que viajaba Erwin Rommel explosionó como consecuencia de una «posición erizo» del Ejército Francés, lo que obligó al intrépido general a maniobrar personalmente con los dos Panzer restantes para rodear el emplazamiento, destruir al cañón galo responsable del impacto y despejar el camino hacia Saint-Valéry.

Gravísima se volvió la situación el 10 de Junio de 1940 cuando en el teatro de operaciones del norte el Ejército Alemán cruzó el Río Marne, sorteó el Bosque del Argonne, ocupó las ciudades de Reims y Soissons, e irrumpió en la provincia de Champaña. A sabiendas de este espectacular progreso, todo el Ejército Francés emprendió una retirada caótica y desordenada en la que cientos de miles soldados y más de 5 millones de refugiados civiles que huían de las zonas ocupadas colapsaron las carreteras. Tanto ricos como pobres se echaron a los caminos temiendo las represalias y llevando consigo carromatos estirados por mulas y asnos, coches de lujo cargados de colchones o bien simples maletas. Al pavor generalizado y los ataques aéreos de la Luftwaffe sobre las columnas en repliegue, se sumaron los motines y saqueos por parte de los soldados franceses que cometieron robos masivos y algunas violaciones contra sus propias mujeres, lo mismo que las tropas coloniales africanas que se rebelaron contra sus oficiales y desertaron para sembrar el terror en las zonas rurales.

Intervención de Italia

La Italia Fascista que hasta entonces había permanecido neutral en la Segunda Guerra Mundial, decidió sumarse a la aventura del lado de Alemania tras una profunda reflexión de Benito Mussolini que expresó: «Necesito al menos mil muertos para sentarme en la mesa de los vencedores». Así fue como el lunes 10 de Junio de 1940, el Ministro de Asuntos Exteriores, Galeazzo Ciano, convocó en el Palacio Chigi de Roma al embajador británico, Sir Percy Loraine, además de al embajador francés, François Poncet, a quienes en un ambiente cordial de apretones de manos, les comunicó su intención de romper las hostilidades ese mismo día al atardecer.

Al grito de «¡Duce, Duce…! por masas de manifestantes bajo las balconadas del Palacio de la Plaza Venecia de Roma, el 10 de Junio de 1940 a las 18:00 horas de la tarde, Benito Mussolini pronunció elocuentemente: «Combatientes de tierra, de mar y del aire. Camisas Negras de la Revolución y de las Legiones, hombres y mujeres de Italia, del Imperio y del Reino de Albania. ¡Escuchen! Una hora señalada del destino se bate sobre el cielo de nuestra patria. Es la hora de las decisiones irrevocables. La declaración de guerra ya ha sido confirmada a los embajadores de Gran Bretaña y de Francia». Nada más escuchar aquello, miles de escuadras fascistas y simpatizantes lanzaron una sonora ovación celebrando que oficialmente Italia se hallaba en guerra contra los Imperios Británico y Francés.

A la jornada siguiente de la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial, el 11 de Junio de 1940, tropas del Ejército Italiano lanzaron una serie de incursiones contra la Cordillera de los Alpes que no pasaron de ser simples escaramuzas sobre la demarcación fronteriza del Paso de la Maddalena. Precisamente en los Departamentos de la Riviera y los Alpes Marítimos el Ejército Francés sólo desplegaba a 83.000 hombres repartidos en 65 agrupaciones de artillería y 46 batallones de infantería o tiradores «tiralleurs», ya que la mayor parte de las divisiones se hallaban concentradas en las inmediaciones de París.

Soldados italianos tomando posiciones en los Alpes en Junio de 1940.

Winston Churchill, en calidad de Primer Ministro del Reino Unido, viajó a la ciudad de Tours en Francia a bordo de un avión del modelo Flamingo escoltado por once cazas Hurricane. Una vez allí asistió a la convocatoria de un gabinete de crisis conformado por el Presidente Paul Reynaud, el mariscal Philippe Pétain y los generales Maxime Weygand y Charles De Gaulle. Mientras éste último junto con Churchill propusieron resistir hasta el final, los otros optaron por negociar la paz y poner fin al sufrimiento del país. Concluida la reunión, Churchill regresó a Inglaterra con las manos vacías y sabiendo que la alianza entre Francia y Gran Bretaña acababa de romperse.

Solamente 48 horas después de la declaración de guerra de Italia al Reino Unido, el 12 de Junio, la Fuerza Aérea Real Británica decidió efectuar la primera represalia contra el territorio metropolitano cuando un grupo de bombarderos Whiteley apareció sobre la Península Italiana. El objetivo fueron las ciudades de Génova y Turín sobre las que arrojaron 36 bombas de 50 toneladas con la intención de provocar daños en las industrias de la Compañía Fiat. No obstante y contra lo esperado, ninguno de los artefactos alcanzó sus blancos porque en Turín todas las bombas explosionaron en los barros obreros matando a 14 civiles; mientras que en Génova no se produjeron desperfectos ni víctimas. Curiosamente algo más de suerte tuvo la aviación francesa porque en las incursiones sobre las ciudades de Palermo y Trapani en Sicilia, perdieron la vida 45 ciudadanos.

Caída de París

El 12 de Junio de 1940 la «División Fantasma» del general Erwin Rommel continuó con su imparable avance a través de Normandía tomando el importante enclave de Saint-Valéry que se rindió con miles de prisioneros franceses, ingleses y escoceses (curiosamente estos últimos se identificaron como anti-ingleses debido a las tensiones nacionalistas entre Escocia e Inglaterra). Acto seguido y tan sólo unas horas después al caer la tarde, las vanguardias de la 7ª División Panzer entraron en el puerto de Fécamp, donde increíblemente los alemanes fueron recibidos gustosamente por la población local, la cual celebró por la noche un concierto en su honor que tuvo lugar en el paseo marítimo ante miles de espectadores.

Más hacia el este, el Ejército Alemán que progresaba sobre Champaña el 13 de Junio, cruzó el Río Sena, ocupó la ciudad de Evreux y puso en retirada tanto al VII Ejército Francés como a la 1ª División de Infantería Checoslovaca. Simultáneamente el Grupo de Ejército C que había permanecido a la espera en la «Línea Maginot», decidió moverse de sus posiciones estáticas a sabiendas del derrumbe general del Ejército Francés y por eso mismo, contra todo pronóstico, las tropas alemanas arremetieron contra unas fortificaciones que prácticamente desguarnecidas, fueron superadas con total facilidad. Sorprendentemente y apenas sin sufrir bajas gracias a las tácticas de la «Blitzkrieg», la «Línea Maginot» fue rebasada en todos sus puntos, incluyendo la supuestamente inexpugnable Fortaleza de Langres que se rindió sin combatir. A partir de entonces la campaña sobre Alsacia y Lorena se convirtió en una operación muy sencilla porque el Grupo de Ejércitos C con la 1ª División Panzer al mando del general Erwin Von Witzleben en vanguardia, se apoderó de las dos provincias tras conquistar las importantes ciudades de Estrasburgo, Karlsruhe, Saarbrücken, etcétera.

Tanques Panzer invadiendo una ciudad francesa arrasada de Francia.

Temiendo el Gobierno Francés que el avance del Ejército Alemán amenazase su sede ubicada en Tours, todo el gabinete fue trasladado a la más lejana Burdeos. Sería precisamente en esta ciudad donde el Presidente Paul Reynaud dimitió de su cargo para ceder la responsabilidad de la situación al mariscal Philippe Pétain, quién desde ese mismo instante comenzó a entablar los primeros contactos con Berlín para conseguir un armisticio lo más favorable posible a los intereses de Francia.

Oficialmente el 14 de Junio de 1940, las últimas divisiones del Ejército Francés abandonaron la «Ciudad de las Luces» y marcharon desordenamente hacia el sur tras catalogar a la capital con el título de «metrópoli abierta». Transcurridas un par de horas desde la evacuación, las tropas del Ejército Alemán entraron triunfales en París claveteando sus botas sobre los adoquines de las calles bajo la atenta mirada de la población civil. Con este tremendo golpe al orgullo galo, Francia sufrió una de las humillaciones más dolorosas de su Historia.

Negociaciones

Bajo el nombre de «Orden 1.061», el 15 de Junio de 1940 el Ejército Italiano comenzó a gestar una gran ofensiva contra los Alpes que fue precedida por una serie de tanteos previos en la frontera mediante escaramuzas y un breve ataque contra soldados franceses atrincherados en el Alto Guil. Mientras tanto en Burdeos, el Gobierno Francés que temía quedar copado entre alemanes e italianos, trasladó nuevamente la capital a una posición más central del país ubicada en la ciudad balneario de Vichy, donde el día 16, el mariscal Philippe Pétain fue nombrado Presidente de Francia.

Muchos de los soldados del Cuerpo Expedicionario Británico que habían roto el cerco de la bolsa de Dunkerque y que durante semanas habían estado deambulando por Francia intentando escapar del Ejército Alemán, comenzaron a partir del 17 de Junio a ser evacuados por la Marina Real Británica y la Marina Francesa de los puertos de Brest y Cherburgo en una misión bautizada como «Operación Ariel». Lamentablemente durante el proceso de embarque, el transatlántico británico RMS Lancastria fue alcanzado por bombas de aviones Dornier Do 17 que lo hundieron de inmediato causando la muerte a casi 6.000 pasajeros, lo que supuso una de las tragedias navales más grandes de la Historia.

El Tercer Reich y Francia entablaron los primeros contactos el 17 de Junio de 1940 a través del Generalísimo Francisco Franco como mediador desde la neutral España, y también del Papa Pío XII en representación del Vaticano. De tal cosa se encargó a través de un canal abierto con Madrid el diplomático Félix Lequerica, miembro del movimiento fascista Falange Española, por la cual Pétain y otros representantes del Gobierno Francés sentían cierta simpatía ideológica. No obstante y negándose a aceptar la derrota frente a Alemania, unos pocos franceses liderados por el general Charles De Gaulle abandonaron su patria y emprendieron el exilio hacia Inglaterra bajo un proyecto al que más tarde denominarían Francia Libre.

Soldados del Ejército Francés y tropas coloniales de Marruecos en las últimas fases de la campaña de Francia en 1940.

Bretaña fue el siguiente objetivo de la «División Fantasma» del general Erwin Rommel cuando el 18 de Junio de 1940 ocupó la ciudad de Renner y puso bajo asedio el puerto de Cherburgo. Sería precisamente a esta guarnición a la que las 15:15 se envió una mensaje instando a la capitulación, algo a lo que los sitiados se negaron por el momento. Rechazada la oferta, la artillería alemana y los Stukas bombardearon las instalaciones portuarias provocando serios daños, aunque dando tiempo a los Aliados a evacuar a través del Océano Atlántico a un total de 32.584 soldados británicos, franceses, canadienses y polacos. A pesar del éxito en el salvamento, las minas submarinas hundieron a tres buques franceses que se cobraron numerosas víctimas, concretamente la corbeta Amiens, el carguero Maurice Eugene y el remolcador Provençal. Una vez completadas las tareas de evacuación, a las 17:00 horas la «División Fantasma» entró en el puerto y conquistó Cherburgo, finalizando su campaña en el Frente Occidental que hasta la fecha le había costado un saldo de 2.624 bajas entre 682 muertos, 1.646 heridos y 296 desaparecidos.

Al producirse el cruce del Río Loira el 19 de Junio de 1940, el Ejército Alemán irrumpió en la Francia Central conquistando durante aquella misma jornada los vitales enclaves de Rochefort, Saunmur y Tours. Mientras tanto en la ciudad de Munich, los líderes Adolf Hitler y Benito Mussolini mantuvieron una reunión mediante la cual el primero prometió al segundo no firmar un armisticio con Francia hasta que ninguno de los dos hubiese concluido las operaciones previstas para sus respectivos ejércitos.

Batalla de los Alpes

Al amanecer del 20 de Junio de 1940, el Ejército Italiano comenzó al gran ofensiva sobre los Alpes mediante un intenso bombardeo preliminar de la artillería contra las montañas y una incursión de 285 aviones de los modelos Fiat BR-20 y Sparviero S-79 sobre los fuertes y aeródromos enemigos. Acto seguido y bajo unas durísimas condiciones ambientales de frío, lluvia y nieve sobre altas cumbres, las tropas italianas avanzaron a un paso más lento de lo previsto. Los principales combates tuvieron lugar entre Germanasca y Pellice, en donde los soldados italianos sufrieron numerosas bajas a manos de los tiradores franceses «tiralleurs», aunque la llegada de tropas de montaña «alpini» expertas en este tipo de orografía, facilitaron a los atacantes romper las defensas francesas y ocupar el pueblo de Abriès. Simultáneamente unidades de Camisas Negras acompañadas por tropas de los «alpini» se apoderaron de Bessans, Lanslebourg y Thermignon, además de adentrarse en el Valle de Are y conquistar la cima helada del Glaciar de Rocciamelone. Sin embargo el mayor progreso lo protagonizaron la 101ª División Motorizada «Trieste», junto a las 1ª y 2ª Divisiones Alpinas «Taurinese» y «Tridentina», que abrieron brecha al Ejército Francés a la altura del Valle de Isère, tomaron la Fortaleza de Bourg Saint Maurice y se hicieron con el control de la localidad del Pequeño San Bernardo; así como la 1ª División de Montaña «Superga» que neutralizó Belle Plinier y escaló el Monte Rond.

Tropas italianas ocupan un fuerte del Ejército Francés en los Alpes.

Al mismo tiempo en que se producía la Batalla de los Alpes, los días 20 y 21 de Junio de 1940, el Ejército Alemán inició una ofensiva de gran calado en la región de los Vosgos que dejó embolsado a un alto porcentaje del Ejército Francés. Bastaron solamente 48 horas para que un total de 400.000 soldados franceses se rindiesen, lo que dejó la región de los Vosgos bajo el dominio absoluto alemán y abrió el centro-este del territorio francés a la Wehrmacht sin apenas divisiones galas con las que poder hacer frente a sus oponentes.

El 22 de Junio de 1940 prosiguió la ofensiva del Ejército Italiano cuando la 4ª División Alpina «Cuneense» se apoderó del Valle de Ubaye, la 33ª División de Infantería «Acqui» del pueblo de Larche y la 36ª División de Infantería «Forlí» del Puerto de Magdalena. A la jornada siguiente, el 26 de Junio, la 5ª División Alpina «Pusteria» avanzó más de 4 kilómetros y escaló los 2.500 metros de altitud del Monte Tinea, la 4ª División de Infantería «Livorno» tomó la localidad de Isola y el Valle de Tinea, la 5ª División de Infantería «Cosseria» ocupó el puerto de Mentón, la 37ª División de Infantería «Módena» consolidó posiciones en la Riviera y la 3ª División de Infantería «Ravenna» atravesó el Valle de la Roja, hizo cumbre en el Alto Vesubie y conquistó los pueblos de Roquebilliè y Fontan. Incluso la Fortaleza de Traversette, uno de los objetivos considerados inexpugnables por el Ejército Italiano, fue sometida a costa de muchas bajas tras un avance de más de 5 millas en territorio enemigo.

Armisticios de Compiègne y Villa Incisa

Incapaz de resistir por más tiempo, Francia tuvo que acelerar los contactos con Berlín y Roma para alcanzar la paz de una vez por todas. De tal cosa se encargó el Estado Mayor Francés tras reunirse con el mariscal Wilhelm Keitel en París y obtener las actas de rendición que el general Philippe Pétain aceptó incondicionalmente primero en el Armisticio de Compiégne con Alemania y luego en el Armisticio de Villa Incisa con Italia.

El Armisticio de Compiégne celebrado el 24 de Junio de 1940 se desarrolló en el mismo lugar y vagón que en el anterior Amisticio de Compiégne de 1918, donde Alemania había capitulado ante Francia al final de la Primera Guerra Mundial. Los asistentes a la reunión por parte alemana fueron Adolf Hitler, Hermann Goering como jefe de la Luftwaffe, el Ministro de Asuntos Exteriores Joachim Von Ribbentrop, el almirante Erich Raeder, los generales Wilhelm Keitel y Walther Von Brauchtisch, y el traductor Paul Otto-Schmidt; y por parte francesa los generales Charles Huntzinger, Jean Marie Joseph Bergeret y George Parisot, el vicealmirante Maurice Le Luc y el diplomático León Noel. Los representantes franceses aceptaron los términos y firmaron la rendición incondicional sin cuestionar ninguno de los puntos, antes de disolverse el acto y destruir los alemanes el vagón al que consideraban un símbolo de humillación para su patria. Curiosamente y antes de marcharse, Hitler se aproximó hacia una estatua de la Gran Guerra que decía: «Aquí, el 11 de Noviembre de 1918, sucumbió el criminal orgullo del Imperio Alemán, derrotado por los pueblos libres que él había tratado de esclavizar». Sonriente tras leer aquellas palabras entendió que las tornas habían cambiado.

Prisioneros del Ejército Belga marchan al cautiverio en Alemania.

El Armisticio de Villa Incisa entre Francia e Italia se celebró a las 0:35 horas del 25 de Junio de 1940, solamente un día después del Armisticio de Compiègne. A la breve reunión acudieron el mariscal italiano Pietro Badoglio y el general francés Charles Huntziger en un ambiente muy formal que concluyó con un tratado de paz entre ambos países. Curiosamente tanto el vencedor como el vencido se solidarizaron el uno al otro cuando Huntziger comentó: «Permítame darle las gracias por el alto estilo con que ha dirigido las negociaciones y asegurarle que en nuestros ambientes militares goza de inmensa estima»; algo a lo que Badoglio contestó: «Gracias, sus votos son los míos. Francia es una gran nación con una historia gloriosa y estoy seguro de que no lo será menos en el porvenir».

Todavía en algunas zonas de Alsacia y Lorena el Ejército Francés continuó luchando contra el Ejército Alemán sobre ciertos sectores de la «Línea Maginot» que no habían recibido la noticia del Armisticio de Compiégne. Básicamente se trató de los complejos fortificados de Colmar y Mühlhausen que rechazaron los asaltos de los alemanes hasta que el mariscal Philippe Pétain se trasladó a la zona para comunicarles que se había proclamado la paz y finalmente conseguir su rendición. Con este último acto que tuvo lugar el 30 de Junio de 1940, la invasión de Europa Occidental se dio por concluida.

Conclusión

Terminada la «Campaña del Oeste», las tropas del Ejército Alemán desfilaron triunfales por París sobre los Campos Elíseos y el Arco de Triunfo bajo la atenta mirada del pueblo francés que acababa de recibir su castigo y venganza por lo sucedido en la Primera Guerra Mundial. La humillación para los Aliados fue total porque en tan sólo seis semanas el Tercer Reich se había bastado para conquistar Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, además de dejar en una situación verdaderamente crítica al Reino Unido.

Los Aliados sufrieron 2.911.000 bajas (2.120.000 franceses, 304.716 holandeses, 207.000 belgas 68.111 británicos, 5.900 polacos y 7 luxemburgueses) entre 144.137 muertos (120.000 franceses, 11.014 británicos, 7.000 belgas, 4.716 holandeses, 1.400 polacos y 7 luxemburgueses), 215.863 heridos y 2.551.000 prisioneros (2.000.000 de franceses, 300.000 holandeses, 200.000 belgas, 50.000 británicos y 405 luxemburgueses). Respecto al material perdido fueron destruidos 2.300 tanques (2.000 franceses y 300 británicos), 2.472 cañones y 90.000 vehículos, además de ser derribados 951 aviones (500 franceses y 451 británicos) y hundidos 300 navíos de diversos tipos (entre estos 9 destructores).

El Eje sufrió 160.381 bajas (157.134 alemanes y 3.889 italianos) entre 27.716 muertos (27.074 alemanes y 642 italianos), 113.665 heridos (111.034 alemanes y 2.631 italianos) y 19.000 desparecidos (18.384 alemanes y 616 italianos); además de encajar la pérdida de 795 tanques destruidos y 700 aviones derribados.

El VI Ejército alemán entre triunfal en París. Junio de 1940.

Según los Armisticios de Compiègne y Villa Incisa, toda Francia pasó a estar ocupada por el Eje (aproximadamente cuatro años de Junio de 1940 a Agosto de 1944 cuando fue liberada por Estados Unidos) y a quedar dividida en dos mitades: la Zona Ocupada y la Zona Libre. La Zona Ocupada comprendió el área bajo la responsabilidad del Ejército Alemán que incluía París, el norte de la frontera franco-belga y la línea costera desde el Paso de Calais hasta el Golfo de Vizcaya, sin contar Alsacia y Lorena que fueron anexionadas al Tercer Reich; y el área bajo dominio del Ejército Italiano que incluyó la Riviera y los Alpes Marítimos, además de Niza, Saboya y Córcega que fueron anexionadas por Italia. La Zona Libre constituyó una basta región entre Lyon, Grenoble, Marsella y los Pirineos, más las colonias del África Occidental Francesa, Siria, Indochina, Madagascar, Djibuti y Guayana entre otras, en donde fue proclamada la Francia de Vichy que encabezó el Mariscal Philippe Pétain bajo un gobierno fascista independiente que se alineó a las potencias del Eje.

La «Campaña del Oeste» en 1940, también conocida como «Batalla de Francia», fue una de las mayores derrotas sufridas por los Aliados en la Segunda Guerra Mundial, así como el mayor revés militar del Imperio Francés y también del Imperio Británico (en este caso solamente superado por la Batalla de Singapur contra Japón en 1942). Fue así como gracias a la «Guerra Relámpago» o «Blitzkrieg», Alemania derrotó a millones de hombres y ocupó un tercio de Europa, lo que sin duda convirtió a esta gesta en una las más brillantes hazañas de la Historia Militar.

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-http://en.wikipedia.org/wiki/Italian_invasion_of_France